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Israel debe admitir su responsabilidad histórica con el pueblo palestino y reconocer los derechos de los refugiados

Los refugiados son la clave

Fuentes: Baltimore Chronicle

Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Nadia Hasan y revisado por Caty R.

La administración Bush insiste en que el reconocimiento de la existencia de Israel por parte del gobierno palestino liderado por Hamás puede promover un liderazgo palestino moderado que permita un proceso político pacífico para ambas partes, pero ¿Qué pasa con el liderazgo y moderación israelíes?

Durante los últimos cinco meses, los residentes palestinos de la Franja de Gaza han estado expuestos a una incesante campaña militar israelí que ha dejado más de 500 palestinos muertos. Mientras que la provocación de los ataques de cohetes palestinos desde Gaza a pueblos israelíes se menciona constantemente en los medios de comunicación estadounidenses, se pone menos énfasis en el hecho de que la mayoría de los residentes de Gaza son refugiados dentro, en lo que ahora es Israel. A estos refugiados, igual que a sus hermanos en otras partes de la región, se les han negado sus derechos humanos básicos por razones étnicas, proceso que comenzó con los desplazamientos hace casi 60 años. Si los funcionarios estadounidenses realmente quieren avanzar en el proceso de paz, deberían aplicar la misma presión sobre Israel para que reconozca los derechos del pueblo palestino, empezando por los refugiados.

Los refugiados palestinos simbolizan el largo conflicto entre israelíes y palestinos. El problema de los refugiados tiene sus raíces en la guerra árabe israelí de 1948, que terminó con el desplazamiento masivo de más de 750.000 árabes palestinos (aproximadamente la mitad de la población árabe). De acuerdo con los registros históricos de la guerra, incluidos algunos de nuevos historiadores israelíes, las fuerzas judías sionistas precipitaron la huida de los árabes palestinos como parte de una campaña de transferencia de la población. Posteriormente, el naciente estado de Israel promulgó leyes para expropiar las propiedades de los refugiados e impedir su retorno. Los refugiados se quedaron sin hogar y sumidos en la miseria, dependiendo básicamente de la ayuda internacional para sobrevivir. La posterior ocupación israelí de Cisjordania y la Franja de Gaza dio como resultado el desplazamiento de cerca de 200.000 palestinos.

Hoy se cuentan cerca de 5,5 millones de refugiados y personas desplazadas palestinas a los que nunca se les ha permitido elegir entre regresar a sus hogares o recibir compensación por sus pérdidas. La continua negación de sus derechos consolida este largo conflicto y la privación de la que ha sido objeto el pueblo palestino.

La llegada del proceso de paz a principios de los 90 fomentó las esperanzas de que la ocupación israelí de los territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza llegase a su fin y de que se resolviera la difícil situación de los refugiados. Esas esperanzas se vieron truncadas cuando las negociaciones llegaron un punto muerto conduciendo a un estancamiento y a continuas incursiones militares israelíes en zonas palestinas.

Después de la ruptura de las conversaciones, se inició un debate acerca de quién fue el culpable del fracaso. Pero este debate ocultó el gran problema subyacente en el conflicto entre palestinos e israelíes: la nula voluntad por parte de Israel de cumplir con las normas del derecho internacional, incluyendo los derechos de los refugiados palestinos, y el fracaso de terceras partes de obligarle a ello.

Tomando el asunto de los refugiados palestinos como centro del conflicto, el estado de Israel, que tiene la llave para resolver el problema, se niega a reconocer el derecho de los refugiados a regresar a sus hogares y también niega cualquier responsabilidad en el problema desde 1948. Israel ha adoptado esta posición violando el Derecho Internacional y la Resolución 191 de la Asamblea General de Naciones Unidas, que establece el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares o recibir compensación. La Asamblea General ha reafirmado este derecho básico para los refugiados palestinos todos los años desde 1948. Además, la admisión de Israel como estado miembro de las naciones Unidas (Resolución 273 de la Asamblea General, 11 de mayo de 1949) requiere que Israel cumpla con la Resolución 194 de la Asamblea General, del 11 de diciembre de 1949. En aquel momento Israel se mostró de acuerdo en cumplir dicha resolución.

Israel ha defendido su rechazo a conceder el derecho al retorno con el argumento de que el retorno masivo de refugiados palestinos significaría la muerte del estado judío. Pero admitir esta responsabilidad histórica hacia el pueblo palestino y reconocer los derechos de los refugiados palestinos podría, de hecho, crear seguridad y prosperidad en Israel. Es más, el reconocimiento por parte de Israel de estos principios básicos mejoraría la atmósfera sobre el terreno, ayudaría a la creación de mayor igualdad entre los contendientes y proporcionaría un marco de trabajo justo en el que se podría desarrollar un plan de paz para resolver el conflicto.

El Primer Ministro de Israel dijo que «los refugiados viejos morirán y los jóvenes olvidarán.» Hace algunos años, el actual primer ministro de Israel Ehud Olmert, señaló explícitamente que los palestinos deberían «renunciar a sus demandas por el reconocimiento del derecho al retorno.» Siguiendo estos enfermizos deseos, Israel ha buscado negar y retrasar un acercamiento al tema de los refugiados. Sin embargo, la cantidad de sangre derramada desde 1948 prueba la posición errónea e inmoral de Israel. Seguir con esa política sólo traerá más derramamiento de sangre.

Los derechos del pueblo palestino, y en particular los de los refugiados, deberían reconocerse del mismo modo que cualquier derecho del pueblo israelí. En última instancia, a través de la aplicación de la legitimidad internacional, podremos ser capaces de salir del actual estado de estancamiento y alcanzar las condiciones necesarias para la paz. De otro modo, la fallida práctica israelí de «la ley del más fuerte» prevalecerá y prolongará las muertes y destrucción innecesarias en ambos lados.

 

El autor es un empresario estadounidense-palestino que vive en la ciudad palestina asediada de El-Bireh, en Cisjordania. Es coeditor junto con Staughton y Alice Lynd de HOMELAND: Oral Histories of Palestine and Palestinians (1994) y puede ser contactado en [email protected]

Artículo original en: http://baltimorechronicle.com/2006/112706BAHOUR.shtml

Nadia Hasan y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.