Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
El Ayuntamiento israelí de Jerusalén planea construir un inmenso vertedero sobre los pueblos palestinos ubicados en Jerusalén Este, según ha manifestado Adalah, un grupo por los derechos humanos. El plan forma parte de un conjunto de esfuerzos para conectar los ilegales asentamientos sólo para judíos levantados en Cisjordania con Jerusalén.
Alrededor de 32.000 palestinos viven en los pueblos de Anata y al-Issawiyya, que se localizan cerca de la denominada Área E1, y, cuando esos planes se completen, quedarán aislados del resto de Cisjordania.
Además del nuevo basurero, que tendrá una extensión de 530 dunum [1 dunum = 1000 metros cuadrados, una medida turca que todavía se aplica en la zona], el plan incluye la construcción de nuevos edificios para el tratamiento de basura y carreteras. También supondrá cambios en los aspectos referidos a las infraestructuras hídricas, de saneamiento, eléctricas y telefónicas. Se han hecho previsiones para que el lugar pueda utilizarse durante unos veinte años y allí podrán arrojarse entre cinco y ocho millones de metros cúbicos de desechos sólidos de la construcción.
En el video publicado por Adalah, la abogada Suhad Bishara explica que las comunidades palestinas se verán tremendamente afectadas con nuevos peligros para el medio ambiente y su salud, pero también les hará perder sus tierras: «Sabemos que alrededor de 150 palestinos beduinos que viven en la zona van a ser expulsados de esa área».
La municipalidad de Anata se ha opuesto formalmente al plan del vertedero ante el Comité de Construcción y Planificación del Distrito de Jerusalén, contando con la asesoría de Adalah, el Centro por los Derechos de las Minorías Árabes en Israel y la Coalición Cívica para la Defensa de los Derechos de los Palestinos en Jerusalén.
En su página en Internet, Adalah escribía acerca de la oposición al nuevo vertedero:
«El plan, de llegar a realizarse, impedirá el desarrollo de Anata y Al-Issayiyya, aislándolas del resto de territorios palestinos. En cambio, sí servirá para mejorar y privilegiar las conexiones entre los asentamientos judíos de Cisjordania, el área E1 y la municipalidad de Jerusalén. El plan y las previsiones se ajustan al trazado del Muro de Separación, que divide las áreas residenciales de Anata de las tierras afectadas por el plan».
La abogada Bishara hizo hincapié en que «el planeado vertedero ocasionará daños y problemas cada día a los vecinos debido a los gases, el polvo y los olores que emanen del mismo. El plan viola los derechos fundamentales de los residentes, incluyendo sus derechos a la propiedad privada, al desarrollo y a la dignidad».
«El plan infringe asimismo las leyes de los derechos humanos», se añadía en el documento, «y está cambiando el carácter de territorio ocupado, no sirve para mejorar, bien al contrario, la calidad de vida de la población civil ocupada y no es necesario para ningún objetivo militar. En cambio, sí sirve a los objetivos políticos de la potencia ocupante en la zona. Los objetivos de este plan son ilegítimos, inapropiados y violan las normas del derecho internacional».