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Resultados predecibles en las elecciones sirias con algunas sorpresas

Fuentes: The New Arab

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Los medios favorables a Asad retrataron las elecciones parlamentarias de esta semana [19.07.2020] como un acto de desafío contra la “interferencia extranjera” en Siria y un voto de confianza para el Partido Baaz gobernante.

La cobertura efectuada ignoró la mala gestión por parte del régimen de la economía plana de Siria y la situación casi de hambre de muchos sirios que han estado dominando los titulares en otros lugares.

Los únicos signos recogidos el domingo de los muchos problemas de Siria fueron las mascarillas que usaron Bashar y Asmaa al-Asad cuando salieron de su palacio para emitir sus votos ante la amenaza de la covid-19, ahora en su apogeo en el país.

Elecciones con coronavirus

Las elecciones parlamentarias se pospusieron dos veces debido a la epidemia de coronavirus, pero acabaron celebrándose el domingo, un mensaje para el mundo de que el régimen no va a reformar su destrozado sistema político y seguirá adelante con su actual trayectoria destructiva.

La campaña electoral mostró también el absoluto desprecio del régimen por las vidas sirias, según declaró Bente Scheller, directora del Departamento de Oriente Medio y África del Norte de la Fundación Heinrich Boll de Berlín, a The New Arab, que se produjo cuando las muertes provocadas por la covid-19 alcanzaban su punto más álgido en el país.

“Resulta muy obvio que el régimen ha utilizado estas elecciones para mostrarle al mundo que se trata de una ‘democracia normal’ que puede celebrar elecciones cuando lo desee. Pero este año, con el coronavirus y la crisis económica, la farsa ha sido más penosa que nunca”, dijo Scheller.

No se permitió votar a los sirios que viven en el extranjero, que representan alrededor de un tercio de la población, y las zonas que aún están fuera del control del régimen también quedaron excluidas de las elecciones.

“Fue una fracción muy escasa de la población siria en general la que pudo participar en las elecciones”, dijo Scheller.

“Incluso aquellos que votaron no lo hicieron porque creyeran que algo iba a cambiar, sino para afirmar que son leales al régimen. Lo hacen porque se ven obligados a hacerlo, porque si no lo hicieran se notaría, así pues, no puede decirse que estas sean unas elecciones serias”.

Con las elecciones excluyendo entre la mitad y dos tercios de la población siria, parecía ser un acto únicamente para consumo interno, pero había otras dinámicas en juego.

Para los de fuera parece una paradoja incomprensible que un régimen con tendencias autoritarias tan descaradas deba celebrar unas supuestas elecciones multipartidistas públicas.

Pero, durante años, el régimen sirio se ha conferido legitimidad a través de estas falsas elecciones parlamentarias y presidenciales, donde los resultados son siempre predecibles e irrelevantes.

El propósito de la votación es movilizar a los partidarios, eliminar a los oponentes y obligar a los sirios a participar en una actuación teatral administrada por el Estado que carece de sentido y que resulta humillante.

Elecciones palamentarias sirias (2.100 candidatos para 250 escaños, 127 reservados para obreros y campesinos, 123 para el resto de la población. Dominio de los miembros del Partido Baaz y grupos políticos aliados, con los independientes vinculados o leales al régimen de Asad)

“La comunidad internacional ha tenido siempre en muy alta estima las elecciones y, para Asad, este tipo de legitimidad -mediante el consenso- es importante tanto para la esfera interna como para la externa, porque sus críticos refieren la ley marcial y la legislación sobre terrorismo y dicen ‘no hay democracia’, como así sucede. Por eso Asad ha insistido tanto en celebrar estas elecciones”, dijo Scheller.

Legado histórico

Las elecciones decidirán la composición del parlamento del Consejo Popular de Siria, que desde su formación en 1973 ha estado dominado por el gobernante Partido Baaz.

El Frente Nacional Progresista liderado por el Baaz incluye algunos partidos socialistas, comunistas y naseristas aliados, pero su principal objetivo es presentar una apariencia de pluralismo político, en particular tras los cambios constitucionales de 2012.

Que el Partido de la Unión Socialista obtenga más escaños que el Partido de la Unión Socialista Árabe no tiene importancia; los analistas dicen que el parlamento es una institución estatal de tercera categoría para una política decidida por Asad y su círculo íntimo de compinches.

“Se trata de uno de los parlamentos con menos poder del mundo, por lo que no habrá nada nuevo respecto a determinadas políticas”, dijo Scheller.

“Lo que es significativo es que muchos de los especuladores de la guerra han ido incluidos en la lista de candidatos y han reemplazado a la ‘oposición’ elegida a dedo por el régimen”.

A pesar de la escasa importancia de los resultados, el proceso electoral deja entrever algunos aspectos de los cambios recientes dentro de la estructura de poder del régimen, así como la gravísima situación que atraviesa la economía siria.

“De todo ello podemos deducir que el régimen cuenta ahora con muy pocos recursos», dijo Scheller.

“Durante la guerra pudieron otorgar los privilegios que quisieron y ahora están vendiendo escaños parlamentarios, un pequeño privilegio adicional para las personas que se enriquecieron mucho a costa de la guerra”.

Parlamento rabadilla (Rump Parliament)

Thomas Pierret, el principal investigador de CNRS-Ireman, Aix-en-Provence, dijo que la principal motivación de Hafez al-Asad al crear un parlamento rabadilla o remanente en 1971 fue ampliar la base del régimen más allá de su núcleo inicial de “campesinos y trabajadores” baazistas.

Dos tercios de los escaños del parlamento se reservaron para el partido Baaz y sus partidos satélites a través del Frente Nacional Progresista, mientras que el tercio restante se dejó para “candidatos independientes” extraídos en particular de las élites suníes tradicionales, explicó Pierret.

“Era una forma de atraer a hombres de negocios, clérigos suníes y jefes tribales que no formaban parte de la base del régimen”, dijo Pierret.

“El régimen amplió su base cuando empezó a dejar atrás algunas políticas socialistas y por esa razón incluyó a estas personas, pero no se trataba de darles más poder porque es un parlamento rabadilla o remanente”.

Hubo momentos en que el régimen se sintió más seguro y pudo permitirse interferir menos directamente en el proceso electoral.

“Se dejó que el parlamento debatiera algunos asuntos que no constituían una cuestión de vida o muerte para el régimen, por ejemplo, el derecho de familia. También hubo una competencia genuina durante las elecciones entre los compinches del régimen en Damasco o los clanes tribales en Raqqa”, dijo Pierret.

Durante la brutal represión del régimen de la insurgencia de la Hermandad Musulmana a fines de los años setenta y principios de los ochenta, se incluyó en las listas a comunistas obedientes como candidatos “independientes”, debido a su falta de fe en la clase suní urbana.

Pierret ve algunos paralelismos entre el momento actual y la actitud del régimen con el parlamento rabadilla durante la década de 1980, al llenar el parlamento con líderes paramilitares y con la élite empresarial que le han ayudado a financiar su maquinaria de guerra.

“Se dio el mismo proceso al reducir la base social del régimen, pero la dimensión paramilitar fue mucho menos espectacular”, dijo.

A pesar de la “gran victoria” del Partido Baaz, estas elecciones no indican que la facción política gobernante obtenga más poder, unido a la continua irrelevancia de actores políticos menores y el afianzamiento de una élite empresarial y de seguridad.

“Tiene que ver más con un estrechamiento de la base social del régimen en su extremo más sectario y paramilitar», dijo Pierret.

El Partido Social Nacionalista de Siria -considerado como el “segundo partido político” de Siria- formó una milicia durante la guerra, pero esa fuerza quedó completamente eclipsada en términos de poder y prestigio por el régimen, los paramilitares respaldados por Irán y Rusia.

“El Partido Baaz ha conservado su relevancia, pero no puede establecer sus propias políticas. El Baaz es una máquina de mecenazgo, pero carece de poder. Es un instrumento de control, pero a nadie le importa lo que sucede dentro de él”, dijo Pierret.

Poderío paramilitar

Las elecciones han arrojado algunas sorpresas. Los políticos conocidos como partidarios fuertes del régimen se han sentido decepcionados, así como los opositores más virulentos de la revolución.

El político alauí Nabil Saleh, quien criticó abiertamente una reciente reestructuración del Ministerio de Asuntos Religiosos porque consideraba que estaba “islamizando Siria”, se retiró de la competición poco antes de las elecciones.

El exdiputado de Alepo, Fares Shehabi, quedó marginado posiblemente debido a la escasez de recompensas y recursos que el régimen suele distribuir entre sus partidarios.

“El régimen tuvo que tomar decisiones teniendo en cuenta sus limitados recursos, pasando a recompensar a sus partidarios más incondicionales posiblemente a expensas de otros”, dijo Pierret.

“No es que consideren que Shehabi ya no les es de utilidad, es que solo hay un cierto número de escaños para Alepo y hay personas a las que podría ser más útil recompensar”.

Shehabi se mostró furioso cuando el martes anunció en las redes sociales que había perdido su escaño, mientras que su poderoso rival político, Hussam Qaterji, será diputado por Alepo, uno de los hombres más ricos de Siria y que controla una poderosa fuerza paramilitar.

Hace algún tiempo que se había pronosticado ya la exclusión de políticos como Shehabi a cambio de especuladores de guerra y líderes de la milicia como Qaterji. A principios de este mes Asharq Al-Awsat dijo que Asad iba a utilizar las elecciones como oportunidad para formar un “consejo de guerra”, después de que sus aliados, incluido Qaterji, hubieran sido sancionados por Estados Unidos.

“Qaterji es considerado como una estrella en ascenso en la economía de guerra de Siria, mientras que Shehabi es una estrella en declive. Pero si el régimen pudiera complacer a todos sus seguidores, lo haría”, dijo Pierret.

Shehabi ha visto cómo sus propios intereses comerciales e influencias en Alepo acababan en manos de Qaterji, lo que ha provocado las acusaciones del exparlamentario de que son los señores de la guerra quienes gobiernan ahora Siria.

Pierret cree que el poderoso estatus de Qaterji y las continuas críticas de Shehabi podrían haber llevado a su expulsión, una forma de actuar que tiene profundas raíces históricas.

“Están sucediendo muchas cosas a nivel local. La rivalidad Qaterji-Shehabi es un avatar de una vieja lucha entre las familias de comerciantes urbanos, como los Shehabis, y los llegados de fuera, como los Qaterjis, que se originan en el entorno tribal de las zonas rurales orientales de Alepo”, dijo Pierret.

“Hay que hacer constar que los elementos tribales, ya sea como paramilitares o como miembros de las fuerzas de seguridad, jugaron un papel clave en la represión de la insurgencia islamista en la década de 1980”.

Sin cambios

Dima Moussa, una política de la oposición siria, dijo que las elecciones cambiarán pocas cosas en Siria y que no son más que un reflejo de la obsesión de Asad por promover una imagen de normalidad y estabilidad en las áreas del régimen.

«En general, estas elecciones responden a las mismas tácticas de régimen que hemos visto en los últimos nueve años, es decir, continuar como si todo fuera normal y el país no estuviera devastado por la guerra, donde la mitad de la población está desplazada internamente y más allá en las fronteras, casi la mitad del país aún está fuera del control del régimen y hay una destrucción masiva de barrios y ciudades enteras”, declaró Moussa a The New Arab.

En especial en esta fase, con la situación económica en el peor momento de la última década, y es posible que desde hace mucho más tiempo, sin un esfuerzo auténtico por parte del régimen para adoptar medidas reales que mejoren las condiciones económicas, aunque sea para recuperar mínimamente la vida de las personas y que puedan acceder a lo básico indispensable, la participación en las elecciones parlamentarias de este año fue de solo un 33%, menos de la mitad del porcentaje de las personas que votaron en la votación de 2016.

Las autoridades culparon a la pandemia de coronavirus de la baja participación, a pesar de las numerosas informaciones relativas a estudiantes y trabajadores que se vieron obligados a ir a votar.

“Esto hace que el interés por las elecciones esté en su punto más bajo y que estén muy lejos de ser una prioridad para los sirios, quienes, tras 50 años de experiencia, saben bien que se trata simplemente de una actuación, sin cambios reales ni potencial alguno en sí mismas”, dijo Moussa.

Estas falsas elecciones no son un buen presagio para el futuro de las conversaciones sobre la constitución –estancadas desde el año pasado- entre los miembros de la oposición, el régimen y la sociedad civil, que el enviado de la ONU a Siria, Geir Pedersen, calificó de “fracaso”.

Se destaca nuevamente la resistencia total del régimen a conceder cualquier poder o  proseguir con unas negociaciones que pudieran reducir la autoridad absoluta de Asad.

“Celebrar estas elecciones es una prueba más de que el régimen no se toma en serio participar en el proceso político, y mucho menos alcanzar una solución política que conduzca a un cambio y una transición reales”, dijo Moussa.

“El régimen solo pretende mantener a aquellos que continúen sus políticas y prácticas, incluido el mantenimiento del sistema corrupto que le ha permitido sobrevivir tanto tiempo a expensas del bienestar del país y del sustento de los sirios. Esto incluye promover e impulsar a aquellos que faciliten esta situación y reemplazar a cualquiera que pueda ser potencialmente problemático”.

Rusia no se ha mostrado muy entusiasmada con las elecciones, tolerando las recientes críticas de los medios rusos a Asad insinuando que Moscú podría estar perdiendo la paciencia con el régimen.

“Tenemos la sensación de que probablemente Moscú pudiera estar disgustado con estas elecciones si se considera su papel como uno de los garantes de la vía de Astana y los trabajos que llevaron a la formación y al lanzamiento del comité constitucional para implementar la Resolución 2254 del CSNU, que habla de una nueva constitución y elecciones basadas en esa nueva constitución”, dijo Moussa.

“Por lo tanto, estas elecciones no van a marcar ningún capítulo nuevo, ya que solo se harán los cambios mínimos necesarios para que el régimen continúe con sus políticas y prácticas. Prolongarán su existencia sin tener en cuenta lo que realmente es necesario para avanzar en el proceso político o para mejorar la vida de los sirios”.

Paul McLoughlin es editor de noticias en The New Arab.

Twitter: @PaullMcLoughlin

Fuente:

https://english.alaraby.co.uk/english/indepth/2020/7/22/syrias-predictable-faux-election-still-had-a-few-surprises

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.