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Proposiciones secretas: ¿Combatir el terror con ataques en… América Latina?

Fuentes: Rebelión

La revista estadounidense Newsweek revela que días después del 11-S un alto funcionario del Pentágono propuso ataques de EE.UU. en Sudamérica o en el sudeste asiático ya que faltaban buenos objetivos en Afganistán. Así se daría «una sorpresa a los terroristas» según una nota en el reciente informe de la Comisión del 11-S. El memorando […]

La revista estadounidense Newsweek revela que días después del 11-S un alto funcionario del Pentágono propuso ataques de EE.UU. en Sudamérica o en el sudeste asiático ya que faltaban buenos objetivos en Afganistán. Así se daría «una sorpresa a los terroristas» según una nota en el reciente informe de la Comisión del 11-S.

El memorando no fue firmado, pero el informe del panel dice que parece haber sido escrito por el Subsecretario de Defensa, Douglas Feith. Es uno de varios documentos del Pentágono revelados por la comisión que contienen ideas poco ortodoxas para la guerra contra el terror. Sugiere atacar objetivos fuera de Medio Oriente en la ofensiva inicial o a un «objetivo no de al-Qaeda como Irak». Los ataques en América Latina y el sudeste asiático fueron presentados como un modo de golpear por sorpresa a los terroristas cuando esperaban un ataque en Afganistán.

Según Newsweek el memorando formaba parte de ideas de una unidad altamente secreta del Pentágono, compuesta de dos hombres y nombrada por Feith después del 11-S: el veterano analista de la defensa Michael Maloof y el experto en el Medio Oriente, David Wurmser.

Maloof y Wurmser vieron vínculos entre grupos terroristas internacionales que la CIA y otras agencias de inteligencia habían descartado. Argumentaron que un ataque contra terroristas en América del Sur – por ejemplo, en una región en la frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil donde informes de inteligencia decían que Hezbolá, apoyado por Irán, estaba presente – tendrían reverberaciones en otras operaciones terroristas. Las proposiciones fueron presentadas a máximos consejeros de política exterior. Pero funcionarios de la Casa Blanca subrayan que fueron consideradas con cautela y no fueron adoptadas.