Recomiendo:
0

El número dos de Rice en el Departamento de Estado

Robert Zoellick: un hombre de la familia de Bush

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

¿En qué medida controlan neoconservadores y militaristas la política extranjera de EE.UU.? ¿Y cuánta influencia tienen personas menos ideológicas como la antigua Consejera Nacional de Seguridad, Condoleezza Rice, sobre el presidente Bush?

Estos fueron temas discutidos continuamente por observadores de la política exterior durante los últimos tres años de la primera administración Bush. Y al comenzar el segundo período de Bush, la evaluación del nuevo equilibrio ideológico/realista en el equipo de la política externa es el principal tópico de la comunidad de política extranjera de Washington.

La nominación de Condoleezza Rice por el presidente y la selección por esta última de Robert Zoellick como su principal suplente indican que los ultra-halcones y los revolucionarios neoconservadores de la política exterior no dominarán por completo la segunda administración. Ni Rice ni Zoellick, que sirvió como Representante Comercial de EE.UU. durante la primera administración, son ideólogos. Pero tampoco son conservadores moderados. Sólo si se les compara con personajes como Rumsfeld y sus adjuntos en el Pentágono, tales como Paul Wolfowitz, Stephen Cambone, y Douglas Feith, pueden ser considerados como moderados.

Tanto Rice como Zoellick son agentes no ideológicos de la política exterior que no son idealistas ni true believers. Son más bien realistas que aceptan la premisa neoconservadora de la supremacía global de EE.UU. pero quieren administrar sabiamente ese poder para impulsar sus nociones de la seguridad nacional y los intereses de EE.UU.

A primera vista, podría confundirse a Zoellick con un ideólogo, como un evangelista del libre comercio y miembro de la vanguardia neoconservadora. Pero al observar más de cerca su trayectoria política, se puede considerar mejor a Zoellick como un dinámico miembro de la elite de política exterior republicana, un diplomático que siempre ha mantenido la vista fija en el objetivo, es decir los intereses de EE.UU. corporativo y de la hegemonía global de EE.UU. Sobre la base de su historial en la administración de Bush padre y la actual presidencia de Bush, Zoellick es altamente apreciado como un astuto forjador de acuerdos.

La sorpresiva selección de Zoellick por Rice fue saludada con un sentimiento casi palpable de alivio por los círculos de política exterior de Washington. El gran temor, fuera de los campos neoconservador y militarista, era que Cheney y compañía insistirían en que el estridente unilateralista John Bolton, actual subsecretario de control de armas, sirviera como suplente de Rice.

El historial de Zoellick

Robert Zoellick, a quien le gustan las carreras de larga distancia, tiene un prolongado historial en la política económica y los asuntos diplomáticos de administraciones republicanas desde fines de los años 80. Durante la segunda administración Reagan, Zoellick, que comenzó su carrera como abogado educado en Harvard, sirvió como asesor especial en el Departamento del Tesoro. Durante la administración de Bush padre, Zoellick se convirtió en personaje clave, conformando la política económica posterior a la Guerra Fría, como alto funcionario tanto en el Departamento del Tesoro como en el de Estado, y consejero personal de Bush padre.

Mientras servía en la administración del mayor de los Bush, Zoellick jugó un papel decisivo en el cierre del acuerdo del NAFTA con México. Cuando las negociaciones encontraron un punto difícil, Zoellick sirvió como asesor especial del presidente Bush en sus relaciones con el presidente Salinas de México y logró hacer reiniciar las paralizadas negociaciones. Como indicador de cuánto la política extranjera de EE.UU. en los años 90 se concentró crecientemente en la política económica global, Zoellick, mientras servía como consejero en el Departamento de Estado y Subsecretario de Estado para Asuntos Económicos, jugó un papel crucial en el lanzamiento del foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC). En reconocimiento por este logro, Zoellick recibió la Condecoración por Servicios Distinguidos, el máximo honor del Departamento de Estado.

Zoellick viajó por todo el mundo durante la administración de Bush padre, para promover la política económica global de EE.UU. Antes de la fundación de la Organización Mundial de Comercio, Zoellick fue el máximo negociador de la administración Bush con la Unión Europea en una época en la que la Ronda Uruguay de negociaciones comerciales multilaterales estaba bloqueada por diferencias entre EE.UU. y los europeos sobre la liberalización del comercio agrícola. Ayudó a vencer el atolladero al lograr el Acuerdo de Blair House, que ayudó a salvar la Ronda Uruguay en dificultades. Entre otras funciones en su papel como embajador itinerante para la agenda de libre comercio de EE.UU., Zoellick fue el explorador de la administración en las cumbres del G-7 en 1991 y 1992.

Su reputación como «atlanticista» quedó asegurada durante la administración Bush cuando persuadió al gobierno de EE.UU. para que apoyara la reunificación de Alemania Occidental y Oriental. Según el New York Times: es recordado ampliamente en los círculos de política exterior como el representante de Estados Unidos en las negociaciones multilaterales sobre el futuro de Alemania dividida. Persuadió a la administración Bush para que apoyara la unidad alemana a pesar de los reparos de los aliados y la alarma en la antigua Unión Soviética.

Zoellick es muy respetado en Wall Street y por EE.UU. corporativo en general. No sólo como un representante gubernamental altamente efectivo del capital estadounidense, Zoellick se ha beneficiado de sus lazos personales directos con la comunidad financiera de EE.UU. y las corporaciones transnacionales. Ha trabajado directamente en los niveles más altos de la comunidad corporativa de EE.UU., incluyendo su actuación como ejecutivo en Goldman Sachs. Antes de unirse a la administración de Bush hijo, como funcionario del gabinete en la capacidad de Representante Comercial de EE.UU., Zoellick sirvió en un consejo consultivo de Enron Corporation. Además, Zoellick también sirvió en los consejos de corporaciones como Alliance Capital, Jones Intercable, Said Holdings, y Precursor Group.

Como protegido de James Baker, que sirvió como secretario del tesoro durante la administración Reagan y secretario de estado durante la de Bush padre, Zoellick tiene

estrechos vínculos con la familia Bush. Fue consejero del gobernador George W. Bush y sirvió como consejero de política exterior del candidato presidencial Bush.

Una nueva política exterior republicana

El ensayo de Zoellick en Foreign Affairs de enero de 2000, intitulado «Campaña 2000: una política extranjera republicana» destacó la comprensión de Zoellick de las direcciones de la nueva política exterior radical que sobrevendría con una nueva administración de Bush hijo. Zoellick encontró defectos en la administración Clinton por concentrarse de modo demasiado estrecho en la política económica y por impulsar cláusulas sociales y ecológicas dentro de las organizaciones de libre comercio, como lo hizo Clinton cuando comenzó la reunión ministerial de la OMC en Seattle. Enunció una nueva política exterior que se basaría en la preeminencia del concepto del poder militar de un nuevo siglo estadounidense en el que la indiscutible superioridad militar de EE.UU. permitiría a Estados Unidos conformar el orden internacional.

Zoellick fue posiblemente el primer asociado de Bush en introducir el concepto del mal en el concepto de la remodelación radical de Bush de la gran estrategia de EE.UU. Un año antes de que Bush fuera investido, Zoellick escribió: «Una política exterior republicana moderna reconoce que aún existe el mal en el mundo: gente que odia a EE.UU. y las ideas que representa. Actualmente, enfrentamos a enemigos que trabajan duro en el desarrollo de armas nucleares, biológicas, y químicas, junto con los misiles para lanzarlas. Estados Unidos debe permanecer vigilante y tener la fuerza para derrotar a sus enemigos. Gente movida por la enemistad o por la necesidad de dominar no reaccionará ante la razón o la buena voluntad. Manipularán las normas civilizadas con fines no civilizados».

Aunque es considerado como un pragmático defensor de los intereses económicos de EE.UU. Zoellick tiene una veta idealista que también lo alinea con los neoconservadores. En su artículo en Foreign Affairs, Zoellick indica la necesidad de una política extranjera que reconozca que el atractivo de las ideas del país no tiene igual y apunta favorablemente al idealismo de los presidentes Theodore Roosevelt y Woodrow Wilson en la promoción de sus visiones de un orden internacional basado en sus visiones del rol transformacional de EE.UU. en la historia del mundo.

El ensayo de Zoellick en Foreign Affairs acompañó otra predicción sobre las nuevas orientaciones en la política exterior de la Secretaria de Estado nominada, Condoleezza Rice. Zoellick trabajó junto con Rice en el Consejo Nacional de Seguridad en la administración de Bush padre.

En 1998, Zoellick se sumó a un grupo de neoconservadores y militaristas, muchos de los cuales formaron más adelante los rangos superiores de los equipos de política exterior de George W. Bush, en la firma de declaraciones sobre el neoconservador Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense /PNAC). Las declaraciones llamaban, entre otras cosas, a aumentar los presupuestos militares y a una política de cambio de régimen en Irak.

Coalición de los liberalizadores

El Senado confirmó unánimemente a Zoellick como Representante Comercial de EE.UU. en 2001, y se espera que su nominación como secretario adjunto de estado también recibirá un amplio apoyo bipartidario. Aunque Zoellick no logró cerrar un Acuerdo de Libre Comercio de las Américas durante su período como representante comercial de EE.UU., obtuvo el respeto de la comunidad corporativa por su papel en la obtención del apoyo bipartidario para el pedido de Bush de autoridad en la promoción del comercio, conocida también como la autoridad de fast-track (vía rápida) porque reduce el papel del estudio parlamentario y público de nuevos pactos de libre comercio.

Cuando se trata de política económica global, Zoellick no es un ideólogo del libre comercio o un abogado comprometido de la Organización Mundial de Comercio (OMC). En su lugar, considera la filosofía de libre mercado y los acuerdos de libre mercado como instrumentos de los intereses nacionales de EE.UU. Cuando los principios de libre comercio afectan los intereses a corto plazo de EE.UU. o incluso los intereses de electorados políticos, Zoellick es más un mercantilista y un unilateralista que un libre comerciante o un multilateralista.

Zoellick acuñó la frase de la coalición de los liberalizadores antes de la fracasada reunión ministerial de la OMC en septiembre de 2003. Así bautizó Zoellick al grupo de países que se ha unido a Estados Unidos en pactos comerciales bilaterales o regionales. Ante la creciente oposición de Brasil y otros países en desarrollo a la agenda económica global de EE.UU., el representante comercial de EE.UU., Zoellick, comenzó a forjar una coalición de socios comerciales que están de acuerdo en abrir sus mercados y proteger la inversión de EE.UU., a fin de asegurar el ansiado acceso al inmenso mercado de EE.UU.

A principios de 2003, Zoellick delineó una estrategia de libre comercio que anticipaba la creciente oposición a la agenda de liberalización de Washington. En lugar de comprometerse a hacer los compromisos necesarios para completar otra vuelta de negociaciones en la OMC, la administración Bush anunció que continuaría con su programa a través de acuerdos de libre comercio (FTA, por sus siglas en inglés) con naciones individuales o agrupaciones sub-regionales. Nuestros socios en los FTA forman la vanguardia de una nueva coalición global de mercados abiertos, declaró Zoellick.

A comienzos de la administración Bush, Estados Unidos tenía FTA con sólo unas pocas naciones, incluyendo a Canadá, Israel, y México. Sin embargo, una vez que el Congreso dio luz verde en 2002 al poder ejecutivo para la Autoridad de Promoción del Comercio a fin de realizar negociaciones de fast-track (vía rápida), la oficina del representante comercial de EE.UU. lanzó iniciativas de libre comercio en todo el mundo, fuera de la OMC. Zoellick tomó la delantera en la negociación del Acuerdo de Libre Comercio con Centroamérica (CAFTA) en mayo de 2004. El mismo mes, el representante comercial de EE.UU. anunció el inicio de negociaciones comerciales bilaterales con Colombia, Ecuador, y Perú (y posiblemente Bolivia) como parte del planeado Acuerdo de Comercio Andino-EE.UU., así como el comienzo de negociaciones de libre comercio con Panamá.

Zoellick bautizó su estrategia de libre comercio como liberalización competitiva. Al establecer numerosos acuerdos bilaterales y regionales fuera de la OMC, Estados Unidos espera socavar la oposición a su agresiva agenda de liberalización y debilitar las exigencias de los países en desarrollo de acceso al mercado de EE.UU., de reducción de los subsidios, y de Trato Especial en la OMC. En una opinión editorial del 10 de julio de 2003 en el Wall Street Journal, el zar del comercio de la administración articuló la estrategia global de comercio e inversión de EE.UU. Zoellick explicó que bajo los procedimientos de consenso de la OMC, una nación puede bloquear el progreso en la extensión de la liberalización económica a nuevas áreas. Explicando que Washington puede continuar su agenda de liberalización fuera de la OMC, Zoellick advirtió: Sería un grave error si se permitiera que cualquier país vetara la iniciativa de EE.UU. a favor del comercio libre global.

Aunque otras naciones siguen comprometidas con un foro multilateral y reglas universales del comercio, Zoellick señaló que Washington está dispuesto a proceder unilateralmente. Predijo que: la influencia de la OMC se disipará si lleva a encarnar una nueva teoría de dependencia del comercio, culpando a los países desarrollados… Al ver la reticencia de numerosos países en desarrollo a aprobar nuevas reglas de comercio e inversión, la administración Bush ha adoptado un enfoque de o vas por mi camino o te vas a otra parte ante los temas de la economía global. Esta actitud unilateral respecto a las reglas de comercio e inversión refleja su unilateralismo en la política exterior y militar.

El día que se rompieron las conversaciones de la OMC en Cancún, el representante comercial de EE.UU. dijo que los países no dispuestos habían ganado por sobre los países dispuestos a hacer las cosas. Refiriéndose a las coaliciones de países en desarrollo que habían salido juntos para bloquear la agenda de de Washington y la UE sobre lo que hay que hacer, Zoellick formuló una velada amenaza al proceso multilateral: Vamos a continuar abriendo mercados de una u otra manera, dijo.

La decisión de la administración Bush de elevar los subsidios agrícolas en 80.000 millones de dólares con la ley agrícola de 2002, puso de relieve las acusaciones de que Estados Unidos es un hipócrita del libre comercio. Pero el proteccionismo y los subsidios logran resultados políticos. Cuando Zoellick volvió de las conversaciones fracasadas de Cancún, fue elogiado por los dirigentes de la Federación de la Oficina Agrícola Estadounidense por no ceder en el tema de los subsidios agrícolas. Esta hipocresía irrita a muchos países en desarrollo, que ven que sus exportaciones a precios competitivos son bloqueadas por el proteccionismo de EE.UU., mientras al mismo tiempo exportaciones fuertemente subvencionadas de EE.UU. entran a sus propios mercados domésticos.

El representante comercial de EE.UU. presionó incansablemente a otras naciones, particularmente a las más pobres, para que liberalicen sus economías. Pero de por sí, sin embargo, el libre comercio sirve más como un ariete para derribar barreras nacionales al comercio y la inversión de EE.UU. que como un principio universal.

En un discurso ante la derechista Heritage Foundation en Washington, Zoellick indicó que no existe alternativa alguna a la globalización y que las compañías y consumidores de EE.UU. ya se estaban beneficiando de innumerables maneras con esta nueva ola de integración económica encabezada por las corporaciones. Para subrayar lo que quería decir sobre todas las nuevas oportunidades, Zoellick dijo: Hasta el negocio de las funerarias se ha hecho global, y una compañía de Houston vende ahora terrenos para sepulturas en 20 países.

Equilibrio neoconservador-realista en la nueva administración Bush

La selección de Rice y Zoellick para dirigir el Departamento de Estado destaca la determinación del presidente Bush de consolidar su equipo de política exterior. Aunque Rice y Zoellick no son halcones ardientes como Rumsfeld, Cheney, y Wolfowitz, son leales y de la línea dura cuando se trata de impulsar la supremacía militar de EE.UU. y los intereses económicos corporativos. Determinados a reemplazar a Colin Powell y a su suplente Richard Armitage, se puede contar con que Rice y Zoellick reduzcan las fricciones dentro del aparato de la política exterior y busquen más cooperación con el Pentágono y la oficina de Cheney.

Parte de esa coherencia política fue expresada por Zoellick después de los ataques del 11 de septiembre cuando combinó sus iniciativas del libre comercio con la guerra contra el terrorismo. Ahora tenemos un enemigo claro que no sólo trata de hacernos mucho daño, sino que también trata de aterrorizarnos para paralizarnos aterrorizándonos, dijo Zoellick. Los terroristas eligieron deliberadamente las torres del World Trade Center como su objetivo. Aunque su golpe derribó las torres, no puede y no estremecerá los fundamentos del comercio y la libertad mundiales. Nuestra reacción tiene que ser: oponernos al temor y al pánico, y oponernos mediante el libre comercio.

Esta coherencia fue también demostrada durante un discurso de Zoellick en el Instituto de Economía Internacional en 2203, cuando relacionó los acuerdos económicos con la adhesión política a la política exterior de EE.UU. EE.UU. busca cooperación o algo mejor respecto a la política exterior y la seguridad. En vista de que EE.UU. tiene intereses internacionales que van más allá del comercio, ¿por qué no tratar de urgir a la gente a que apoye nuestras políticas generales? La negociación de un acuerdo de libre comercio con EE.UU. no es algo a lo que alguien tenga derecho, es un privilegio.

Aunque no forma parte de los nuevos campos derechistas militarista y neoconservador, la arrogancia personal de Zoellick, su unilateralismo, y su lealtad hacia Bush y hacia la nueva elite radical del Partido Republicano, lo convierten en una pieza de ajuste perfecto en el nuevo equipo de política externa de Bush.

——-

Tom Barry director de política del Centro de Relaciones Internacional, es autor de numerosos libros sobre relaciones internacionales.

http://www.counterpunch.org/barry01142005.html