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Modos de resistencia palestina y artimañas

Fuentes: Al-Ajbar (edición en lengua inglesa)

Traducción para Rebelión de Loles Oliván.

Desde hace demasiado tiempo, los dirigentes de la resistencia palestina han permitido que los enemigos de la revolución palestina dictaran los términos, lemas y modos de la resistencia. Haj Amin al-Husayni (1895-1974] confió primero en los británicos (hasta que lo echaron de Palestina) y luego en los regímenes árabes que frustraron la rebelión de 1936-1939 y consiguieron (junto con los sionistas) convertirla en una guerra civil palestina (después de 1937).

Después de al-Husseini, Ahmad Shuqayri [1908-1980, libanés, primer presidente de la OLP hasta 1967] confió primero en el gobierno saudí antes de virar su lealtad al Egipto de Naser, a quien le preocupaban las consecuencias políticas regionales de una revolución palestina independiente.

Pero el mayor perjuicio que se ha infligido al movimiento de resistencia palestina lo causó Yasser Arafat. Este fue un hombre que encabezó el Movimiento Nacional Palestino tras la derrota de los ejércitos árabes en 1967, cuando las aspiraciones revolucionarias árabes eran muy elevadas y la juventud árabe, desde el Magreb hasta el Maxreq, salía en tropel en forma de voluntarios para recibir entrenamiento militar en los campamentos de Jordania y Líbano.

Arafat rindió la causa al gobierno saudí a cambio de grandes sumas de dinero, lo que ayudó a financiar una vasta burocracia en la OLP y favoreció la cooptación de otras formaciones de esta organización y de otras libanesas para minar su potencial revolucionario. Cables diplomáticos estadounidenses desclasificados demuestran que el rey Faisal [Ibn Abdelasis, 1905-1975] financiaba a Fatah con el objeto de imponer las condiciones de Estados Unidos al Movimiento Nacional Palestino y para controlar a Arafat en nombre de la alianza estadounidense-sionista.

Arafat se hizo famoso por permitir que Estados Unidos y otros países occidentales impusieran su propia terminología y sus propios métodos operativos. Hoy en día, es un hecho probado que Arafat leyó de manera humillante y vergonzosa una declaración diplomática estadounidense enviada por fax a cambio de obtener un débil reconocimiento político para la OLP por parte de Estados Unidos, lo que supuso un altísimo precio para el Movimiento Nacional Palestino en su conjunto.

Los palestinos son las víctimas principales del sionismo, y sin embargo, siempre han recibido un asesoramiento hostil de los enemigos de los palestinos. Irónicamente, aunque Estados Unidos y Europa fueron los principales responsables por el crimen de la creación del Estado de Israel y por el crimen de su mantenimiento, de sus ocupaciones y de su agresión, nunca les ha avergonzado dar consejos, que no se les han solicitado, al pueblo palestino.

A los palestinos, a diferencia de cualquier otro pueblo bajo ocupación, se les dijo que se adhirieran estrictamente a la lucha no violenta con el fin de obtener «apoyo internacional público». Imprudentemente, el Movimiento Nacional Palestino se aferró a la lucha no violenta desde 1948 hasta mediados de 1960, cuando Israel imponía su voluntad por la fuerza bruta y mientras expandía su territorio violentamente. Los regímenes árabes y sus aliados occidentales conspiraron para impedir y posteriormente retrasar la creación de una revolución armada palestina.

Y tan pronto como la revolución armada palestina comenzó, los gobiernos occidentales sermonearon a los palestinos. Les dijeron en reiteradas ocasiones que la acción armada sólo provocaría la hostilidad del resto del mundo, cuando era al revés. El inicio de la lucha armada palestina a mediados de los años 60 supuso el reconocimiento y el apoyo internacionales. La palabra palestino no aparecía ni una sola vez en el texto de la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas [de noviembre de 1967].

De la misma manera que Israel ha extendido la máxima colonial racista de que la fuerza es el único lenguaje que entienden los árabes (tal fue el mensaje que Fuad Ajami [libanés de origen iraní asentado en EEUU, y promotor ideológico de la invasión de Iraq en 2003] y Bernard Lewis dieron personalmente a George W. Bush en vísperas de la invasión de Iraq, en 2003), se espera que los palestinos den la bienvenida a la violencia sionista y disfruten de ella. A los palestinos les dijeron que la moralidad de su causa quedaría empañada por todo acto de violencia aunque fuera tirar piedras o tomates.

Gobiernos y pueblos occidentales podían simpatizar con las luchas armadas de grupos latinoamericanos y africanos pero no con los palestinos. De hecho, incluso el gobierno de Estados Unidos consideró el medio básico de lucha pacífica conocido como boicot como un acto ilegal equivalente a antisemitismo (y ello, casualmente, mientras Estados Unidos estrangula económicamente a los países que se atreven a desafiar la voluntad estadounidense en todo el mundo). A través de su liderazgo, los palestinos han permitido con mucha frecuencia y de manera estúpida que los gobiernos occidentales les engañen, y que se hagan concesiones a Israel.

En los tratos árabes con Israel ha quedado claro que es Israel quien no entiende otro lenguaje que no sea la fuerza. Se retiró sin condiciones de Líbano tras la prolongada resistencia armada iniciada por los comunistas libaneses y palestinos, y concluida por Hizbolá y sus aliados.

La resistencia a la ocupación puede y debe tomar muchas formas. La Carta original de la OLP (en 1964 y 1968, antes de que Arafat permitiera de manera humillante que Bill Clinton la modificara en nombre de Israel) consideraba la lucha armada como el principal método de liberación. Pero incluso George Habash [1926-2008, palestino, marxista, fundador del FPLP] y Wadi Haddad [1927-1978, «Abu Hani», palestino, dirigente del brazo armado del FPLP] no descartaron otras formas de lucha siempre que fueran complementarias y no sustituyeran a la lucha armada.

Por ello, [la campaña de] Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) resulta crucial en este momento como complemento a la revolución palestina aunque por sí sola no pueda liberar, y no liberará, Palestina. Sin embargo, si existen métodos útiles de resistencia pacífica como BDS, luego están las artimañas que se escenifican como espectáculo ante las cámaras de TV occidentales y que en nada contribuyen a que avance la marcha de la liberación de Palestina.

 

Fuente original: http://english.al-akhbar.com/blogs/angry-corner/modes-palestinian-resistance-and-gimmickry