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¿Por qué innumerables fotos y películas palestinas están enterradas en archivos israelíes?

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

 Abd al-Qadir al-Husayni estudia mapas con sus ayudantes, entre ellos Kassim Rimawi. Guardias del cuerpo y otros combatientes están detrás de ellos. Sin fecha. Chalil Rissas (Rassass)

Fotos y películas palestinas incautadas por las tropas israelíes han estado acumulando polvo en el ejército y archivos del Ministerio de Defensa hasta que la doctora Rona Sela, restauradora e historiadora del arte, las expuso. Dice que el material presenta una alternativa a la historia sionista que negaba la existencia de los palestinos aquí.  

La reacción inicial es de incredulidad: ¿Por qué se almacena este material en dependencias del ejército de Israel y en el Ministerio de Defensa? El primer elemento está marcado, en hebreo, «La historia de Palestina desde 1919», el segundo «pinturas de los niños que van a la escuela, viven en un campo de refugiados y aspiran a volver a Palestina». El tercero es «Descripción del maltrato del ejército israelí a los palestinos en los territorios».  

Entre todos los lugares, estos tres rollos de película de 16 mm que documentan las actividades militares y de seguridad de Israel están almacenados en el archivo central, situado en Tel Hashomer, cerca de Centro Nacional de Reclutamiento del ejército, en las afueras de Tel Aviv.  

Estas tres piezas son apenas una gota en un océano de unas 38.000 películas, 2,7 millones de fotografías, 96.000 grabaciones de audio y 46.000 mapas y fotografías aéreas que han sido recogidas en el archivo del ejército desde 1948 por orden del primer ministro y ministro de Defensa de Israel David Ben Gurion. Sin embargo una lectura más detallada muestra que esta particular «gota en el océano» es subversiva, excepcional y altamente significativa.  

El material en cuestión es parte de una colección -cuyo tamaño exacto y los detalles siguen siendo desconocidos- de películas «botín de guerra» incautadas por el ejército israelí de los archivos palestinos en redadas en los últimos años, aunque principalmente en la Guerra del Líbano de 1982.  

Sin embargo recientemente y después de una batalla legal persistente y prolongada, las películas confiscadas en el Líbano, que habían estado acumulando polvo durante décadas -en lugar de ser proyectadas en filmotecas u otros lugares de Israel- han sido rescatadas del olvido junto con numerosas fotos fijas. La persona responsable de este acontecimiento es la doctora Rona Sela, restauradora e investigadora de historia visual de la Universidad de Tel Aviv.  

 

Rona Sela. Sharon Bareket. «Saqueados y ocultos, archivos palestinos en Israel». Un cartel de la película  

Durante casi 20 años Sela ha estado explorando la memoria visual sionista y palestina. Tiene una serie de revelaciones y descubrimientos importantes en su haber, que se han publicado en forma de libros, catálogos y artículos. Entre los títulos en idioma hebreo están «Fotografía en Palestina / Eretz-Israel en los años 30 y 40» (2000) y «Hecho público: Las fotografías palestinas en archivos militares de Israel’ (2009). En marzo se publicó un artículo en English-language periodical Social Semiotics «La genealogía borrón del saqueo – Control de Archivos de Israel sobre los palestinos».  

Ahora Sela ha hecho su primera película, «Saqueados y ocultos, archivos palestinos en Israel», un documental en inglés que examina el destino de fotografías y películas palestinas que fueron «capturadas» y depositadas en archivos israelíes. Incluye segmentos hasta ahora no vistos de películas incautadas por el ejército israelí de los archivos palestinos en Beirut. Estos registros documentales, dice Sela, «fueron borrados de la conciencia y de la historia» desde hace décadas.  

Conseguir acceso a las películas no fue fácil, explica Sela. Su viaje por los archivos comenzó en 1998, cuando estaba investigando películas de propaganda sionistas y fotos que pretendían retratar el «nuevo judío» -musculoso, orgulloso de labrar la tierra- en contraposición -según la percepción sionista- de la figura supuestamente tosca de los árabes palestinos.  

«Después de pasar unos años en el Archivo Central sionista en Jerusalén y en otros archivos sionistas, investigando la historia de la fotografía sionista y la construcción de un aparato de propaganda visual que apoya la idea sionista, empecé a buscar la representación visual palestina también, para aprender sobre la narrativa palestina y rastrear sus orígenes y la influencia», dice la doctora.  

Esa tarea era mucho más complicada de lo que nadie podría haber imaginado. En algunas de las películas y fotografías sionistas Sela pudo discernir, a veces incidentalmente, episodios de la historia palestina que fueron «infiltrados», como dice ella. Por ejemplo, en Carmel Newsreels (tomas de prensa semanal proyectadas en los cines locales) de 1951, que muestran la colonización de los judíos en Jaffa, donde se ve bien claramente la demolición de casas árabes abandonadas.  

Posteriormente Sela vio huellas y restos de un verdadero archivo palestino visual que aparecía ocasionalmente en los archivos israelíes. Esas huellas no fueron evidentes de inmediato, parecía un tesoro difícil de alcanzar, oculto aquí y allá bajo capas de restricciones, borrones y revisiones.  

Un día se dio cuenta de que en el archivo de la milicia preestatal Haganah había imágenes fijas que llevan el sello de «Foto Rissas». Buscando más profundamente descubrió la historia de Chalil Rissas (Khalil Rassass, 1926-1974), uno de los padres del fotoperiodismo palestino. Es desconocido para el público en general, tanto para los palestinos como para Israel, pero según Sela era un «audaz e innovador fotógrafo» que, motivado por un sentido de conciencia nacional documentó la lucha palestina antes de 1948.  

Posteriormente se encontró con cientos de sus fotografías, acompañadas de leyendas escritas por soldados o personal del archivo de Israel que habían tratado de imponer una narrativa sionista con esas leyendas y desconectarlas de su contexto original. El propietario de las fotografías era un joven judío que las recibió de su padre, un oficial del ejército israelí que las trajo consigo como botín de la Guerra de la Independencia.  

 

Una marcha en King George Boulevard (ahora Jerusalén Boulevard) en Jaffa. La foto sin fecha (probablemente tomada a principios de 1948) fue obtenida de la oficina de Al-Haj Ibrahim, de Haifa. Fotógrafo desconocido, archivo oficial del ejército de Israel del libro ‘Hecho Público’

 

Obras olvidadas  

El descubrimiento no tiene precedentes. En contraste con las imágenes de propaganda sionistas que exaltaban el heroísmo de las tropas judías y apenas hacen referencia a los palestinos, las fotografías de Rissas eran principalmente de combatientes palestinos, incorporan una postura palestina orgullosa, se centraron en la lucha nacional y militar y sus resultados, incluyendo el entrenamiento militar de los palestinos y el despliegue para la batalla.  

«Me di cuenta de que había encontrado algo significativo, un enorme escondite de obras de uno de los padres de la fotografía palestina que había sido el primero en dar expresión visual a la lucha palestina», recuerda Sela. «Pero cuando traté de aprender más acerca de Chalil Rissas, entendí que era un fotógrafo olvidado, que nadie sabía nada de él, ni en Israel ni en otro lugar».  

Acto seguido Sela decidió estudiar el tema por sí misma. En 1999 rastreó al hermano de Rissas, Wahib, que trabajaba como fotógrafo de turistas en el Monte del Templo / Haram a-Sharif en la ciudad vieja de Jerusalén. Él le contó la historia de la vida de Chalil. Resultó que había acompañado a las tropas y a los líderes palestinos, documentando visualmente las batallas libradas por los residentes de la zona de Jerusalén durante la Guerra de Independencia de 1948. «Era un hombre joven que eligió la cámara como instrumento para cambiar la conciencia de la gente», dice Sela.  

Alrededor de 2007 se descubrió el archivo de otro fotógrafo palestina olvidado, Ali Za’arur (1900-1972), del pueblo Azzariyeh, al este de Jerusalén. Cerca de 400 de sus fotos fueron preservadas en cuatro discos. También representan escenas de la guerra de 1948, en la que Za’arur acompañó a las fuerzas de la Legión Árabe de Jordania y documentó la batalla por la ciudad vieja de Jerusalén. Fotografió a los muertos, las ruinas, los cautivos, los refugiados y los acontecimientos del alto el fuego.  

En la Guerra de los Seis Días de 1967, Za’arur huyó de su casa por un corto tiempo. Cuando regresó, descubrió que los álbumes de fotos habían desaparecido. Se supo que un pariente los había dado al alcalde de Jerusalén, Teddy Kollek, como un regalo. Después la Fundación Jerusalén los donó al archivo del ejército. En 2008, en un acto sin precedentes, el archivo devolvió los álbumes a la familia de Za’arur. La razón, presume Sela, es que los discos fueron capturados por el ejército en la batalla. En cualquier caso esto fue, hasta donde se sabe, un caso único.  

Sela se animó a partir de los descubrimientos que había hecho y al darse cuenta de que «con un trabajo sistemático sería posible descubrir más archivos palestinos que terminaron en manos israelíes».  

Ese trabajo fue triple: la investigación de archivos para localizar fotografías y películas palestinas que habían sido incorporadas a archivos israelíes; mantener reuniones con los mismos fotógrafos palestinos o miembros de sus familias y localizar a los soldados israelíes que habían tomado parte en el «aprovechamiento de estos despojos visuales» y traerlos a Israel.  

En el curso de su investigación, Sela se reunió con algunas personas fascinantes, entre ellas Khadijeh Habashneh, una cineasta palestina residente en Jordania que encabezó el archivo y la cinemateca del Instituto de Cine palestino. Esa institución, que existió desde finales de la década de 1960 hasta principios de los 80, inicialmente en Jordania y luego en el Líbano, fue fundada por tres cineastas palestinos pioneros -Sulafa Jadallah, Hani Jawhariyyeh y Mustafa Abu Ali (esposo de Habashneh)- que buscaban documentar la forma de vida y la lucha nacional de su pueblo. Tras los acontecimientos de Septiembre Negro en 1970, cuando el ejército jordano y la OLP se enfrentaron en una guerra intestina sangrienta, los realizadores se trasladaron a Líbano y restablecieron el ICP en Beirut.  

En un encuentro con Habashneh en Amman en 2013 Sela escuchó la historia de los archivos palestinos que desaparecieron, una historia que incluye en su nuevo documental. «¿Por dónde empezar cuando fue destruido tanto material, cuando un proyecto de vida se viene abajo?», dijo Habashneh a Sela. «Todavía puedo ver a esos jóvenes pioneros, valientes, imbuidos de ideales, revolucionarios, que crearon imágenes y películas documentando la revolución palestina que el mundo no quiere ver. Se negaron a dejarlos sin rostro y sin identidad».  

El archivo de Habashneh contenía obras olvidadas que documentaban el sufrimiento de los palestinos en los campos de refugiados, la resistencia a Israel y las batallas contra el ejército israelí, así como la vida cotidiana. El archivo contenía las películas y la materia prima de los realizadores del ICP, pero también recogió otras películas palestinas anteriores, tanto de antes como de después de 1948.  

 

Un campo de refugiados junto al mar, de las películas saqueadas por el ejército israelí en Beirut en los años 80.

 

 

Una escuela en un campo de refugiados, de las películas saqueadas por el ejército israelí en Beirut en los años 80.  

Esta actividad refleja «un espíritu de liberación y de revuelta en los días de la revolución», dice Habashneh en la película de Sela, en referencia a los primeros años del movimiento nacional palestino. Ese espíritu fue capturado en fotografías clandestinas y con un presupuesto mínimo, en una película que se desarrolló en las cocinas de las personas, proyectada en tiendas de campaña en campos de refugiados y distribuidas en el extranjero. Se documentaron mujeres, niños, combatientes, intelectuales y personalidades de la cultura, amén de eventos de importancia histórica, relató Habashneh. «Por lo que se sabe este fue el primer archivo visual oficial palestino», señala Sela.  

En su conversación con Sela, Habashneh recordó con nostalgia otros mejores tiempos, cuando las películas palestinas fueron seleccionadas en una cinemateca de Beirut junto a otras obras con un «espíritu revolucionario», de Cuba, Chile, Vietnam y otros lugares. «Estábamos en contacto con realizadores de otros países que vieron la cámara como un instrumento en las manos de la revolución y la lucha del pueblo», recordó.

 

 

Un campo de refugiados fangoso, de las películas saqueadas por el ejército israelí en Beirut en los años 80.

 

«Una interesante cooperación cultural se llevó a cabo en estas zonas, centrada alrededor del cine revolucionario», señala Sela y agrega «Beirut estaba viva, con un innovador florecimiento cultural sin precedentes, y era absolutamente sorprendente en términos de su importancia visual».  

Pero en 1982, después de que el ejército israelí entrara en Beirut, ese archivo desapareció y nunca se volvió a ver. La misma suerte corrieron dos películas realizadas por la misma Habashneh, una sobre los niños y la otra sobre las mujeres. En el documental de Sela, Habashneh pregunta en voz alta acerca de las circunstancias en las que la increíble colección desapareció. «¿Es nuestro destino vivir una vida sin pasado? ¿Sin una historia visual?», se pregunta. Desde entonces ha logrado reconstruir una pequeña parte del archivo. Algunas de las películas se presentaron en los Estados Unidos, donde se enviaron para revelarlas. Las copias de algunas otras permanecieron en las salas de cine de varios países en los que fueron seleccionadas. Ahora, a los 70 años, Habashneh continúa su misión, a pesar de que, como le dijo a Sela durante una conversación temprana, «el destino del archivo sigue siendo un enigma».  

«Ellos nos marcaron»  

Lo que Habashneh no fue capaz de lograr en un comienzo en 1982 como parte de una búsqueda en todo el mundo, Sela logró hacerlo en el transcurso de unos pocos años de investigación en Israel. Empezó por la localización de un exsoldado del ejército que le informó acerca del día en que llegaron varios camiones al edificio en Beirut que albergaba una serie de archivos palestinos y comenzó a vaciarlo. Ese testimonio, con el apoyo de una fotografía, era crucial para Sela, ya que corroboró los rumores e historias sobre que los archivos palestinos se llevaron a Israel.  

El mismo soldado añadió que se llenó de miedo cuando vio, entre las fotos que fueron confiscados del archivo, algunas que documentaron soldados israelíes en los territorios. Él mismo aparecía en una de ellos. «Nos marcaron», dijo a Sela.  

Otro exsoldado habló a Sela de un álbum de fotos inusual que fue obtenido de la casa de la prominente familia Nashashibi en Jerusalén, en 1948. El soldado añadió que su padre, que había servido como oficial del ejército en la Guerra de la Independencia, entró en un estudio fotográfico y se hizo con su archivo, mientras otros soldados estaban ocupados saqueando pianos y otros objetos de valor de la familia Nashashibis. Otro exsoldado declaró haber tomado una foto del cadáver de un árabe. Con el tiempo todas estas imágenes encontraron su camino en los archivos en Israel, en particular, en el archivo del ejército.  

En 2000 Sela, impulsada por sus primeros hallazgos, solicitó permiso de ese archivo para investigar los materiales visuales que habían sido tomados por el ejército en la década de 1980. La respuesta inicial fue negativa: el material no estaba en manos de Israel, le dijeron.  

«Pero yo sabía lo que estaba buscando, porque tenía testimonios de los soldados», dice ahora, añadiendo que cuando ella persistió en su solicitud se encontró con «dificultades, diversas restricciones y el boicoteo de las posibilidades de examinar el material».

 

 

Texto elaborado en la película ‘Memorias y Fuego’ (director: Ismail Shammout). De las películas saqueadas por el ejército israelí en Beirut en los años 80.

 

El avance se produjo cuando se solicitó la ayuda de los abogados Michael Sfard y Shlomi Zacharia, en 2008. Para empezar recibieron la noticia, confirmada por el asesor legal del Ministerio de Defensa, de que varios de los botines tomados en Beirut eran ahora parte del archivo del ejército. Sin embargo se informó a Sela posteriormente de que el «archivo fotográfico de la OLP», como se refiere el Ministerio de Defensa en general a materiales fotográficos tomados de los palestinos, es «material de archivo en materia de asuntos exteriores y de seguridad y como tal es ‘material restringido’ definido en el artículo 7 (a) del Reglamento de Archivos».  

Así las cosas, un día de 2010 Sela recibe un fax que le informaba de que las películas palestinas se habían encontrado en el archivo del ejército, sin entrar en detalles, e invitándola a verlas. «Había unas pocas docenas de segmentos de películas y yo estaba sorprendida por lo que vi», dice. «Al principio me mostró sólo una cantidad muy limitada de material de archivo, pero era indicativo de la totalidad. Sobre la base de mi experiencia comprendí que había algo más».  

Pasaron unos pocos años más de lo que Sela llama de «persistencia sin fin, conversaciones y correspondencia» y durante los cuales estuvo autoriza a ver docenas de segmentos de películas adicionales, incluyendo algunos que aparentemente provenían del archivo de Habashneh. Sela también descubrió otro archivo palestino que había sido arrebatado por el ejército israelí. Establecido bajo los auspicios de la Sección Cultural de Artes de la OLP, su director en la década de 1970 fue el pintor e historiador nacido en Lod, Ismail Shammout (1930-2006).  

Una de las obras de esa colección es la propia película de Shammout, «La Llamada urgente», cuyo tema principal fue escrito e interpretado en inglés por la cantante palestina Zainab Shathat, acompañándose con la guitarra. «La película se creía perdida hasta que la encontré en el archivo del ejército, dice Sela, que describe «La Llamada urgente» como «un grito por la situación de Palestina, sus hijos y sus hijas». Mirándola hace retroceder en el tiempo a finales de 1960 y principios de los 70, cuando el cine documentando la lucha palestina conectaba brevemente con otros movimientos revolucionarios de cine internacionales.  

Por ejemplo en 1969 y 1970, Jean-Luc Godard, el legendario director de cine de la nueva ola francesa del cine, visitó Jordania y el Líbano varias veces con el Grupo de Dziga Vertov de cineastas franceses (llamado así por el documentalista pionero soviético de los años 1920 y 30). En el grupo estaba el realizador Jean-Pierre Gorin, que trabajó con Godard en su período «radical». Llegaron a grabar imágenes en campos de refugiados y en las bases de los fedayines para la película de Godard «Hasta la Victoria». Habashneh dijo a Sela que ella y otros se habían reunido con Godard, le asistieron y por supuesto fueron influenciados por su trabajo.  

Junto con «La Llamada urgente» – extractos que están incluidos en su documental «Saqueados y Ocultos»– Sela también encontró otro trabajo de Shammout en el archivo del ejército, titulado «Fuego y Memorias», que narra la historia palestina del siglo XX, «de los días que describen la vida idílica en Palestina, a través de la documentación de refugiados, de la documentación de la organización y la resistencia. Para utilizar los términos del estudioso del cine palestino y director de cine George Khleifi, el luchador agresivo tomó el lugar del refugiado desdichado», añade. 

Sela también encontró material de archivo del director iraquí Kais al-Zubaidi, que trabajó durante un tiempo en la Sección Cultural de Artes de la OLP. Sus películas de ese período incluyen «Lejos de Casa» (1969) y «The Visit» (1970); en 2006 publicó una antología, «Palestina en el Cine», una historia sobre el tema, que menciona unas 800 películas que tienen que ver con Palestina o el pueblo palestino.  

Algunas de las películas palestinas del Archivo del ejército llevan sus títulos originales. Sin embargo, en muchos otros casos, este material de archivo fue recatalogado para adaptarse a la perspectiva israelí, de manera que los palestinos «combatientes» se convirtieron en «bandas» o «terroristas», por ejemplo. En un caso una película sobre el entrenamiento con armas está catalogada como «campamento terrorista en Kuwait: distribución de los uniformes, las niñas que se arrastran con las armas, los terroristas que marchan con las armas en las colinas, instrucción en armas e instalación de minas».  

Sela: «Estas películas e imágenes fijas, aunque no están hechas por cineastas judíos/israelíes o unidades militares -que es el criterio central para el depósito de materiales en el archivo del ejército israelí- fueron transferidas al archivo del ejército y sometidas a las reglas del Estado de Israel El archivo de inmediato las selló durante muchas décadas y las catalogó según su terminología -que es sionista, judía e israelí- y no de acuerdo con la terminología palestina original. Vi algunas donde se escribió la palabra ‘terroristas’ en las fotografías tomadas por los palestinos. Pero después de todo, ellos no se llaman a sí mismos como tales. Es parte de camuflaje terminológico, que subordina su trabajo creativo al proceso colonial en el que el ocupante controla el material que ha capturado».  

Los descubrimientos de Sela, que son de importancia internacional, no son sólo una investigación, documentación y logro académico. También constituyen un gran avance en lo que se refiere a la crónica de la historia palestina. «La historiografía visual palestina carece de muchos capítulos», observa. «Muchas fotografías y archivos fueron destruidos, se perdieron, tomados como botín y despojados en las diversas guerras y en el curso del conflicto palestino-israelí».  

Desde su punto de vista, la recogida sistemática de materiales visuales palestinos en el archivo del ejército «hace que sea posible escribir una historia alternativa que contrarresta el contenido creado por el ejército y el archivo militar, impulsado por consideraciones ideológicas y políticas». En el material que se encuentra en el archivo del ejército se ven «imágenes que representan la historia del pueblo palestino y sus lazos de larga data con este suelo y este lugar, que presentan una alternativa a la historia sionista que negaba la existencia de los palestinos aquí, así como su cultura, su historia y la prolongada tragedia que soportaron y su lucha nacional de muchos años».  

El resultado es una paradoja intrigante, como es frecuente encontrar cavando profundamente en un archivo. La extensa información que Sela encontró en el archivo del ejército hace que sea posible la reconstrucción de la existencia de los palestinos anterior a 1948 y ayuda a rellenar los agujeros de la narrativa palestina hasta la década de 1980. En otras palabras, incluso si la intención de Israel era ocultar estos elementos y controlar los tesoros históricos de los palestinos, sus acciones en realidad ayudan al proceso de conservación y lo seguirán haciendo en el futuro.  

La investigación de Sela de los materiales de archivo visuales fue precedida por otro estudio pionero -de las palabras escritas- realizado por el doctor Gish Amit, un experto en los aspectos culturales del sionismo en la Universidad Ben Gurion del Negev. Amit hizo un registro del destino de los libros palestinos y de las bibliotecas que, al igual que las fotografías y las películas que Sela encontró, terminaron en archivos israelíes, incluyendo la Biblioteca Nacional de Jerusalén.  

En su libro de 2014, «Ex-Libris: Chronicles of Theft, Preservation, and Appropriating at the Jewish National Library» (en hebreo), Amit analiza mordazmente el fracaso -condenado de antemano- de cualquier intento de ocultar y controlar la historia de los demás. Según él «un archivo se acuerda de sus olvidos y borrones», «documenta la injusticia y por lo tanto hace que sea posible trazar sus caminos» y «allana el camino para historias olvidadas que pueden, algún día, condenar a los propietarios» de los documentos.

 

 

La matanza de Tel al-Zaatar. Fotograma de la película saqueada por el ejército israelí en Beirut en los años 80, titulada ‘palestinos: derecho a la vida’ (1978), dirigida por Kopalin Vladimi y conservada en el archivo de la institución cinematográfica palestina. Cortesía de Net-Film

 

Sin embargo Amit también ve la complejidad de esta historia y presenta otro lado de la misma. Al describir la operación en la que los libros palestinos fueron recogidos por soldados israelíes y el personal de la Biblioteca Nacional durante la Guerra de la Independencia, se plantea la posibilidad de que esto era en realidad un acto de rescate, preservación y accesibilidad: «Por un lado se recogieron los libros, no se quemaron ni fueron abandonados en las casas vaciadas de los barrios árabes que quedaron deshabitados. Si no se hubieran recogido su destino habría sido sellado sin dejar rastro de ellos», escribe, y agrega que la Biblioteca Nacional «protegió los libros de la guerra, el saqueo y la destrucción y del comercio ilegal de manuscritos».  

De acuerdo con la Biblioteca Nacional, hay alrededor de 6.500 libros y manuscritos archivados que fueron tomados de viviendas particulares cuyos propietarios dejaron en 1948. La colección completa está catalogada y accesible al público en general, pero la responsabilidad es de la entidad depositaria Custodio de la Propiedad de los Ausentes en el Ministerio de Finanzas. Por lo tanto no hay intención, en un futuro próximo, de tratar de localizar a los propietarios para la devolución de los artículos.  

Sela considera la existencia de estos despojos de la guerra en Israel como una expresión directa de la ocupación, que define, más allá de la presencia física de Israel en los territorios, como «el control de la historia, la escritura de la cultura y la formación de la identidad». A su juicio, «el gobierno de Israel sobre los palestinos no es sólo geográfico, sino que también se extiende a la cultura y la conciencia. Israel quiere borrar esta historia de la conciencia pública, pero no está teniendo éxito, ya que la fuerza de la resistencia es más fuerte. Por otra parte sus intentos de borrar la historia palestina afecta adversamente el propio final de Israel».  

En este punto Sela recurre a una comparación íntima para ilustrar que los materiales visuales contribuyen a la creación de la identidad personal y colectiva. «Como hija de sobrevivientes del Holocausto,» dice, «Crecí en un hogar sin memoria histórica fotográfica. Nada. Mi historia comienza sólo con la unión de mis padres, en 1953. Es sólo a partir de entonces que tenemos fotos. Antes de eso, nada.  

«Yo sé lo que se siente cuando no se tiene ni idea de cómo se veían su abuela o abuelo, o la infancia de su padre», continúa. «Esto es tanto más cierto en la historia de todo un pueblo. La construcción de la identidad por medio de materiales visuales es muy significativa. Muchos investigadores han abordado este tema. El hecho es que las instituciones sionistas hicieron y continúan haciendo un uso extensivo y racional de tales materiales [también] en un período que se extiende por décadas».  

Sela admite que todavía hay mucho por hacer, pero en lo que a ella respecta, una vez que apareció una grieta en la pared no hay vuelta atrás. «Hay una gran cantidad de material, incluyendo cientos de películas, que todavía no he llegado a ver», señala. «Este es un tesoro increíble, que contiene información sobre la vida cultural, educativa, rural y urbana del pueblo palestino en todo el siglo XX, una narrativa borrada que necesita ser incluida en los libros de historia», añade.  

Cuando le preguntaron qué piensa que se debe hacer con el material, afirmó: «Por supuesto que tiene que ser devuelto. Así como Israel está constantemente luchando para recuperar lo que los nazis obtuvieron de los judíos en el Holocausto. La historia es diferente, pero por el mismo criterio, practica lo que predica. Estos son materiales culturales e históricos del pueblo palestino».  

El hecho de que estos artículos estén retenidos por Israel «crea un gran agujero en la investigación y el conocimiento palestino», confirma Sela. «Es un hoyo del que Israel es responsable. Este material no nos pertenece. Tiene que ser devuelto a sus propietarios. Después, si lo vemos de forma inteligente, nosotros también podemos llegar a conocer y comprender capítulos altamente significativos en la historia palestina y en nuestra propia historia. Creo que la primera y fundamental etapa en el proceso de reconciliación es conocer la historia del Otro y también la propia historia de control del Otro».  

La respuesta del ministerio de Defensa  

Un portavoz del ministerio de Defensa -cuando se le pidió que comentara sobre las posesiones del archivo del ejército- dijo que el archivo contiene 642 «películas botín de guerra», la mayoría de las cuales trata de los refugiados y fueron producidas por la UNRWA (la agencia de las Naciones Unidas de ayuda a los refugiados) en los años 1960 y 1970. El ministerio también señaló que 158 películas que fueron capturadas por el ejército israelí en la Guerra del Líbano de 1982, que se enumeran en la forma ordenada en el catálogo de la sala de lectura y están disponibles para su lectura por el público en general, incluidos los ciudadanos árabes y palestinos.  

En cuanto a las fotografías palestinas que fueron confiscadas el Ministerio de Defensa indicó que no existe un registro ordenado de ellas. Hay 127 archivos de fotografías y negativos, cada uno de los cuales contiene docenas de fotografías, probablemente tomadas entre los años 1960 y 1980, sobre una variedad de temas, incluyendo las visitas de delegaciones extranjeras para el personal de la OLP, visitas de delegaciones de la OLP en el extranjero, arte palestino y su patrimonio, objetos de arte, vestimenta tradicional y popular palestina, fábricas y talleres, demostraciones, desfiles y manifestaciones masivas en poder de la OLP, retratos de personalidades árabes y los símbolos de la OLP.  

El comunicado añade que hace unos meses se localizaron cajas que fueron selladas por sus dueños originales, «el Departamento de Información y Orientación Nacional y el Departamento de Información y Cultura de la OLP», durante la evacuación de los archivos de los almacenes en la base Tzrifín.  

Un preestreno de la película de Rona Sela «Looted and Hidden – Palestinian Archives in Israel» se llevó a cabo el 3 de julio en el Centro de Arte Contemporáneo, de Tel Aviv, seguido de un diálogo con la directora y Sabri Jiryis, exdirector del Centro de Investigación de Palestina, en Beirut, del cual también el ejército israelí confiscó material.  

Ofer Aderet, corresponsal de Haaretz  

Fuente: http://www.haaretz.com/israel-news/.premium-1.798565

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.