Hace pocos días, Fatah y Hamás, junto con otras 12 organizaciones palestinas, han firmado la Declaración de Beijing poniendo fin a la división y fortaleciendo la unidad nacional palestina.
Este “Acuerdo para incluir a todas las organizaciones en la OLP y formar un gobierno provisional de concordia nacional” era una necesidad urgente de la nación palestina, que les ha llevado a Beijing en busca de su apoyo negociador.
Este nuevo acuerdo llega tras la mediación de China entre Irán y Arabia Saudí para restablecer los lazos diplomáticos el año pasado.
La capacidad mediadora china vuelve a dar sus frutos
La estrategia pacifista de China es un componente fundamental
de su capacidad para mediar en conflictos internacionales. Esta estrategia se
basa en una combinación de principios tradicionales de la diplomacia china y
políticas contemporáneas que enfatizan la estabilidad y el desarrollo global.
China sigue una política de no intervención en los asuntos internos de otros
países, lo que le permite presentarse como un mediador neutral en conflictos
internacionales, ya que no está percibida como una fuerza intervencionista con
intereses ocultos.
Promueve consistentemente el diálogo y la negociación como medios para resolver
conflictos, ofreciendo sus buenos oficios en diversas disputas internacionales
y alentando a las partes a resolver sus diferencias a través de conversaciones
pacíficas en lugar de recurrir a la violencia.
Ha lanzado diversas iniciativas diplomáticas para fomentar la paz y la
estabilidad regional, como el proceso de las Seis Partes para la
desnuclearización de la Península Coreana y sus esfuerzos para mediar en
conflictos en África y Medio Oriente. La última intervención, también estos
días y tras haber presentado China una propuesta de paz desde el inicio de la
guerra, es la visita a Beijing del ministro de asuntos exteriores de Ucrania
buscando su intervención y que ha coincidido con la firma palestina.
La política exterior de China se basa en el principio de ganancia mutua
(win-win), buscando soluciones que beneficien a todas las partes involucradas
en la mediación de conflictos, reforzando así su posición como mediador justo y
equilibrado.
Aboga por un orden mundial multipolar donde ningún país tenga hegemonía, lo que
le permite mediar en conflictos sin ser percibida como una fuerza dominante y
promoviendo un equilibrio de poder que facilita la resolución de disputas.
China ha jugado un papel clave en varias mediaciones exitosas, siendo
instrumental en facilitar conversaciones entre facciones en conflictos
africanos y mediando en disputas fronterizas en Asia, con su enfoque pacifista
como un pilar en estos esfuerzos.
Enfatiza la importancia del derecho internacional y los principios de la Carta
de las Naciones Unidas, adhiriéndose a estos principios para reforzar su imagen
de nación que respeta las normas internacionales, lo que la convierte en un
mediador creíble.
La estrategia pacifista de China, centrada en la no intervención, la promoción
del diálogo, la participación en operaciones de mantenimiento de la paz y el
desarrollo económico, forma la base de su capacidad para mediar en conflictos
internacionales, permitiendo a China posicionarse como un actor clave en la
diplomacia global comprometido con la paz y la estabilidad mundial.
Los antecedentes en la división de los movimientos palestinos
La división de los movimientos palestinos tiene raíces
profundas y complejas que se desarrollaron a lo largo de varias décadas. Veamos
los antecedentes históricos y políticos que llevaron a esta división:
Mandato Británico y Primeros Movimientos Nacionalistas (1920-1948). Durante
el Mandato Británico en Palestina, surgieron los primeros movimientos
nacionalistas palestinos que buscaban la independencia y se oponían tanto al
mandato colonial como al creciente asentamiento judío en la región. En este
periodo, diversas facciones y líderes surgieron, a menudo con diferentes
enfoques y estrategias para abordar el conflicto.
Establecimiento del Estado de Israel y Nakba (1948). La creación del
Estado de Israel en 1948 y la subsiguiente Nakba (catástrofe) para los
palestinos, donde cientos de miles fueron desplazados, profundizó las
divisiones internas. Algunos grupos abogaban por la lucha armada contra Israel,
mientras que otros buscaban soluciones diplomáticas o se centraban en la
resistencia civil.
Fundación de la OLP (1964). La Organización para la Liberación de
Palestina (OLP) se fundó en 1964 como un frente unificado de varios grupos
palestinos. Fatah, liderado por Yasser Arafat, se convirtió en la facción
dominante dentro de la OLP. Sin embargo, otros grupos como el Frente Popular
para la Liberación de Palestina (FPLP) mantuvieron diferencias ideológicas y
estratégicas con Fatah.
Conflictos Internos en la OLP. Durante las décadas de 1970 y 1980, la
OLP enfrentó numerosos conflictos internos. Diferencias ideológicas y tácticas,
así como alianzas cambiantes con países árabes, contribuyeron a la
fragmentación del movimiento palestino. A pesar de ser la principal
organización representativa, la OLP nunca logró una cohesión completa entre sus
diversas facciones.
Intifada y Surgimiento de Hamás (1987). La Primera Intifada (1987-1993)
marcó un punto de inflexión. Durante este levantamiento, Hamás (Movimiento de
Resistencia Islámico) surgió como una fuerza significativa, diferenciándose de
la OLP por su ideología islamista y su rechazo a cualquier compromiso con
Israel. Esto estableció una clara división entre Hamás y las facciones más
laicas y nacionalistas de la OLP.
Acuerdos de Oslo (1993). La firma de los Acuerdos de Oslo entre la OLP e
Israel en 1993 acentuó la división. Mientras que Fatah y otros grupos dentro de
la OLP veían los acuerdos como un paso hacia la paz y la creación de un estado
palestino, Hamás y otros grupos islamistas los rechazaron, considerando
cualquier negociación con Israel como una traición a la causa palestina.
Segunda Intifada y Escalada de la Violencia (2000-2005). La Segunda
Intifada (2000-2005) exacerbó las divisiones internas. La violencia y la
represión israelí, junto con el fracaso de los acuerdos de paz, fortalecieron a
Hamás, que ganó popularidad por su enfoque de resistencia armada. Este periodo
vio un aumento significativo en la influencia de Hamás en comparación con
Fatah.
Elecciones Palestinas y la División Fatah-Hamás (2006-2007). En 2005, a
la muerte del presidente Yasser Arafat, Mahmoud Abbas, del partido Fatah, ganó
las elecciones presidenciales con aproximadamente el 62% de los votos. Sin
embargo, en 2006, Hamás ganó las elecciones parlamentarias palestinas, lo que
llevó a un enfrentamiento con Fatah. En 2007, Hamás tomó el control de la
Franja de Gaza, mientras que la Autoridad Nacional Palestina, dominada por
Fatah, mantuvo el control de Cisjordania. Esto resultó en una división
geográfica y política que persiste hasta hoy.
Negociaciones entre Fatah y Hamás en Egipto (2011).
Fueron un esfuerzo significativo para reconciliar las dos principales facciones
palestinas, que habían estado divididas desde que Hamás tomó el control de la
Franja de Gaza en 2007. En mayo de 2011, Fatah y Hamás firmaron un acuerdo de
reconciliación en El Cairo. Los puntos principales del acuerdo incluían la
formación de un Gobierno de Unidad Nacional, que se encargaría de preparar
elecciones presidenciales y legislativas en un plazo de un año; la
reestructuración de las fuerzas de seguridad palestinas para integrar a
miembros de ambas organizaciones; y ambas partes se comprometieron a liberar a
los prisioneros políticos detenidos en sus respectivas áreas de control. Sin
embargo, las presiones externas, tanto de Israel como de otros actores
internacionales, jugaron un papel decisivo en dificultar la reconciliación. En
cualquier caso, las negociaciones entre Fatah y Hamás en Egipto en 2011
representaron un esfuerzo significativo por superar las divisiones internas
palestinas y avanzar hacia una unidad que pudiera fortalecer la posición
palestina en el escenario internacional.
Acuerdo de Argel (2022). El 13 de octubre de 2022, Fatah y Hamás
firmaron la «Declaración de Argel», en la que se comprometieron a
implementar medidas concretas para la reconciliación. Esto incluía la formación
de un comité para supervisar la implementación de los acuerdos y la preparación
de elecciones. Sin embargo, estos acuerdos, así como el de Egipto, son muy
frágiles y no se han aplicado.
En resumen, la división de los movimientos palestinos es el resultado de una combinación de factores históricos, ideológicos, tácticos y geopolíticos. Desde las primeras luchas nacionalistas hasta las diferencias contemporáneas entre Fatah y Hamás, la unidad palestina ha sido constantemente desafiada por una serie de eventos y dinámicas complejas.
La nueva situación actual
Frente a los intentos anteriores, parece que en estos momentos nos encontramos en una situación nueva que puede hacer realidad los acuerdos alcanzados.
Por una parte, China ha adquirido fuertes capacidades como ya hemos indicado y ha cultivado buenas relaciones tanto con Israel como con Palestina. Ha apoyado consistentemente la causa palestina en foros internacionales, abogando por una solución de dos estados basada en las fronteras de 1967 y la creación de un estado palestino con Jerusalén Este como su capital. La percepción de China en la región del Medio Oriente es generalmente positiva. Su política de respeto por la soberanía y su énfasis en el desarrollo económico resuenan bien con muchos países de la región, incluyendo tanto a los palestinos como al resto de estados árabes.
Y por otra parte, la situación ha cambiado radicalmente. Hasta ahora, Fatah y Hamás tenían una coexistencia pacífica, cada uno en su propio territorio y con su propia economía. La decisión de Israel no solo de aniquilar a Hamás sino, también, ocupar la Franja de Gaza, coloca también a Fatah y a Cisjordania en una situación desesperada para su supervivencia.
La Declaración de la reunión de Beijing: Acuerdo para incluir a todas las organizaciones en la OLP y formar un gobierno provisional de concordia nacional
La Declaración acordada comienza indicando que “A raíz de la generosa y autorizada invitación cursada por la República Popular China a las organizaciones palestinas, se celebró en la capital, Beijing, una importante ronda de diálogos palestinos con el objetivo de unificar la posición palestina, hacer frente a la guerra genocida y a la agresión israelí y poner fin a la división interna, a fin de hacer realidad las aspiraciones del pueblo palestino a la unidad nacional, la libertad y la independencia nacional”.
Y en resumen, plantea en sus puntos principales:
- “Unir esfuerzos para hacer frente a la agresión sionista y detener la guerra genocida llevada a cabo por el Estado ocupante y las bandas de colonos, con el apoyo y la participación de los Estados Unidos de América”;
- “Acoger con satisfacción el dictamen de la Corte Internacional de Justicia”; y
- “Sobre la base del Acuerdo de Concordia Nacional, firmado en El Cairo el 5/4/2011, y la Declaración de Argel, firmada el 10/12/2022, continuar el seguimiento de la aplicación de los acuerdos para poner fin a la división”. Para este último acuerdo se firma el
“Compromiso con el establecimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén como capital”,
“El derecho del pueblo palestino a resistir la ocupación” y
“Formar un gobierno provisional de concordia nacional con la participación de todas las organizaciones palestinas y con la decisión del Presidente, sobre la base de la Carta Básica Palestina”.
El anuncio de la Declaración de Beijing es un paso crucial hacia la solución de la cuestión palestina y el logro de la paz y la estabilidad en Oriente Medio. De acuerdo con Mustafa Barghouti, secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina, la Declaración de Beijing va «mucho más lejos que cualquier otra alcanzada en los últimos años. La escena de los representantes de 14 organizaciones firmando la declaración marca un momento histórico importante en el movimiento de liberación palestino y trae valiosa esperanza al sufrido pueblo palestino”.
(Publicado originalmente en China información y economía)
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