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Luis Posada Carriles: Prontuario de un terrorista confeso

Fuentes: AIN

La justicia universal esta de luto. En un acto incalificable la presidenta de Panamá Mireya Moscoso indultó este jueves a Luis Posada Carriles, uno de los más sanguinarios terroristas del Hemisferio Occidental.De este bochornoso perdón presidencial, ejecutado a las sombras de la madrugada, se beneficiaron también los delincuentes internacionales de origen cubano Guillermo Novo Sampol, […]

La justicia universal esta de luto. En un acto incalificable la presidenta de Panamá Mireya Moscoso indultó este jueves a Luis Posada Carriles, uno de los más sanguinarios terroristas del Hemisferio Occidental.

De este bochornoso perdón presidencial, ejecutado a las sombras de la madrugada, se beneficiaron también los delincuentes internacionales de origen cubano Guillermo Novo Sampol, Pedro Remón y Gaspar Jiménez Escobedo.

Sin embargo, el prontuario terrorista de Posada Carriles no tiene igual por ser el más amplio de todos.

Hijo predilecto de la norteamericana Agencia Central de Inteligencia (CIA), su nombre completo es Luis Clemente Faustino Posada Carriles, aunque sus allegados gustan llamarlo Bambi.

Su afán destructivo lo llevó a unirse a la contrarrevolución, tras el proceso de los cambios políticos y económicos ocurridos en Cuba en enero de 1959 en favor de las masas humildes del país.

Se integró a la Brigada 2506, organizada, entrenada, financiada y armada por el gobierno estadounidense de entonces para intentar derrocar, en abril de 1961, a la naciente Revolución Cubana, pero no participó en el desembarco por Bahía de Cochinos.

Su amplio historial terrorista incluye conocimientos en técnica militar, táctica de espionaje y sabotaje, así como cursos para misiones especiales, manejo de explosivos, demolición y en armas de fuego.

Formó parte de la organización contrarrevolucionaria conocida como «Comandos L», y en 1963, al pasar al ejército de Estados Unidos, recibió entrenamiento en Fort Benning.

Posada Carriles estuvo vinculado a los planes de asesinato contra funcionarios cubanos en Chile y en el atentado fraguado contra el presidente de Cuba Fidel Castro durante su visita a ese país en 1971.

También tiene en su haber la desaparición de dos funcionarios cubanos asesinados en agosto de 1976 en Argentina.

Ampliamente documentado por peritos competentes, se comprobó que Posada reclutó a los venezolanos Hernán Ricardo Lozano y Freddy Lugo para que fuesen los autores materiales del sabotaje a un avión de la línea Aérea Cubana de Aviación.

Estos mercenarios colocaron las bombas que asesinaron a 73 personas, cuando la aeronave explotó en pleno vuelo, apenas unos minutos después de haber despegado del aeropuerto de Barbados el seis de octubre de 1976.

En su libro «Pusimos la bomba ¿y qué?, la periodista venezolana Alicia Herrera reproduce un retrato de Posada Carriles realizado por su propia esposa a fines de los años 70, quien define la falta de escrúpulos de su cónyuge: «Cuando se metió en esto de Barbados (se refiere a la voladura de la aeronave de Cubana de Aviación), yo sabía

que tendría éxito, porque el «pobre» le dedicó tanto esfuerzo, lo hizo con tanta pasión,… que yo sabía que saldría adelante, que no iba a fallar».

Con ayuda de la Fundación Nacional Cubana Americana, que tiene su sede en el estado norteamericano de la Florida, Posada Carriles se fugó de la cárcel de máxima seguridad venezolana en San Juan de los Morros, el 18 de agosto de 1985.

Desde entonces y hasta su apresamiento en Panamá en noviembre de 2000, El Salvador se convirtió en el santuario preferido de este terrorista.

A finales de 1996, ultimó los detalles de las acciones terroristas que serían realizadas en el interior de Cuba, se movió entre El Salvador y Guatemala con un nuevo pasaporte salvadoreño auténtico a nombre de Francisco Rodríguez Mena, adquirido en 1995.

Entre el cuatro y 20 de marzo de 1998 fueron detenidos por autoridades de la Isla caribeña los ciudadanos guatemaltecos María Elena González Meza de Fernández, Nader Kamal Musalam Barakat, conocido también como Miguel Abraham Herrera Morales y Jazid Iván Fernández Mendoza, vinculados con las explosiones de bombas en La Habana durante el año 1997.

Estos tres guatemaltecos, junto a los salvadoreños Ernesto Raúl Cruz León y Otto René Rodríguez Llerena, apresados también en Cuba, formaban parte de la red de mercenarios centroamericanos contratados por Luis Posada Carriles y financiados por la Fundación Nacional Cubano Americana.

El 15 de noviembre de 1997, el diario The Miami Herald publicó un extenso artículo resultado de una investigación sobre las bombas colocadas en varios hoteles en Cuba y la conexión de estos hechos con una banda de delincuentes salvadoreños, asaltantes de bancos, residencias y ladrones de autos.

Ese diario determinó que Luis Posada Carriles fue el «cerebro gris» de las actividades y para ello recaudó 15 mil dólares en Miami.

Los días 11, 12 y 13 de julio de 1998 Posada Carriles reveló al diario The New York Times que había recibido 200 mil dólares de la mano del presidente de la Junta de Directores de la FNCA, Jorge Mas Canosa, para ejecutar acciones terroristas en Cuba.

Sus aventuras anticubanas culminaron temporalmente en una cárcel panameña el 17 de noviembre del 2000, cuando el Jefe de Estado cubano denunció a la prensa internacional los planes de asesinarlo con explosivos en el Paraninfo de la Universidad de Panamá.

En ese frustrado magnicidio fue auxiliado por Guillermo Novo Sampol, Pedro Remón y Gaspar Jiménez Escobedo, a quienes junto a Posada Carriles, la Presidenta istmeña Mireya Moscoso acaba de indultar para convertirse en cómplice de estos peligros terroristas.