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Palestina, la violencia legítima del colonizado y el papel de la izquierda occidental

Fuentes: Rebelión

El pueblo palestino está siendo sometido a una nueva masacre genocida por parte del ente sionista de Israel en las últimas semanas. Nada sorprendente, excepto porque, en esta ocasión, el mundo occidental y parte de su izquierda está legitimando esta masacre bajo el falso “derecho a la defensa de Israel” tras la acción armada que la Resistencia Palestina realizó en la Franja de Gaza el pasado 7 de octubre.

Tengo que empezar siendo claro: el derecho a defenderse (por cualquier medio, incluida la vía armada) lo tiene el ocupado, el colonizado, no el ocupante colonizador. Cualquier movimiento popular o partido que se diga de izquierda que no asuma este principio está, en la práctica, actuando como elemento legitimador del imperialismo a escala global y del colonialismo genocida sionista en este caso particular.

Y es que no hay que ser un peligroso radical antisistema para tener claro este punto. Basta con recordar la Resolución 3070 (XXVIII) de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la que se reconocía “la necesidad imperiosa de poner pronto fin al régimen colonial, a la dominación
extranjera y a la subyugación foránea” reafirmando “el derecho inalienable de todos los pueblos que se encuentran bajo dominación colonial y extranjera y subyugación foránea a la libre determinación, libertad e independencia” así como “la legitimidad de la lucha de los pueblos por liberarse de la dominación colonial extranjera y de la subyugación foránea por todos los medios posibles, incluida la lucha armada.”

Y es que nuestra “izquierda” está quedándose a la derecha de la propia ONU. La principal derrota de la izquierda occidental es haber interiorizado los límites que impone la derecha imperialista: «la violencia es siempre mala», «la democracia liberal es el único sistema legítimo», etc. Y así estamos hoy, cuando ya no sabemos distinguir «terrorismo» de resistencia anticolonial.

Porque sí, ahora gran parte de esa izquierda apoya a Palestina. Pero cuando Palestina atacó ejerciendo su derecho a la resistencia y defensa propia, casi toda callaba o incluso condenaba. Recordemos a Frantz Fanon cuando afirmaba en su monumental ´Los condenados de la tierra´ que “el colonialismo no es una máquina de pensar, no es un cuerpo dotado de razón. Es la violencia en estado de naturaleza y no puede inclinarse sino ante una violencia mayor.” Así como que “El hombre colonizado se libera en y por la violencia.”

También vemos a muchos de «los nuestros» sorprendidos por la actuación cómplice de la UE en el genocidio sionista a Palestina. Pero debemos tener presente que Europa no es más que una construcción ideológica racista y colonial en decadencia sometida al hegemón estadounidense también en decadencia. Una construcción que solo se indigna ante los genocidios cuando estos se dan al interior de sus fronteras contra población blanca. Así es como autores como Aimé Césaire o George Padmore nos advirtieron hace muchas décadas de que lo que a Europa escandalizó de Hitler y el nazismo fue que llevaron las brutales prácticas colonialistas de las potencias europeas en el Sur al interior de Europa. No estaría mal que comenzáramos a socializar las obras de los marxistas del sur global para liberarnos de nuestros prejuicios eurocéntricos. Sobre todo en este momento de transición geopolítica mundial.

Debemos también recordar que la segunda mitad del Siglo XX europeo fue una anomalía histórica producto de tres cuestiones: la fuerza de partidos de izquierdas y movimientos obreros que habían vencido al fascismo en la IIGM, la existencia de la URSS y, precisamente, la extracción colonialista de los recursos del Sur Global. Hoy ya no existen ni esa fuerza, ni la URSS, y el Sur Global se está organizando gracias a la transición desde un mundo unipolar a uno multipolar. Y en este contexto, la izquierda europea está perdiendo su papel autootorgado de guía moral e intelectual al caer a la vez que su mundo.

Algunos celebramos esto aunque seamos parte del mundo que cae y sabemos distinguir perfectamente entre un pueblo que resiste utilizando las formas de lucha que entiende necesarias y un Estado colonial, genocida y apoyado por el occidente en decadencia.

Por lo tanto y como consecuencia lógica de lo anteriormente expuesto quiero terminar este texto exponiendo tres cuestiones olvidadas por gran parte de las izquierdas occidentales pero que todas deberíamos tener claras:

– La lucha armada en contextos de colonización es legítima (y muchas veces necesaria).

– El pueblo colonizado es quien decide cómo, cuándo y con qué actores ejerce su autodefensa.

– Los militantes de las potencias coloniales debemos apoyar la lucha de los pueblos colonizados tanto mediante la solidaridad con su lucha sin cuestionar sus métodos como ejerciendo la lucha contra las oligarquías de nuestros Estados.

Todo lo demás que opinemos al respecto es secundario a estas tres cuestiones básicas y, desde luego, no es algo que haya que sacar en un momento de ejercicio de la resistencia activa por parte del pueblo colonizado. Las izquierdas occidentales hemos ido hacia atrás en esto.

Y, por último, vinculado con lo anterior y volviendo al principio del texto cuando mencionaba la acción de la Resistencia Palestina el pasado 7 de octubre, termino diciendo:

– Hamas no es una organización terrorista. Hamas es una organización de liberación nacional y resistencia ante un Estado colonizador que lleva décadas realizando un apartheid y un genocidio sistemático contra la población palestina con el apoyo y/o la permisividad de Occidente.

– A los blancos europeos que nos creemos superiores en todo a los pueblos del sur nos gustará más o menos que Hamas sea la organización que actualmente lidera la Resistencia Palestina (compuesta de grupos heterogéneos que van desde el islamismo hasta el marxismo pasando por el nacionalismo laico) pero esa no es una cuestión sobre la que tengamos ninguna legitimidad para decidir ni para opinar.

– Es el pueblo colonizado en su lucha quien decide detrás de quién y de qué manera se defiende de su agresor y avanza hacia su emancipación.

Israel lleva décadas ocupando territorio palestino, asesinando, expulsando a la población indígena de su tierra y, en estas semanas, está recrudeciendo su política, asesinando a miles de personas, miles de niños, con bombardeos generalizados e indiscriminados sobre población civil retransmitidos y celebrados por su líder Netanyahu. Esta es la realidad que los palestinos tienen que vivir y ante la que tienen que resistir para destruirla. Por los medios que crean necesarios. A la izquierda occidental, si aún nos queda algo de dignidad, sólo nos queda oír, ver y apoyar.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.