Una de las justificaciones que esgrime el imperialismo es la liberación de las mujeres en países de tradición musulmana. Éste es un argumento hipócrita y teñido de islamofobia. Dos ejemplos son las ocupaciones de Afganistán en 2001 e Irak en 2003, donde la regresión en los derechos de las mujeres ha sido devastadora. Estas guerras […]
Una de las justificaciones que esgrime el imperialismo es la liberación de las mujeres en países de tradición musulmana. Éste es un argumento hipócrita y teñido de islamofobia. Dos ejemplos son las ocupaciones de Afganistán en 2001 e Irak en 2003, donde la regresión en los derechos de las mujeres ha sido devastadora.
Estas guerras sólo crean nuevas causas para el maltrato y la opresión de niñas y mujeres. Las promesas hechas a las mujeres en Afganistán en 2001 por los estados invasores y el gobierno de Hamid Karzai no se llevaron a cabo. No sólo eso, sino que EE.UU. apoyó a la Alianza del Norte, muy dados a violaciones a menores y ataques con ácido, según la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA).
Además, cuando el Estado desaparece, se generan otros agentes de control social, como las instituciones religiosas, favoreciendo a los partidos fundamentalistas. En Irak, la poligamia, poco frecuente, ha aumentado. Y una práctica cultural preislámica, la Muta’a, que permite los matrimonios temporales, se ha reavivado en la comunidad chií.
La violencia sexual es otra consecuencia de la guerra. La violación comprende un instrumento para reprimir la rebelión, en una situación de vulnerabilidad de la mujer ante la Ley.
Para poner fin a esta situación no podemos dejarnos llevar por la islamofobia y sus mitos. La opresión de la mujer en estos países es una cuestión más política que cultural. Tiene mucho más que ver con el sectarismo, la corrupción, la falta de servicios básicos, las violaciones de los derechos humanos, el aumento del desempleo y las milicias organizadas que potencian las invasiones imperialistas, que con el Islam. Debemos luchar por una justicia controlada desde abajo, denunciando el autoritarismo, la corrupción, el lavado de dinero, el contrabando de petróleo y el soborno burocrático, como las profesoras en la revolución de Bahrain, las activistas de la plaza Tahrir en Egipto o las revolucionarias sirias contra comandos islamistas. El cambio vendrá de la aceptación real de los derechos de las mujeres por parte de la sociedad, y eso sólo se construye por medio de la solidaridad que generan las luchas.
Ángela Solano (@Angela_Freebird) es militante de En lucha / En lluita
Artículo publicado en el Periódico En lucha / Diari En lluita. http://enlucha.org/diari/otro-