Un mínimo de 70 personas muertas y más de 200 heridas, a las que se suman los desplazamientos forzosos; es el balance de víctimas publicado el 22 de julio por Europa Press –a partir de los datos del Ministerio de Sanidad gazatí-, sobre el último ataque del ejército israelí contra la ciudad de Jan Yunis (sur de la Franja).
La agencia informativa añade que, desde el 7 de octubre de 2023 (inicio de la agresión sionista), la cifra de víctimas mortales en Gaza alcanza las 39.000, a las que se agregan otras 560 en Cisjordania y Jerusalén Este.
En la ciudad y campamento de refugiados de Jenin (norte de la Cisjordania ocupada), la reciente embestida militar por parte de Israel se saldó con al menos 12 víctimas mortales palestinas y cerca de 4.000 desplazadas (canal France 24, información 4 de julio).
Organizaciones internacionales y ONG continúan haciéndose eco de la masacre; así, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de Naciones Unidas dictaminó -el 19 de julio- que la “presencia continua” de Israel en los territorios palestinos ocupados (TPO) es “ilegal”.
“Israel está obligado a poner fin a su presencia ilegal lo antes posible, así como a cesar inmediatamente todas las nuevas actividades de asentamiento y evacuar a todos los colonos; también está obligado a indemnizar por los daños causados a todas las personas físicas o jurídicas afectadas en los TPO”, expone la resolución de Naciones Unidas, adoptada por 11 votos favorables frente a cuatro.
Tal vez un caso específico de violencia sea la ejercida contra la infancia palestina; de hecho UNICEF informó -el 22 de julio- de que 143 niños y niñas palestinas fueron asesinados en Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental) desde octubre de 2023 (aumento del 250% respecto a los nueve meses anteriores); a la cifra señalada se suma la de menores heridos por armas de fuego: más de 440 niñas y niños palestinos.
La directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, hizo referencia a “numerosas denuncias” sobre menores palestinos que son objeto de detención, cuando retornan a sus casas desde la escuela, o que resultan tiroteados cuando caminan por la calle.
El organismo de Naciones Unidas para la infancia detalla, respecto a los mencionados crímenes, que se han producido víctimas en 10 de las 11 provincias de Cisjordania (más del 50% perpetrados en las ciudades de Jenin, Tulkarem y Nablus); “en los dos últimos años han aumentado en estas zonas las operaciones coercitivas a gran escala y militarizadas”, subraya UNICEF.
La represión contra la infancia ha sido señalada, también, por Defense for Children International Palestine (DCIP); a partir de información oficial del Estado de Israel, la ONG palestina denunció –el pasado 30 de abril- que 61 menores palestinos se hallaban en detención administrativa (arresto indefinido sin cargos ni juicio), lo que calificó como “cifra récord”; Según DCIP, “al menos la mitad de estos niños fueron detenidos después del 7 de octubre, cuando las fuerzas israelís intensificaron las operaciones militares en toda la Cisjordania ocupada”.
Además desde esta fecha, “la situación de los presos palestinos ha empeorado cada vez más y los niños denuncian condiciones muy duras”, informó la organización de Derechos Humanos.
A estas situaciones críticas se suman las derivadas de la desnutrición y la falta de ayuda humanitaria; así, DCIP hizo público -el 24 de julio- el testimonio de la madre de Anwar Al-Khudari, de tres meses; el bebé murió por inanición en febrero, en el hospital Kamal Adwan (ciudad de Beit Lahia, Gaza); “Anwar es uno de los al menos varias docenas de niños palestinos que han muerto en Franja, debido a la desnutrición y la deshidratación en los últimos meses”, concluía la ONG.
En relación con estas informaciones, Oxfam Intermón alertó -el 18 de julio- que Israel está haciendo uso del agua como “arma de guerra”, en Gaza, contra la población palestina (“reduce en un 94% el suministro de agua en la Franja”, según el informe Water War Crimes); el documento hace referencia, además de a los cortes, a la destrucción “sistemática” de instalaciones hídricas y el bloqueo “deliberado” de la ayuda.
El resultado, concluye la ONG, es una reducción hasta 4,74 litros por persona y día, “poco menos de la tercera parte de la cantidad mínima recomendada en situaciones de emergencia”.
El análisis de Oxfam Intermón concreta otros efectos de los crímenes de guerra de agua en la Franja; así, el daño o destrucción de cinco instalaciones de la infraestructura hídrica y saneamiento cada tres días.
El destrozo de la infraestructura de agua y electricidad, además de los obstáculos a la entrada de material de repuesto y combustible, ha producido una reducción de la producción hídrica del 84%.
En resumen, “con el 88% de sus pozos de agua y el 100% de sus plantas desalinizadoras dañados o destruidos, la ciudad de Gaza ha perdido casi toda su capacidad de producción hídrica”, subraya la organización humanitaria.
Avanza, mientras, el proceso de colonización en los TPO, como ha constatado el Movimiento Peace Now, que el 4 de julio destacó la aprobación -por parte del Consejo Superior de Planificación (HPC) israelí- de 5.300 viviendas en decenas de asentamientos en Cisjordania; los planes incluyen no sólo la expansión de asentamientos, sino la legalización de tres emplazamientos coloniales “avanzados”: Mahane Gadi; Givat Hanan y Kedem Arava.
Según Peace Now, “el Gobierno israelí no sólo permite que los colonos se apoderen de tierras, establezcan puestos de avanzada y granjas violando la ley, y ataquen y desplacen a los palestinos sin ninguna respuesta, sino que también los financia y ayuda”.
En esta coyuntura se produce a menudo un silenciamiento, en los países del Norte, de las voces críticas; por ejemplo, la multinacional alemana Adidas ha cancelado la campaña protagonizada por la modelo Bella Hadid para la promoción de un modelo de zapatillas deportivas; la modelo estadounidense había manifestado su apoyo a la causa palestina.
El 24 de julio, el medio independiente Democracy Now! Informó sobre el arresto de 400 manifestantes judíos que se habían concentrado en el Capitolio (Congreso de Estados Unidos), para exigir a la presidencia de Biden que dejara de apoyar los bombardeos en Gaza; la protesta se produjo en el contexto de la intervención del primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en la Cámara norteamericana.
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