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¿Qué pasó con Sandalio Junco?

Fuentes: Sin Permiso

Publicamos por primera vez online un texto de Sandalio Junco. Disponible en el Archivo Nacional de Cuba. Fondo Especial. Solo investigadores pueden acceder a él. Accedimos a este documento en 2013 y lo transcribimos íntegro para su lectura y difusión. Son pocos los documentos escritos por este obrero panadero. En 1925 Julio Antonio Mella y […]

Publicamos por primera vez online un texto de Sandalio Junco. Disponible en el Archivo Nacional de Cuba. Fondo Especial. Solo investigadores pueden acceder a él. Accedimos a este documento en 2013 y lo transcribimos íntegro para su lectura y difusión. Son pocos los documentos escritos por este obrero panadero.

En 1925 Julio Antonio Mella y Carlos Baliño participarían de la fundación del primer PCC el 16 y 17 de agosto. Entre sus fundadores estaban: José Miguel Peréz, José Rego, José Peña Vilaboa y Alejandro Barreiro. En la fundación y la revolución de 1933 el PCC mantuvo influencia dentro del movimiento obrero participando de la fundación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC) y en la Federación Obrera de la Habana (FOH). La CNOC fundada en 1925 llegó a agrupar a 400 000 trabajadores en toda la isla.

EL PCC afirmaba tener al menos 300 miembros en 1930, luego del asesinato de Mella en México, y en 1933 se adjudicó 5000 miembros una Liga Juvenil Comunista y la dirección de la CNOC. El PCC en 1930 tomó como suya la apuesta del VI Congreso de la Internacional Comunista (IC) en el que se aprobó la línea de Clase contra Clase planteando la necesidad de una revolución agraria anti-imperialista pero negando la unidad en la acción con otras fuerzas de izquierda opositoras a Machado. En 1930 el movimiento obrero participó de una primera huelga general organizada por la CNOC y la FOH bajo la dirección del poeta y dirigente comunista Rubén Martínez Villena. En 1931 surgió en el PCC la OCI organizada por Sandalio Junco, Juan Ramón Brea, Marcos García Villarreal, Pedro Varela, Carlos Gonzales Palacios, Luis Busquets, Roberto Fontanillas y otros. Junco participó de la lucha revolucionaria en el terreno sindical desde los años veinte y había mantenido una relación muy estrecha con Mella en el exilio en México. La OCI construyó comités distritales en la Habana, Santiago, Matanzas, Oriente, Guantánamo, Victoria de las Tunas y Puerto Padre. Influyeron en la dirección de la FOH durante la huelga de 1933 y en el Comité de Huelga de Guantánamo. ¿Hasta donde podemos rastrear su influencia?

La OCI tuvo entre sus principales militantes a Pedro Varela, Juan Perez, Roberto Fontanillas, Pedro Rivero, José Días Ortega, Carlos Martínez Padrón, Carlos González Palacios, Juan Ramón Brea, Jorge Quintana Vargas, Idalberto Ferrer Acosta, Ramón Miyares, entre otros. Sus dirigentes fueron fundamentalmente Sandalio Junco, Marcos García Villarreal y Juan Ramón Brea.

Sandalio Junco fue encarcelado en 1925 en la misma causa en la que estuvo involucrado Julio Antonio Mella. Va a México en junio de 1928 y milita en el Partido Comunista de México (PCM y se une a la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC) que dirigía el estudiante cubano. En 1929 participa del Congreso de la Conferencia Sindical Latinoamericana y la I Conferencia de los Partidos Comunistas en América Latina. En esa época los órganos centrales, como Vittorio Codovilla y Ricardo Martínez de la IC consideraban que Julio Antonio Mella, que militaba junto a Sandalio Junco, como «trotskista». Dichas desacreditaciones impidieron que Mella fuera electo como representante latinoamericano en la Internacional Sindical Roja (ISR), dando como resultado la elección de Martínez quien después fue considerado como un «agente encubierto de los Estados Unidos» Esta elección causó molestia en el propio Rubén Martínez Villena pues esto impidió que él tomara la vacante en el organismo central de la ISR. Según las cartas citadas por Caridad Masson, Villena tenía reservas de Martínez a quién criticó la edición de un artículo en el que se consideraba a Mella como un «militante inmaduro muestra de la época.»

Las desavenencias de Villena con el Buró del Caribe, órgano fundado en 1929 por la IC para las cuestiones de América Latina, vendrían desde entonces. Sin embargo no estallarían hasta 1933. Como se sabe, por el libro de Christine Hatzky, Mella había sido expulsado del PCC luego de la huelga de hambre que sostuvo durante su encarcelamiento en Cuba. Los momentos de polémica y discusión entre Mella y los miembros del PCM (sobre la política sindical) y el PCC (ante la posibilidad de una acción armada) llevaron al revolucionario cubano a abandonar ambos partidos en 1928 a pocos meses de su muerte lo que llevó incluso a discutir si su crimen había sido perpetuado por los propios agentes del estalinismo. Antes del asesinato de Mella, y siendo criticado duramente por el CC del PCC, Sandalio Junco le defendió como el principal miembro comunista cubano por entender los problemas de América Latina y criticaba a los dirigentes de la IC, en particular los del Buró del Caribe, por ser «carreristas en el movimiento obrero». Su crítica, contra Martínez y el Buró, anteceden a las desavenencias de Villena. Según Junco desde 1927 él comenzó a criticar los métodos burocráticos de decisión dentro de los organismos internacionales

Según Junco «ya en 1928, cuando triunfo la candidatura del burócrata lovestoniando Martínez, contra la del Julio Antonio Mella para miembro del Buró Ejecutivo de la ISR, nosotros vimos claro que era necesario realizar una verdadera lucha contra el burocratismo.» Unos años después Junco participó como representante de Cuba en 1929 al Congreso de la Conferencia Sindical Latinoamericana y la I Conferencia de los Partidos Comunistas de América Latina en el que José Carlos Mariátegui también fue acusado de «trotskista». Presentó las primeras tesis sobre el problema racial (la cuestión negra e indígena) desde el marxismo en América Latina. Dichas tesis divergían con las ideas defendidas por los miembros del Partido Comunista de América (PCA) que impusieron la errada consigna que sostuvo en PCC durante los años treinta de «autodeterminación de la faja de Oriente¨. Junco detalló que la lucha contra el racismo debía verse desde un punto de vista de clase.

Sandalio Junco fue tildado de «anarco sindicalista» sin embargo, aun se mantenía como miembro del partido y como uno de los interlocutores de Martínez Villena dentro del PCC. En la Segunda Reunión de los Partidos Comunistas de América Latina celebrada en Moscú, Junco comenzó a discutir sobre las tareas de la revolución en Cuba y, según los historiadores como Angelina Blanquier y Caridad Masson, en discusión con Villena el primero «adultera» el informe que debía presentarse. En dicha discusión entre Junco y Villena se plantea si la revolución en Cuba sería socialista o democrático burguesa, discusión estratégica de la época, y Villena en una carta a Junco reconoce que la revolución en Cuba sería socialista, aunque después, en 1933 durante la huelga de agosto, el poeta volvería a plantear la posición etapista en la que Cuba no estaba preparada aun para una revolución socialista contra Machado. Dicha carta publicada en 2005 da muestra de la heterodoxia del propio Villena y de la interlocución que tenía el dirigente comunista con el propio Sandalio Junco. También nos informa en la actualidad que esta cuestión comenzaba a ser un elemento de discrepancia entre los que conformarían después la OCI. Según Villena a Junco en 1931:

«Ahora quiero explicarte mejor, de acuerdo con la tesis cual es mi concepto de la Rev. En Cuba y por qué emplee la frase dictadura del proletariado y gobierno obrero y campesino, en una forma que reconozco es obscura e impropia. En el Programa de la IC (VI congreso al hablar, (Cap IV no. 8) de los tipos esquemáticos fundamentales del tránsito a la dictadura del proletariado, se dice con relación a los países coloniales y semicoloniales que «es posible, como regla general, solamente a través de una seria de etapas preparatorias, como resultado de un todo periodo de transformación de la revolución democrático burguesa en revolución socialista» (pag. 54, edic. La Internacional, Bnos Aires). Los subrayados «como regla general» son míos, es para indicarte como según el programa es posible -fuera de la regla general- que no existan etapas preparatorias. ¿Cuándo será eso posible? El mismo párrafo responde implícitamente: «Cuando no sea necesario todo un periodo de transformaciones de la revolución democrático burguesa en revolución socialista» Es decir, en el paso de que ambas etapas de la Revolución se confundan se mezclen se planteen o simultáneamente y paralelamente según la expresión de mi informe. Y esto, ¿es posible? En el propio programa y en el mismo Cap. Y número (p53) al hablar con relación a los países de «nivel medio de desarrollo del capitalismo» se dice que en algunos de ellos «es posible un tipo de revolcones proletarias con un gran contingente de objetivos de carácter democrático burgués». Tal es el caso de Cuba, aunque cuba es una semicolonia, porque nada se opone a que haya semicolonias que sean «países de un nivel medio del desarrollo del capitalismo». De modo que en realidad no he «inventado» nada en mi tesis respecto de Cuba, cuyas conclusiones vienen de acuerdo con el Prog. De la IC: lo que he hecho es aplicar ésta a las peculiaridades condiciones de Cuba, que son -por otra parte las mismas de otros países lationamericanos- Solo que los que hablan de carácter de la rev, dem, burguesa después de la proletaria, como una transformación de aquellas, gracias a la hegemonía del proletariado. Yo creo que hay países coloniales y semicoloniales en que no ocurría así y que Cuba es unos de esos países».

En 1931 a Junco se le orienta regresar a Cuba, al igual que todos los comunistas cubanos que se encuentran en el extranjero. Junco durante su estancia en la URSS pedía a la IC que escucharan ambas posiciones, finalmente Villena en el informe y en la carta citada ratifica que Junco «alteró algunos fragmentos conceptuales sobre las tareas de la revolución en Cuba.»

A su regreso Sandalio Junco discrepa con la política «sectaria» del PCC en torno a la CNOC y adhiere ya directamente a las ideas trotskistas. Se agrupa con Juan Ramón Brea y Marcos García Villarreal combatidos por el CC del PCC. Según las memorias de Joaquin Ordoqui, citadas por Angelina Blanquier, a la vuelta de Junco a Cuba este fue detenido por la policía y «negoció su liberación a cambio de ofrecer información pública sobre su no participación en la huelga, fue acusado de pasividad política y alejamiento del partido.» Estas acusaciones podrían explicarse debido a la oposición del Junco a la línea dirigente. No hay fuentes confiables que determinen como verdadera dicha acusación.

Según Junco «todas estas enormidades se observan en el movimiento obrero revolucionario de todos nuestros países, tienen su origen en las diversas teorías que han nacido últimamente para justificar la política termidorista que viene siguiendo al IC. La zurda estrategia revolucionaria que se viene aplicando en el movimiento obrero revolucionario, destruye el carácter internacional de la revolución que instauró la dictadura del proletariado en la URSS y por consecuencia, el de la Revolución proletaria» y al respecto del movimiento obrero en Cuba criticó la política del Tercer Periodo desarrollada por la CNOC y la teoría del «socialismo en un solo país» de veta estalinista: Para 1931, antes del regreso de Junco a Cuba, ya estaba compuesta la OCI en el PCC. Entre el regreso de Junco y la expulsión se le encarga a Villena la redacción de un documento, del que no hay copia disponible, «El PCC a la cabeza del movimiento de masas y los renegados Villarreal Junco» con un supuesto tiraje de 10 mil ejemplares. Según Carlos Reig, el compilador de las cartas de Villena, el documento no se elaboró. Mientras Junco aun regresaba otro comunista, Juan Ramón Brea, organizaba a la OCI al interior del PCC.

Volvió a México y estuvo cerca de León Trotsky. Militó en el APRA desde la óptica del entrismo, la militancia trotskista recurrió a este método para ganar adeptos en el interior de otras organizaciones, y acercó al salvadoreño Blanco Corpeño a la IV Internacional. Unos años después volvió a Cuba. Militó en el Partido Revolucionario Cubano Auténtico (PRC A) dirigido por Grau San Martin. Es probable que Junco militará bajo la política de entrismo. Fue dirigente de las organizaciones obreras del PRC A. En un texto de 1940 el PBL detalló que el PRC (A) era «un verdadero movimiento de masas populares. Por razones especiales ha venido a vincular en su seno el anhelo de lucha antimperilaista de una gran mayoría del pueblo cubano.» Lo que justificaba, probablemente, el entrismo de Sandalio Junco. Fue asesinado el día 9 de mayo de 1942 en un aniversario de los sucesos del Morillo, en el que muerte Antonio Guiteras, por dos pistoleros estalinistas del PCC. En los años cuarenta el PCC tenía un acuerdo político con Fulgencio Batista en el marco del llamado a la lucha contra el fascismo dictada por la IC. Según la nota del Diario de la Marina del día 9 de mayo de 1942:

«En los momentos en que se celebraba anoche una velada en memoria de Guiteras, en los salones del Ayuntamiento de esta ciudad, un grupo de comunistas hizo irrupción en dicho edificio y después de armar fuerte escándalo, dispararon sobre el orador, resultando muertas tres personas y gravemente heridas otras varias. Hasta este momento se ignoran con certeza las causas del hecho, que se produjo en el instante en el que hacía uso de la palabra Charles Simeon, el que milagrosamente salió ileso, así como el alcalde que presidía el acto. (…) En el lugar del suceso fueron recogidos ya los cuerpos de Sandalio Junco, líder obrero de la Habana y Evangelio Dorroto, conocido por Dinamita. También falleció, pero en el hospital, José María Martin, apodado el Chivo. (…) Se calcula que fueron disparados unos sesenta tiros, sufriendo el salón de actos del referido ayuntamiento daños.»

¡¡¡Fuera caretas!!! Contra la demagogia, las vilezas y la incapacidad de los líderes de la CNOC

Junco Sandalio

(La Habana, enero 1934. Archivo Nacional de Cuba. Fondo Especial. Leg. 1. No. 2833. 16 páginas).

Dos palabras

Con este manifiesto me propongo iniciar una serie de trabajos explicativos de algunas de las cuestiones obscuras que se observan en nuestro movimiento obrero revolucionario, al mismo tiempo que expongo de algunas teorías sobre el desarrollo de la conciencia de clase de los trabajadores.

Las condiciones de lucha de la clase obrera en Cuba requieren que se discutan todas las teorías, que pasen por frente a los trabajadores todas las concepciones, para que se pueden orientar definitivamente en el camino de la lucha contra la burguesía nacional y el imperialismo norteamericano e inglés.

Los trabajadores me disculparán de lo reducido de este trabajo y de lo tarde que ha aparecido; y yo debo decirle que eso es debido a que las subvenciones son para los servidores y yo no tengo más que mi trabajo. Veremos si pronto puedo escribir más. A toda la clase obrera A las masas explotadas y oprimidas de Cuba

A todos los que tienen la necesidad de conocer la verdad sobre la lucha entre los trabajadores A los explotados de los países de la región del caribe y de su América

Compañeros:

Después de dos años soportando una campaña nacional e internacional de insultos y calumnias y vilezas dirigidas por los arribistas y aventureros más desvergonzados que haya padecido jamás la clase obrera en todos los países, vengo a exponer en este documento las razones y los orígenes de esa campaña, así como los propósitos que guían a los que la realizan. Hasta ahora la he soportado porque estimo que los que la iniciaron son de sobre conocidos por los trabajadores de Cuba y que, a la postre, toda la demagogia caerá por tierra destruida por los hechos reales. Pero ahora entra en esa campaña un organismo internacional que debía tener un poco más de escrúpulos e investigar concienzudamente las informaciones que reciba; y no es posible dejando pasar sin la respuesta que merecen las calumnias y vilezas conque se me pretende combatir.

La clase obrera de Cuba, así como las de los países de toda la región del Caribe y de Sur América son conducidas en la actualidad por elementos que han visto el desarrollo del movimiento obrero la posibilidad de «hacer carrera»; pero no de la manera en la que deben hacerla los dignos revolucionarios que se han colocado en el punto de vista de la clase obrera, para enjuiciar sus problemas y plantear una verdadera lucha contra el régimen capitalista y contra la explotación y la opresión imperialista no; ellos pretenden hacerla introduciendo entre los trabajadores todos los vicios y todos los manejos corruptores de que son capaces «los abogados sin pleitos y los médicos sin clientela» de que hablaba Marx, pretenden hacerla utilizando todo tipo de vilezas de que son capaces los vendedores de baratijas que la crisis arroja al comercio, pretenden, en fin, realizar un «buen negocio» hablando en nombre de las masas explotadas y oprimidas, aunque jamás hayan sentido ni sientan sobre sus espaldas el látigo de la explotación capitalista.

Yo no pretendo con esto denostar a los intelectuales; demasiado conozco a los hombres que han dado a la clase obrera las armas teóricas con que se defiende en la actualidad de la opresión y explotación capitalista, han sido intelectuales, hombres de letras, conozco que Lenin, por ejemplo, fue un abogado que pasó por muchas privaciones antes de llegar a poder conducir a la victoria a los trabajadores. Pero a los cretinos, a los imbéciles a la fuerza de repetir fórmulas y que tienen un «cliché» estereotipado en el cerebro y lo aplican en todos los momentos y en todas las ocasiones, a esos es necesario, no solo porque no pueden darnos nada, sino porque son los elementos más insidiosos que tiene su seno el movimiento obrero revolucionario. Para realizar todas sus insidias y destruir las organizaciones de los trabajadores cuentan, con el desconocimiento de las masas y con los servicios de los que se han colocado ya en la posición de desclasados, los que están constituyendo el «lumpen proletariado» en Cuba y en otros países de América. Unos y otros, incapaces de sentir la revolución proletaria, babean su cretinismo sobre los verdaderos revolucionarios y se someten a todo lo que emana de la burocracia servil e inepta que trata de dirigir hoy a los trabajadores de estos países coloniales y semicoloniales.

Vamos, pues a exponer una serie de cuestiones que consideramos fundamentales para la mejor comprensión de la situación actual de los trabajadores en Cuba y los países del Caribe y del Sur de América, convencido de que ya es hora de acabar con la demagogia ramplona y el cretinismo de los que han creído que los trabajadores se les puede conducir por el «narigón», sin que se den cuenta de hacia donde se va con el efectismo y el «bloof».

Puede ser que el lenguaje que utilizamos en este documentos no se ajuste a la normas de las doctrinas que profesamos, pero ello se debe a que comprendemos que no todos los que lo lean son marxistas y, por otra parte, no tenemos madera de cristianos. No ponemos la otra mejilla.

La burocracia latinoamericana en la ISR y en la CSLA

No sé si, efectivamente, una resolución que ha sido publicada en la Habana y se dice votada por el Buró Ejecutivo de la ISR proviene de esa fuente. Me parece que de la misma manera que se utiliza por los dirigentes de la CNOC los procedimientos más viles de combate, pueden hablar en nombre de organismos internacionales, para producir la impresión de que se encuentran respaldados. A tal grado llega la perversión que han hecho de todas las armas de lucha. Pero si ese Buró ha tomado esa resolución, si los burócratas dicen representar a los trabajadores de los países latinoamericanos se han decidido a mentir con esta desfachatez que prueba ese documento, yo estoy obligado a revelar la catadura moral y la carencia de escrúpulos de estos tipos, que han asaltado la dirección de nuestro movimiento obrero revolucionario de nuestros países, porque el proletariado, los verdaderos trabajadores nos encontrábamos aislados y reducidos a nuestros respectivos países.

Cuando en 1927 se inició el reagrupamiento de las fuerzas de la clase obrera, dispersas por la guerra y por la crisis de post- guerra, cuando la clase obrera de la URSS se decidió a ayudar a los trabajadores de los países semicoloniales en su lucha contra los imperialismo inglés y norteamericano, sólo acudieron al llamamiento representantes genuinos de la pequeña burguesía y del artesanado que aun predomina entre nosotros. Y estos elementos, negando nuestros problemas fundamentales, tales como el racial, el del artesanado, etc, mostraron su aventurerismo y de hacer carrera en el movimiento obrero. Solo verdaderos revolucionarios, como Mella, y otros, plantearon nuestros problemas como ellos son y expusieron lo podrido de las democracias de nuestros países. Pero es que el aventurerismo sabía se solo a cambio de adaptarse a las concepciones falsas de los burócratas convirtiéndose ellos también en burócratas, era que podían permanecer en la URSS y salir solo a «trabajar contacto» con lo que se encontraban exponiéndose frente a las balas de las tiranías que padecemos los trabajadores latinoamericanos. Y eso hicieron.

Fue de esa manera que se realizó un doble engaño; a los trabajadores de la URSS y a los de nuestros países. Yo sólo se empezó a descubrir, cuando los verdaderos trabajadores nos pusimos en contacto con el proletariado soviético cuando se empezaron a estudiar nuestros problemas a la luz de la base de la experiencia del proletariado internacional. Tenía que plantearse la lucha entre nosotros y los aventureros «carreristas» y se planteó.

El V Congreso de la ISR fue pródigo en revelaciones sobre el trabajo realizado en nombre de los obreros latinoamericanos y en contra de los mismos por esos arribistas. Y cuando pretendimos arrojar de nuestro seno a los aventureros, cuando planteamos categóricamente el problema de no dejarnos representar por quienes no conocen nuestros problemas y tratan de encaramarse sobre nosotros, entonces se produjo el frente único de la burocracia contra los trabajadores entonces aparecieron nuestra «indisciplina y nuestros resabios anarcosindicalistas». Iniciada la lucha, convencidos los burócratas de que era imposible reducirnos a la «obediencia» por otros medios que no fueran los del conocimiento de las cuestiones del proletariado latinoamericano, se valieron de todos los recursos que ponía a su alcance el conocimiento del aparato burócrata de la ISR para someternos a sus designios que no son otros que los de continuar representado a los trabajadores, aunque cada día que pase las organizaciones obreras en todos nuestros países se encuentran en peores condiciones.

Toda la gama del aventurerísmo político y del carrerismo más vulgar se ha apoderado de los organismos creados por el proletariado internacional y de esa manera todos los esfuerzo quedan invalidados puesto que a los aventureros sólo les interesa la agitación que crean pro medio del «bloof» y el «chantaje».

Guiados por estos elementos, entre los que indudablemente hay excepciones, nos reunimos los trabajadores latinoamericanos en el Congreso de Montevideo que constituyó la Confederación Sindical Latinoamericana. Pero toda la labor de este congreso, a pesar de que ha sido publicada, se trata ahora se desvirtuarla de tal manera que sirva a los intereses del grupo de arribistas que especialmente desde el buró del caribe engañan a la clase obrera.

La clase obrera de los países latinoamericanos dio un gran paso en la compresión de sus problemas desde que construyó esa Confederación con la ayuda del proletariado internacional. Pero el aventurerismo de las tartufos hipócritas y carreristas que infectan hoy nuestro movimiento, impide que esto se traduzca en beneficios positivos desde el punto de vista político y organizacional.

Ya en 1928, cuando triunfo la candidatura del burócrata lovestoniando Martínez, contra la del Julio Antonio Mella para miembro del Buró Ejecutivo de la ISR, nosotros vimos claro que era necesario realizar una verdadera lucha contra el burocratismo. Pero estos señores cada vez que se acercan a los trabajadores que no conocen los problemas de la clase obrera, cada vez que se desean sacar adelante sus concepciones falsas y utilitaristas sobre nuestros problema, prometen viajes a la URSS, otorgan puestos de dirección y envanecen a aquellos trabajadores, seleccionados ya por ellos para realizar este trabajo: levantan en todas partes el socorrido tópico de llevar a sus reuniones a genuinos trabajadores, pero solo llevan a aquellos que no les puedan discutir. Cuando el trabajador conoce sus problemas, cuando discute y no acepta sus estupideces se quieren hacer pasar como «ordenes de los organismos superiores», entonces es un «obrero intelectualizado» y lo ponen en «cuarentena» para aislarlo.

Esta es la política que sigue la burocracia que representa nuestro movimiento obrero en el seno de la ISR y en nuestro Buró del Caribe. Contra ella me he pronunciado, luchó y lucharé, porque el aventurerismo y el carrerismo en nuestros pseudo dirigentes internacionales sólo es capaz de fomentar la burocracia que nos mata y de cometer los errores y faltas más groseras, entregándonos desarmados al imperialismo que nos explota.

Mi posición en el movimiento obrero en Cuba

Luchando tesoneramente contra las maquinaciones e insidias de la burocracia, yo logré salir de la URSS para incorporarme al movimiento obrero en Cuba.

En la Resolución de referencia se miente cínica y descaradamente cuando se afirma que: «desde que se le planteó la cuestión del regreso a Cuba después de terminar sus estudios, el Comité Ejecutivo observó su mal disimulada resistencia al mismo» … hay muchos compañeros que conocen mis deseos y decisión de salir de la URSS desde los primeros instantes de mi llegada y que, si fui a ella, se debió a un cable recibido en México firmado por el Secretario general de la ISR concebido en estos términos: «Que venga Junco». Ellos conocen bien todo este problema y los esfuerzos por mi para salir de la URSS. En los archivos de la CNOC existe una carta remitida por mi desde Berlín, en la cual solicito de todos los que en aquel entonces se encontraban al frente de esa organización que hicieran las gestiones necesarias para poderme trasladar inmediatamente a Cuba. Y si transcurrió un año y medio antes de que pudiera realizarlo, fue como resultado de los «trabajos» realizado por los burócratas para dar ocasión a que incurriera excluirme en las filas de la IC y proceder conmigo en la forma en la que procedieron con el compañero Paz, de la Argentina, víctimas de intrigas codovilianas.

Mi regreso a Cuba fue visto con satisfacción, tanto por dirigentes de la CNOC, como los del propio PC, pero tan pronto comprendieron que yo no era instrumento dócil que ellos necesitaban para que les apoyara todas sus necedades políticas, tan pronto se dieron cuenta de que yo no admitía los ukases de la dirección cretina y aventurera que padecemos, que estimaba y estimo que es necesario discutir todos nuestros problemas y que son los trabajadores los que son necesarios para la participación en la elaboración de todo lo que sea necesario hacer, cuando entendieron todo eso, comenzó la intriga a trabajar mi exclusión del movimiento obrero revolucionario.

En los primeros momentos era por «pasividad» después, porque les robé «miles de pesos» y ahora es porque me puse frente a la política del CNOC. La verdad es que los militantes honrados no pueden trabajar con los aventureros y arribistas, ambos se excluyen y en el movimiento obrero revolucionario sobran los unos y los otros.

El fondo del problema es que, viendo el desconcierto entre los trabajadores, observando como las organizaciones se destruían por el sectarios de los dirigentes de la CNOC traté de aclarar algunos extremos de la política seguida por nuestras organizaciones, y estos dirigentes, imbecilizados por los «clichés» que usan para todas las ocasiones, no pudieron discutir ninguno de los problemas levantados por mi en la prisión y en las discusiones, optaron por llevar a cabo una reunión con la misma índole de todas las que efectúan, y con elementos adoctrinados, con gentes que en su sectarismo creen todas las imbecilidades hijas de la mente roma de los Vivó y compañía, prepararon y llevaron a la práctica mi exclusión de sus filas. Ya antes de llevar adelante esa decisión, que estaba en el ánimo de los dirigentes, trataron de sobornarme. Con es objeto mandaron a uno de sus acólitos a que me viera y, ante la imposibilidad de verme, me escribió estas líneas: «Compañero Junco: Tengo necesidad de verte. Nos haces mucha falta. Dime donde te puedo ver, pues tenemos casa y comida para ti.» A tal grado llega la vilantez de los dirigentes de nuestras organizaciones.

No pudiendo discutir conmigo (por que no conocen ninguno de los problemas de Cuba), no sintiéndose posible someterme a sus manejos tortuosos por convencimiento, apelan entonces al corrompimiento: a pesar de haberles robado miles de pesos, tratan de que yo haya dejación de sus convicciones a cambio de obtener comida en la cooperativa que tiene hoy tantos estómagos agradecidos, tratan de que me convierta en utilitarista más de los muchos que padecen hoy la clase obrera. Este método, ese procedimiento son los mismos de la burguesía cuando no puede ganarse a quienes combaten, son los mismos de la burguesía cuando no pueden ganarse a quien combate, son los mismos que las conciencias rectas reprueban y son los usados por nuestros pseudo revolucionarios. Con esa política han destruido nuestro movimiento: pues desde hace mucho tiempo tiende a cristalizar una actividad contra el sectarismo, la incapacidad y la rutina, pero cada vez que aparecían compañeros dispuestos a la lucha contra ellos, asediaban a los más resueltos y la «cooperativa» por una parte, las promesas de viaje a la URSS y los cargos dirigentes de las organizaciones por otra, impedían que se manifestara el descontento contras la necedades que han destruido todas las organizaciones de los trabajadores.

En presencia de todos los hechos algunos compañeros tuvimos que actuar del intento de salvar, al menos, el prestigio de la clase obrera de Cuba enlodado por tanta perversión burocrática.

Los primeros pasos que dimos estos intentos fueron dirigidos en el sentido de clarificar la confusión que, exprofeso, han hecho todos los sesudos líderes sobre la política, el método, la estrategia y de la táctica de la clase obrera. Y la claridad de nuestra posición fue causa de que en muchos sindicatos comenzase a ver claro de las huelgas prolongadas sistemática y estúpidamente, los boycots «eternos» y en medio de situaciones de represión, las representación de «de dedos, los burós otorgan credenciales y la demostraciones de «pisa y corre» en que solo mostraban la debilidad de nuestras organizaciones. Pero es que no se perdería ese problema: la política de los burócratas arribistas y aventureros se dirigía y se dirige contras todos lo que no pueden admitir que en nombre de los obreros se hagan chanchullos y tantas inmoralidades.

De ahí que todos los que no acepten como líderes a los «traidores» y a los «socialfascistas» vendidos al imperialismo y todo lo que se les antoja a los megalomaniacos del Partido Comunista y de la CNOC. Pero ellos a título de revolucionarios, seguramente pueden hacer cambiar de política, mantenía las más estrechas relaciones con el último secretario de gobierno de Machado y por esto, todo el que no aceptaba sus manejos si tenía desgracia de ir a la cárcel se pudría en ella, mientras nuestros flamantes revolucionarios entraban y salían de las mazmorras del Príncipe, para ellos, era una casa de huéspedes.

Para poner término a este estado de cosas nosotros empezábamos a hacer una critica de la situación y tratamos de organizar a los trabajadores pero esta labor, no era «bloof» ni para el chantaje habitual. Ni lo es para los hampones. Nosotros nos proponíamos y nos proponemos extraer positivamente toda la experiencia de las luchas realizadas y sobre la base de ir realizando una lucha y una táctica y una estrategia que es necesario aplicar en Cuba.

Y es de esta manera de actuar de donde los adelantos de la CNOC y del PC han sacado la conclusión, nosotros sustentamos la teoría de que «hay que organizar a los trabajadores para después luchar». En la colección del «El obrero Panadero» se encuentran unos 20 artículos dedicados a la cuestión y a la clarificación de nuestro movimiento. Allí pueden ver los trabajadores nuestras concepciones sobre nuestra política y nuestra estrategia pero los marxistas del Partido Comunista de Cuba y de la CNOC tienen necesidad de desnaturalizarlo todo para que sirva a sus intereses. Por eso ponen en boca mía una serie de absurdos, por eso escribieron un folleto, y lo publicaron y no lo han hecho circular en el extranjero. Tal es la cantidad de mentiras descaradas de estupideces que contiene que se espantaron de su propia obra y no dejaron que los trabajadores de Cuba lo conocieran. Afortunadamente se encuentra en mis manos un ejemplar.

Los últimos acontecimientos de Cuba, todos los errores de la política falsa del Partido Comunista y del CNOC durante el periodo inmediatamente anterior a la caída de Machado ha sido lo que ha impedido que los trabajadores obtuviésemos los beneficios que debían arribarse de la actitud decisiva que tomamos en la lucha contra Machado. Pero da con toda calma toda medida, lo que retrata de cuerpo entero a los dirigentes del PC y de la CNOC es la posición del día 8 de agosto de 1933. En medio de una lucha cruenta contra la dictadura, cuando todas las capas sociales se levantaban contra el tirano, cuando la huelga general comienza a hacer tambalear al machadato, entonces estos aventureros muestran lo que son y, por la promesa de Machado de reconocer al Partido Comunista, Defensa Obrera Internacional y todo cuanto ellos quisieran, (pues ya le faltaban la tierra bajo los píes y sentía que se caía irremisiblemente, si continuaban la huelga general) estos….señores pactan con Machado y dan la orden de retornar al trabajo. Es claro que la clase obrera no volvió al trabajo; es claro que los organismos obreros, particularmente la Federación Obrera de la Habana, decidieron continuar la Huelga hasta la caída del machadato. Per los dirigentes de la CNOC se cubrieron de ignominia, aunque ahora se den todos los «golpes de pecho» que quieran y entonen todos los mea culpa a que están acostumbrados y que ellos llaman autocrítica.

Después de la caída del machadato los dirigentes de la CNOC aparecen nuevamente en la escena y tratan de glorificar a todas las víctimas que entre las clase obrera hicieren los verdugos de la tiranía, que como Alfredo López y Margarito Iglesias, fueron muertos en el frente de la lucha. Pero es un verdadero escarnio que gentes como las actuales dirigentes de la CNOC que combatieron encarnizadamente a López y a Iglesias a la hora de su reivindicación traten de utilizarlos como banderas de agitación política que no beneficias en nada a los trabajadores. Esto prueba las escrúpulos políticos de estos aventureros y arribistas.

La propaganda demagógica que se hace en torno a las víctimas caídas por la defensa en los intereses de la clase obrera, culmina en el entierro de las cenizas de nuestro inolvidable julio Antonio Mella. La clase obrera, todas la capas de la población concurrían a ese entierro por que sigue representando los anhelos de la liberación de y la síntesis de las aspiraciones populares de Cuba, pero no iban de la manera que quiso aparentar el PC y la CNOC. Pretenden llevara a las masas a una lucha para la que no se les convoca, es simplemente anotar un crimen más en la larga seria de los que tienen anotados estos aventureros. Por otra parte, ellos no pueden, en rigor hablar de Mella como líder del movimiento revolucionario porque en México le vilipendiaron y en Cuba lo expulsaron. Pero Mella expulsado, combatido por los mismos que ahora tratan de deificarlo, es más grandes que todos ellos juntos, pues hasta el ultimo momentos supo ocupar su puesto de batalla contra el imperialismo y contra la burguesía nacional.

Conclusión

Todas estas enormidades se observan en el movimiento obrero revolucionario de todos nuestros países, tienen su origen en las diversas teorías que han nacido últimamente para justificar la política termidorista que viene siguiendo al IC. La zurda estrategia revolucionaria que se viene aplicando en el movimiento obrero revolucionario, destruye el carácter internacional de la revolución que instauró la dictadura del proletariado en la URSS y por consecuencia, el de la Revolución proletaria.

Sobre la base de la «edificación del socialismo en un sólo país» y con el propósito de utilizar el entusiasmo que esa revolución ha despertado en todos los explotados del mundo y oprimidos, se han inventado métodos de lucha y tácticas políticas que conducen faltamente a la derrota del proletariado. En todo el movimiento obrero revolucionario de nuestros países se ha introducido el mismo método y la misma lucha política y ya es hora de que los verdaderos trabajadores, los que sienten la necesidad sincera de acelerar el proceso de descomposición del capitalismo y de destruir la rapacidad del imperialismo, debemos entrar en la lucha por regenerar las prácticas de las organizaciones revolucionaria sy restituir su verdadera fisonomía.

En esa tarea nos encontramos en Cuba con un grupo de compañeros que no cejaremos en nuestros empeños, mientras la clase obrera no puede declarar que tiene organizaciones de verdadera lucha de clases, mientras los trabajadores no se encuentren en condiciones de pelear batallas decisivas contra el capitalismo y el imperialismo. Que sigan babeando su cretinismo los burócratas, los arribistas y los aventureros nosotros seguiremos nuestra marcha en defensa de los intereses de nuestra clase.

Habana. Enero 1934.

Sergio Moissen es dirigente del MTS de México y miembro del comité de redacción de la Izquierda Diario.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/cuba-que-paso-con-sandalio-junco