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Aguafuertes ambientales

Represas, hipocresías políticas y deterioro ambiental

Fuentes: Alai-amlatina

Este 14 de Marzo, se recuerda un nuevo aniversario del «Día Internacional de Acción contra las Represas y en Defensa de los Ríos, el Agua y la vida», establecido en el marco del «1er. Congreso Internacional de Afectados por las Represas», realizado en la ciudad de Curitiba (Brasil), del 11 al 14 de Marzo de […]

Este 14 de Marzo, se recuerda un nuevo aniversario del «Día Internacional de Acción contra las Represas y en Defensa de los Ríos, el Agua y la vida», establecido en el marco del «1er. Congreso Internacional de Afectados por las Represas», realizado en la ciudad de Curitiba (Brasil), del 11 al 14 de Marzo de 1997.

En dicho evento se efectuó una evaluación sobre el cuadro de situación por el que atravesaban distintos pueblos del Planeta, afectados por la realización de estos mega emprendimientos, lo que diera lugar al surgimiento de una nueva problemática socio-ambiental, que originada en una irracional acción antrópica, pone en riesgo hábitat y ecosistemas sensibles, condenando a pueblos enteros al desarraigo y la pérdida de identidad cultural.

A 11 años de ese congreso precursor, los conflictos por esta causa, no sólo que no han disminuido, sino que los perjuicios se han multiplicado, y hoy, el Movimiento de Afectados por Represas nuclea a millones de personas en todo el mundo y ha ganado un lugar en los Foros Internacionales donde se debaten los efectos del modelo de desarrollo insustentable.

En el transcurrir de los años, distintas y prestigiosas instituciones científicas y técnicas, como también organizaciones internacionales, han acordado que este tipo de megaobras, además de los cuantiosos recursos económicos que insumen, resultan de una negatividad extrema en lo que se refiere a la destrucción de valiosas tierras fértiles, la desaparición de zonas de alto valor histórico-cultural o paisajísticas y la dislocación de comunidades enteras, que engrosan la lista de refugiados ambientales, los que terminan radicándose en las villas miserias de las grandes ciudades, generando el problema de las megalópolis.

Recordemos nada más, los desastres en el río Nilo y la desertificación de sus riveras, causados por la presa de Asuán, y la pérdida para la humanidad de gran parte del patrimonio arqueológico de la región por el lago Nasser. El templo de Abu Simbel se salvó por el traslado 64 mts. más arriba de su emplazamiento original.

En China la presa de Tres Gargantas (la más colosal del mundo), sobre el río Yangtsé, ha provocado la anegación de millones de hectáreas productivas, la desaparición de ciudades enteras (con traslado de casi 2 millones de personas) y de zonas de importante valor arqueológico. Todo ello, sin resolver los problemas de las inundaciones cíclicas, ni cubierto las expectativas energéticas puestas en su construcción.

Estas artificiales planicies húmedas producen una rápida desaparición de biodiversidad, en momentos en que este patrimonio común se constituye uno de los aspectos más preocupantes de la crisis ecológica mundial.

No hay ya dudas que estas verdaderas bombas biológicas, alteran el clima, incrementan la humedad atmosférica, el nivel de vientos y lluvias torrenciales, con impactos terribles en la agricultura, lo que combinado con el calentamiento global en ciernes, abren un manto de dudas sobre el futuro de todos.

El Programa de la O.N.U. para el Desarrollo (PNUD) con autoridad y claridad ha alertado sobre que: «Los diques hidroeléctricos en gran escala han resultado la causa de la destrucción de valiosas tierras agrícolas, la dislocación de comunidades enteras y la introducción de enfermedades transmitidas por el agua».

Reafirmando esta contundente posición, las Declaraciones de Curitiba (97) y de San José de Costa Rica (99), sostienen que: «las represas expulsan a la gente de sus hogares, inundan tierras fértiles y bosques, destruyen la pesca y el abastecimiento de agua limpia, provocan la desintegración cultural y el empobrecimiento de las comunidades locales».

Mientras que los estudios y la bibliografía específica, avanza cada vez más en el conocimiento de estas obras, mayores son los fundamentos de condena a las mismas, en razón de la proliferación de impactos negativos sobre el entorno.

La lógica del consumismo irracional y el desarrollo sin límites, pone a una gran parte de la humanidad al borde de la extinción, y pese a ello, quienes gerencian esas políticas globales, no se detienen a reparar las consecuencias nefastas de sus actos.

Parecería que para algunos, el lucro rápido y la acumulación de riquezas están por encima del valor vida o de la calidad de ella y no tengo dudas que consideran (al decir de Eduardo Galeano) «a la Tierra una pista de carreras y a la Naturaleza un obstáculo a vencer» y con esas premisas se atropellan todo.

Los proyectos del gobierno de Argentina

Quienes creyeron a pie juntillas en el discurso oficial que con letras de molde rezaba, que: «la defensa del ambiente es una causa nacional», no podrán menos que sorprenderse de los negros nubarrones que se asoman en el firmamento nacional en este tema.

Ya que en materia de represas, desde el Gobierno Nacional se han hecho los siguientes anuncios:

– Construcción de la presa de Garabí, sobre el río Uruguay, conjuntamente con Brasil, para la cual no hay que descartar obras complementarias como los diques de Roncador y El Toro, todos sobre el mismo curso de agua. En dos meses estarían las condiciones para licitar los estudios y para 2011 debería comenzar la obra.

– Construcción de la represa de Corpus, en sociedad con Paraguay, sobre el río Paraná, pese a que en el año 1992, la provincia de Misiones llevó adelante un plebiscito en el que más del 90% de la población misionera se expresó en contra de la obra;

– Elevación de la cota de Yaciretá desde los 76 mts de altura actuales a los 83 mts. proyectados, lo que inundará nuevas tierras y se tendrán que erradicar casi 50.000 pobladores a ambas márgenes del río, sin que se haya hecho planificación alguna, ni construido las nuevas viviendas.

No vaya a creer que la cosa termina allí, se habla de elevar la cota de Salto Grande, que provocará nuevos anegamientos, sin contar que en su momento sepultó a la ciudad de Federación. Esta represa está generando muy poca energía, por cuanto el vaso de la misma se ha colmatado por los sedimentos que arrastran las aguas, debido a la gran deforestación en el Norte de nuestro país y en el Sur brasileño.

No le extrañe que en poco tiempo más se insista con la realización de la Represa del Paraná Medio, obra repudiada y resistida por la mayoría de la poblaciones de las provincias litoraleñas y mesopotámicas.

Quienes creíamos que esta era una discusión saldada en el país, vemos hoy, que la realidad nos impone nuevos compromisos y nos indica que la lucha por el ambiente y la calidad de vida sigue vigente.

Otra Argentina es posible, en la medida que las nuevas generaciones y las nuevas corrientes de pensamiento, novedosas, pero dispersas, reafirmen un protagonismo responsable para con el entorno, en defensa de la vida y el futuro.

Sin más, me despido hasta la próxima Aguafuertes.

– Ricardo Luis Mascheroni, docente – Investigador U.N.L., Argentina