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México

Los proyectos turísticos originan varios conflictos

Fuentes: IPS

Un campo de golf, hoteles, lujosas residencias, caballerizas y un puerto privado serán vecinos de una reserva de alta biodiversidad en el occidental estado mexicano de Jalisco. Con autorización oficial, los promotores empezaron a trabajar, pero opositores prometen frenarlos. Tras recibir la autorización del gobierno para construir en la frágil zona, a fines de 2006, […]

Un campo de golf, hoteles, lujosas residencias, caballerizas y un puerto privado serán vecinos de una reserva de alta biodiversidad en el occidental estado mexicano de Jalisco. Con autorización oficial, los promotores empezaron a trabajar, pero opositores prometen frenarlos.

Tras recibir la autorización del gobierno para construir en la frágil zona, a fines de 2006, justo cuando terminaba el gobierno del presidente Vicente Fox y comenzaba el de Felipe Calderón, los empresarios aceleraron sus proyectos. Mientras, los opositores afilan armas jurídicas y hasta denuncias internacionales.

«Estos planes, aprobados en un acto de corrupción, aún pueden pararse», dijo a Tierramérica Alberto Székely, portavoz y abogado del no gubernamental Consejo para la Defensa de la Costa del Pacífico, que desde hace más de 10 años busca evitar que se aprueben proyectos no sustentables cerca de la zona protegida.

Según Székely, se pondrán en marcha impugnaciones contra los proyectos en el país, así como una denuncia ante la Comisión Ambiental de América del Norte, integrada por Canadá, Estados Unidos y México.

La oficial Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental autorizó los proyectos Tambora y Marina Careyes, en los linderos de la reserva de la biosfera Chamela-Cuixamala, en contra de opiniones de científicos y otros expertos, entre ellos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conap).

Al menos cinco proyectos similares fueron rechazados en esa misma zona durante los años 90. Entre los empresarios que desarrollan los proyectos recién aprobados está Roberto Hernández, ex banquero y amigo cercano de Fox.

«En las aprobaciones hay innumerables irregularidades que no pueden tolerarse», sostuvo Székely.

La reserva Chamela-Cuixamala es una selva tropical seca de 131,3 millones de metros cuadrados, donde abunda flora y fauna, en varios casos endémica. En sus alrededores hay otras zonas protegidas, entre ellas lugares donde desovan tortugas marinas.

Según indican los documentos de aprobación, que son amplios e incluyen múltiples consideraciones técnicas y jurídicas, Tambora, que propuso el grupo empresarial Operadora Chamela, ocupará 6,8 millones de metros cuadrados de selva tropical seca, colindante con la reserva.

Para construir dos millones de metros cuadrados en los que habrá un campo de golf, un hotel de 100 habitaciones, zonas residenciales, clubes de playa y estacionamientos, entre otros, se deforestarán 1,7 millones de metros cuadrados de selva casi virgen.

Marina Careyes, propuesto por el grupo Imagen y Espectáculos de Lujo, al que pertenece el empresario Roberto Hernández, será edificado sobre 2,5 millones de metros cuadrados, 1,5 millones de los cuales quedarán como área natural. En el resto se levantará un puerto privado, habrá lagunas y 1.025 cuartos de hotel.

Las autorizaciones oficiales entregadas a los proyectos tienen carácter de «condicionadas», lo que obliga a los empresarios a ajustar sus planes originales, presentar cronogramas detallados de manejo ambiental y firmar convenios con autoridades, entre otros requisitos. En todos esos puntos trabajan ya de forma plena, según conoció Tierramérica.

Alberto Elton, director de la Conap para la región de Occidente, donde se encuentra la reserva, confirmó que ya ha tenido acercamientos con los empresarios: «Los responsables de Tambora nos dijeron: ‘Ya tenemos el proyecto y no queremos generar más bronca. Sentémonos y apóyenme para ver qué le podríamos modificar y firmar un acuerdo».

«De los males (la aprobación del proyecto) ahora hay que buscar el menor (daño a la reserva)», agregó.

En su evaluación sobre el programa de manejo ambiental de Tambora presentado a las autoridades, la Conap hizo 29 críticas, entre ellas que el proyecto arriesgará «la continuidad de los frágiles ecosistemas locales».

Según Elton, el proyecto Tambora impactará inevitablemente en la reserva de la biosfera, que está reconocida como tal por las Naciones Unidas.

Sobre Marina Careyes, el funcionario prefirió no opinar, pues la Conap no fue consultada sobre ese proyecto.

Las leyes permiten a la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental solicitar evaluaciones de otras instituciones oficiales o privadas antes de aprobar o rechazar proyectos, así como recibir observaciones de grupos sociales, pero no tiene la obligación de aceptar o compartir sus juicios.

El proyecto Tambora y su plan de manejo ambiental fueron criticados también por entidades oficiales como la Dirección General de Vida Silvestre y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.

Lo mismo hizo el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que tiene un centro de investigación en la zona de la reserva.

«Evaluaremos nuevamente los permisos y daremos nuestro punto de vista, pero hasta donde habíamos estudiado el tema mantenemos la idea de que los dos proyectos no merecían aprobarse», señaló a Tierramérica Tila Pérez, directora del Instituto de Biología de la UNAM.

Tras las críticas recibidas, los empresarios hicieron ajustes en los últimos meses de 2006, que sin embargo no modificaron la esencia de sus primeras propuestas, según los opositores. Con eso y ya sin pedir nuevas opiniones, la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental los aprobó.

El Consejo para la Defensa de la Costa del Pacífico entregó a Tierramérica la documentación con la que argumentó ante las autoridades su rechazo a los proyectos. Son decenas de páginas en las que reconocidos biólogos rebaten empíricamente los planes empresariales.

La Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental reconoce haber recibido, estudiado y considerado tales documentos. Lo mismo dicen los empresarios. Pero los opositores no encuentran cambios significativos en los proyectos y ofrecen dar batalla hasta frustrarlos.

* El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 13 de enero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.