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No hay Patria sin virtud

Fuentes: La República

La caída a finales de los años ochenta del siglo XX del campo socialista a nivel internacional significó para Cuba entrar en una nueva etapa conocida como el «periodo especial en tiempos de paz». En aquellos momentos para garantizar la supervivencia del país fue necesario enfrentar un proceso de fuertes ajustes de la economía cubana, […]

La caída a finales de los años ochenta del siglo XX del campo socialista a nivel internacional significó para Cuba entrar en una nueva etapa conocida como el «periodo especial en tiempos de paz».

En aquellos momentos para garantizar la supervivencia del país fue necesario enfrentar un proceso de fuertes ajustes de la economía cubana, los cuales significaron en algunos sectores de la sociedad un deterioro de determinados valores morales que la alejaron del ideal de una Revolución hecha con todos y por el bien de todos.

Los niños que nacieron en aquel momento, hoy ya adolescentes y jóvenes, no tuvieron la oportunidad de poder comparar con la situación anterior, nacieron en una etapa gris donde las dificultades y las limitaciones materiales abrieron la puerta a una permisividad sin límites ni reglas por parte de sus padres.

En muchas ocasiones, el ejemplo paterno poco edificante sirvió para que los jóvenes en cierta medida no vieran a sus maestros como ejemplos a seguir, creando una juventud que no está perdida pero a veces se encuentra desamparada.

En la actualidad momentos los jóvenes tienen que tomar plenamente el protagonismo absoluto de su época, a su manera y con sus características, con la confianza puesta en ellos mismos.

Para de esta forma asumir la responsabilidad de las decisiones que tomen, desde la rica individualidad de esa persona, sin que por ello se convierta en la defensa de un individualismo absoluto.

Se hace necesaria la recuperación de valores morales como la solidaridad o la convivencia en el respeto al otro, los cuales fueron seña de identidad de una sociedad que sintió el dolor ajeno como propio y llegó a ser capaz de entregar heroicamente la vida de muchos jóvenes en tierras africanas sin buscar beneficios económicos o personales sino la satisfacción de la liberación de esos pueblos.

La asimilación de estos valores necesita de la práctica, el cumplimiento de una serie de medidas y principios educa mediante la trasmisión de los mismos cuando ante determinadas situaciones existe correspondencia entre lo que se orienta y lo que se hace.

Actualmente el gran enemigo al que se tiene que enfrentar este reto es la simulación y el oportunismo que anida en la ambigüedad de algunas personas, tal y como alertó el presidente cubano, Raúl Castro, en su discurso de apertura del sexto congreso del Partido Comunista de Cuba, cuando afirmó que «los dirigentes no surgen de escuelas ni del amiguismo favorecedor, se hacen en la base, desempeñando la profesión que estudiaron, en contacto con los trabajadores y deben ascender gradualmente a fuerza del liderazgo que sólo otorga ser ejemplo en el sacrificio y los resultados«.

De ahí la gran importancia de adoptar los modelos de conducta a las situaciones cotidianas que vivimos, para que esos valores incidan en la variación de esas situaciones, porque no es posible un divorcio entre la moral defendida en la vida pública y la moral concretada en la vida privada y aunque nos parezca una utopía poder conseguirlo, tenemos ejemplos en el pasado que nos demuestran que es realizable.

Desde bien temprano la asunción de la conciencia nacional cubana va muy unida a la materialización de los anhelos de justicia social y exaltación de la dignidad del ser humano.

Uno de los iniciadores de las gestas independentistas, el padre Felix Varela, consideró que no había ningún modo de afrontar la vida y su quehacer diario que no incluyera una postura ética ante la realidad.

Su pensamiento se puede identificar en la frase «no hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad«, entendiendo la impiedad en su acepción más común, como el mal comportamiento hacia el prójimo.

Fuente: http://www.guillermonova.com/bitacora-del-caribe/no-hay-patria-sin-virtud/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.