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La implantación inmediata de la Renta Básica no es una medida política radical sino una necesidad de simple higiene pública

Renta básica: tres debates actuales

Fuentes: Diagonal

Desde que a principios de los 80 del siglo pasado se inició la discusión contemporánea -aunque hay precedentes que se remontan a varios siglos atrás- sobre la Renta Básica (RB), se han repetido una serie de debates que podríamos calificar de tradicionales y, si se me apura, hasta intemporales: sobre la justicia o no de […]

Desde que a principios de los 80 del siglo pasado se inició la discusión contemporánea -aunque hay precedentes que se remontan a varios siglos atrás- sobre la Renta Básica (RB), se han repetido una serie de debates que podríamos calificar de tradicionales y, si se me apura, hasta intemporales: sobre la justicia o no de esta propuesta -y como variante de la anterior: si es justo o no que la reciban ‘también’ los ricos-. Sobre si no provocaría que muchas personas no trabajasen ­remuneradamente, sobre si las mujeres no se recluirían en el hogar, sobre la necesidad -o no- de introducir la RB pasito a pasito…

No hay duda de que en determinadas zonas geográficas unos debates han prevalecido sobre otros. En el Reino de España, ha marcado relativamente el paso el hecho de que en los últimos años el llamado 15M se acercó a la RB y que organizaciones políticas como Bildu y Anova hayan introducido esta propuesta en sus programas. Y mucho más recientemente se ha disparado el debate público porque Podemos incluyó la RB en su programa de las recientes elecciones europeas. Pues bien, desde que la RB ha saltado al debate público, los aspectos más debatidos -sin que los anteriores a los que he llamado intemporales hayan desaparecido del todo- hacen referencia a la viabilidad económica.

Desde la presentación del avance de un estudio para la financiación de la RB en el Reino de España en diciembre de 2014 -artí­culo de Ar­carons, Do­mènech, Ra­ventós y Torrens, del 7 de diciembre en www.sinpermiso.info– con millones de datos fiscales nunca antes procesados para este fin, la viabilidad económica no debiera ofrecer dudas a quien esté interesado en estos aspectos de la propuesta. Me referiré a tres de los ‘nuevos’ debates.

El primero. Hay quien ha hablado de RB distintas. Incluso se han añadido calificativos desafortunados como «puras». Esto abona la confusión. Si estamos hablando de RB, estamos hablando de una asignación monetaria incondicional a toda la población. Es decir, la concepción de la RB es una. No deben confundirse, como si se tratara de «distintas RB», las perspectivas filosófico-políticas que puede haber detrás, que, evidentemente, son muy diversas, ni las diferentes formas de financiar esta propuesta. Y otro aspecto muy diferente aún es lo que algunos estatutos de autonomía -como el andaluz y el extremeño- califican como renta básica a lo que es una asignación condicional.

Las clases medias

Otro tema de discusión: si la RB se puede implantar inmediatamente o bien se necesitan pasos intermedios. Hay al menos dos aspectos a diferenciar. El primero es técnico. Mi opinión: técnicamente la RB se puede implantar de forma inmediata. El segundo aspecto es político. Que si hace ganar o perder votos, que si es muy radical, que si patatín y patatán. Según determinados auto­res o autoras, la RB debería implantarse por etapas, pasito a pasito o como lo llame el librito de cada maestrito. La discusión política no es equivalente a la técnica. Mi opinión es que la implantación inmediata de la RB no es una medida política radical, sino una necesidad de simple higiene pública si lo que se pretende es garantizar también de forma inmediata la existencia material de toda la población.

Un tercer tema de discusión: el proyecto de financiación presentado al que antes me refería, según ­algunos autores, «perjudica a las clases medias». Esto es fácil e inmediato de responder: se equivocan, mírenlo bien. Quien efectivamente pierde en relación a la situación actual es el 20% de la población más rica. Si algunas personas resultan perdedoras y son consideradas de «clase media», ello es única y exclusivamente producto del enorme fraude fiscal que realizan los más ricos. Esa circunstancia ya la hemos explicado varias veces, pero lo volveremos a hacer con todo detalle empírico cuando dentro de pocas semanas publiquemos todo el estudio. Atacar este fraude es la principal respuesta. Y alguna corrección al estudio es una respuesta secundaria que no ofrece problemas técnicos.

Daniel Raventós, de la Red Renta Básica y editor de la revista Sin Permiso

Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/la-plaza/25277-tres-debates-actuales.html