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Salario y corona

Fuentes: La Trinchera

No creo que vaya a decir algo que sea nuevo. Ni siquiera que sea novedoso. Lo que aquí comunico, es muy simple… …pero las ideas simples son las más difíciles de ver -justo por eso, por estar delante de tu cara todo el tiempo-. Si no se cree, pregúntesele al que gritó y que descubrió […]

No creo que vaya a decir algo que sea nuevo. Ni siquiera que sea novedoso. Lo que aquí comunico, es muy simple…

…pero las ideas simples son las más difíciles de ver -justo por eso, por estar delante de tu cara todo el tiempo-. Si no se cree, pregúntesele al que gritó y que descubrió la palanca. También se le puede preguntar a Newton. ¿Todo el mundo veía las cosas ascender y descender, no? Sin embargo, tuvo que venir él a darse cuenta de lo obvio de «todo lo que sube baja». Locke nos enseñó la importancia de esas imágenes apartamentemente poco elaboradas que produce la mente. Las imágenes simples que producen grandezas como la de la palanca o la gravedad.

Y ya que hablamos de lo obvio, antes de hacer un acercamiento a las oscuridades de la economía cubana -su politización, su desajustado marco institucional, su mal diseñado esquema empresarial, sus dinámicas contables, su falta de transparencia, su burocracia, su falta de democracia, y un ene más uno de etcéteras-, busquémoslo.

No hay mucho de nuevo. La economía cubana -que a veces es un eufemismo llamarle así- viene arrastrando los mismos problemas desde…bueno, ¿no es obvio?

Nuestras fortalezas coloniales se constituyeron con dinero mexicano. Desde el siglo XVII, los cubanos eran fieles a la corona y al contrabando. Siempre se ha pedido la diversificación, y la dependencia del sector externo es crónica. La permanencia de brechas sociales, no han dejado nunca de acompañarnos.

Nuestras victorias han sido paradójicas. La eliminación de la Enmienda Platt fue seguida por lo del diferencial, que ataba a nuestra burguesía azucarera a la voracidad del mercado norteamericano. La revolución que acabó con la dictadura-la del 59, amiguitos disidentes- provocó una serie de ráfagas por parte del vecino del norte. La eliminación de la injerencia norteamericana terminaría en exceso de… cooperación -una palabra más ideológicamente correcta que las otras que me vienen a la cabeza- con la URSS y el resto de la gente del Este.

Nosotros, hoy, seguimos dependiendo del sector externo, nuestra nomenklatura sigue atada a la voracidad de ciertos mercados, la agricultura no es la mejor y somos, todavía y la vez, fieles a la corona y al contrabando.

Ahora tenemos más burócratas, es verdad, ¡pero antes teníamos rancheadores! Y los funcionarios corruptos, vendepatria -a una metrópoli o a otra que niegue serlo- han existido siempre.

¿Un aumento salarial es una gran señal? ¿Todo podrá resolverse con un aumento? Pensemos en una idea simple. Durante siglos, las asimetrías resultantes de la manera en que asimilamos nuestra relación con el resto del mundo solo se han perfeccionado. Han cambiando las épocas, las formas de gobierno, incluso los tiempos efectivos de nuestros gobernantes; pero sigue la esencia de los males y las deformaciones que nos impiden ser una economía contenta consigo misma.

Nuestra economía y su círculo vicioso no reconfigurarán su fuerza centrípeta por una mera modificación en el monto salarial, más aún cuando esto no abarca las tres cuartas partes de la población laboral activa, y sin todavía situar al salario medio cerca del precio de una canasta básica.

Celebro -por lo pronto- por los beneficiados. ¡Se lo merecen! Solo que eso no nos redirecciona el rumbo. La estructura económica, de la que el salario como poder de compra del trabajador va a ser resultado no se ha subvertido, pero eso ya es otra historia.

Fuente: http://www.desdetutrinchera.com/economia-en-cuba/salario-cuba-2/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.