«La Operación Milagro es un ejemplo «La tarea clave de hoy es utilizar las oportunidades de progreso, justicia y cooperación hemisférica que se abaren, concretando esas expectativas», afirmó el académico norteamericano Noam Chomsky en la clase magistral dictada en el salón de honor de la Universidad de Chile. Allí recibió el Doctorado Honoris Causa de […]
«La tarea clave de hoy es utilizar las oportunidades de progreso, justicia y cooperación hemisférica que se abaren, concretando esas expectativas», afirmó el académico norteamericano Noam Chomsky en la clase magistral dictada en el salón de honor de la Universidad de Chile. Allí recibió el Doctorado Honoris Causa de manos del Rector (subrogante) de la Universidad de Chile, profesor Jorge Las Heras. El crítico más radical de la política exterior de Estados Unidos, se refirió a la situación que vive América Latina, «fuertemente influida por las organizaciones populares, y por un movimiento sin precedentes antiglobalización o contra una forma de globalización que va contra los intereses de la gente.»
Fue un final optimista para una sobria exposición que abarcó más de un siglo de sombría actuación imperialista. Chomsky, de 78 años, testigo de cargo de la actuación de su país a nivel global, sostuvo que aunque no se puede saber «hacia dónde va todo», en los últimos años la línea de control de América Latina por Washington pierde efectividad, y Bush se ha visto obligado a tolerar en la mayor parte del sur de la región, la existencia de gobiernos que antes habría derrocado impunemente.
Chomsky se refirió también a los movimientos de solidaridad surgidos desde los años 80 en Estados Unidos, afirmando que nadie había soñado antes en ir en ayuda de víctimas de la guerra, pero esa tarea involucró a varios miles de personas, generando un movimiento que se extiende desde las organizaciones de base e iglesias.
En Santiago, una multitud de estudiantes desbordó la Casa Central para escuchar la conferencia, transmitida en vivo vía Internet por alumnos del taller de televisión de la escuela de Periodismo de esa universidad. Con ironía de lingüista, Noam Chomsky evitó referirse directamente en su charla a la incidencia de Washington en la historia chilena, pero sus crudas alusiones generaron momentos de complicidad con la atenta audiencia, que lo aplaudió con fuerza al concluir la clase magistral.
Mientras tanto, a pasos de la histórica casa de Bello, los estudiantes en paro eran reprimidos por carabineros. Al concluir la exposición el académico era llevado por las autoridades por otra salida y los asistentes se reencontraron con nuestra realidad. «¿Quién es Chomsky?», se preguntaba un periodista del canal de tv Señal 3 de La Victoria, mientras atendía a su camarógrafo ferozmente golpeado en la cabeza por la policía.
Un orden global tripolar
Para el académico visitante, experiencias como la Operación Milagro, en que médicos cubanos y venezolanos salvan la vista de miles de pacientes de cataratas en América Latina son «un ejemplo de integración y cooperación sur-sur», que genera entusiasmo entre las mayorías y los más pobres. Destacó que Cuba y Venezuela establecen una relación en la que intercambian ventajas comparativas, como el aporte de petróleo venezolano, y la presencia de profesionales cubanos de alta calificación en el área de la salud y la educación. Llamó la atención asimismo sobre los vínculos comerciales con China establecidos por Venezuela, Brasil y Chile. A su juicio, asistimos a la gestación de un orden global tripolar, con Europa, Asia y América, en el que Estados Unidos está cada vez más aislado en el ámbito mundial.
Sin embargo aseveró que por primera vez, el monto total de la asistencia militar norteamericana entregada actualmente a América Latina, excede la ayuda económica. El Comando Militar Sur de Estados Unidos tiene más personal en esta región que todas las agencias (norteamericanas) civiles combinadas, y se han establecido nuevas bases militares en diversos países como Ecuador, Paraguay y Colombia, para apoyar operaciones en terreno. También aumenta el número de tropas latinoamericanas que se entrenan (en la Escuela de las Américas), ahora bajo tuición del Pentágono en lugar de depender del Departamento de Estado que antes ejercía un cierto control sobre temas de derechos humanos.
Los monstruos de casa
Refiriéndose al Fondo Monetario Internacional FMI -para él, una sucursal del Departamento de Estado norteamericano- señaló que la entidad ha promovido políticas que han causado pobreza y dolor en la región. Alabó la decisión del Presidente argentino Néstor Kirchner de violar las reglas impuestas por la entidad financiera, «y por ello ahora Argentina disfruta de una recuperación económica».
Reveló asimismo fragmentos del currículum o del jefe del FMI, Paul Wolfowitz, quien considera un héroe al ex dictador Suharto de Indonesia. Para Chomsky, en cambio, Suharto es «uno de los peores responsables de asesinatos y torturas en masa del mundo moderno…un gobernante que ofreció grandes ganancias a inversionistas extranjeros que saquearon su país y por lo tanto fue muy popular en Estados Unidos mientras estaba en el poder, al igual que muchos otros monstruos en el pasado y presente… Ustedes, por supuesto están familiarizados con algunos ejemplos acá».
En su retrato hablado de Wolfowitz, el académico agregó que cuando Turquía se negó a aprobar la invasión a Irak, este alto funcionario denunció públicamente a los militares turcos por no obligar a su gobierno a apoyar a Bush, «cualquiera que sean las ridículas ideas de esa población».
La rapacidad de los ricos
Al analizar los problemas de América Latina, se detuvo también en la «rapacidad de sus clases poderosas», con patrones de consumo y comportamiento muy diferentes a los estados emergentes de Asia. Mientras en ese continente las importaciones apuntan al mejoramiento del capital físico y humano, América Latina importa artículos suntuarios y tiene las peores cifras mundiales en materia de inequidad. Además, «los ricos están exentos de obligaciones sociales».
Se refirió más adelante a la importancia de la población indígena de países como Ecuador y Bolivia. Recordó que en Bolivia el clamor del pueblo impidió la privatización del agua, y la elección de Evo Morales posibilita comenzar a revertir las políticas neoliberales aplicadas por 25 años, responsables de que su población haya llegado al más bajo nivel de ingresos.
Abusos del lenguaje
En su conferencia -en la que estaban presentes varios estudiantes de Lengua de la Universidad intrigados al descubrir que un lingüista también podía opinar sobre política- Chomsky mostró los objetivos declarados y métodos de la política de Estados Unidos hacia América Latina, citando en forma reiterativa el lenguaje del imperio, en el que abundan términos como «idealismo» y «promoción de la democracia», y contrastándolos con las permanentes intervenciones militares y apoyo a brutales tiranías. «La promoción de la democracia es central», rezaba el objetivo principal enunciado desde el gobierno de Woodrow Wilson (1913-1921). Chomsky denomina aquello «el excepcionalismo americano…es decir, la doctrina de que Estados Unidos es diferente porque tiene el propósito de establecer la libertad en el mundo entero».
Sostuvo que existe un «record histórico inconsistente. No hay que confundir el abuso de la realidad con la realidad, es decir, el no realizado propósito nacional…. Estados Unidos regularmente ha derrocado gobiernos democráticos, entre ellos los de Guatemala, Brasil, Chile y una larga lista». Señaló que las denuncias sobre estos hechos fueron a menudo desacreditadas como «teoría marxista», pero las investigaciones las han confirmado plenamente.
Los desafíos de Chile y Cuba
Recordó asimismo que Washington reaccionó con temor ante la elección democrática de Salvador Allende. «No sólo era una amenaza a los intereses corporativos. Es un desafío a la base ideológica de la política estadounidense, así que el Consejo de Seguridad decidió que si Estados Unidos no era capaz de controlar a América Latina, no podía hacer nada más en el mundo» y, al igual que en Cuba, se aplicó a «remover el gobierno a través del desencanto basado en insatisfacción económica. Como todos ustedes saben, esta política fue aplicada exitosamente acá».
El académico detalló el porqué de la continua agresión norteamericana a Cuba. «Las razones por las que hay que torturar a Cuba, son que desde hace 150 años, constituye un exitoso desafío a la política estadounidense».
Recapituló las ideas básicas a partir de las cuales Washington delineó su política hacia Cuba en el año 1960, sintetizadas así: «Castro será derrocado por el desencanto de la gente común. Es necesario tomar medidas para hambrear al pueblo.» Desde 1820, con la aplicación de la Doctrina Monroe, el interés de Washington era gobernar la isla, siguiendo los ya citados principios «democráticos» de Wilson. Al intervenir con tropas norteamericanas en la guerra de Cuba con España, Washington tomó el control de la situación, impidiéndoles a los cubanos asistir al acto de rendición de España, pese a que los cubanos eran los verdaderos dueños de esa victoria, hecho que está comprobado históricamente. Según Chomsky, hasta 1959 Cuba fue de hecho una colonia virtual de Estados Unidos. «Después de la auténtica liberación de Cuba en 1959, Eisenhower decide derrocar el gobierno y apoyar una invasión militar…», sostuvo, añadiendo que luego la guerra económica fue agudizada por el presidente John F. Kennedy. Especificó que el problema real no eran los rusos sino la preocupación de que ese ejemplo pudiera infectar a otros. «La distribución de la tierra, las oportunidades crecientes para los pobres eran ideas altamente atractivas», expresó. El castigo se intensificó aún más después del colapso soviético, para provocar el cambio de gobierno. «Y ahora, aunque Bush tolera y provee refugios para terroristas como Posada Carriles, Bosch y otros. Sin embargo hay opinólogos que evitan recordar la doctrina de Bush acerca de que los que apoyan a los terroristas deben ser tratados como tales».
La cercanía y sus costos
También se refirió a los resultados de la política de «promoción de la democracia en los años 80» citando investigaciones que señalaban que «el fracaso de esos programas fue sistemático. Donde la influencia de Estados Unidos era menor, el progreso hacia la democracia era mayor, a pesar de los intentos de (Ronald) Reagan de apoyar a dictadores. Donde la influencia estadounidense era mayor, el progreso era menor. La explicación sería que Estados Unidos sólo aceptaba cambios verticales y limitados, que no pusieran en riesgo las estructuras de poder en las que participaba».
Sacando a luz un ejemplo más reciente, Chomsky expresó que -a contrapelo del discurso oficial de Washington – la intervención en Serbia propiciada por Estados Unidos, «no se produjo con el fin de detener las violaciones a los derechos humanos, sino por la resistencia de Serbia a implantar las reformas neoliberales. Esa era otra experiencia de desafío que Estados Unidos no podía tolerar.»
Haití y República Dominicana
En su charla se refirió al rol jugado por Estados Unidos en el Caribe. «Los ‘idealistas’ que invadieron Haití y la República Dominicana, se apropiaron de recursos y luego dejaron República Dominicana en manos de Leonidas Trujillo, a quien califican como el hombre responsable de una gran obra».
Precisó también que en esos tiempos, en Venezuela, apoyó el «régimen corrupto de Juan Vicente Gómez, presionando al gobierno para impedir las concesiones británicas, siempre de acuerdo al idealismo vigente en Estados Unidos.»
Aseguró Chomsky que después de la invasión de la República Dominicana por tropas norteamericanas (1916), el presidente dominicano Francisco Henríquez y Carvajal viajó a Versalles (Liga de las Naciones) para solicitar la inclusión de su país entre las naciones oprimidas, lo que fracasó por maniobras del Presidente Wilson. Agregó el conferencista: «El tratamiento de Wilson hacia los dominicanos fue relativamente benigno porque ellos eran blancos, mientras que los haitianos eran negros y completamente ignorantes. La dedicación de Wilson a sus ideales no era aplicable a los pueblos inferiores…El parece estar cerca de un universal histórico: Hitler, Stalin, todos ellos estaban abocados a una causa noble».
Chomsky percibe la continuidad del «idealismo wilsoniano» en el discurso de la guerra al interior de Estados Unidos contra el crimen y las drogas, formulado en las últimas décadas, y cuyo objetivo real es «crear terror en la población norteamericana, y enviar a prisión a negros y latinos, para hacer limpieza social».