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Los voluntarios sirios demuestran su gran humanidad a pesar de la politización internacional de la ayuda de emergencia

Luchando en medio de la vorágine infernal

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Durante los últimos veinte meses, mientras la crisis siria proseguía su marcha superando las primeras predicciones, este observador aprendió algo sobre el pueblo sirio bien conocido desde hacía décadas respecto a los palestinos. Y ese algo es su gran preocupación por sus compatriotas dondequiera que se encuentren y cualquiera que sea su situación actual. Cuando viajo a Siria, se me pregunta con frecuencia: «¿Cómo le va a nuestra gente en Líbano, a los refugiados de esta crisis?» Y en el Líbano, me preguntan a menudo: «¿Cómo están nuestros refugiados (a nivel interno) en Siria? ¿Qué ocurre con nuestro pueblo en Jordania, Iraq o Turquía? ¿Cómo están tratándoles? ¿Están pudiendo satisfacer las necesidades más básicas?»

Y estos días tan amargos hay cada vez más refugiados sirios. A principios del actual mes de noviembre, cerca de 700.000 personas habían huido de su país, y la ONU teme que se acerquen al millón a principios de año si los combates no se detienen. Es probable que muy pronto haya cerca de dos millones de personas desplazadas dentro de Siria, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Actualmente, según el informe del ACNUR del pasado mes de octubre sobre los refugiados sirios, hay 205.000 en Jordania, alrededor de 60.000 en Iraq (los primeros sirios que han buscado refugio en Iraq, que se sepa, durante el último cuarto de siglo), 110.649 en Turquía y 110.095 en el Líbano. Las cifras reales son más altas, se estima que un 13%, si uno incluyera a los muchos refugiados sirios que no pueden o no quieren registrarse con las autoridades locales o las ONG por diversas razones.

«Hay muchos más sirios recientemente desplazados dentro de nuestras fronteras y nos estamos preparando para un largo conflicto», le dijo a este observador el Dr. Abdul Rahman Attar, Director de la Media Luna Roja Siria, en su oficina de Damasco. El Dr. Attar explicó que «las personas internamente desplazadas» superan ya el millón y medio y representan el 8,5% de toda la población, y han huido de sus casas a lo largo de los diecinueve meses de conflicto. Casi 400.000 solo en Damasco. Panos Moumtzis, coordinador regional del ACNUR para los refugiados sirios, advirtió que cada día hay más de 3.000 nuevos refugiados que huyen a los países vecinos, lo que compone una cifra de 90.000 al mes. Ambos están de acuerdo en que debido al colapso de los servicios públicos, y dado que quizá 1,2 millones de personas necesitan ayuda humanitaria dentro del país, la cifra de sirios que necesitan algún tipo de ayuda llega a 2,7 millones, aproximadamente el 12% de la población total.

Politizando la ayuda humanitaria

Mientras que en Siria, Turquía, Jordania e Iraq, los campos oficiales de refugiados están proporcionando refugio sin coste alguno a más de un cuarto de millón de refugiados sirios, el gobierno del Líbano no ha permitido aún la construcción de espacios similares debido a los temores confesionales de que quizá una ventaja de orden político o de otro tipo podría de alguna manera favorecer a una secta rival una vez más, poniendo en evidencia cuán profundamente el acuerdo actual alrededor del confesionalismo está paralizando al Líbano. Lamentablemente, es la misma mentalidad y prejuicios miserables que hasta ahora han impedido que los refugiados palestinos en el Líbano tengan garantizados los mismos derechos civiles elementales a trabajar y a tener la propiedad de una casa que Siria y el resto de países concedieron a las víctimas de la empresa colonial sionista en su usurpación de Palestina de hace más de seis décadas.

La cifra de refugiados sirios en el Líbano que han huido de la violencia en su patria ha aumentado las tensiones sectarias, con el resultado de que tanto los refugiados como los trabajadores sirios están siendo atacados por ciertos elementos del gobierno libanés. Y esto a pesar de la enorme ayuda que Siria prestó a los refugiados libaneses durante la guerra del 2006, cuando cientos de miles de libaneses buscaron seguridad en el vecino de la puerta de al lado, Siria. Nadim Houry, director adjunto para Oriente Medio y el Norte de África de Human Rights Watch, ha documentado el creciente acoso político a los trabajadores sirios en el Líbano. Informa: «Hemos visto al ejército y a la policía deteniendo y apaleando a grupos de trabajadores sirios. Más recientemente, el ejército libanés ha apaleado a 72 trabajadores; la mayoría de ellos eran sirios», informaba Houry. «El ejército libanés ha acorralado a los emigrantes en la barriada y ha decidido ‘darles un escarmiento’ en vez de hacer su trabajo policial».

Frente a este sombrío panorama, uno puede encontrar a través de la frontera, en Siria, una gran esperanza e incluso inspiración provenientes principalmente de ese mismo pueblo sirio y de sus amigos árabes. Alrededor de 10.000 y 11.000 voluntarios, entre los que se incluyen refugiados palestinos e iraquíes, integran por toda Siria más de 80 «subestaciones» de la Sociedad de la Media Luna Roja Siria (MLRS), con más de una docena de clínicas móviles y farmacias, así como diez «centros de campo intervención rápida». Dependiendo del nivel del conflicto localizado en un día determinado, los voluntarios de la MLRS actúan las veinticuatro horas del día siete días a la semana donde sea con entre 6 y 30 ambulancias, coordinándose, entre otros, con los voluntarios de la Media Luna Roja Palestina. Desde medidos de verano, los voluntarios de la MLRS han estado abriendo centros de apoyo psicológico para niños, también para adultos. Recientemente, se ha establecido una «línea caliente» telefónica para ayudar a los ciudadanos a encontrar ayuda de urgencia. Los voluntarios internacionales son siempre bienvenidos en cualquiera de los centros de la MLRS.

El Programa Alimentario Mundial de la ONU y muchos otros organismos han alabado recientemente a los voluntarios de la MLRS por su trabajo haciendo llegar ayuda humanitaria a los refugiados internos en Siria. Distribuyen productos básicos durante el caos y las matanzas de compatriotas sin discriminar a nadie por motivos religiosos o políticos. Los países donantes extranjeros que más apoyo están prestando en la actualidad son Alemania, Noruega, Dinamarca, los Países Bajos, Italia y Gran Bretaña. Hay otros países ayudando también, incluyendo dinero y artículos de Irán y dinero en efectivo de la Cruz Roja Americana, este último canalizado a través del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para no provocar las protestas del Congreso estadounidense acerca de posibles violaciones de las duras sanciones que EEUU ha impuesto contra el pueblo sirio.

Fundada en 1942, cuando los colonizadores franceses se retiraron de esta civilización de 7.000 años de antigüedad que habían ocupado en 1917 como parte del acuerdo anglo-francés Sykes-Picot, la sociedad de la Media Luna Roja Siria se vinculó al CICR en el año 1946. La MLRS no recibe financiación del gobierno. Este observador tuvo la oportunidad de reunirse con algunos de los equipos y voluntarios, tan excepcionalmente comprometidos con sus compatriotas que más de una docena de ellos han perdido la vida mientras intentaban llevar ayuda a quienes se encuentran asediados en Homs, Alepo, Idlib, Deraa y muchos más lugares. Un líder de un equipo de la MLRS me dijo: «Cuando matan a alguien de nuestro pueblo, enterramos al mártir y a la mañana siguiente tenemos ya veinte o más nuevos voluntarios que quieren sustituirles y llevar ayuda a quienes se encuentran atrapados en las zonas más peligrosas. Debo decirle que el infierno que estamos viviendo -al que nos estamos enfrentando directamente-, me ha hecho sentirme muy orgulloso de mi pueblo y de ser sirio. Inshallah, superaremos este caos y matanza y seremos más fuertes que antes como pueblo».

El 5 de noviembre, en las Naciones Unidas, un alto funcionario dijo que el esfuerzo de la ayuda de la ONU en Siria, es decir, sobre todo de los voluntarios de la MLRS, «es muy peligroso y muy complicado». El funcionario, John Ging, director de Operaciones de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), afirmó que los esfuerzos para llevar ayuda en Siria (realizados principalmente por los voluntarios de la MLRS) estaban proveyendo de alimentos a más 1,5 millones de seres y que casi la mitad se estaban entregando en zonas de conflicto, pero «hay áreas fuera de nuestro alcance, especialmente zonas que llevan bajo control de la oposición desde hace mucho tiempo».

A pesar del papel del ACNUR estudiando el problema de los refugiados y coordinando nuevos estudios y llevando a cabo las inscripciones de solicitantes de ayuda durante la actual crisis, alguien familiarizado con sus actividades en Siria, incluidas unas cuantas ONG y algunos funcionarios sirios, han criticado seriamente su actuación hasta la fecha. Un funcionario del gobierno muy respetado dijo recientemente a este observador: «Le dije a la administración local del ACNUR que ‘ya conocemos los coches tan estupendos con los que llegan a Siria y nos hemos reunido con parte del bien remunerado equipo que nos han traído para ayudarnos, pero, por favor, ¿pueden demostrarnos que hasta la fecha han entregado algún que otro trozo de pan a nuestro desesperado pueblo?'».

Para hacerle justicia al ACNUR, hay que reconocer que después de un comienzo muy lento en Siria, parecen haber cogido impulso y su equipo internacional está aprendiendo mucho de los voluntarios locales de la Media Luna Roja Siria.

Tampoco la MLRS se libra de las críticas.

Tawfik Chamaa, portavoz de la Unión de Organizaciones Sirias de Ayuda Médica (UOSSM, por sus siglas en inglés), haciendo declaraciones desde su cómoda oficina en Ginebra lanzó una andanada el pasado 6 de noviembre contra la Sociedad de la MLRS y sus casi 11.000 voluntarios. Acusó de que el dinero y los materiales enviados a la MLRS estaban siendo «confiscados por el régimen y no les llegaban a los civiles sometidos cada día de asedio o bombardeos», diciendo a los informadores en Ginebra: «El 90 o incluso el 95% de todo lo que se envía a la sede de la MLRS en Damasco sirve para apoyar al régimen sirio, especialmente a sus soldados».

Sin embargo, según AFP, el Comité Internacional de la Cruz Roja y el Programa Alimentario Mundial, que trabajan codo con codo con la MLRS, negaron con toda firmeza que el gobierno, o cualquier otra entidad, estuviera apoderándose de la ayuda. Este observador, durante la noche del pasado 7 de noviembre, contactó con «Wassim», amigo y voluntario de la sede de la MLRS en Damasco, quien la pasada semana organizó mis visitas a los centros de distribución de la ayuda de la MLRS, y negó con rotundidad el informe del UOSSM (Puede contactarse con Wasimm en [email protected]). Wassim informó a este observador que la MLRS iba a preparar de inmediato una respuesta a las acusaciones de la UOSSM.

La misma UOSSM también ha recibido críticas, al igual que otras ONG que trabajan en Siria, por haberse politizado, polarizado y por haber adquirido un peso administrativo desmesurado con inflados sueldos y con los «líderes de los equipos humanitarios» sentados en oficinas de París, Ginebra o cualquier otro lugar alejado de Siria. El mismo Sr. Chamaa, es miembro fundador, y alto asalariado, de un grupo occidental de 14 organizaciones para la ayuda de países entre los que se encuentran Francia, Suiza, Turquía y Estados Unidos. Según los voluntarios de la MLRS que trabajan en los centros de distribución de la ayuda en el territorio sirio, el Sr. Chamaa podría aprender más si visitara Siria y observara lo que sucede sobre el terreno antes de hacer afirmaciones que no se tienen en pie. Fue un grupo de doctores sirios que viven en los países de la OTAN quienes crearon la UOSSM a comienzos de año. Algunos especulan en que la UOSSM confía en ser parte de un posible y futuro «equipo de transición» afiliado a la OTAN, y que quienes formulan acusaciones políticas contra los voluntarios de la MLRS sin pruebas son unos irresponsables y lastiman a los que más sufren en Siria. Y esto debido a que las informaciones de la prensa alarmista consiguen el efecto de reducir las tan necesarias donaciones para la ayuda médica y artículos de necesidad. Esto afecta directamente al millón y medio de personas dentro de Siria que necesitan ayuda humanitaria urgente.

En respuesta al titular sensacionalista con las acusaciones de Chamaa, la portavoz del Programa Alimentario de la ONU, Elisabeth Byrs, dijo a los medios el 7 de noviembre: «Creo, absolutamente, que no hay confiscación alguna. Los monitores del Programa pueden visitar la mayor parte de las áreas para controlar que los alimentos llegan a la gente que más los necesita. Incluso en algunas zonas peligrosas, utilizan los vehículos blindados del Programa». Insistió en que la Media Luna, «como coordinadora designada de la ayuda humanitaria en Siria, actúa a través de sus delegaciones de forma independiente».

El CICR declaró que estaba al tanto de las acusaciones de Chamaa. Y afirmó en su sede el 7 de noviembre: «Cuando esos hechos se establecen de forma clara, que no parece ser el caso en Siria, nos los tomamos muy en serio y nos dirigimos de inmediato a la Media Luna Roja Siria y a las autoridades sirias», declaró la portavoz del CICR, subrayando que el CICR y la Media Luna Roja «se esfuerzan en ayudar a todas las poblaciones en situación de necesidad sin discriminación alguna, tarea que constituye un enorme desafío dada la deteriorada situación humanitaria y las condiciones de la seguridad». El CICR y los voluntarios de la MLRS consiguieron recientemente entregar ayuda alimentaria y sanitaria a 1.200 personas en la Ciudad Vieja de Homs, y desde comienzos de año están proporcionando alimentos, agua y otras ayudas a más de un millón de personas por toda Siria, según la portavoz del CICR Anastasia Isyuk, y según ha informado AFP.

El 8 de noviembre, el presidente del CICR Peter Maurer, dando muestras de exasperación, de un sentimiento de aprensión y de un hálito de derrotismo, dijo en una conferencia ofrecida en Ginebra: «Estamos en una situación en la que la situación humanitaria provocada por el conflicto está empeorando. Y no vamos a poder hacer frente a ese empeoramiento. Tenemos un montón de puntos en blanco, sabemos que allí no hay ayuda y no puedo decirles cómo está la situación ni qué podemos hacer».

En un último desarrollo, el 9 de noviembre, el responsable de la ONU para los derechos humanos expresó su preocupación después de que el CICR manifestara que estaba luchando para entregar ayuda humanitaria en Siria. El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Havi Pillay, dijo a AFP durante una entrevista el Forum por la Democracia en Bali, Indonesia: «El hecho de que hayan dicho ya que no pueden llevar a cabo sus esenciales funciones, hace que la crisis humanitaria sea algo extremadamente grave. Casi desesperado».

No le digan eso a Zeinab Tamari, una voluntaria palestina de unos treinta años del Campo de Refugiados de Yarmuq, en Damasco, que está viajando por toda Siria llevando ayuda y consuelo a sus compañeros árabes.

Y no se lo digan tampoco al estudiante sirio Mahar Saad, cuya casa resultó destruida en los bombardeos de Homs y que diariamente arriesga la vida quedándose en aquella barriada para ayudar a sus vecinos a pesar de haber perdido a todos sus familiares en los combates. Ambos son los voluntarios de la MLRS que aparecieron sin que nadie se lo pidiera para ayudar en una de las organizaciones de ayuda en Siria. Ellos inspiran esperanza a Siria y a toda la humanidad, sin que importe el resultado de la crisis actual.

El equipo y los voluntarios del trabajo humanitario de la Sociedad de la Media Luna Roja Siria son fundamentalmente sirios y trabajan para los sirios y son el orgullo de su país y se merecen las bendiciones y el apoyo de todas las personas de buena voluntad porque están arriesgando sus vidas para llevar ayuda a sus compatriotas.

Franklin Lamb es autor de «The Price We Pay: A Quarter Century of Israel ‘s use of American Weapon’s against Lebanon » (1978-2006), disponible en Amazon.com.uk , y de «Hizbollah: A Brief Guide for Beginners». Ha participado en las investigaciones de la Comisión Kahan sobre la masacre de Sabra y Shatila. Es miembro de la Fundación de ese mismo nombre y de la Campaña por los Derechos Civiles de los Palestinos en Líbano. Acaba de regresar de un viaje a Damasco. Puede contactarse con él en: [email protected]

 Fuente original: http://www.counterpunch.org/2012/11/09/resisting-hells-maelstrom/