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Piedras contra robo de tierras

Fuentes: Oriente XXI

A comienzos de septiembre de 2018, una decena de colonos judíos se instalaron en lo alto de una colina estratégicamente situada entre varias colonias, en la Cisjordania ocupada. Desde entonces, se ha puesto en pie una importante movilización contra el acaparamiento de estas tierras efectuada bajo la protección del ejército israelí. Este viernes 30 de […]

A comienzos de septiembre de 2018, una decena de colonos judíos se instalaron en lo alto de una colina estratégicamente situada entre varias colonias, en la Cisjordania ocupada. Desde entonces, se ha puesto en pie una importante movilización contra el acaparamiento de estas tierras efectuada bajo la protección del ejército israelí.

Este viernes 30 de noviembre de 2018, apenas pasadas las 11:30 h, el cielo es azul. En un valle con una vegetación dispersa de olivos y pinos de Alepo, un centenar de personas acaban la oración del mediodía, y luego convergen hacia un lateral de la colina adyacente. En algunos minutos, una lluvia de granadas lacrimógenas disparadas por los soldados del ejército israelí encaramados en las alturas cae sobre ellas. Las personas mejor equipadas se ajustan una máscara de gas; para las demás, el aire se vuelve difícilmente respirable. Los soldados israelíes disparan también pelotas de goma. Una persona resulta herida. Las y los manifestantes retroceden temporalmente[1]. (Se puede ver un vídeo en https://www.youtube.com/watch?time_continue=82&v=PU10k1ws87M)

Un estratégico puesto de vanguardia

A 13 km al noroeste de Ramala, la colina de Rissan, situada en la intersección de los pueblos palestinos de Ras Karkar, Kafr Nima y Kharbata, es fuente de vivas tensiones. «A inicios del mes de septiembre de 2018, gente israelí vino a instalar un puesto avanzado[2] en la cumbre de la colina», lugar estratégico para dominar los pueblos palestinos, afirman Jonathan Ulmo* (los nombres con asterisco han sido cambiados por razones de seguridad), activista israelí en lucha contra la ocupación de su país y Daoud Achon*, palestino que vive en Kafr Nima. «Vinieron unas diez personas, plantaron sus tiendas de lona para dormir allí. Luego, comenzaron a cultivar y a ampliar una pista que va de Ras Karkar a la colina», añaden mostrando la dirección del puesto de vanguardia.

Desde entonces, cada viernes, la importante oración del jumu´a (viernes) se efectua in situ como protesta contra el acaparamiento de tierras. Opositores y opositoras de todo tipo de unen a la misma. Según Daoud Achon, es una obligación porque » si no resistimos, aunque seamos sus propietarios, las tierras serán acaparadas de forma inevitable».

Aunque esas tierras pertenezcan en su totalidad a los tres pueblos palestinos mencionados más arriba, se encuentran en la zona C (bajo control total de Israel para las cuestiones de seguridad y administrativas), definida por los segundos acuerdos de Oslo firmados en septiembre de 1995. «El ejército israelí tiene la obligación de proteger a los colonos que han decidido venir a instalarse aquí, aunque el Estado declare ilegal su actividad», afirma José Tavdyoglo, militante israelí de la ONG Ta´ayush.

Recostado en un olivo, Jonathan Ulmo mira el horizonte y describe estos lugares como particularmente importantes, pues se encuentran en la intersección de las colonias judías de Nehali´el, Talmon y Dolev al este y Modi´in Illit al oeste. Esta última colonia, calificada de ultraortodoxa y poblada por 70.100 habitantes es la mayor de Cisjordania. «El proyecto a largo plazo es crear una continuidad territorial entre las colonias del este y la del oeste mediante la construcción de una carretera que las una. Es lo que hacen desde los años 1990 para acaparar tierras y estrangular los pueblos palestinos», deplora haciendo referencia al centenar de puestos avanzados israelíes construidos desde ese período. La legislación israelí indica que la construcción de una carretera conlleva necesariamente la confiscación de las tierras en 100 m a lo ancho. La privación de las tierras podría representar una superficie que «puede ir de 1.000 a 2.000 dunams» (de 100 a 200 ha.) estima Jonathan Ulmo, creando cada vez más un entorno carcelario para los pueblos palestinos, rodeados de muros y de carreteras.

Pueblos transformados en prisiones

Las autoridades israelíes no han comunicado nada a propósito de este puesto avanzado. Para José Tavdyoglo el problema es también mediático: «Dado que la extensión de los puestos avanzados y la construcción de las carreteras, de entrada, solo es algo hipotético, los medios hablan muy poco de ello. Solo abordan el tema una vez que comienzan los trabajos, y ya es demasiado tarde. Solo hay que mirar qué ha ocurrido precedentemente para saber cómo van a desarrollarse las cosas aquí, en Ras Karkar». José Tavdyoglo hace referencia a los dos puestos avanzados establecidos en el valle jordano a finales de 2016, denunciados por la asociación israelí B´tselem.

Para Haitam Khativ, nativo de la comuna vecina de Bil´in: «Nuestros pueblos se van a convertir poco a poco en prisiones. Es uno de los métodos que los colonos utilizan para obligarnos a irnos de nuestras casas». Un medio que José Tavdyoglo considera astuto pues «el Estado israelí se desentiende parcialmente de sus responsabilidades declarando sin mucho entusiasmo que las acciones de los colonos son ilegales, pero beneficiándose de ellas para extender su implantación en la Cisjordania ocupada».

En la colina de Rissan, los medios de resistencia son múltiples: oración, baile colectivo mientras se canta «¡Esto es Palestina!» y «¡Son nuestras tierra, nos vamos a quedar y vosotros tendréis que iros!», utilización de tiragomas para lanzar piedras contra los soldados israelíes. A la cuestión de la violencia de los lanzamientos de piedras, Yossef Karaja, miembro del Fatah, responde: «Las piedras no hacen nada en comparación a sus armas. Si estuviéramos equipados como ellos, les dejaríamos de buena gana nuestras piedras…».

Desde hace tres meses, varias personas han sido detenidas y heridas por las fuerzas armadas de Israel, entre ellas tres fotoperiodistas. «Mi hijo de 14 años fue encarcelado durante un mes a comienzos de octubre porque manifestarse. Fue liberado bajo la condición de no volver aquí y después de pagar una importante cantidad de dinero», afirma su padre, Albit Foudek*.

A pesar de todo esto, Ahmed Aras*, padre de 47 años habitante de Kafr Nima, exclama mirando a la juventud resistente hacer frente a los soldados israelíes: «Les digo a mis hijos que hay que quedarse aquí, ¡que no hay que irse! Les hemos enseñado a amar a su tierra, aunque sea peligroso, hoy eso pasa por esta lucha». Disparan una granada lacrimógena a sus pies, el grupo se dispersa y quema unos natich, plantas cuyo humo permite «alejar los gases».

«El mundo ya no se solidariza con nosotros»

El derecho internacional condena desde hace cerca de 70 años la colonización israelí, ya se haga bajo la forma de puestos avanzados o de colonias, siendo los primeros ilegales y las segundas legales para Israel. La más reciente reafirmación de sus principios se inscribe en la resolución 2334 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del 23/12/2016: «(…) «la creación por Israel de colonias de poblamiento en el Territorio palestino ocupado desde 1967, incluyendo Jerusalén Este, no tiene ningún fundamento en derecho y constituye una violación flagrante del derecho internacional y un obstáculo mayor para la realización de la solución de los dos Estados y la instauración de una paz global, justa y duradera».

Sin embargo, esto no ha disuadido al secretario general de la ONU Antonio Guterres, poco antes de la jornada de solidaridad internacional con el pueblo palestino del 29 de noviembre, de exhortar a «Israel y Palestina (…) a restablecer la promesa y la viabilidad de la solución de dos Estados fundada en su coexistencia pacífica». Aquí, en el valle de Rissan, pocas personas siguen convencidas de la factibilidad de tal solución. José Tavdyoglo señala la inconsecuencia de esta exhortación: «La política de implantación de colonias y la creación salvaje de puestos avanzados son las más importantes amenazas para la realización de dos Estados. Lo primero sería que el ejército israelí impidiera su implantación aquí, pero les protegen y utilizan». Para Yossef Karaja, «la realidad es que a pesar de la movilización, nos sentimos en soledad aquí, en Ras Karkar, en Kafr Ni´ma y en Kharbata… El mundo ya no solidariza con nosotros».

Tras tres horas jugando al gato y el ratón con las fuerzas israelíes, la gente que protesta va volviendo poco a poco a su casa. Un adolescente, con la mitad del rostro cubierto por un fular, confía: «Vivo aquí, solo tengo la opción de luchar si quiero vivir libre». Y saluda: «¡Hasta el viernes que viene!».

Notas

[1] Después de una semana de tensión en Ramala durante la cual murieron dos soldados israelís y cuatro civiles palestinos, el domingo 16 de diciembre, el Comité Ministerial israelí para la legislación votó el adelanto de un proyecto de ley llamado Regulation Law2. Este proyecto de ley, aprobado en primera lectura en el Parlamento el 19 de diciembre, tiene por objetivo la legalización de 66 puestos avanzados situados en Cisjordania.

[2] Un puesto avanzado es una colonia no autorizada por el Estado de Israel en los territorios palestinos ocupados.

Fuente original: https://orientxxi.info/magazine/au-nord-de-ramallah-vive-opposition-contre-l-implantation-d-un-avant-poste,2836

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur