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Israel no debería lavar el cerebro a sus hijos

No hay nada más fácil que conseguir que los párvulos repitan un himno y se entusiasmen con ceremonias religiosas y chauvinistas

Fuentes:

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.

El Ministerio de Educación entregó a los supervisores y maestros de preescolar un paquete de planificación y preparación del próximo año escolar. El primer capítulo es sobre «la educación en los valores sionistas, judíos, democráticos y sociales», los mismos objetivos educativos de las escuelas de primaria y secundaria. Luego de estudiarlo atentamente, es difícil decidir si reír o llorar: La visión del mundo que lo guía es superficial y chauvinista.

Se supone que los maestros de preescolar empiezan la jornada izando la bandera nacional y cantando el himno. El éxito de esta iniciativa -«para que el Día de la Independencia todos los niños conozcan la letra del himno»- estará determinado «por la cantidad de maestros de preescolar que aborden los símbolos del Estado: la bandera, el símbolo y el himno». El maestro también -se supone- alimenta «la identidad de los niños, y el sentimiento de pertenencia social, nacional y tradicional».

Los defensores afirman que estas tradiciones son habituales en las grandes democracias, especialmente en los Estados Unidos. Eso es engañoso ya que no se puede comparar una larga tradición que ha creado un claro denominador cívico común con una sociedad de inmigrantes con regulaciones tendenciosas guiadas por un sistema educativo débil sujeto a la manipulación política en momentos en los que las diferencias políticas y culturales de la sociedad son cada vez más profundas.

Este superficial lavado de cerebro se une a una serie de iniciativas del Ministerio de Educación en los últimos años, incluidas las promovidas por el ministro Gideon Sa’ar de hacer las visitas del programa «Masa Mibereshit» (El viaje desde el principio) iniciadas por el Rabino Mordejai Elon a la Cueva de los Patriarcas y la Ciudadela de David, que convocaba a que los oficiales del ejército israelí entraran en las aulas, la adopción de las tumbas y los monumentos de los soldados caídos para promocionar un proyecto de ley donde el sistema educativo tienda a formar hacia el servicio militar y nacional, y mucho más.

Estas controvertidas medidas mezclan la religión, la nacionalidad y el ejército de la manera más simplista. No hay nada más fácil que conseguir que los párvulos repitan un himno y se entusiasmen por las ceremonias religiosas y chauvinistas. Sin embargo la historia demuestra que estas prácticas, en última instancia, rompen el consenso en torno a los símbolos, convirtiéndolos en objetos de odio y haciéndolos propiedad de un único campo: el que impone sus valores a los demás.

Fuente: http://www.haaretz.com/print-edition/opinion/israel-shouldn-t-brainwash-its-children-1.374155