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Netanyahu se perfila como primer ministro de Israel

Fuentes: Gara

Los sondeos a pie de urna divulgados daban la victoria a la candidata de Kadima, Tzipi Livni. No obstante, la llave para formar Gobierno la tiene Benjamin Netanyahu, ya que el ultraderechista Israel Beitenu quedó tercero.

Las encuestas a pie de urna que se difundieron ayer tras el cierre de los colegios electorales otorgaban la victoria a la actual ministra de Exteriores, Tzipi Livni, cuyo partido, Kadima, habría conseguido 30 escaños de un total de 120 que forman la Knesset, según los sondeos de las cadenas de televisión Canal 1 y Canal 10. Kadima tenía 29 escaños en la anterior Knesset. La alta participación, que superó el 65%, habría beneficiado a Livni.

Sin embargo, la de ayer fue una victoria pírrica para Livni, ya que los malos resultados de su aliado en el Ejecutivo de Ehud Olmert, el Partido Laborista, le complica mucho la posibilidad de convertirse en primera ministra. El Partido Laborista de Ehud Barak, el ministro de Defensa que dirigió la masacre de Gaza, obtuvo uno de los peores resultados de su historia, ya que se quedó en catorce escaños, perdiendo cinco desde los anteriores comicios.

De confirmarse los resultados de las encuestas, pese a quedar segundo con 28 escaños -antes tenía sólo doce- el Likud de Benjamin Netanyahu tendría mejores perspectivas para convertirse en el nuevo primer ministro israelí, puesto que su potencial aliado, el ultraderechista Israel Beitenu de Avigdor Lieberman, se convirtió en la tercera fuerza política israelí con 16 puestos en la Knesset. En el anterior Parlamento, Israel Beitenu era la quinta fuerza política con once escaños.

El propio Likud destacó que Netanyahu era el mejor colocado para formar Gobierno en un comunicado que difundió cuando aún no había pasado una hora del cierre de los colegios.

En cualquier caso, la fragmentación parlamentaria tradicional en Israel obligaría al tándem Netanyahu-Lieberman a reclutar más socios para poder formar Gobierno.

En este panorama, cobran especial importancia los partidos ultraortadoxos, como el sefardí y mizrahim Shas, que tendría doce escaños. Pese a perder dos escaños, Shas mantendría la condición de partido bisagra decisivo para la formación del nuevo Gobierno.

Aunque no se puede descartar ninguna posibilidad de acuerdo, en principio Shas preferiría optar por pactar con el Likud e Israel Beitenu. Los ultraordoxos mantuvieron un enconado enfrentamiento con Livni, cuando tras la dimisión de Olmert por escándalos de corrupción intentó en vano recibir apoyos parlamentarios para mantener el Gobierno formado en torno a Kadima y los laboristas y evitar las elecciones anticipadas. Livni, de trayectoria laica y nacida en Tel Aviv, hizo una cuestión de honor la reducción de ayudas a las familias numerosas, consideradas imprescindibles por el electorado ultraortodoxo para mantener el apoyo a Kadima.

Otra formación ultraortodoxa, el Judaísmo Unido de la Torah, obtendría seis escaños, mientras que Patria Judía lograría cuatro.

El izquierdista Hadash -formación que agrupa a judíos y árabes- obtendría cinco escaños, mientras que el partido Lista Árabe Unido-Ta’al, representante de la comunidad palestina con pasaporte israelí y que ha tenido que padecer una ilegalización por parte de la Comisión Electoral que, posteriormente, anuló el Tribunal Supremo, se quedaría con cuatro escaños.

El sionista de izquierdas Meretz lograría cuatro escaños, y el ultraderechista Unión Nacional obtendría tres parlamentarios.

En Gaza las elecciones no tienen interés

«¿Netanyahu, Livni o Barak? Todos dicen que quieren la paz, pero todos son unos mentirosos». Al igual que la mayoría de los palestinos de Gaza, el policía Abú Ahmed no espera que se produzca ningún cambio sea quien sea el vencedor en las elecciones israelíes.

Sentado en una mesa de un mugriento café, con el Kalashnikov en las rodillas, Abú Ahmed, que se niega a dar su verdadero nombre, comparte un plato de humus con tres de sus colegas antes de tomar posiciones en una calle de Gaza azotada por el frío viento.

«Todos quieren la guerra. Todas sus declaraciones no son más que maniobras políticas para llegar al poder», afirma, con barba y el uniforme azul de la Policía de Gaza.

«Si quieren confrontación, estamos dispuestos. No tenemos miedo», añade otro policía, sin levantar la cabeza del plato.

«De manera general, estas elecciones se celebran encima de la sangre de los palestinos y sólo les interesa la seguridad de Israel», insiste el portavoz de Hamas, Fawzi Barhum, en una intervención en las radios de Gaza, que ayer emitieron programas especiales sobre los comicios israelíes.

«Sea quien sea el vencedor de estas elecciones, no hará nada para resolver el conflicto», estima Abú Ibrahim, de 47 años, vendedor de alimentos en el mercado de Firas. «Los judíos no quieren la paz», concluye.