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¿Qué tipo de democracia deporta a los trabajadores de derechos humanos?

Fuentes: 972mag

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Israel está tratando de deportar a Omar Shakir de Human Rights Watch, afirmando que los estados democráticos tienen todo el derecho a defenderse. ¿El único problema? Israel no es democrático ni actúa en defensa propia.

Omar Shakir, Director de Israel y Palestina en Human RightsWatch (Cortesía de Omar Shakir)

En el corazón de la reciente sentencia del Tribunal de Distrito de Jerusalén que autoriza la deportación de Omar Shakir, el director de Human Rights Watch para Israel y Palestina, se puede encontrar la mentira autocomplaciente que ve a Israel como una «democracia defensiva».

El fallo, dictado por la jueza Tamar Bazak-Rappaport, no reinventó la rueda; ella solo está siguiendo el camino pavimentado por los miembros de la Knesset que legislaron, los abogados que defendieron y los jueces de la Corte Suprema que hicieron todo esto posible. Sin embargo, como un vistazo a la derrota, la arrogancia y el gimoteo de Israel en 2019, vale la pena leer el fallo.

El fallo se basa en dos elementos de la legislación, según Bazak-Rappaport: «La Ley de Entrada en Israel se refiere a la definición de un boicot al Estado de Israel en la Ley de Prevención del Boicot, que marca la conexión entre los dos textos legislativos, que se basan en la doctrina de la «democracia defensiva» y el derecho del Estado a defenderse y proteger a sus ciudadanos».

¿Y de qué se defiende el Estado? De «un boicot político-diplomático por parte de actores no estatales que desean socavar los cimientos de la existencia del Estado en cuestión».

Pero Israel no es una democracia, no se defiende a sí misma, y el riesgo de los fundamentos de su existencia se deriva de la decadencia moral en que se ve envuelta, no de los «actores no estatales».

Israel no es una democracia, como lo demuestran estas elecciones una vez más. La democracia es el gobierno del pueblo, no el gobierno de un pueblo sobre otro. Cuando el Consejo Yesha, la organización que cobija a los consejos municipales de colonias judías en Cisjordania, destacó recientemente los datos de las encuestas sobre el voto de los colonos, se hizo hincapié en el hecho de que «los residentes de Judea, Samaria y el Valle del Jordán colocaron sus sobres de votación en las urnas ubicadas dentro de las colonias».

Excepto que no fueron «los residentes» quienes lo hicieron, sino solo los ciudadanos judíos. Millones de residentes, súbditos, palestinos no ciudadanos, cuyas vidas están determinadas por el mismo régimen, no llegan a votar. Nadie los tiene en cuenta. Llamar a esto una «democracia» es una falsedad divorciada de la realidad.

Israel no se está defendiendo. ¿Cuánto cinismo e indiferencia se necesita para describir la violencia constante que Israel comete contra los palestinos cuyas vidas controla como «defensa»? Israel no se defiende cuando sus soldados matan a jóvenes palestinos disparándoles desde una distancia en Gaza y Cisjordania. Israel no se defiende cuando demuele los hogares palestinos alegando que solo está haciendo cumplir la ley, luego de crear cuidadosamente una realidad en la cual obtener un permiso de construcción para los palestinos es una opción imaginaria.

Israel no se defiende cuando sus colonos, junto con el ejército, asaltan pueblos palestinos en Cisjordania. Israel no se defiende cuando controla desde afuera la prisión al aire libre más grande del mundo en la Franja de Gaza. E Israel no se defiende cuando controla, con absoluta arbitrariedad, todos los aspectos de la vida palestina. El control, el despojo, la violencia y la tiranía no son «defensivos»: son parte de una agresión organizada y continua.

Manifestantes palestinos participan en la manifestación semanal de la Gran Marcha del Retorno cerca de la valla Israel-Gaza, al este de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 22 de marzo de 2019. (Abed RahimKhatib / Flash90)

La doctrina de Israel de la «democracia defensiva» es una mentira carente de integridad intelectual. Israel está llevando a cabo un proyecto nacional violento a gran escala y el Gobierno busca no solo proteger este proyecto despótico de las críticas, sino que también se niega a pagar cualquier precio por su implementación. Los palestinos pagan las consecuencias; este es su dominio exclusivo. Para lograr esto, el Estado no solo administra un régimen tiránico al otro lado de la Línea Verde, sino que también legisla las leyes tiránicas. Estas leyes no tienen validez moral y no tienen nada que ver con una «democracia defensiva».

Sin embargo, Israel entiende que, a son de la propaganda, vale la pena seguir manteniendo esta etiqueta de «democracia», ya que le brinda beneficios económicos, diplomáticos y de relaciones públicas. Y es precisamente esta fachada la que facilita rechazar la comparación de Israel con países como Cuba, Corea del Norte, Sudán, Irán o Venezuela, que también impidieron el acceso a Human Rights Watch.

El fallo de Bazak-Rappaport es efectivamente un documento de propaganda basado en documentos similares anteriores en forma de fallos del Tribunal Superior. Esto no es ley ni justicia, es hasbará.

Entonces, memoriza esto de ahora en adelante: Israel es una democracia que se defiende. Nosotros somos las víctimas. El boicot busca destruirnos. Los europeos son antisemitas. Los palestinos son terroristas. Los izquierdistas son traidores. No hay ocupación. La decisión del ministro del Interior de deportar a Shakir es razonable en estas circunstancias. El demandante debe abandonar Israel. ¿Quién es el siguiente?

Hagai El-Ad es el director ejecutivo de B’Tselem. Traducido del hebreo por Yoni Molad para Middle East News Service, Melbourne, Australia.

Fuente: https://972mag.com/democracy-deports-human-rights-workers/141206/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.