• Se necesitan miles de millones de dólares y décadas de esfuerzos para reconstruir Gaza después de la devastación infligida por Israel desde octubre de 2023.
• El bloqueo israelí, los derechos sobre la tierra y la vivienda, la retirada de escombros y la limpieza de municiones sin explotar son algunos de los factores que complican la situación.
Mientras la Franja de Gaza yace en ruinas debido a la actual ofensiva militar de Israel, la tarea de reconstruir el enclave palestino será uno de los esfuerzos de reconstrucción más formidables de la historia moderna.
Desde el 7 de octubre de 2023, los incesantes ataques aéreos y bombardeos israelíes han diezmado la infraestructura de Gaza, dejando a sus 2,3 millones de residentes un sufrimiento y una destrucción catastróficos.
Las fuerzas israelíes han matado o herido a más de 157.000 palestinos, la mayoría mujeres y niños, y han reducido a escombros miles de viviendas, escuelas y hospitales. Israel se enfrenta a un caso de genocidio en la Corte Internacional de Justicia, mientras que la Corte Internacional Penal ha emitido órdenes de arresto contra su primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el ex ministro de Defensa, Yoav Gallant.
Ahora, tras un acuerdo de alto el fuego recientemente negociado entre Israel y Hamás, la atención mundial se centra en el enorme desafío de reconstruir Gaza.
La tercera fase del acuerdo prioriza la reconstrucción de Gaza bajo la supervisión de varios países y organizaciones, y los expertos advierten que el camino por delante está plagado de obstáculos complejos, desde la pesadilla logística de la retirada de escombros hasta la enorme carga financiera de la reconstrucción.
Escala de destrucción
La Franja de Gaza, con una superficie de apenas 360 kilómetros cuadrados ha sufrido una destrucción que recuerda los acontecimientos bélicos más devastadores del mundo, como el bombardeo de Dresde en la Segunda Guerra Mundial o los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki.
Una evaluación de daños realizada en septiembre por el Centro de Satélites de las Naciones Unidas (UNOSAT) informó que dos tercios de todas las estructuras de Gaza habían sufrido daños.
“El 66% de los edificios dañados en la Franja de Gaza representan un total de 163.778 estructuras. Esto incluye 52.564 estructuras que han sido destruidas, 18.913 gravemente dañadas, 35.591 estructuras posiblemente dañadas y 56.710 moderadamente afectadas”, se lee en el informe.
La evaluación de UNOSAT en septiembre señaló que el área de la gobernación de Gaza era la región más afectada, con 46.370 estructuras impactadas, mientras que la ciudad de Gaza tenía 36.611 estructuras dañadas, incluidas 8.578 totalmente destruidas.
Un informe anterior de la ONU, de abril de 2024, estimó que alrededor de 370.000 unidades de vivienda habían sido dañadas por los bombardeos israelíes y que 79.000 habían quedado completamente destruidas.
Balakrishnan Rajagopal, relator especial de la ONU sobre la vivienda, ha dicho por su parte que más del 60-70% del parque de viviendas de Gaza ha sido destruido. En el norte de Gaza, esta cifra se dispara al 82%.
El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) informa que nueve de cada diez viviendas en Gaza están dañadas o completamente destruidas, junto con infraestructura crítica como hospitales, escuelas e instalaciones de agua.
UNOSAT, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), también encontró que “aproximadamente el 68% de los campos de cultivo en la Franja de Gaza han disminuido significativamente desde septiembre de 2024”.
Una evaluación anterior de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) a principios de 2024 concluyó que “entre el 80% y el 96% de los activos agrícolas de Gaza habían sido diezmados, incluidos los sistemas de riego, las granjas ganaderas, los huertos, la maquinaria y las instalaciones de almacenamiento”.
Costos, tiempo y el bloqueo de Israel
El coste financiero de reconstruir Gaza es igualmente abrumador.
En septiembre, la Oficina Regional de los Estados Árabes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) proyectó el coste total de la reconstrucción en más de 40 mil millones de dólares.
Se espera que solo la fase inicial de recuperación, centrada en restablecer los servicios básicos y la infraestructura, cueste entre 2.000 y 3.000 millones de dólares y demore entre tres y cinco años.
Mientras tanto, la UNCTAD estimó el daño físico a la infraestructura de Gaza para fines de enero de 2024 en 18.500 millones de dólares, una cifra siete veces mayor que todo el PIB de Gaza en 2022.
La reconstrucción de Gaza, según diversos análisis, podría llevar generaciones.
El experto de la ONU Rajagopal ha estimado que la reconstrucción podría tardar hasta 80 años en las condiciones actuales debido a la ocupación y los bloqueos en curso.
Incluso en un escenario optimista en el que Israel permita que se quintuplique el ingreso de materiales de construcción a Gaza, el PNUD predice que sólo la reconstrucción de viviendas llevaría hasta 2040.
Esta estimación no tiene en cuenta la reconstrucción de hospitales, escuelas, centrales eléctricas y sistemas de agua.
Los expertos coinciden en que la reconstrucción de Gaza se verá gravemente obstaculizada por el bloqueo israelí, que restringe la entrada de materiales de construcción esenciales.
Shaina Low, asesora de comunicaciones del NRC en Palestina, destacó la urgencia de levantar las restricciones sobre los artículos de “doble uso”: materiales como madera, cemento y herramientas.
“Necesitamos desbloquear los cuellos de botella en el proceso de control y garantizar que se permita la entrada de mercancías sin condiciones”, dijo a Anadolu.
Seguridad y montaña de escombros
La seguridad de los residentes que regresan plantea otro serio desafío.
El Servicio de Acción contra Minas de las Naciones Unidas (UNMAS) estima que 7.500 toneladas de municiones sin detonar permanecen dispersas en Gaza, y que su limpieza podría llevar hasta 14 años.
Low destacó la importancia de las evaluaciones de seguridad “debido al riesgo de municiones sin explotar y también de edificios estructuralmente frágiles”.
“Es necesario priorizar las evaluaciones para garantizar que los edificios sean seguros e informar a las poblaciones que regresan a sus hogares sobre los riesgos potenciales”, dijo.
En cuanto a la magnitud de los escombros en Gaza, una evaluación realizada en agosto por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) arrojó una cifra de 42 millones de toneladas de escombros, 14 veces más que los escombros de todos los conflictos regionales de los últimos 16 años juntos.
Otros funcionarios de la ONU han dicho que se estima que en Gaza hay que limpiar alrededor de 37 millones de toneladas de residuos sólidos.
El funcionario del NRC, Low, enfatizó que la retirada de escombros y desechos debe ser una de las principales prioridades, realizada en coordinación con la limpieza de municiones sin explotar.
«Se trata de un proceso que requerirá de un gran esfuerzo y quizás de años para completarse. Es necesario permitir el ingreso de equipos y combustible para acelerar la retirada de escombros», afirmó.
Fadi Shayya, profesor adjunto de arquitectura y urbanismo en la Universidad de Salford, hizo una comparación con la situación después de la guerra civil en el Líbano.
Allí, se contrataron grandes empresas para reutilizar los escombros para recuperar tierras y “crearon un área que es literalmente la mitad de la superficie del centro de la ciudad de Beirut”, dijo Shayya, quien trabajó en la reconstrucción del Líbano después de la guerra.
Derechos de vivienda, tierra y propiedad
Otra cuestión importante en la reconstrucción de Gaza sería el derecho a la vivienda y a la tierra de sus residentes palestinos.
“Por ejemplo, en edificios de apartamentos de varios pisos, donde vivían varias familias, la pregunta será cómo garantizar que haya suficiente espacio para las familias que regresan cuando no hay espacio vertical para albergar a la gente y cómo se puede compartir la tierra de manera equitativa”, dijo Low.
También señaló cambios masivos en la distribución de la población una vez que a los palestinos se les permita moverse libremente por Gaza.
“Los lugares de atención a los desplazados actuales probablemente serán vaciados y la gente regresará a sus hogares –o a lo que quede de ellos– o a las ruinas”, dijo.
“Eso generará problemas a la hora de intentar identificar quién necesita qué, dónde se encuentra, cuando hay un movimiento tan grande de personas”.
Shayya advierte que la reurbanización podría reflejar la reconstrucción de posguerra del Líbano, donde las empresas “no podían construir en pequeñas parcelas que fueron heredadas históricamente por muchas generaciones”.
Para superar ese obstáculo, las parcelas más pequeñas se agruparon en grupos más grandes y los propietarios recibieron acciones, pero éstas se basaron en el precio de la tierra destruida, lo que dio lugar a “una de las mayores controversias socioeconómicas del Líbano”, explicó.
Una vez remodeladas, su valor aumentó 10 veces, o incluso 100 veces en algunos casos, pero la participación de los propietarios se mantuvo en el nivel acordado, lo que significa que todas las ganancias fueron a las empresas, agregó Shayya.
El futuro de Gaza y Palestina
Aún quedan dudas sobre quién dirigirá la reconstrucción de Gaza.
“¿Serán los qataríes, los saudíes, los estadounidenses? En Gaza se entrecruzan todos estos caminos diferentes”, dijo Shayya, añadiendo que la financiación internacional y la política interna también serán cuestiones que habrá que abordar.
Low, del NRC, enfatizó que el proceso de reconstrucción “debe ser liderado y centrado por y para los palestinos de Gaza, aquellos que han sido afectados por 15 meses de hostilidades”.
“El proceso de reconstrucción debe garantizar que se respeten y cumplan los derechos humanos y el derecho humanitario”, añadió.
Shayya también expresó su preocupación por el desarrollo descontrolado, advirtiendo que si la reconstrucción se convierte en un esfuerzo de libre mercado, Gaza podría perder su identidad y ser reemplazada por ciudades modernas que borren su significado histórico y cultural.
Ésta, enfatizó, fue la versión planteada por muchas personas, específicamente israelíes “que tratan de promover su visión colonial de asentamiento”.
Afirmó que podría ser un proyecto político para los palestinos reconstruir Gaza de una manera que refleje la nueva Palestina que imaginan.
Si se trata a Gaza como si fuera simplemente otro sitio de construcción, se ignorarán las cuestiones más profundas de propiedad de la tierra y pertenencia histórica, añadió.
“Lo que se destruyó no fue solo piedra… sino todo un tejido social y urbano, todo un paisaje”, dijo Shayya.
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