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No es una hipótesis, el boicot a la ciencia israelí se propaga como un virus

Fuentes: Haaretez.

Traducido del inglés por Marwan Pérez para Rebelión

La creciente reacción contra la guerra de Gaza está alimentando boicots, tanto abiertos como silenciosos, a la investigación científica israelí. Las subvenciones se agotan, los correos electrónicos quedan sin respuesta y las colaboraciones, que antes eran regulares, se están desmoronando. «La única manera de lidiar con el boicot es detener la guerra… y las atrocidades que hemos estado perpetrando en Gaza».

En una conferencia en Singapur hace aproximadamente un año, el profesor Yehu Moran, biólogo evolutivo de la Universidad Hebrea de Jerusalén, conoció a un destacado investigador de la Universidad Católica de Lovaina (KU Leuven) en Bélgica. Moran le propuso una idea de investigación y sugirió colaborar. El científico belga se mostró entusiasmado, y ambos comenzaron a preparar una solicitud conjunta al Consejo Europeo de Investigación (European Reserach Council, ERC por sus siglas en inglés), del cual Moran ya había recibido dos subvenciones.

Pero cuando el colega belga presentó el plan a su departamento, recibió una carta de sus superiores advirtiéndole contra la cooperación con investigadores israelíes , citando «crímenes perpetrados por Israel». Aunque no se emitió ninguna prohibición oficial, el proyecto fue archivado discretamente.

Este es solo un ejemplo de lo que enfrentan los académicos israelíes desde el estallido de la guerra en Gaza tras la masacre del 7 de octubre , y de forma más aguda en los últimos meses. La Asociación Israelí de Directores de Universidades (VERA) ha creado un grupo de trabajo antiboicot que ya ha documentado más de 750 casos de boicots académicos. Algunos son incidentes puntuales y «pequeños»: un artículo retirado de una antología previamente planificada o la cancelación de un año sabático. Otros son institucionales: universidades o asociaciones profesionales enteras han cortado toda relación con investigadores o instituciones israelíes.

En los últimos meses, decenas de universidades europeas han declarado que están cortando vínculos.

“Casi todas las universidades belgas están boicoteando a Israel ”, afirma Emmanuel Nahshon, director del grupo de trabajo antiboicot de VERA. Añade que en los Países Bajos, alrededor del 80 % de las instituciones académicas han seguido el ejemplo. En España y Noruega, muchas universidades también han declarado el boicot, y también se han producido algunas rupturas en Italia, Irlanda y Suiza.

“Es como un virus que se ha estado propagando por Europa Occidental durante los últimos seis meses”, afirma el profesor Daniel Chamovitz, presidente de VERA y rector de la Universidad Ben-Gurión. “La gran ola comenzó cuando se reanudaron los combates en Gaza tras el último alto el fuego”.

Innumerables tonos de grises

Junto a los boicots oficiales, ha surgido un fenómeno más difícil de detectar: los «boicots grises». Se trata de actos de exclusión informales o no declarados: correos electrónicos sin respuesta, colaboraciones que desaparecen silenciosamente, contratos sin renovar. El grupo de trabajo considera esto especialmente preocupante porque es difícil de medir y más difícil de combatir.

Hace apenas una semana se produjo una señal preocupante: solo 9 de cada 100 solicitantes israelíes obtuvieron subvenciones del programa Horizon del ERC. Durante los últimos cinco años, Israel había presentado sistemáticamente un número similar de solicitudes (entre 98 y 109 al año), con una tasa de éxito promedio del 29 %. La caída al 9 % es drástica.

La causa sigue sin estar clara. Una explicación es que la calidad de las solicitudes ha disminuido, ya que los investigadores en Israel siguen trabajando bajo la presión de la guerra. Otra posibilidad es el regreso de fuertes competidores —el Reino Unido y Suiza— que recientemente se reincorporaron al programa Horizon tras varios años de ausencia.

Aun así, el profesor Noam Sobel, del Instituto Weizmann y miembro de los comités de revisión del ERC, afirma no tener ninguna duda de que se trata de un boicot silencioso. Subraya que las conversaciones con sus colegas en el extranjero lo confirman.

“Las propuestas israelíes no han empeorado”, afirma. “De hecho, el año pasado se han visto brotes de creatividad. El regreso del Reino Unido y Suiza podría explicar una o dos caídas en las subvenciones, no veinte. Ahora mismo, estamos en un lío. La gente en Europa y Estados Unidos está viendo una cobertura informativa completamente diferente a la que se muestra aquí. Ven imágenes horribles, y no sorprende que les afecte”.

No es que rechacen una excelente propuesta israelí y elijan una griega mala. La griega es excelente, y también la israelí. Pero donde uno podría haber obtenido 96 y el otro 94, tras ver imágenes de niños gazatíes muertos en las noticias, esas puntuaciones pueden cambiar. A veces esto ocurre conscientemente, a veces inconscientemente.

No hay otra explicación para una caída tan pronunciada. Y el impacto será enorme. Estas subvenciones son esenciales para la supervivencia misma de la ciencia israelí.

El ERC es, con diferencia, la fuente de financiación más importante para los investigadores israelíes. La siguiente en la lista, la Fundación de Ciencias de Israel, ofrece subvenciones anuales de hasta 100.000 dólares.

“A modo de comparación”, dice Sobel, “mi laboratorio cuenta con una subvención de 13,4 millones de euros del programa Horizon para digitalizar el sentido del olfato. Es otra liga. Dependemos casi por completo del ERC. Las consecuencias no se verán de inmediato. Las subvenciones del ERC suelen durar cinco o seis años. El descenso de las publicaciones israelíes se hará visible en unos tres años. Es inevitable”.

Sobel mantiene una esperanza limitada: “Si la situación cambia pronto, esto se reflejará en una caída de un solo año en los datos, no en un declive a largo plazo”.

“Gozamos de una posición destacada en el ERC, en Israel en general y en el Instituto Weitzmann en particular”, continúa Sobel. “De hecho, tenemos la mayor proporción de subvenciones concedidas de toda la Unión Europea en relación con el número de científicos. Los laboratorios israelíes que han obtenido financiación del ERC están a la vanguardia de la ciencia israelí. Si se debilita esa ventaja, se extenderá a toda la comunidad científica”.

Sin fondos, sin socios

En junio de 2024, la Universidad de Tel Aviv comenzó a recopilar datos del profesorado sobre casos de boicots académicos internacionales.

“Al principio, se concentraba principalmente en Estados Unidos”, afirma la profesora Milette Shamir, vicerrectora de Asuntos Académicos Internacionales de la universidad. “Pero en marzo, tras el fin del alto el fuego y el empeoramiento de la situación humanitaria en Gaza, se produjo un cambio significativo. Desde entonces, la mayoría de los boicots provienen de Europa. Ahora recibimos entre siete y diez informes semanales, aproximadamente el triple que hace un año”.

Según Shamir, gran parte de la financiación académica de Israel proviene del programa Horizon, ya sea mediante subvenciones individuales del ERC o mediante consorcios de investigación multiinstitucionales.

“Un hecho sumamente preocupante es que se está excluyendo al profesorado israelí de los consorcios”, afirma. “O cuando un consorcio ya incluye investigadores israelíes, se intenta desmantelarlo o expulsarlos”.

Al principio, se concentraba principalmente en Estados Unidos. Pero en marzo, tras el fin del alto el fuego y el empeoramiento de la situación humanitaria en Gaza, se produjo un cambio significativo. Desde entonces, la mayoría de los boicots provienen de Europa. – Prof. Milette Shamir, vicepresidenta de Asuntos Académicos Internacionales de la UTA

Aunque la UE se opone oficialmente al boicot académico a Israel, esta política solo ha ayudado al grupo de trabajo antiboicot en sus esfuerzos legales por bloquear las expulsiones de consorcios existentes. El problema ahora es más insidioso:

“Para empezar, simplemente no nos invitan”, dice Shamir. “Y no se trata solo de financiación. Se trata de compartir conocimientos, publicaciones y formación de estudiantes de posgrado. El peligro es difícil de cuantificar, porque cuando nunca llega una invitación, no se sabe por qué. Mientras tanto, se habla de misiles que impactan en el Instituto Weizmann y destruyen décadas de investigación. Es trágico, pero también lo es el lento deterioro de los vínculos de investigación entre todas las universidades israelíes. Construir una alianza estratégica con una importante institución extranjera lleva años. Y no sé cuándo, ni si podremos reconstruirla”.

Según Shamir, los intentos de boicotear el mundo académico israelí existen desde hace al menos 25 años.

“El boicot académico es controvertido porque la academia se basa en la libertad y la cooperación”, afirma. “Pero ahora, personas que nunca habrían apoyado un boicot lo están haciendo. Al ver las imágenes perturbadoras que llegan de Gaza en los últimos meses, especialmente la masacre cerca de los centros de ayuda, la gente se deja influenciar con mayor facilidad. Se está extendiendo”.

En un momento dado, la Universidad de Tel Aviv tuvo que responder públicamente a acusaciones falsas, incluidas afirmaciones de que la universidad tiene un campo de entrenamiento de soldados.

“Eso no es cierto”, dice Shamir. “Los soldados que estudian aquí suelen especializarse en humanidades. Pero ya nadie escucha nuestras explicaciones. No importa.”

“Esto no se trata solo de Gaza”

Nahshon, actual jefe del grupo de trabajo antiboicot y ex funcionario de alto rango del Ministerio de Asuntos Exteriores, cree que algunos de los boicots no se limitan a la guerra en Gaza.

“Parte de la retórica es claramente aniquilacionista contra Israel”, afirma. “El 7 de octubre aceleró algo más profundo: una corriente subyacente de larga data que ha estado debilitando el tejido de la democracia occidental, impulsada tanto por la extrema izquierda como por la extrema derecha. Esto, para gran alegría de China, Rusia, Turquía y los cataríes, está siendo impulsada y financiada”.

Si Qatar invierte miles de millones en departamentos de Estudios de Oriente Medio, está creando un clima de hostilidad hacia Israel. El 8 de octubre, esto nos explotó en la cara —señala—. Hay un enemigo muy peligroso aquí.

Sin vínculos permanentes con el mundo desarrollado y con las mejores instituciones académicas del mundo, la singularidad y el valor añadido de Israel pueden desaparecer. – Emmanuel Nahshon, jefe del grupo de trabajo antiboicot de VERA

El gobierno no comprende la magnitud del desafío ni que pone en peligro al propio Israel. Las universidades son el elemento más importante de la economía israelí. Sin vínculos continuos con el mundo desarrollado y con las mejores instituciones académicas del mundo, la singularidad y el valor añadido de Israel podrían desaparecer. Israel perderá sus ventajas únicas y dejará de ser una startup líder en los sectores más competitivos.

“Ustedes mismos se buscaron esto”

El presidente de la Universidad de Tel Aviv, profesor Ariel Porat, dice que el sentimiento predominante entre él y sus colegas es que las universidades no tienen apoyo ni respaldo en este tema por parte del Estado.

Hemos conversado con altos funcionarios del gobierno y del Ministerio de Asuntos Exteriores, y nos dijeron: «Las críticas a la política israelí generadas por su gente contribuyeron al BDS. Ustedes mismos se lo buscaron». Con la excepción de la ministra de Ciencia y Tecnología, Gila Gamliel, la sensación es que el boicot académico no le interesa al gobierno, a pesar de la enorme importancia de la ciencia para la defensa, la economía y la sociedad.

Porat está especialmente preocupado por el próximo marco del programa Horizon Europe, que entrará en vigor en 2028 con un presupuesto de 175.000 millones de euros a lo largo de seis años. Una reciente propuesta para revocar la participación de Israel en el acuerdo ha generado alarma en la comunidad académica.

Esto sería un duro golpe para la ciencia israelí, tanto en términos de cooperación como de financiación de la investigación. La ciencia en Israel ya no será lo que era, afirma Porat.

El profesor David Harel, presidente de la Academia de Ciencias y Humanidades de Israel, comparte esta preocupación. Harel afirma que la revisión de las relaciones comerciales entre Israel y Europa, incluida la participación de Israel en el próximo programa Horizon, ya está causando un gran daño a la ciencia israelí.

“La única discusión entre otras figuras clave del mundo académico y yo es si esto será un golpe mortal o casi mortal”, dice con una sonrisa triste. “No creo que nos echen, pero nos están dando la espalda en todo; últimamente, incluso en Alemania, nuestro mejor amigo”.

La propuesta de la Comisión Europea de suspender la financiación a las startups israelíes no fue aprobada en el Consejo de la UE el martes. La propuesta habría excluido a las empresas israelíes del programa Horizon Europe, en particular a aquellas cuyas tecnologías podrían tener aplicaciones militares. Sin embargo, el texto de la propuesta sugiere que, de aprobarse, podría extenderse a empresas de todos los sectores.

Según una fuente familiarizada con las conversaciones, la propuesta no alcanzó el umbral requerido (una mayoría del 55 % de los Estados miembros que represente al 65 % de la población de la UE) debido a la oposición o la indecisión de algunos países. Cabe destacar que Alemania e Italia se negaron a apoyar la decisión y solicitaron un aplazamiento para evaluar si la situación humanitaria en Gaza ha mejorado antes de considerar una suspensión parcial de la cooperación con Israel.

La única manera de afrontar el boicot es detener la guerra, recuperar a los rehenes y detener las atrocidades que hemos estado perpetrando en Gaza. – Prof. David Harel, presidente de la Academia de Ciencias y Humanidades de Israel

Es más, Harel no ve manera de que los académicos cambien la situación: “Quizás se pueda convencer a alguien aquí o allá de que un boicot a la ciencia no resuelve el problema, pero la única manera de lidiar con el boicot es detener la guerra, traer de vuelta a los rehenes y detener las cosas terribles que hemos estado perpetrando en Gaza”.

El profesor Boaz Golani, de la Facultad de Datos y Ciencias de la Decisión del Technion en Haifa, coincide en que claramente ha habido un deterioro significativo en los vínculos académicos de Israel con el mundo, pero cree que la descripción de Israel como un paria académico global es una exageración.

“En Estados Unidos, el BDS académico ha sido prácticamente un fracaso”, afirma. “Incluso durante la presidencia de Biden, ninguna institución rompió lazos con Israel. Y con la elección de Trump, la tendencia de protestas antiisraelíes en los campus universitarios prácticamente se detuvo”.

Un equipo del Instituto Samuel Neaman de Investigación de Políticas Nacionales presentó recientemente un informe a la Knéset sobre el boicot académico contra Israel. Golani, quien dirigió el equipo, coincide en que la situación en Europa es preocupante y afirma que el boicot tiene, en parte, una motivación antisemita.

Por supuesto, la guerra agrava mucho el fenómeno, pero sus raíces son muy antiguas. La Universidad de Florencia, por ejemplo, ha cortado lazos con Israel, pero mantiene vínculos con universidades de Irán y Afganistán, afirma.

Hemos conversado con altos funcionarios del gobierno y del Ministerio de Asuntos Exteriores, y nos dijeron: «Las críticas a la política israelí generadas por su gente contribuyeron al BDS. Ustedes se lo buscaron».

Prof. Ariel Porat, Rector de la Universidad de Tel Aviv

Golani también señala actos de solidaridad y contrarrespuesta. Entre ellos, destaca el programa MIT-Kalaniyot , iniciado por dos profesores judíos y ampliado posteriormente a cuatro universidades más. El programa proporciona financiación posdoctoral a decenas de investigadores israelíes, financiado con millones de dólares en donaciones.

“El panorama es complejo”, dice Golani. “Sin duda, la situación ha empeorado en los últimos meses, pero no es desesperada ni desesperanzada”.

“La cooperación se ha convertido en un acto político”

Un país europeo donde los institutos de investigación no han cortado oficialmente sus vínculos con Israel es Suecia. Sin embargo, muchos investigadores allí, críticos con la postura proisraelí de su gobierno de derecha, han lanzado un boicot independiente a la cooperación con instituciones israelíes.

Hasta el momento, alrededor de 2.200 profesores, incluidos cientos de catedráticos, han firmado la declaración de boicot .

Uno de sus autores es el Dr. Peter Hellström de la Universidad de Uppsala.

Nos dimos cuenta de que no podríamos persuadir a los líderes académicos para que actuaran oficialmente, así que recurrimos a la actividad de base. Esto es un boicot gris, declaró a Haaretz.

Hellström estima que la investigación israelí quedará cada vez más aislada en Europa.

Mucha gente que nunca antes había criticado a Israel ahora no quiere saber nada de él. La cooperación con Israel se ha convertido en un acto político en sí misma en Europa, y muchos la evitan. La postura neutral actual es simplemente no colaborar con Israel. La corriente dominante está cambiando, e Israel está perdiendo a todos sus miembros.

Reconoce que muchos investigadores israelíes se oponen a las políticas de su gobierno, pero critica a las instituciones académicas por permanecer en silencio:

Ninguna universidad israelí ha condenado el genocidio. Y existe cooperación entre la academia israelí y el ejército. La investigación de defensa realizada en universidades israelíes ha apoyado, de facto, la ocupación y la opresión de millones de personas durante décadas. Me encantaría volver a trabajar con israelíes, en una situación en la que sus universidades no sean en absoluto cómplices de la opresión palestina. Pero no estoy dispuesto a legitimar el Estado de Israel tal como se comporta hoy.

Al hablar con Hellström, la impresión es que no siente ninguna hostilidad personal hacia los israelíes ni los judíos. Más bien, lo motiva el deseo de cambiar la situación de los palestinos.

“Si un israelí viniera a mí buscando trabajo, lo ayudaría”, dice. “Esto no es un boicot a los israelíes, sino al Estado de Israel, que está involucrado en graves delitos. Cada uno hace lo que puede. Y ahora mismo, hay mucha presión para reducir la financiación de la UE a los investigadores israelíes. Israel debe elegir: el apartheid y el genocidio, o formar parte de la comunidad investigadora mundial”.

Porat ve las cosas de otra manera. «Si alguien cree que perjudicar al mundo académico cambiará la política del gobierno israelí, se equivoca. El boicot solo fortalece al gobierno, que en muchos casos ve a las universidades como el enemigo».

El Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Educación no han hecho nada para ayudarnos a lidiar con el boicot. El mundo académico es la oposición más fuerte a este gobierno. Y, si se quiere debilitar al gobierno, hay que fortalecer a la oposición.

Fuente: https://aurdip.org/en/not-a-hypothesis-boycott-against-israeli-science-spreads-like-a-virus/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.