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O no habrá más poesía

Fuentes: La Jiribilla

La situación actual del mundo no da lugar a vacilaciones ni a esperas de ningún tipo, si no que amerita acciones concretas, diseños de estrategias, ya no de resistencia. Creo que el período de resistencia ya tenemos que darlo por concluido y este es el período de construcción de la alternativa; estamos en una situación […]

La situación actual del mundo no da lugar a vacilaciones ni a esperas de ningún tipo, si no que amerita acciones concretas, diseños de estrategias, ya no de resistencia. Creo que el período de resistencia ya tenemos que darlo por concluido y este es el período de construcción de la alternativa; estamos en una situación que podemos llamar de vida o muerte: aquí o se construye una alternativa real a este sistema capitalista que nos está destruyendo o no habrá más poesía, no habrá ya lugar para nada más. La situación no es elucubración, exageración, radicalización; no es extremismo de parte de los que siempre hemos soñado con ese otro mundo distinto: es una situación concreta que está allí permanentemente amenazando.

¿Por qué estamos aquí?, ¿cuál es el elemento común que nos une, aún sin que nos conozcamos personalmente? Pues es esa angustia que cada uno de nosotros siente ante esa situación, ante tanta injusticia, tanta agresión, tanta violencia que pareciera no conocer límites y también ante el hecho de que la gente no reacciona como debe, ¿qué está pasando hoy día?, ¿cómo ha logrado ese sistema capitalista domesticar a la humanidad de tal manera que flagrantemente la está destruyendo y al mismo tiempo no hay una reacción general, planetaria, contra ese sistema?, ¿qué está pasando y en qué hemos fallado nosotros, -que decimos que tenemos conciencia de esta situación-, en lograr que esa conciencia se extienda y se entienda, además, la necesidad de la solidaridad y del trabajo conjunto?

Nos llamamos Red en Defensa de la Humanidad, si defendemos esa humanidad que hoy como nunca antes, desde que apareció el primer ser humano sobre el planeta, está seriamente amenazada, ¿qué nos toca a nosotros hacer en relación con esa defensa? ¿Quién se ha constituido como la mayor amenaza para la humanidad al punto de que estamos al inicio del proceso de extinción de esa humanidad ya que se calcula que en 50 años, de no ponerse correctivo, será totalmente irreversible la destrucción del planeta y por lo tanto de todos los seres que la habitan?

Tenemos un sistema capitalista que pasó de ser un modo de acumulación, a imponerse como un único modo de ser en el mundo; por primera vez tenemos, además, un imperio que se hace planetario, que ejerce su dominio en todos los rincones del mundo, incluso en aquellos países en que no lo pareciera, como Rusia y China; dondequiera los tentáculos de ese sistema han penetrado y producen acciones y modifican y crean defensores del propio sistema, siembran núcleos, así como en esas películas de ciencia ficción, donde aparecen genes extraterrestres que llegan y se diseminan en algunos sitios y comienzan a reproducirse, de esa misma manera está actuando el sistema capitalista.

Su capacidad depredadora -lo sabemos y ha sido explicado por grandes analistas políticos y económicos-, su capacidad de destrucción de la naturaleza ha superado con creces su capacidad de producción y transformación. Lo que produce cada vez tiene un costo más alto, no en dinero, sino en vida humana y del planeta, esa acumulación que pretende de capital al infinito, paralelamente va aparejada con una capacidad infinita de destrucción de la naturaleza, eso ha sido explicado entre otros por Rosa de Luxemburgo, pero no es una teoría de hace 50 años, es hoy una realidad palpable que estamos viviendo día a día.

O se construye una alternativa o la desaparición de la vida sobre el planeta será mucho más temprano de lo que nos imaginamos.

Otros tienden a pensar que el capitalismo ya entró en una crisis profunda y estructural que se manifiesta en todas las dimensiones de su accionar, por lo que se puede pensar que en el tiempo largo es ya esperable y visible que este sistema capitalista tenga un fin; pero quien piense así pudiera caer en la inacción creyendo que ya no es necesario hacer nada porque esto va a desaparecer por leyes de la historia, el problema es que esa capacidad de destrucción va a hacer que primero desaparezca el planeta antes que el propio sistema capitalista.

Para intentar sobrevivir, lo sabemos, este sistema está recurriendo a todos los instrumentos que tiene a su alcance fundamentalmente a dos armas muy poderosas que son su dominio militar y su dominio mediático. Desde el punto de vista militar, todos hemos sido declarados sus enemigos y potencialmente cada uno de nuestros países es su próxima víctima. Si examinamos todos los procesos de intervención de EE.UU. de los últimos años, nos damos cuenta de que cada vez es más corto el tiempo entre su primera amenaza y el bombardeo concreto, ya es cuestión de meses y se va a ir acortando más, porque así lo requiere el imperialismo en su lucha por sobrevivir y por imponerse.

Si EE.UU. viviera solo de sus reservas de petróleo, en cinco años no le quedaría una sola gota de ese combustible, pues produce cinco mil barriles diarios y necesita 200 millones de barriles diarios, ya sabemos de dónde y cómo los va a sacar.

Por otra parte, mediáticamente ha impuesto un discurso que va más allá de la legitimación de sus estrategias de dominación, y ha generado un hábil discurso de sustitución de la realidad y de desarme de la conciencia de los que hasta a veces nosotros mismos somos víctimas.

Uno de los objetivos de este evento es que hagamos un análisis, un balance de contextos y nosotros, que decidimos defender la humanidad, veamos de qué manera tenemos que actuar en la presente coyuntura.

El primer deber revolucionario es sobrevivir, pero esa sobrevivencia no se va a mantener si no construimos al mismo tiempo alternativas que ayuden a establecer esa sociedad y ese mundo de justicia y paz que la humanidad requiere y que, además, merece. Esta humanidad que ha pasado por tantas dificultades, que ha tenido que vencer tantos obstáculos y que hoy estaría en capacidad tecnológica de que todos los pueblos del mudo viviesen en condiciones dignas de vida y no como está hoy el pueblo de Somalia y toda África. No hay derecho a que estos grupos de poder estén poniendo en juego la vida de toda la humanidad.

Fíjense lo desalmado que es este sistema que ya se está denunciando cómo ahora los especuladores de la bolsa han dirigido sus acciones al área de los alimentos, ya no va a ser solo Somalia y los países del Cuerno de África, es que van a someter al mundo a una hambruna en función de sus ganancias.

Hay que reaccionar a esto y algo tenemos que hacer. En el construir de esa sociedad, los latinoamericanos tenemos una gran responsabilidad, como hace 200 años, creo que nos toca volver a jugar un rol protagónico y de vanguardia para enfrentar este nuevo imperio.

Somos en este momento el único lugar del planeta donde el imperio ha perdido espacios, a pesar de las bases militares, porque en el resto del planeta los ha ido ganando, eso tenemos que valorarlo y defenderlo y además seguir trabajando para cada vez quitarle nosotros más espacio y avanzar.

Por primera vez tenemos gobiernos que se parecen a sus pueblos y que junto con sus pueblos están buscando recuperar la vida, el buen vivir, el vivir viviendo y no muriendo, recuperar la humanidad plena; nosotros también tenemos que ayudar a consolidar esto haciendo las críticas necesarias pero sin perder de vista el objetivo estratégico.

Este encuentro no puede perder estas perspectivas, nosotros pretendemos realizar un análisis de lo que nos amenaza; pero también hacer propuestas constructoras de la nueva realidad, que nos ayuden a diseñar una nueva estrategia que nos permita avanzar cada vez más, sin descanso, redoblando el paso, acelerando el paso.

Es nuestra responsabilidad como intelectuales, que nos decimos comprometidos y que estamos día a día metidos en la batalla; aquí tenemos poetas, sociólogos, historiadores, filósofos, personas de diferentes áreas del pensar con un elemento común: que no estamos aislados en esas torres de marfil en la que se pretendió siempre mantener a los intelectuales, si no que nos nutrimos, o pretendemos nutrirnos, día a día de esa lucha diaria y contribuir con esa lucha.

Fuente: http://www.lajiribilla.cu/2011/n535_08/535_08.html