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Portugal: Biodiversidad en alto riesgo

Fuentes: IPS

La fragmentación y destrucción del hábitat rural, por la construcción de autopistas, represas y complejos urbanos, la modernización de la agricultura, la persecución humana y las enfermedades, constituyen las principales amenazas a la biodiversidad en Portugal. Casi la mitad de las especies vertebradas de este país se encuentran en grave riesgo, en especial el lince […]

La fragmentación y destrucción del hábitat rural, por la construcción de autopistas, represas y complejos urbanos, la modernización de la agricultura, la persecución humana y las enfermedades, constituyen las principales amenazas a la biodiversidad en Portugal.

Casi la mitad de las especies vertebradas de este país se encuentran en grave riesgo, en especial el lince ibérico, el lobo de mar, el buitre negro y el águila pescadora, así como la trucha y la anguila de río, que presentan un escenario de extinción anunciada, indica un estudio publicado por el estatal Instituto de Conservación de la Naturaleza (ICN).

Estas son las principales conclusiones a las que llegaron 180 científicos y que están recogidas en el «Libro Rojo de los Vertebrados», que en mayo será colocado en venta en las librerías.

Los autores de diferentes áreas científicas de la obra lanzada por el ICN sostienen que «el estatuto de amenaza continúa elevado» para las especies que habitan los 92.000 kilómetros cuadrados de Portugal continental y los archipiélagos luso-atlánticos de Azores y de Madeira.

De las especies vertebradas que existen en Portugal, 42 por ciento están amenazadas, muy especialmente los peces de agua dulce y migratorios, donde se registra que 69 por ciento se encuentra reducido a cardúmenes que enfrentan dificultades de supervivencia.

El Libro Rojo, que el miércoles fue presentado a los medios de comunicación, actualiza también los datos sobre el riesgo de extinción que pesa sobre otros vertebrados, tales como reptiles, aves y mamíferos de todo el país, llegando a la conclusión de que Portugal ya puede contar con 19 extinciones, 17 de ellas de aves.

Entre las especies desaparecidas se cuentan el oso pardo, el esturión y el halcón real, al tiempo que los científicos aún mantienen como «críticamente en peligro» al águila pescadora. A pesar de que existe tan sólo un ejemplar macho en la región meridional de Alentejo, la esperanza es que podría aparecer una compañera no registrada en el momento de la contabilización.

El trabajo científico advierte, con especial realce, sobre el peligro de extinción de otros vertebrados, tales como el conejo salvaje, el ratón de campo y el tordo. En una categoría menos grave, pero que merece preocupación, se ubican el ratón negro y los delfines.

Pero las noticias no son sólo malas: la cabra montés, que fue dada como extinta en 1990, reapareció en el septentrional Parque Nacional da Peneda-Gerês, gracias a un notable esfuerzo para salvar esa especie realizado por la vecina región española de Galicia.

El estudio fue realizado sobre 512 especies de vertebrados, clasificadas según los criterios establecidos en 2001 por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), la entidad que congrega a 81 países, 113 agencias de gobierno, más de 850 organizaciones no gubernamentales y alrededor de 10.000 científicos y expertos.

La misión de UICN es influir, alentar y ayudar a las sociedades en todo el mundo a conservar la integridad y diversidad de la naturaleza y a asegurar que cualquier uso de los recursos naturales se haga de manera equitativa y ecológicamente sustentable.

Siguiendo los criterios de la UICN, los números globales indican que, en Portugal, 46 por ciento de las especies no están amenazadas y no se cuenta con datos suficientes sobre 12 por ciento de los animales, explicó Maria João Cabral, coordinadora del Libro Rojo

Sobre el restante 42 por ciento, se establecieron tres categorías de amenaza: Críticamente en Peligro, en Peligro Vulnerable y Casi Amenazado.

En términos generales, la estadística científica del ICN coloca bajo riesgo a 69 por ciento de los peces, 38 por ciento de las aves, 32 por ciento de los reptiles, 19 por ciento de los anfibios e 26 por ciento de los mamíferos.

Maria Elisa Oliveira, coordinadora del grupo de estudio de los anfibios y reptiles, apunta que la situación, aparentemente poco preocupante de estas categorías, puede no traducir exactamente la realidad, debido a que los criterios de la UICN «no son fáciles de aplicar en estos casos, porque fueron concebidos pensando en los grandes mamíferos».

En cambio, hay casos claros como el del sisón, ave zancuda que no estaba amenazada y que pasó ahora a contar con el estatuto de Peligro Vulnerable.

Estas alteraciones, en algunos casos se deben al aumento de los problemas que amenazan a los animales, «pero no siempre», indicó João Cabral, al revelar que «los nuevos criterios de evaluación y el aumento del conocimiento sobre algunas especies explican algunos cambios».

Esta obra científica, subraya por su parte Oliveira, es una contribución que Portugal intenta dar para detener la pérdida de biodiversidad hasta 2010, siguiendo el objetivo de la Organización de las Naciones Unidas, «porque una avaluación del estado de las especies permite tomar medidas y el libro ofrece una base de conocimiento que facilita la acción».

Los autores del Libro Rojo reconocen en algunos pasajes del texto que todavía existe mucho desconocimiento sobre algunas especies, como es el caso de mamíferos, sobretodo murciélagos y animales marinos.

En cuanto al futuro, los expertos recomiendan montar un sistema nacional de seguimiento destinado a actualizar anualmente los estatutos de conservación de las especies.

En este sentido, João de Menezes, presidente de ICN, subraya que «aún hay especies por evaluar», pero asegura que el año próximo deberán concluirse los libros rojos sobre la flora y los peces marinos, mientras admite no poder todavía indicar una fecha sobre un estudio acerca de los invertebrados.

En la óptica del ICN, estas investigaciones que se traducen en textos científicos de lenguaje accesible, pueden ser útiles para alertar a los gobiernos y a las poblaciones sobre los peligros de la disminución de la diversidad biológica a escala nacional e internacional para evitar así lamentables desastres ecológicos.