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Ni ven ni recuerdan

Fuentes: Haaretz

Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.

Los responsables de la seguridad israelí fueron rápidos, el lunes, en alardear del éxito de su táctica de recrudecimiento contra Gaza: Miren, el número de Qassam ha descendido. Cuando se publiquen estas líneas, los dirigentes de la seguridad pueden estar hilando otro axioma lógico: Desde que reanudamos el suministro de combustible sobre la base anterior, los palestinos han vuelto a lanzar Qassam. Conclusión: Hay que continuar la escalada. La lógica de la escalada es el segundo nombre del actual ministro de Defensa, Ehud Barak, y muchos israelíes lo están adoptando.

Barak era Primer Ministro en septiembre de 2000, cuando la defensa israelí respondió cruelmente a las manifestaciones populares y a los lanzadores de piedras contra el ocupante israelí: fuego letal contra los civiles, entre ellos muchos niños. No es sorprendente que los palestinos aprendieran la lección y también hiciesen una escalada de sus tácticas. Así es como llegamos al punto en el que estamos ahora: cohetes caseros de todas clases, cada vez más sofisticados, e Israel que incrementa cada vez más sus medidas de castigo como respuesta.

Libros, artículos y una o dos películas ya han abordado, aunque tardíamente, la insensatez de la táctica de la escalada. Pero eso no les importa a los que apoyan la aplicación de una presión cada vez mayor sobre el millón y medio de residentes de la Franja. Esto demuestra que ellos -como su ministro de Defensa y el resto de la dirección política- padecen cuatro defectos: amnesia, miopía, desorientación y discapacidad para el aprendizaje.

La amnesia permite a los partidarios de esta posición valorar y dar la bienvenida ostensiblemente a los resultados de la escalada, considerándola solamente en un periodo de tiempo que va de días a meses. Los israelíes se olvidan del mortífero ataque israelí que precedió al último lanzamiento de Qassam; y como no asocian los Qassam de hoy con los muertos del principio de la Intifada, es decir, con los pasos de la escalada que el ejército emprendió hace siete años, no pueden imaginar qué resultado dará la interrupción del suministro de agua debido a los cortes de energía, el colapso del sistema de desagüe de las aguas fecales, el insulto inherente al tratar de obligar a los palestinos a negociar únicamente por el hambre y el frío. Debido a la amnesia, los israelíes no piensan en el futuro de las actitudes y posiciones de los palestinos, de todos los musulmanes, de todos los árabes, que se están formulando en este preciso momento y que acabarán destruyendo cualquier calma temporal.

La cortedad de miras, la miopía de aquellos que apoyan la escalada sólo les permite ver las transmisiones de televisión desde Gaza -niños llorando y portavoces suplicando o rabiando- y piensan que son señales de que la actual escalada está funcionando. No ven más allá de la pantalla. No ven la ayuda mutua, la inventiva y la disposición que la población está mostrando y la obstinada presión política popular sobre su vecino egipcio.

La desorientación origina que los partidarios de la escalada crean que Gaza es realmente una región geográfica y demográficamente separada, sin conexiones, y que el destino de sus habitantes no significa nada para los palestinos de otras áreas. La desorientación origina que los israelíes se refieran a la Línea Verde y le den el título de «sagrada», sólo cuando los palestinos la cruzan y les meten un gol. Se olvidan de que ellos -es decir, nosotros, los israelíes- están cruzando la Línea Verde siempre: con asentamientos a sangre y fuego, con carreteras separadas, con bombardeos y con leyes y órdenes militares. Y esto empezó mucho antes de que ningún palestino aprendiera a fabricar Qassam.

A todo eso se añade la discapacidad para el aprendizaje. Los defensores de la escalada están convencidos de que ésta originará una presión popular sobre el gobierno de Hamás. Pero los palestinos no se olvidan de que las diferentes formas de asedio y cierre, el desgaste económico, la expropiación de tierras y la lentitud y demoras premeditadas en las negociaciones, son testimonios del fracaso de la Autoridad Palestina y su «presidente», Mahmud Abbas, mucho más que del fracaso de Hamás.

Los que abandera la escalada ignoran el hecho de que el cierre hermético de todos los cruces de Gaza recuerdan al mundo lo que quieren que olvide: que Israel es el ocupante, el agresor. La incapacidad de aprender y la miopía no ven la bancarrota moral -y no sólo de la seguridad- de la política de la escalada. Otros lo harán en su lugar.

http://www.haaretz.com/hasen/spages/947256.html

Amira Hass es una escritora y periodista israelí del diario Haaretz, especialmente conocida porque vive en la Franja de Gaza y Cisjordania y desde allí informa sobre los acontecimientos del conflicto israelopalestino, desde la perspectiva palestina, en sus columnas del periódico israelí.

Carlos Sanchis y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, al traductor y la fuente.