El día 17 de marzo de 2017, la agresión sionista contra Siria tuvo un punto de inflexión, cuando el ejército del país levantino y su sistema de defensa antiaéreo de misiles derribó un avión israelí, que junto a otras tres aeronaves de ese país, irrumpieron en territorio sirio. Tal acción se hizo con el objetivo […]
El día 17 de marzo de 2017, la agresión sionista contra Siria tuvo un punto de inflexión, cuando el ejército del país levantino y su sistema de defensa antiaéreo de misiles derribó un avión israelí, que junto a otras tres aeronaves de ese país, irrumpieron en territorio sirio.
Tal acción se hizo con el objetivo de bombardear posiciones del Ejército Nacional Sirio y fuerzas de Hezbolá, en la zona de Palmira, donde se combate a las bandas terroristas que operan en territorio sirio. Hasta ese momento, el gobierno sirio había denunciado, en varias ocasiones, las incursiones de las fuerzas militares israelíes, tanto por tierra como por aire e incluso el bombardeo de posiciones del ejército y población civil siria. Correrías sionistas destinadas, ya sea para apoyar a las fuerzas terroristas de Fath al Sham – ex Frente al Nusra – en la zona de los Altos del Golán, ocupados a Siria desde el año 1967,- como también violar la soberanía de esta nación de Oriente Medio, como parte del plan de fragmentación y destrucción de la nación árabe.
Apoyo sionista al terrorismo
Lo mencionado se efectuaba, sin que se haya actuado decididamente por parte de Damasco, para detener tales violaciones y menos aún responder a estas provocaciones que se arrastran, no sólo desde el inicio de la agresión contra Siria en marzo del año 2011, sino que desde la ocupación de los Altos del Golán en la guerra del año 1967. Recordemos, que en septiembre del año 2016, el gobierno sirio llamó a la ONU a tomar medidas urgentes contra la alianza existente entre Israel con el grupo terrorista Fath al Sham – antiguo Frente al Nusra que es la franquicia de Al Qaeda en la región – en una cooperación permitida por sus aliados occidentales. Sin que mereciera reproche alguno y mostrando con ello, que el fin de la alianza internacional, liderada por Washington, nunca ha sido combatir el terrorismo, sino que derribar al gobierno sirio, cercar a Irán e impedir el avance ruso en la región.
La noche anterior al derribo del Caza israelí, el día jueves 16 de marzo, el aeropuerto militar de Mezzeh, a diez kilómetros al oeste de Damasco, la capital siria, fue atacado con misiles desde el territorio fronterizo ocupado por Israel – en las inmediaciones del denominado Lago Tiberiades, Buhayrat Tibiriyā por su nombre en árabe – provocando un incendio y la pronta activación del sistema de defensa aéreo de Siria. El gobierno de Damasco advirtió a Tel Aviv que sus actos tendrían consecuencias, llamado de atención que se concretó al día siguiente, cuando se derribó el aparato aéreo sionista con el uso del sistema de misiles ruso tierra-aíre SA5 y el lanzamiento de varios misiles de largo alcance. La acción siria tuvo por respuesta la activación del sistema de defensa antimisiles estadounidense Arrow 3 que es un programa conjunto entre Israel y Estados Unidos, en una entrega de tecnología como a ningún otro país en el mundo y que muestra la estrecha alianza entre Washington y su guardían en Oriente Medio.
Desde Israel se confirmó, a través del medio oficialista Jerusalen Post, que el ejército de ese país utilizó, por primera vez, su defensa de antimisiles Arrow – que comenzó su despliegue en enero de este año – tras reconocer que cuatro de sus aviones incursionaron en territorio sirio y fueron repelidos por misiles de la defensa antiaérea siria. Este lunes 20 de marzo, la advertencia siria, tras el derribo del avión sionista tuvo un nuevo resultado: la destrucción de un dron israelí en la zona de Quneitra. Se ha dado inicio así a la batalla por dotarse de los mejores y más avanzados sistemas de defensa antiaérea y junto con esto la decisión siria de no aceptar operaciones militares que provengan de Israel.
Las fuerzas sionistas, en declaraciones extraídas de medios israelíes, tomaron buena nota, que a la par del uso de los SA5, Siria activó su sistema de defensa antiaéreo con el modernísimo sistema S-300 mientras las fuerzas rusas estacionadas encendían las alarmas con el sistema S-400. La respuesta de las fuerzas sirias, al amparo de los éxitos militares obtenidos en el último año, han demostrado al sionismo, que una cosa es atacar a poblaciones indefensas – como la Palestina – en los territorios ocupados, construir un muro que segregue a su pueblo, asesinar niños, ofender y maltratar a las mujeres, esquilmar sus riquezas, privarlos del agua, construir asentamientos con miles de colonos extremistas; eso, indudablemente, es muy distinto que enfrentar a un ejército, a las milicias de Hezbolá, sentirse amenazado ante la posibilidad de recibir fuego misilístico con alcance de miles de kilómetros como el Fateh Iraní o tener que ver derribado sus aviones por sistemas antiaéreos, que equiparan las fuerzas en pugna. Una cosa es mostrar fuerza y abuso con los débiles y la otra tener que exhibirla ante quienes te pueden responder.
Tal realidad ha adelantado el despliegue del sistema de defensa antiaéreo sionista de medio alcance denominado David´s Sling – Honda de David – como muestra que el camino para enfrentar al régimen israelí es la fuerza. Sin duda la nueva postura del gobierno sirio se fundamenta en algunos elementos claves: el apoyo sostenido, firme y decidido del Eje de la Resistencia, que a través de la asesoría y trabajo en terreno de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, comandada por el general Qasem Soleimani, del apoyo del Movimiento Hezbolá, milicias voluntarias chiitas, los Comités Populares Sirios y las propias fuerzas del Ejército Nacional Sirio, han cambiado la correlación de fuerzas de la guerra de defensa del pueblo sirio en estos seis años. Incrementado tras la entrada en escena de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas, que desde el aire han generado un apoyo concreto al trabajo en terreno del Eje de la Resistencia.
Desde Israel se alzaron voces belicosas, como la del Ministro para Asuntos Militares, el colono de origen Moldavo Avigdor Lieberman, quien amenazó con destruir los sistemas de escudo antiaéreo con que se ha dotado el país levantino. Verbalización sin más sentido que tranquilizar a los seguidores más extremistas de la coalición de gobierno, en un escenario regional donde el gobierno sirio recupera palmo a palmo su territorio, lo que puede llevar, incluso, a recuperar los altos del Golán, junto a un escenario global donde el sionismo es sólo defendido por su padre putativo.
Las declaraciones de Lieberman se inscriben en la estrategia sionista de evitar cualquier posibilidad de conflicto con las fuerzas rusas estacionadas en Siria y para ello, desvían el foco de atención, consignando que su objetivo es «evitar la transferencia de armas de Siria a El Líbano», lo que resulta a lo menos risible si consideramos que el trabajo militar común entre las fuerzas sirias y el Movimiento Hezbolá se viene dando como fruto de la cooperación en la lucha contra el terrorismo takfirí. Y, en esa lógica el intercambio de información, logística, armas, hombres y apoyo político y diplomático es evidente.
El desarrollo del programa misilístico iraní y su formidable poder de fuego convencional – donde destaca el denominado sistema de defensa antiaéreo Bavar 373 con característica similares al S-300 ruso -la entrega por parte de Rusia de los modernos sistemas de defensa antiaérea S-300 al gobierno sirio y la propia instalación del sistema S-400 en las bases militares y aéreas rusas en territorio levantino, son elementos que han cambiado la balanza de poder en la zona. Eso lo sabe Israel y se cuidará de intentar operaciones que signifiquen el uso de ese poder de fuego. Sobre todo, a partir de la decisión de Damasco de derribar cualquier aeronave extraña que surque sus cielos – como corresponde a la defensa soberana de un país -.
El contar con un sistema moderno de misiles tierra-tierra, tierra-aíre constituye un claro factor de estabilización para el gobierno sirio, cuyo objetivo – junto al eje de la resistencia y las propias declaraciones de Moscú – es disuadir cualquier intervención exterior en el conflicto que no sea la autorizada por las autoridades sirias, como lo señala el ordenamiento internacional. El disponer de equipos militares equivalentes al sistema Patriots estadounidenses, por ejemplo, muestran a una Siria en condiciones de enfrentar la amenaza sionista y eso lo saben en Tel Aviv, lo que permite calmar algunos «espíritus acalorados» interesados en internacionalizar el conflicto mediante la participación de fuerzas extranjeras que no sean llamadas por el gobierno legítimo sirio.
Israel, Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudí y cualquiera que intente seguir con su política de destruir a la sociedad siria debe considerar lo que ha pasado los últimos días con las hasta ayer impunes incursiones sionistas sobre suelo sirio: ya no se consentirá tal conducta y para ello los SA5 – sistema S-200 – los S-300 y el sistema de defensa antiaéreo Pántsir S-1 y el sistema Buk M1 ruso que están en plena operación en Siria, permiten demostrar que la decisión de disuadir cualquier aventura que estos enemigos del pueblo sirio quisieran plantearse va muy en serio
Israel ya está advertido: no más bombardeos impunes contra Siria, que servirá, sin duda, para develar la verdadera cara del sionismo, que suele ensañarse con aquellos que no tienen la capacidad militar de enfrentarlos. Es el signo de aquellas entidades que hacen del abuso su sello, que hacen del ultraje su signo distintivo y sobre todo presionan de la forma más vil a las naciones y sus ciudadanos cuando osan enfrentarlos por sus crímenes. El ejemplo de Siria, el derribo de los aviones sionistas, la necesidad de amenazar la política agresiva de la entidad nacionalsionista es un imperativo y en Siria se está mostrando el camino. Si ello no es así el próximo misil tal vez encuentre su blanco en objetivos sionistas.
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