Recomiendo:
0

Motivos por los que no caerá el régimen sirio

Fuentes: Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Supongamos que estuviésemos en una conferencia para discutir un guión y que tuvieras que lanzar tu idea usando 10 palabras o menos. Se trata de una película sobre Siria. Tal como la película sobre el ataque a Osama bin Laden de Kathryn Hurt Locker Bigelow, que se presenta como «los buenos eliminan a Osama en Pakistán», el poema épico sirio podría comercializarse como «suníes y chiíes luchan por república árabe».

Sí, una vez más, todo es ficción: la «media luna chií», aislar a Irán y prejuicios suníes contra los chiíes.

La fanática Casa de Saud, suní wahabí -en otra imponente demostración de hipocresía y fiel a su odio hacia las repúblicas árabes seculares- ha calificado al régimen Ba’ath controlado por Bashar al-Asad en Siria de «máquina asesina».

Es verdad, el feroz aparato de seguridad de Asad no ayuda, después de matar a más de 2.400 personas desde que estalló la agitación en marzo. Son muchas más, a propósito, que las que las fuerzas del coronel Muamar Gadafi habían matado en Libia cuando se aprobó apresuradamente la Resolución 1973 de las Naciones Unidas para permitir la intervención extranjera. La respuesta de Diógenes el Cínico a esta discrepancia de «dónde están las Naciones Unidas» sería que Siria, a diferencia de Libia, no tiene una inmensa riqueza de petróleo y gas.

El régimen de Asad proviene de la sub-secta chií alauita. Por lo tanto, para la Casa de Saud, esto significa que están matando suníes. Y, para colmo, por un régimen alineado con Irán, que es chií.

De ahí, la condena saudí, seguida por sus acólitos del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), también conocido como Club Contrarrevolucionario del Golfo, más la impotente Liga Árabe manipulada por los saudíes. Y para rematar, la Casa de Saud y la riqueza del Golfo financian activamente la corriente más desagradable de las protestas sirias -la nebulosa musulmana radicalizada de la Hermandad Musulmana, fundamentalista y salafista-.

Por contraste, lo único que los manifestantes pro democracia en Bahréin recibieron de la Casa de Saud y del CCG fue la invasión y una brutal represión.

Y en cuanto a la oportunidad turca

La posición de Turquía es mucho más matizada. El gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) es en su abrumadora mayoría suní. Compite por ganarse al público suní de la región. Pero el AKP debería ser consciente de que por lo menos un 20% de los turcos son chiíes de la rama alevi y sienten mucha empatía con los alauitas sirios.

El ministro de exteriores turco, Ahmet Davutoglu -padre académico de la celebrada política de «cero problemas con nuestros vecinos»- pasó no menos de seis horas hablando esta semana cara a cara con Asad en Damasco. Se mostró profundamente enigmático en su conferencia de prensa, e implicó que el término de la represión del régimen de Asad y la satisfacción de las demandas de los manifestantes era un «proceso». Asad podría responder que ya inició el «proceso»,  pero esas cosas, como las elecciones libres y justas, toman su tiempo.

Davutoglu dijo explícitamente: «Como siempre subrayamos, nuestro criterio principal es que la forma del proceso debe reflejar solo la voluntad del pueblo sirio». Por el momento, el régimen replicaría que la mayoría del pueblo sirio parece respaldar al gobierno.

Las palabras de Davutoglu también parecen implicar que no hay motivos para que Turquía interfiera en Siria mientras Damasco sea razonable, deje de matar gente e introduzca reformas (Asad admitió que ha habido «errores»). Por lo tanto queda la impresión de que Davutoglu estaba contradiciendo al primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, quien ha propugnado abiertamente que Turquía «solucione» el cenagal sirio.

Así Erdogan demostraría a Arabia Saudí y a Qatar que el modelo turco es el camino a seguir por el mundo árabe, suponiendo que los saudíes y los qataríes paguen la cuenta para que Erdogan se presente como el Gran Liberador de los Suníes en Siria, financiando un avance del ejército turco contra las fuerzas de Asad. Eso suena ciertamente mucho más ilógico ahora que hace algunos días.

El régimen de Asad ha sacado sus cuentas y se percató de que no caerá mientras las manifestaciones no lleguen a la capital, Damasco, y a la gran ciudad de Aleppo -es decir, que movilicen a la clase media urbana-. El aparato de seguridad y militar apoya totalmente a Asad. Todas las minorías religiosas sirias representan por lo menos a un 25% de la población; temen extremadamente a los fundamentalistas suníes. Los suníes seculares, por su parte, temen un cambio de régimen que llevaría a una toma del poder islamista o al caos. Por lo tanto es justo argumentar que la mayoría de los sirios ciertamente apoya a su gobierno, por inepto y torpe que sea.

Además, el régimen de Asad sabe que las condiciones no han madurado para una campaña de bombardeos de la OTAN en Siria al estilo libio. Ni siquiera habrá una votación para una resolución de la ONU, Rusia y China ya lo han dejado claro.

Europa se está derritiendo y es difícil que se aliste en otra aventura mal planificada. Especialmente después del atroz espectáculo de esos tipos sospechosos del consejo transitorio libio matando a su líder militar y librando abiertamente sus guerras tribales, con el ridículo toque adicional del reconocimiento británico de los «rebeldes» el mismo día en el que mataban y quemaban el cuerpo de su «comandante».

No hay motivo para una «intervención humanitaria» occidental bajo R2P («responsabilidad de proteger») porque no hay una crisis humanitaria; Somalia, en los hechos, es la máxima crisis humanitaria actual, lo que lleva a temores de que Washington pueda tratar de «invadir» o por lo menos tratar de controlar Somalia, crucial desde el punto de vista estratégico.

De modo que la idea de que el gobierno de Barack Obama en EE.UU. diga a Asad que tome sus cosas y se vaya está muerta antes de nacer como algo que pueda cambiar las cosas. ¿Y si Asad se queda? ¿Lo matará Washington con drones, bajo el pretexto de R2P? Bueno, el Pentágono siempre podrá tratar de asesinarlo con un Vehículo de Tecnología Hipersónica Falcon-2 – el nuevo juguete «para responder a amenazas en todo el globo», en jerga del Pentágono. Pero ¡upa!, hay un impedimento; el prototipo del planeador hipersónico acaba de desaparecer sobre el Pacífico.

Pepe Escobar es autor de » Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War » (Nimble Books, 2007) y » Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge «. Su último libro es » Obama does Globalistan » (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: [email protected] .

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MH13Ak01.html  

rCR