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Reseña de Jordi Mir Garcia, 5 años del 15M. Movimientos sociales. Construyendo democracia, Vilassar (Barcelona), El Viejo Topo, 2016

Para avanzar en la construcción de una democracia humanista, social y crítica

Fuentes: Rebelión

Un nudo central de la filosofía política de fondo que alimenta este nuevo ensayo del profesor de la UPF Jordi Mir Garcia [JMG] queda recogido en esta concepción de política que el propio autor toma de Simone Weil, de su Estudio para una declaración de las obligaciones hacia el ser humano: «el objetivo de la […]

Un nudo central de la filosofía política de fondo que alimenta este nuevo ensayo del profesor de la UPF Jordi Mir Garcia [JMG] queda recogido en esta concepción de política que el propio autor toma de Simone Weil, de su Estudio para una declaración de las obligaciones hacia el ser humano: «el objetivo de la vida pública consiste en poner, en la medida de los posible, todas las formas de poder en manos de aquellas personas que consienten, de hecho, estar ligadas por la obligación a la que cada ser humano está sujeto respecto a todos los seres humanos» (p. 54). Esta religatio y estas obligaciones esenciales alimentan permanente, ininterrumpidamente, la perspectiva del autor. También esta consideración: «Hay demasiada distancia entre lo que muchas personas consideran injusto y no legítimo y lo que se acepta como legal y no se cuestiona en el debate mediático y político». Resulta por ello imprescindible «reducir esa distancia, de otro modo el abismo será irrecuperable» (p. 31). Unos de los corolarios poliéticos que la acompañan se formula con estas palabras: «La desobediencia civil es un grito que busca avisar de las injusticias que se están cometiendo, de la democracia que se está perdiendo», un grito necesario (Celaya: «son gritos en el cielo/y en la tierra son actos») «que va acompañado de propuestas para tener cuidado de las personas que lo están pasando mal y construir una legalidad legítima y civil» (p. 57).

Tanto el título como la portada recogen muy bien algunas de las tesis-ideas principales del libro del director del CEMS (Centro de Estudios de los Movimientos Sociales) de la UPF: el 15M, como punto o nudo de demarcación; la decisiva importancia política, social y cultural de los movimientos sociales en estos últimos años; la construcción de una democracia no demediada como finalidad central de este conjunto de colectivos y de sus exitosas movilizaciones, y, observemos de nuevo la portada, las PAH, las nuevas organizaciones municipalistas (compuestas de nuevos y viejos activistas) y el esperancismo documentado del «sí se puede», dl sí que podemos unidos, como aristas centrales de la nueva situación.

Tampoco es casual que título y subtítulo se inviertan en la portada y en la primera página del libro: son de hecho intercambiables: el 15M ha dado pie o ha abonado movimientos sociales críticos, movimientos sociales desde abajo y por abajo, en absoluto próximos al sistema ni a las grandes corporaciones dominadoras, movimientos ciudadanos que intentan construir, que construyen de hecho, que apuestan fuertemente por una nueva democracia digna del nombre y del concepto.

Las descripciones y argumentaciones expuestas y defendidas (que en algún caso, en versiones previas, fueron artículos publicados en Catalunya plural, mientras tanto, Diari de l’Educació, Treball, Pasos a la izquierda, Público, etc) se estructuran en el libro, que puede también leerse como una comprometida (y muy bien escrita) novela social con contenido político explícito, del siguiente modo: 1. A modo de introducción. 2. 15M: año I. 3. 15M año II: la PAH. 4. 15M año III-IV: la opción electoral. 5. 15M año V: la hazaña de ganar eleciones no basta. 6. Poliética para hacer posible la democracia (Poliética, como se recuerda, es uno de los conceptos centrales de uno de los maestros del autor: Francisco Fernández Buey, uno de cuyos textos cierra prácticamente el ensayo).

Para JMG, así lo señala en la presentación, España está viviendo un tiempo de cambio político-cultural y los últimos procesos electorales son una evidencia más de ello (el libro se publicó antes de las elecciones del 26J). Las elecciones generales del 20D evidenciaron en su opinión la fractura del sistema bipartidista configurado por el PP y el PSOE y la «emergencia de nuevas formaciones con una potencia nunca vista». Podemos señaladamente. ¿Cómo ha sido posible esta transformación radical? La respuesta del autor: «En este volumen se recogen un conjunto de textos publicados y escritos durante los cinco años de vida de lo que conocemos como 15M que nos pueden ayudar a entenderlo». Algunos han pensando y sostenido que el 15M acabó unos meses después de las manifestaciones que tuvieron lugar en diferentes lugares y de las ocupaciones de plaza. No es ésta, en absoluto, la posición aquí defendida.

Resumo y comento algunas de sus tesis principales del ensayo. En diez puntos que, sin duda, no hacen mención explícita de otros aspectos y desarrollos importantes:

1. Para JMG, y es fácil estar de acuerdo con él, el 15M supuso un verdadero punto de inflexión, un cambio de tiempo político, que ha traído, por ahora (el futuro sigue abierto), transformaciones relevantes en nuestra sociedad. «Las manifestaciones acabaron, las ocupaciones también, pero la repercusión de lo vivido tiene un recorrido que está por ver dónde acaba» (p. 12). El conjunto 15M sigue siendo un intervalo abierto.

2. Puede discutirse si el 15M fue o no un movimiento social, sobre si fue una período de movilización, sobre si ya ha terminado. Lo que JMG aporta, muy consciente de que las realidades señaladas invitan a análisis profundos y complementarios desde diferentes perspectivas científicas y práxicas, es lo siguiente: «aquí se presentan aportaciones fragmentarias centradas principalmente en la actuación y las ideas surgidas de una movilización social que ha incorporado una clara determinación orientada a hacer posible otra política y otra ética» (p. 13). Ni más ni menos. Para el director del CEMS estos cinco años se caracterizan sobre todo por la reivindicación de una democracia real. Se busca, se está buscando entre todos, esta en una de las tesis centrales, «una democratización que haga posible lo que no lo ha sido hasta ahora, para dejar de tolerar lo intolerable».

3. Lo importante del 15M, por otra parte, no ha sido propiamente las manifestación de aquellos días desencadenantes sino lo que ha venido después, a partir de la ocupación de la plaza de la Puerta del Sol de Madrid. Lo importante, lo decisivo, «empezó en las plazas como espacios de reivindicación de derechos en peligro y de confluencias de gente diversa con anhelos cercanos». Supuso, de hecho, la apertura a un nuevo período de movilización, «a un nuevo tiempo». El éxito de la acogida de las movilizaciones de los meses que siguieron al estallido inicial reside en «la sencillez profunda de sus planteamientos».

4. De hecho, y aquí el autor reflexiona en paralelo con la idea de conversión de los sujetos defendida por Manuel Sacristán en las conferencias e intervenciones de sus últimos años, el 15M produce un cambio profundo en las personas que ya se estaban movilizando. Para cambiar y para transformarnos, al mismo tiempo y sin contradicción. Las conquistas sociales y humanas empiezan por nosotros mismos. No son causales ni marginales las lecciones de profundo humanismo crítico que todos hemos recibido al aproximarnos o al formar parte de estos movimientos.

4. Tras el 15M, señala JMG, la movilización se hizo más plural, más amplia, más rica, más unitaria, más elaborada y con más repercusión e incidencia en aquello que se quiere cambiar. De hecho, estas movilizaciones han surgido en general «prescindiendo de grandes estructuras organizativas rígidas y verticales, más bien marcas por todo lo contrario» (p. 17). No disponen, añade el autor, de nada parecido a partidos políticos o sindicatos sin que ello conlleve que activistas de estas organizaciones no hayan aportado importantes y destacados granitos de arena.

5. JMG destaca la diversidad muy presente en las acampadas. No se buscó, no se deseó ninguna homogeneización político-cultural. Las movilizaciones encuentran un común denominador en la defensa de unos derechos básicos que se consideran justos, esenciales, «no solamente para uno mismo sino para el conjunto de las personas que configuran la sociedad» (p. 18) y, por extensión, un nudo que a veces olvidamos, de todo el planeta. También aquí ha habido universalismo, solidaridad internacionalista.

6. El 15M, sostiene JMG, va más allá de políticas y políticos institucionalizados y de mercados. Hay, esta es una tesis más interesantes en mi opinión, «un 15M que también se está viviendo dentro de organizaciones tradicionales de la izquierda» (p. 19) y también en colectivos más pequeños. En su interior, «se están dando procesos de cuestionamiento de mucho de lo hecho y de aprender de nuevas maneras de hacer que han emergido en estos meses». Más aún: muchas personas de estos nuevos espacios tienen dobles y triples militancias que en este momento «les llevan a estar en organizaciones tradicionales y en otras no tradicionales». El trasvase que eso puede provocar, esta es otra de las consideraciones más fructíferas del libro, puede llevar a escenarios muy ricos por los dos lados. Por ejemplo: en los no tradicionales pueden ganar peso la importancia de trabajar con formas más horizontales, con mayor cooperación, con identidades de proyectos más de resistencia, con atención al conjunto de la ciudadanía no a sus sectores más politizados, etc.

7. El movimiento universitario -el apartado a él dedicado, «En la universidad hay cosas que pasan antes», pp. 24-37, es uno de los más brillantes del libro- es, igualmente, otro de los protagonistas de esta narración tan a flor de calle. El movimiento universitario siempre está, en opinión del autor, «aunque a veces cuesta verlo» (p. 25). JMG señala una paradoja de interés: «esta movilización tiene un elemento cave en la participación de la juventud y de los estudiantes activos, pero podríamos decir que el movimiento universitario, como tal, no aparece claramente hasta la huelga de universidades del 17 de noviembre de 2011» (p. 25), meses más tarde. Una lectura superficial que sólo se fijara en las convocatorias dedicadas a la universidad, «no estaría advirtiendo lo más importante, que el movimiento estuvo presente desde el inicio de las movilizaciones que han dado vida a este período de movilización que identificamos con el 15M». Pensemos, por ejemplo, en plataformas como «Juventud sin Futuro».

8. Tampoco la mirada crítica, con justificada indignación en algún caso, está ausente de estas páginas. La nota a pie de página (pp. 27-28), la referida a la vinculación de colectivos rebeldes con supuestos grupos anarcoitalianos es un ejemplo. También lo son estas sentidas palabras: «Convendría recordar que durante los años del tripartito, los Mossos d’Esquadra realizaron algunas de las intervenciones más contundentes de su historia. Por ejemplo, hay una fecha, el 18 de marzo de 2009, que está marcada a porra para una generación del movimiento universitario y más allá de él: aquel día, los que allí estábamos vivimos algo que no hubiéramos podido imaginar en una sociedad que se quiere democrática, y son muchos los testimonios que han dado cuenta de aquélla tarde-noche» (p. 29). No fue, además, un hecho aislado: fue la respuesta de las fuerzas policiales, del gobierno y de la dirección de las universidades a «una movilización que cuestionaba tanto la evolución de la universidad española como la creación del Espacio Europeo de Educación Superior».

9. Las PAH es otro de los ejes vertebradores de este conjunto de reflexiones. La posición de JMG es clara pero no distinta en este caso. Las PAH -¿quién conocía qué era la dación de pago, pregunta retóricamente JMG, antes de que la plataforma hablara de este asunto?- «ha tendido una gran incidencia, a muchos niveles, en la sociedad desde su aparición. Ha conseguido acompañar y transformar a las personas que se le acercaban, negociar salidas a situaciones desesperadas, despertar el apoyo generalizado de la sociedad, aprobar mociones en ayuntamientos, marcar la agenda pública, que se piense que «sí se puede…» conseguir lo que parecía fuera del alcance…» Sin atisbo para ninguna duda. Y en ello prosiguen, sin miedo a criticar las actuaciones de consistorios amigos.

10. Finalizo con una observación crítica y con la que creo que es un excelente idea-fuerza, casi un programa de la hora, de nuestra hora.

La observación: al hablar de legitimidades y legalidades nos encontramos, apunta JMG, que la idea de la desobediencia civil no violenta ha desbordado los espacios autopresentados como de orden y nos encontramos a todo un presidente (profundamente neoliberal) de la Generalitat (el hijo político de Jordi Pujol, el que se rió en sede parlamentaria de la forma de hablar castellano de los niños andaluces y gallegos) que la plantea «como una posibilidad aunque finalmente opte por la astucia». Cita entonces JMG unas palabras de Mas -«La tarea de los buenos políticos es soldar la legitimidad con la legalidad»- y comenta que quizá haya sido una de las frases más brillantes «del presidente Mas en el debate de política general». Lo serían si el que decidió ir agazapado en la candidatura «Junts pel sí», el preferido de oña Marta, tuviera la bondad machadiana-brechtiana del profesor-precario de la UPF. Pero no es el caso, desde luego que no es el caso: la legitimidad a la que alude el amigo de Oriol Pujol no es legítima propiamente y la legalidad es entendida por él de forma meramente instrumental, retorciéndola hasta la inversión, siempre y cuando la situación lo requiera. en beneficio suyo, de su grupo político, de la «gran causa» y de los intereses de las 400 familias con mando en plaza a las que aspira y pretende representar.

El programa de la hora al que hacía referencia: tal vez voy, en 2016, señala JMG, estemos en disposición de «construir unas posiciones éticas y políticas dominantes acordes con los movimiento sociales liberadores que han luchado por conseguir, una democracia real, un gobierno del pueblo». El asunto tendrá que ver, prosigue, con la poliética que practiquemos y también con la hegemonía de la que hablaba Gramsci, otro clásico muy presente en sus reflexiones. Pero no se trata, nos recuerda, de sustituir una hegemonía por otra que lo haga en otra dirección, en la nuestra en este caso. No, no es eso exactamente. Buscamos, deseamos, aspiramos a otra cosa: a una nueva hegemonía «que busque un objetivo que debería ser compartido, que nos permita pensar con la propia cabeza y decidir libremente, por conocimientos y condiciones materiales de vida». Nada menos.

La dedicatoria del libro (que acaso debería haberse traducido a pie de página) reza así: «Para las Elnas y los Llucs, para todos los niños y las niñas que han nacido durante estos años, y para todos los que día a día trabajan con la finalidad de que vivan en una democracia que se reconozca en ese nombre». Es decir, para todos nosotros, para todos ustedes.

No lo duden. Este es su libro, ustedes son los protagonistas.

 

Fuente: Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global, n.º 135, pp. 170-173

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