Estamos en la evolución del marxismo de Manuel Sacristán desde la perspectiva del autor de «Nuestro Marx». De nuevo tomo pie en los apuntes del curso doctorado de FFB de 1993-94. 1. Panorámica del marxismo a finales de los cincuenta En 1958 Manuel Sacristán escribió una panorámica de las corrientes filosóficas desde la terminación de […]
Estamos en la evolución del marxismo de Manuel Sacristán desde la perspectiva del autor de «Nuestro Marx». De nuevo tomo pie en los apuntes del curso doctorado de FFB de 1993-94.
1. Panorámica del marxismo a finales de los cincuenta En 1958 Manuel Sacristán escribió una panorámica de las corrientes filosóficas desde la terminación de la segunda guerra mundial. El interés de este ensayo no se reduce al capítulo dedicado a los marxismos. En él se informa, con similar rigor y actualizada documentación de los varios existencialismos de la época, del neopositivismo y corrientes afines, del movimiento racionalista, así como de la evolución de las tradiciones escolástica y hegeliana, e incluso –aunque en menor medida– del estado de la filosofía en Extremo Oriente. Junto a la cultura enciclopédica del autor lo que todavía ahora llama la atención y constituye una nota de originalidad en dicho ensayo es su criterio básico, esto es, la atención prestada a la «situación espiritual» de los años estudiados, y sobre todo a la compleja relación (angustiada en unos casos, autocrítica en otros, pero en revisión en los más) entre filosofía y ciencias positivas, trasfondo de la cual fue la reflexión sobre las dimensiones de la última catástrofe bélica. De ahí que, a diferencia de lo que era habitual en los medios universitarios españoles de entonces, Sacristán seleccionara a los autores estudiados en razón de su peso en la determinación de la vida espiritual de la época, y no sólo a partir del tecnicismo dominante en las academias. La explicitación de este criterio revela, desde luego, preferencias. Pero, como era normal en publicaciones que habían de pasar la estricta censura franquista, no hay en el ensayo declaración abierta de un punto de vista marxista. Ello no obstante, la panorámica que Sacristán proporciona del marxismo contemporáneo o, mejor, de los marxismos en aquella fecha y la elección de los autores a los que dedicaba mayor espacio son datos suficientes para hacerse una idea bastante precisa de las orientaciones más salientes en su pensamiento de entonces, a saber: los temas lógicos y epistemológicos (el debate acerca de la interpretación filosófica de las teorías científicas más recientes, la reflexión metacientífica acerca del papel de la ciencia en las sociedades contemporáneas), la «filosofía de la praxis» de Antonio Gramsci, y, secundariamente, la dimensión filosófica del pensamiento de Mao Tse Tung. Para la ubicación del marxismo entre las corrientes filosóficas contemporáneas «de intención científica y sistemática» lo esencial está dicho en el papel de SLA, página 3, apartado 1, puntos a-e. Se trata de corrientes filosóficas: .en el marco de la tradición filosófica racionalista .que aspiran a fundar la filosofía, como concepción del mundo y de la vida, en el conocimiento positivo .desmarcadas de las corrientes neopositivistas .sistemáticas no en el sentido de los sistemas filosóficos de los siglos XVII y XVIII, sino que aspiran a la cohesión racional entre teoría y práctica .atienden a la ciencia y no se construyen al margen de ella . son críticas y no profesan la creencia en la Razón como absoluto. También la caracterización del marxismo por MSL en 1958 está muy bien interpretada y resumida por SLA en las 10 tesis expuestas en las páginas 4 y 5 del papel citado. <
J. D. Bernal es uno de los autores marxistas a los que más espacio concedió MSL en el ensayo sobre la filosofía posterior a la segunda guerra mundial (cuatro páginas por siete dedicadas a Gramsci y una y media a Mao; Carnap: 11, Heidegger: 8, Russell: 8, Wittgenstein: 6, Jaspers: 6, Sartre: 5, Theilard de Chardin: 4, Abbagnano:3, Ortega:3,etc.). De Bernal destacaba Sacristán su programa de filosofía científica «activa» tendente a la integración de la ciencia positiva en el humanismo y su crítica de la «fobosofia» de las menos apreciables derivaciones neopositivistas. En Antonio Gramsci (y señaladamente en los Quaderni del carcere) descubría al «mayor filósofo marxista europeo-occidental». La importancia filosófica concedida a los Quaderni de Gramsci, tema que no trataré aquí, prefigura ya en 1958 la decantación del marxismo de Sacristán. El apartado dedicado a Mao Tse Tung se limitaba, por último, a apuntar la fundamentación teórica por éste de las peculiaridades del desarrollo del marxismo en China. Es posible indicar aún un par de notas más contenidas en aquel ensayo. Primera: la argumentación de que el marxismo no es una filosofía en el sentido clásico y académico del término, sino más bien un filosofar. Y segunda: la crítica al intervencionismo dzanovista en cuestiones científicas y filosóficas como motivo central del empobrecimiento del marxismo soviético en la época de Stalin. Respecto de esto ultimo (objeto de intensas controversias en el movimiento comunista de la época) tan notable es la información que se proporciona acerca del debate soviético sobre la nueva física como la libertad de criterio con que Sacristán aborda la manida reducción de todos los males del llamado «socialismo real» al «culto de la personalidad de Stalin. <>
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