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Minería: desintegración ecológica internacional

Fuentes: Red Voltaire

El complejo eco-regional de los andes del norte, considerado por el Fondo Mundial para la Naturaleza(WWF), como una de las eco-regiones mas importantes del mundo, está constituido por el peculiar eco-sistema de los páramos y selvas de neblina del norte de Peru, Ecuador,Colombia y Venezuela, constituyendo un especial corredor de endémica flora y fauna que […]

El complejo eco-regional de los andes del norte, considerado por el Fondo Mundial para la Naturaleza(WWF), como una de las eco-regiones mas importantes del mundo, está constituido por el peculiar eco-sistema de los páramos y selvas de neblina del norte de Peru, Ecuador,Colombia y Venezuela, constituyendo un especial corredor de endémica flora y fauna que en el noroeste peruano, presenta singulares características. Tal vez la deflexión de Huancabamba (parte mas baja y cambio de rumbo de la cordillera de los Andes en toda su extensión) ha coaccionado la formación de especialidades medio-ambientales que han infuido notablemente en su endémica vida silvestre.

En los páramos y selvas de neblina del noroeste peruano se inicia la singular eco-región de los bosques tropicales de montaña sudamericanos, los que, además constituyen un elemento ecológico integrador de países hermanos y deberían ser considerados santuarios ecológicos internacionales, principalmente, por sus especiales características y múltiples servicios al género humano.

Tal vez nuestros ancestros, sabedores de lo prodigioso de esta bio-región (páramo y selva de neblina), la deidificaron y le rindieron culto, por ser lo que es, productor de agua o productor de toda la vida del noroeste peruano.

En nuestros gélidos páramos y selvas de neblina de Yanta-Ayabaca y Segunda-Cajas de Huancabamba (Piura-Perú), no sólo podemos encontrar, aun, especies registradas como en vías de extinción por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y por nuestras propias leyes peruanas. Desaparecidas ya de otras latitudes y refugiadas en estos paradisiacos páramos y selvas de neblina que pretende destruir el modelo minero. Cerro Negro de Yanta-Ayabaca, presenta una sorprendente y desconocida biodiversidad ni siquiera registrada científicamente y es actual refugio para la última población de tapires de altura (tapirus pinchaque) de Perú y mas de una decena de especies con el triste registro de estar en vías de extinción, o sea protegidos por leyes nacionales y mundiales lo mismo que su hábitat, pero aquí se autorizó su total extinción.

Una espectacular arqueología endémica, nos permite vislumbrar que en pretéritas épocas, estos oasis de primigenias vidas (Tapal,Yanta,Segunda-Cajas) fueron considerados mágicos santuarios, concentradores energéticos y como tal eran venerados por diversas etnias, venidas de muy lejos en sacrificada peregrinación a los sagrados templos erigidos en estos vitales páramos y selvas de neblina de Perú. Tal como ahora se hace en octubre con el milagroso Señor Cautivo de Ayabaca, esta maravillosa ciudad que pretende ser destruida por la minería fue reconocida por la Santa Sede como monasterio mundial del catolicismo.

Es lamentable que este santuario de vida, almacén genético y de pura energía, natural súper farmacia, estabilizador climatológico, productor y proveedor de agua, parte vital de un corredor biológico internacional, equilibrado, natural y perfecto, pretenda hoy ser arrasado por insensibles y codiciosas transnacionales mineras. Monterrico Metals de Inglaterra y la poderosa Newmont de Estados Unidos de sobra conocen las fatales repercusiones de la explotación del proyecto minero Río Blanco, no les importa que científicos de todo el mundo, convocados por la UNESCO, WWF, IUCN y otras prestigiosas organizaciones, después de profundos estudios en los páramos y selvas de neblina del mundo, concluyeran en lo prodigioso, único y frágil de este ecosistema, recomendando su inmediata conservación, tratando en lo posible que el accionar humano no altere esta especial bioregión.

Paradójicamente, mientras fuera de Perú, se hacen múltiples esfuerzos por conservarlos tal y como son, en nuestro país, es nuestro ignorante gobierno quien autoriza y pretende su destrucción, infringiendo leyes nacionales e internacionales y sin siquiera pensar que con esta irracional decisión, intenta también condenar a muerte a toda la biología endemica del noroeste peruano en la cual incluyo al género humano. ¿Permitiremos esto?