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¿Qué está pasando en Egipto?

Fuentes: eldiario.es

Que el tejido social de protesta en Egipto está vivo llevamos comprobándolo casi dos años. Esta semana es una buena prueba de ello. Decenas de miles de personas han tomado las calles en ciudades como El Cairo, Alejandría, Suez, Port Said o Aswan, para mostrar su rechazo al presidente Mohamed Morsi, que tan solo lleva […]

Que el tejido social de protesta en Egipto está vivo llevamos comprobándolo casi dos años. Esta semana es una buena prueba de ello. Decenas de miles de personas han tomado las calles en ciudades como El Cairo, Alejandría, Suez, Port Said o Aswan, para mostrar su rechazo al presidente Mohamed Morsi, que tan solo lleva cinco meses en el poder.

Todo empezó hace unos días. Varios grupos de jóvenes se congregaron en la calle Mohamed Mahmoud de El Cairo -una de las vías que desembocan en la plaza Tahrir- para conmemorar el primer aniversario de la muerte de decenas de manifestantes que hace un año perdieron la vida a manos de las fuerzas de seguridad egipcias, entonces bajo el mando del gobierno en transición dominado por el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas. Los responsables de aquellas muertes siguen en libertad.

Los manifestantes colgaron a la entrada de la calle un cartel que se ha mantenido hasta hoy. En él se lee: ‘Prohibida la entrada a los Hermanos Musulmanes’.

Hubo enfrentamientos entre manifestantes y policía, que de nuevo usó de gases lacrimógenos en un intento por disolver las protestas, y la tensión creció. La brutalidad de las fuerzas de seguridad quedó en evidencia en vídeos como este:

Mientras tanto, el presidente egipcio Mohamed Morsi, ultimaba como mediador las negociaciones para frenar la ofensiva israelí contra Gaza.

No es casualidad que justo un día después del anuncio del alto el fuego en la Franja, Morsi anunciara una mayor concentración de poderes, situándose por encima de la ley y de todas las instituciones del Estado. A través de la firma de cuatro decretos, estableció que ninguna de sus decisiones o leyes podrían ser revocados por nadie, ni siquiera por el poder judicial.

El momento era perfecto. El presidente egipcio acababa de erigirse como actor influyente en la región: Había actuado como interlocutor de Hamás y de Estados Unidos y como anfitrión en la reunión entre Qatar, Turquía y Hamás. Los propios Barack Obama y Hillary Clinton le habían felicitado públicamente por su labor como mediador en las negociaciones por el alto el fuego en Gaza.

Con su decretazo, Morsi blindaba la Asamblea Constituyente, encargada de redactar la futura Carta Magna, dominada por las corrientes islamistas y amenazada por dos demandas que estudia el Tribunal Constitucional. El columnista Fahmy Huwaydi, uno de los más leídos en el mundo árabe, decía este martes que lo que motivó a Morsi a impulsar esta medida fueron las amenazas de un golpe ‘legal’ contra su gobierno.

Es probable que el presidente egipcio tratara de evitar otro movimiento de la Corte Suprema Constitucional, que el pasado mes de junio, tan solo dos días antes de las elecciones presidenciales, disolvió el Parlamento dominado por los islamistas, en un gesto favorable al Consejo militar Supremo. Ante la amenaza de un movimiento similar contra la Asamblea que redacta la Constitución, Morsi optó por dar un golpe encima de la mesa.

Al margen de las razones del presidente, lo cierto es que la calle habló de nuevo. En los días pasados se registraron manifestaciones en contra de Morsi en varias ciudades del país. En ellas falleció un menor de edad, con varias heridas de bala provocadas por las fuerzas de seguridad.

Su padre llamó a las protestas contra Morsi en este vídeo que ha circulado ampliamente por la Red.

 

En otro incidente, falleció un joven seguidor de los Hermanos Musulmanes.

 Los jueces, contra Morsi

Al mismo tiempo, los sindicatos de jueces y de periodistas anunciaron huelgas en todo el país en contra del ‘decretazo’. El Club de Jueces -la agrupación más importante de magistrados- fue especialmente beligerante contra el presidente egipcio. Cuando un asesor de este anunció que suavizarían lo anunciado, la agrupación judicial insistió en que la concentración de poder del presidente seguía siendo inaceptable.

En el año 2005 el Club de Jueces ya puso en dificultades al entonces presidente Hosni Mubarak, y de hecho aquellas protestas marcaron un capítulo importante en el crecimiento de los movimientos sociales contrarios al régimen.

Y finalmente, Tahrir….

Después de días de manifestaciones, este martes Tahrir se llenó de nuevo, al grito de ‘la gente quiere la caída del régimen’ y ‘Morsi ilegítimo’. Algunos de los activistas más destacados de las revueltas de 2011 no podían evitar cierta emoción.

«Otra cosa increíble es que ya no hay espacio en Tahrir y las marchas todavía no han llegado! Morsi, Egipto es demasiado grande para ti», escribía la activista Gigi Ibrahim en Twitter.

‘Con cada marcha que llega, Tahrir se viene arriba con pitidos y júbilos’, celebraba el pintor Ahmed El Massry.

Una de las marchas procedentes de los barrios de El Cairo, con destino a Tahrir

Desde las redes sociales, la Hermandad Musulmana ha restado importancia a las manifestaciones, asegurando que eran minoritarias y con una baja participación, lo que ha causado indignación entre los manifestantes.

‘El tono de los Hermanos de hoy me recuerda a la televisión estatal egipcia el 25 de enero de 2011’, se lamentaba una internauta, Noha Mahmoud Ali.

En las calles adyacentes a Tahrir hubo enfrentamientos con la policía. Un hombre falleció como consecuencia de la exposición a los gases lacrimógenos empleados por las fuerzas de seguridad.

Mahalla

Las protestas se han extendido a varias ciudades del país, entre ellas, Mahalla el Kubra, histórico bastión del movimiento obrero, donde en 2006 tres mil mujeres trabajadoras de una fábrica textil, al grito de ‘aquí estamos las mujeres, ¿dónde están las hombres?‘, dieron el pistoletazo de salida a una oleada de huelgas que fueron el prólogo de las revueltas de 2011.

En las últimas horas en Mahalla se han registrado duros enfrentamientos entre partidarios y detractores de la Hermandad musulmana, con el resultado de 300 de heridos. Tanto en Mahalla como en otras ciudades se han producido ataques a sedes de la organización islámica.

Duros enfrentamientos en Mahalla, bastión del movimiento obrero (Foto de Noai Lagati)

Las ‘ayudas’

El aumento de la tensión puede erosionar la imagen de Morsi e incluso hacer peligrar las negociaciones que su gobierno mantiene con el Fondo Monetario Internacional, con el que está a punto de cerrar un préstamo de 4.800 millones de dólares, al que se oponen los movimientos sociales de Tahrir.

La Unión Europea ya ha advertido que podría recortar sus ‘ayudas’ a Egipto si Morsi mantiene vigente el decretazo.

No es ningún secreto que los Hermanos Musulmanes y el propio Morsi son conservadores en lo político y neoliberales en lo económico. Aunque la Hermandad Musulmana criticó durante años el intervencionismo occidental en la región, ahora el sector gobernante da la bienvenida a las ayudas ofrecidas por los organismos financieros internacionales.

Este pragmatismo ha decepcionado a algunos votantes de la Hermandad, pero sin duda satisface a actores internacionales como Estados Unidos, siempre dispuestos a cuidar las ventajas de la inversión extranjera en el país árabe.

La polarización

El desgaste de Morsi lo están aprovechando sectores cercanos al antiguo régimen de Hosni Mubarak y personalidades como el ex presidente de la Liga Árabe y ex candidato presidencial Amr Musa, quienes ven en esta coyuntura una oportunidad para ganar influencia.

‘El problema es que hay gente cercana al antiguo régimen que quiere adueñarse de la situación, y que hay gente de Tahrir dispuesta de repente a tender la mano a personas como Amr Musa, que fue ministro con Mubarak!’, advierte el periodista y activista egipcio Hossam El Hamalawy.

Una vez más Egipto corre el riesgo de verse dividido en una ecuación simplista entre los islamistas y los ‘feloul’, término que se usa para hacer referencia a los integrantes del antiguo régimen o a aquellos cercanos a él, y que están intentando capitalizar las protestas.

La polarización está servida. ‘La polarización es inevitable en cualquier revolución. La pregunta es en torno a qué líneas se produce esta polarización’, afirma El Hamalawy.

En medio de todo, hay agrupaciones sociales y activistas muy destacados de las revueltas de 2011, decepcionados con ambos bandos e indignados por que los ‘feloul’ estén intentando apropiarse de las manifestaciones. La fuerza de la calle no está dispuesta a aceptar los discursos que presentan a uno u otro bando como males menores y necesarios.

La credibilidad de la Hermandad

La Hermandad Musulmana ya ha sufrido varias escisiones, producto de sus divisiones internas y de las tensiones existentes entre los jóvenes y las clases dirigentes. A medida que el tiempo avance y muestre que las demandas de las revueltas no figuran en el programa de la organización islámica, los Hermanos Musulmanes pueden verse expuestos a una crisis de credibilidad entre la sociedad egipcia.

Que su popularidad no es de hierro, lo prueban los resultados de las elecciones. En los comicios legislativos iniciados en noviembre de 2011, la Hermandad obtuvo el 37,5% de los apoyos, unos 11 millones de votos. En la primera ronda de las elecciones presidenciales de junio de 2012 el candidato de los Hermanos, Mohamed Morsi, solo obtuvo el 24,7% de los apoyos, algo más de 5 millones de votos.

Por el momento, las exigencia de la llamada revolución egipcia – ‘pan, libertad y justicia social’– siguen sin cumplirse. Y en las redes sociales algunos ya sugieren que Egipto sigue bajo el yugo de un régimen autoritario. El chiste amargo que circula estos días lo resume así: Nombre: Mohamed Morsi. Profesión: Hosni Mubarak.

Fuente original: http://www.eldiario.es/zonacritica/pasando-Egipto_6_73552668.html