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Se globaliza la contaminación del aire

Fuentes: IPS

Empresas estadounidenses de generación eléctrica a carbón son blanco de varias demandas internacionales, cuyo resultado podría dar a los vecinos canadienses la esperanza de respirar, algún día, aire más limpio. La sudoriental provincia canadiense de Ontario se unió el mes pasado a los nororientales estados estadounidenses de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut y a […]

Empresas estadounidenses de generación eléctrica a carbón son blanco de varias demandas internacionales, cuyo resultado podría dar a los vecinos canadienses la esperanza de respirar, algún día, aire más limpio.

La sudoriental provincia canadiense de Ontario se unió el mes pasado a los nororientales estados estadounidenses de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut y a dos movimientos ambientalistas para presentar una acción legal contra siete plantas de electricidad a carbón operadas por la empresa Duke Energy Corp.

«Estoy aquí representando a los 12 millones de habitantes de Ontario que todos los días respiran el aire contaminado procedente de esas siete generadoras de electricidad de (los estados estadounidenses de) Ohio e Indiana», dijo a la prensa el ministro de Ambiente de la provincia, Laurel Broten.

Más de 55 por ciento del impacto ambiental y sanitario de la contaminación del aire de Ontario es producto de las emisiones de Estados Unidos», dijo a IPS Monica Campbell, de la Oficina de Protección del Ambiente en Toronto, la capital provincial.

La contaminación transfronteriza de Estados Unidos causa aproximadamente 2.750 muertes prematuras, y daños ambientales y sanitarios por unos 5.000 millones de dólares anuales, de acuerdo con un estudio del gobierno de Ontario del año pasado.

«La diplomacia no está funcionando», comentó Campbell con relación a los esfuerzos para abatir las emisiones de las centrales térmicas de Estados Unidos, algunas de las cuales fueron construidas en la década de los años 50. Toronto y Ontario han solicitado a la estadounidense Agencia de Protección Ambiental (EPA) que no ceda en sus normas sobre contaminación atmosférica para permitir que las viejas y más contaminantes plantas continúen operando sin reducir sus emisiones.

«Le hemos dicho a la EPA que esas plantas están teniendo serios impactos negativos para la salud de nuestros residentes», dijo Campbell.

Sin embargo, mientras George W. Bush esté a cargo de la Presidencia de Estados Unidos, Campbell no espera grandes avances en este asunto, aunque limpiar las sucias generadoras a carbón beneficie a los residentes de los dos lados de la frontera.

En cambio, «los litigios tienen una posibilidad real de triunfar», estimó la funcionaria canadiense.

Pero aun si tienen éxito, esto toma tiempo en solucionarse. En 2000, Ontario y el estado de New York demandaron a la empresa de energía eléctrica American Electric Power Corporation (AEP por sus siglas en inglés), porque sus nueve centrales violaban las leyes ambientales de Estados Unidos. El caso está todavía discutiéndose en los tribunales.

Esta es una pequeña parte del problema global. La contaminación, especialmente la aérea, viaja libremente por todo el mundo.

El mes pasado, incendios descontrolados en Rusia fueron señalados por elevar las concentraciones de partículas en el aire de Escocia y el norte de Inglaterra por encima de umbrales considerados seguros. Otro caso fue el espeso humo negro que cubrió durante varios días de fines de mayo Gibraltar, en el sudoeste europeo, debido a un problema surgido en una refinería de aceite en la vecina España.

No se trata sólo del impacto de las emisiones de un país en el vecino, existen también sustancias que afectan la salud humana, como el mercurio, el ozono y las partículas, que se trasladan a través de los océanos, dijo Dan Jaffe, químico atmosférico de la Universidad de Washington, quien hizo los primeros descubrimientos de contaminación transfronteriza en los años 90.

«Contaminantes de Asia pueden incluso afectar la calidad del aire de Estados Unidos», dijo Jaffe a IPS.

El incidente más conocido fue una enorme nube de polvo marrón procedente de China que descendió en territorio estadounidense en abril de 2001, llevando la polución aérea a proporciones tóxicas sobre buena parte del país, añadió.

Una buena parte de la contaminación asiática que atraviesa el océano proviene de las plantas operadas a carbón en esa región, que en Estados Unidos son responsables de 25 por ciento de las emisiones de mercurio de este país.

La exposición prenatal a concentraciones incluso bajas de mercurio puede causar serias alteraciones neurológicas y de desarrollo en los niños.

Más de 60.000 niños que nacen cada año en Estados Unidos pueden sufrir deficiencias de aprendizaje debido a una exposición prenatal al mercurio, según la Academia Nacional de Ciencias.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades también han advertido que una de cada 12 mujeres en edad reproductiva sufre de una concentración corporal de mercurio riesgosa para el desarrollo de futuros fetos.

Pero inclusive si Estados Unidos reduce la cantidad de mercurio de sus generadoras eléctricas a carbón, la cantidad de partículas aéreas de este metal pesado que viajan a través de fronteras sigue en aumento.

Se calcula que las plantas a carbón de Asia se duplicarán en 10 años, a fin de satisfacer las necesidades energéticas de esa región, según Jaffe.

«Esto tendrá un impacto mucho mayor en la calidad del aire de Estados Unidos» y también perjudicará a Asia, subrayó el científico. «La contaminación atmosférica ya representa una gran pérdida para las economías locales asiáticas, debido a los costos generados por los problemas ambientales y de salud», señaló.

Pero la situación constituye una gran oportunidad para que Estados Unidos ayude a Asia a mejorar sus fuentes energéticas, dijo. La transferencia de tecnología, la ayuda financiera y el suministro de información son acciones por el bien de ese país americano.

Estados Unidos, China e India están llevando a cabo esfuerzos conjuntos en materia de generación energética menos contaminante, pero falta ver qué tan efectivos son, dijo.

También importa la reglamentación internacional de las emisiones de mercurio. En 1979, se adoptó la Convención sobre Contaminación Atmosférica Transfronteriza de Largo Alcance, más conocida por su Protocolo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (POP, por su sigla en inglés).

El Protocolo POP, como se le conoce, entró en vigor en el año 2003, y conmina a las naciones partes a un uso severamente restringido de ciertos pesticidas como el DDT, y a reducir a niveles determinados las emisiones de dioxinas y de otros químicos muy perjudiciales para la salud humana.

El Protocolo sobre Metales Pesados, que entró en vigor tres meses después, restringe las emisiones de mercurio, plomo y cadmio de los países partes a proporciones inferiores a las de 1990.

Aunque Estados Unidos y Canadá son parte de estos protocolos, la iniciativa es prácticamente europea. Ningún país de Asia está participando. Esto debe cambiar, dijo Jaffe.

Las negociaciones para establecer grados aceptables de emisiones y plazos serán largas y complicadas, pronosticó Jaffe. «¿Cómo vamos a pedir a Asia que no construya esas centrales a carbón, cuando las hemos construido en el pasado?», se preguntó.

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=37672