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El atentado de ETA nos lleva al punto negro de nuestra historia de los últimos años

Para que sea el último

Fuentes: Berria

Traducido para Rebelión por Daniel Escribano

El atentado de ETA de ayer en Mondragón contra Isaías Carrasco nos lleva al punto negro de nuestra historia de los últimos años.

Esa muerte, además de vulnerar el derecho a la vida de Carrasco, crea dolor entre la ciudadanía (especialmente en el entorno familiar y político del ex concejal muerto) y amplía la resignación entre quienes quieren dar una salida negociada al conflicto. ETA llevaba años sin matar a miembros de partidos políticos, y ha elegido el último día de campaña electoral para matar a un miembro del PSE-EE que no tenía ningún tipo de capacidad de decisión política.

El camino abierto ayer por ETA en Mondragón no debería tener continuidad, porque, además de tener consecuencias que no tienen marcha atrás, reduce el número de ciudadanos que apoyan la idea de que la solución debe llevarse por otro camino. Y sin una cantidad de ciudadanos grande e ilusionada es imposible poner en marcha el movimiento que tan necesario es para nuestro país. La resignación no deja lugar para avanzar y para acumular fuerzas, fuerzas de formas de pensar e ideologías distintas. Y el atentado de ayer lleva a muchos ciudadanos a la resignación.

La izquierda abertzale ha sufrido excesos políticos del Estado y judiciales graves durante los últimos meses, excesos que han llevado a toda su dirección política a la cárcel. Las diversas organizaciones políticas de la izquierda abertzale que deberían tener la legitimidad para actuar en el terreno político y todos los derechos han sido recientemente ilegalizadas y sus miembros, encarcelados. Sin razones de ningún tipo han condenado a los miembros de esas organizaciones políticas aplicando la pura venganza.

Pero en nuestro entorno político, ese comportamiento oficial que no tiene parangón no puede cegar a la izquierda abertzale, no la puede llevar a una estrategia que se le puede volver en contra. En panoramas imposibles debe mostrar la izquierda abertzale habilidad para invertir la situación con frialdad. Lo tiene difícil, porque las últimas decisiones judiciales y políticas le han reducido la capacidad de acción.

La izquierda abertzale ya ha vivido antes situaciones similares de acoso y ha sabido esquivar esas situaciones difíciles. Multiplicar esfuerzos es lo que le pedirán muchos ciudadanos, también quienes no son de la izquierda abertzale; pues ven claro que no habrá solución sin la participación de ésta. Todos tienen la responsabilidad de esforzarse por salir de esa situación difícil y supuestamente sin salida, quienes utilizan la justicia a voluntad y también quienes ayer mataron injustamente en Mondragón a Carrasco.

Hay que reconocer que no es éste el momento más fácil para apelar a renovar el esfuerzo para el diálogo. Pero el diálogo y el acuerdo son los únicos caminos para avanzar en la solución, y el asesinato de ayer y los ataques judiciales y políticos previos son obstáculos en esa tarea.

La muerte de Isaías Carrasco debe ser la última de una lista que se ha alargado mucho durante años. Deben acabar las vulneraciones de derechos de una y otra parte y dar vía a la palabra y la solución. Porque ésas son las herramientas más eficaces para solucionar el conflicto. Aquí y en el mundo.

* Martxelo Otamendi es el director del diario Berria