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Crónica desde La Habana IV: Valoración del Encuentro contra el Terrorismo

«Otro mundo es posible, pero sólo es posible si es socialista»

Fuentes: La Haine

La última jornada del Encuentro contra el terrorismo que se ha celebrado en la capital de Cuba entre el 2 y el 4 de junio, a pesar de haberse basado -en buena parte- en el «dolor» y la «emotividad», tampoco estuvo exenta de la denuncia frontal contra el imperialismo y de propuestas políticas de clase […]

La última jornada del Encuentro contra el terrorismo que se ha celebrado en la capital de Cuba entre el 2 y el 4 de junio, a pesar de haberse basado -en buena parte- en el «dolor» y la «emotividad», tampoco estuvo exenta de la denuncia frontal contra el imperialismo y de propuestas políticas de clase para hacerle frente.

El profesor universitario italiano Luciano Vasapollo presentó algunas importantes informaciones, como que los servicios secretos estadounidenses estuvieron en contacto con la policía fascista italiana para ayudarles a reprimir las movilizaciones de Génova del año 2001, durante las cuales fue asesinado el activista Carlo Giuliani.

Vasapollo denunció que desde Italia se estuviera planteando la posibilidad de pedir una extradición del mercenario Luis Posada Carriles, ya que, según planteó el profesor universitario, «no sólo es un farsa; además no tienen autoridad moral ni autoridad política para hacerlo, porque la relación entre la CIA y la policía fascista italiana ha existido desde el Plan Condor (operación represiva patrocinada por EEUU para que las dictaduras militares sudamericanas de los años 70 acabaran con la izquierda revolucionaria)».

En este marco apuntó que «se ha comprobado feacientemente que en las manifestaciones en las que se asesinó a Carlo Giuliani, participaron los servicios secretos de EEUU ayudando a la policía italiana» en el operativo represivo. Ante este panorama, Vasapollo exhortó a la «izquierda europea» a que se defina: «o se está al lado de los pueblos, o se está al lado del imperialismo», subrayando que «se deben respetar las formas de lucha que la resistencia de los pueblos adopte». Así mismo destacó que «también existe otra Italia. La Italia de los luchadores sociales, la Italia de los 16.000 militantes de base que han sido procesados en los últimos 5 años», para concluir que «yo me reivindico marxista, a pesar de que muchos quisieran que me definiera ‘de izquierda’ para en realidad aspirar a un capitalismo moderado. Otro mundo es posible, pero sólo es posible si es socialista».

Por su parte, la escritora española Belén Lopequi reveló por qué EEUU no tiene planes de asesinar a Zapatero. «Si los tuviera -resaltó-, y por esa razón EEUU entrenara a grupos paramilitares con objeto de asesinarle, les ruego que lo juzguen normal», comparando esta hipótesis con los numerosos intentos de acabar con la vida del presidente cubano Fidel Castro planificados desde Washington. «Sin embargo, no lo hará porque Zapatero no nacionaliza las empresas, no disminuye la brecha entre ricos y pobres; porque a pesar de haber retirado las tropas de Irak no combate la guerra imperialista»,apuntó la escritora.

El poeta brasileño Thiago de Mello no fue menos en la propuesta de alternativas, señalando que «sólo se puede derrumbar el muro que separa la ilusión de la acción, con el amor de una revolución. Debo a la revolución cubana la fuerza de hacer de opción entre el apocalipsis y la utopía».

Valoración

Evidentemente, el objetivo de los organizadores de este congreso se ha cumplido. Se ha reunido a un grupo muy importante de personalidades «progresistas» de América Latina y Europa que denuncinaron incansablemente durante tres días el terrorismo de estado propiciado por EE UU. De esta forma se logra darle relevancia, fomentar actividades solidarias con la revolución cubana en varios países y quizás algo de presencia en la prensa de la burguesía internacional. Por supuesto, también se ha logrado aumentar la presión a EEUU para que extradite a Venezuela al mercenario anticubano Luis Posada Carriles. Este congreso supone un pasito más adelante para que Cuba salga del aislamiento, lo cual es fundamental.

Por otro lado, Cuba ha abierto un importantísimo espacio reclamado durante toda la década de los 90 por las organizaciones de derechos humanos latinoamericanas: un punto de encuentro para recopilar la información de secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones que conllevó el plan represivo continental para frenar el auge de los movimientos revolucionarios que, tras el triunfo de la revolución cubana en 1959, se multiplicaron en la región. En este sentido se ha propuesto crear una «enciclopedia del terrorismo imperialista» que no sólo sirva para recuperar la memoria, sino también como base documental para la denuncia y como base histórica para retomar la lucha en el presente.

Qué duda cabe que esta propuesta me parece necesaria, pero en mi opinión buena parte de las intervenciones de este encuentro han evitado acompañar la denuncia del genocidio con la efectividad práctica. Se ha comentado numerosas veces en estas jornadas que el Plan Condor fue «ilegal», como si el marco jurídico (burgués) tuviera alguna relevancia en la lucha de clases. Se ha insistido en que la masacre a la resistencia de los pueblos en los años 70 «no debe volver a ocurrir», pero quizá no se ha insistido lo suficiente sobre cómo plantear la lucha para que esto deje de ocurrir, más allá de «responder con dignidad» y otras palabras bien sonantes. Se ha propuesto en varias ocasiones firmar «una resolución unitaria de denuncia» entre los participantes, como si no hubiera suficientes resoluciones en la actualidad que los poderosos utilizan como papel del water. Se fortaleció la idea de crear un «frente continental contra el terrorismo», si bien esto puede quedar en el vacío si no se plantea como la construcción de un frente de clase que incluya a los movimientos que hoy en día están derramando su sangre a lo largo y ancho de América Latina para enfrentar al imperialismo.

Con todo, tal y como he venido relatando durante los días que ha durado el encuentro, considero que ha habido espacio para el enfrentamiento político. La selección de ponentes que han compuesto este espacio ha sido plural, combinando la denuncia del pasado con la denuncia del presente y combinando nuestro rol de víctimas del imperialismo con nuestro rol de combatientes por la derrota del terrorismo de Estado. Como punto de partida es positivo.

Para finalizar, brindo a los lectores unas palabras que Fidel Castro pronunció en su discurso final: «Un pueblo que le pierde el temor a las armas del imperio es invencible, y en Cuba, mientras haya un fusil seguiremos resistiendo».

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