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Murió Txomin Ziluaga, patriota vasco y comunista

Fuentes: Rebelión

Defenderé la casa de mi padre. Contra los lobos, contra la sequía, contra la usura, contra la justicia, defenderé la casa de mi padre. Me moriré se perderá mi alma, se perderá mi prole, pero la casa de mi padre seguirá en pie. Gabriel Aresti   Llevaba mucho tiempo intentando hablar con él y saber […]


Defenderé

la casa de mi padre.

Contra los lobos,

contra la sequía,

contra la usura,

contra la justicia,

defenderé

la casa

de mi padre.

Me moriré

se perderá mi alma,

se perderá mi prole,

pero la casa de mi padre

seguirá

en pie.

Gabriel Aresti

 

Llevaba mucho tiempo intentando hablar con él y saber lo que pensaba del mundo y de sus cosas. Como me suele ocurrir últimamente, se murió mi amigo sin poder pasear por las playas que amaba. Me toca ahora acompañarlo por última vez. No será fácil.

Es curioso que hayan sido dos poetas vascos, tres quizás si añado a Unamuno, los que me han enseñado más sobre España. Me refiero a Blas de Otero y Gabriel Aresti. Vascos muy diferentes, es cierto, pero miraban a España de una manera singular, desde un punto de vista que hacían sobresalir rasgos no siempre perceptibles, y lo hacían a su manera, rotunda y clara.

Txomin Ziluaga también me enseñó a mirar a mi país y lo hizo como lo que siempre fue, un patriota vasco, internacionalista y solidario, que luchó por la independencia de su patria. Entre nosotros hubo acuerdos y desacuerdos, pero me ayudó a comprender el carácter plurinacional de este Estado, las pasiones y aspiraciones de los hombres y mujeres de Euskal Herria, la dignidad y la alegría que da la lucha. Fue un militante extremadamente coherente, combatió, sufrió la tortura, pasó una larga temporada en la cárcel y salió de esa experiencia más sabio, más rojo, más abertzale. No se rindió nunca.

Las derrotas también llegaron y las vivió con orgullo y con lucidez. Combinó principios muy sólidos con la modestia de los que saben mucho y vienen a este mundo a dejar la herencia de un trabajo bien hecho y con honradez.

Sus amigos nos quedamos más solos. Izaskun, te queremos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.