Folleto publicado por la Comandancia de la Región Central del Ejército de Israel, cuya zona incluye a Cisjordania. En este folleto, el Capellán Jefe de la Comandancia escribe: «… En las guerra, cuando nuestras fuerzas asaltan al enemigo, la Halakhah les permite y hasta les encarece que maten incluso a civiles de bien, esto es, […]
Texto recogido por Israel Shahak en su libro Historia judía religión judía. El peso de tres mil años.
Tel al-Zaatar era un campo de refugiados que agrupaba a más de 25.000 palestinos que el ente sionista había expulsado de Palestina, y el 12 de Junio de 1976, las fuerzas falangistas prosionistas armadas por Israel llevaron a cabo la matanza que escandalizó al mundo: Mitterrand, presidente de Francia, pidió a la ONU, a la Cruz Roja Internacional, al Papa Pablo VI, a la Internacional Socialista, que interviniesen, pero nadie puso ningún medio para impedirlo ni para perseguir y condenar a los responsables. Tel al-Zaatar fue eliminado. El nivel de semejante barbarie, el crimen contra la humanidad que cometieron, ha sido calificada como una de las mayores atrocidades del siglo XX.
Los habitantes de Tel-al Zaatar, como los de cualquier otro campo de refugiados, no tenían derecho a trabajar ni a disponer de habitación construida, se cobijaban en tiendas de campaña y en chabolas de cartón y hojalata, no tenían servicio de agua ni provisión de alimentos. El asedio al campo de refugiados duró 52 días, durante los cuales los prosionistas lanzaron un diluvio de bombas día y noche. El Pueblo Palestino refugiado buscó protección en los túneles y alcantarillas que había escavado ante los ataques israelíes año tras año. Los bombardeos dejaron más de 2.000 muertos y 4.000 heridos. Mucha gente hambrienta pidió a los sacerdotes que les dejasen comer la carne de los muertos, pero sólo fue el comienzo. Cuando los falangistas finalmente asaltaron el campamento llevaron a cabo ejecuciones sumarias en masa, y no se llegó a conocer el número de vidas que martirizaron.
La vida de los refugiados palestinos estuvo siempre en peligro, el régimen sionista continuó agrediéndolos para disolver a la población que pide que se aplique su derecho al retorno a su tierra, como hoy sucede. La criminalidad neocolonial sobrepasó su barbarie con el bloqueo y ataque a los campos de refugiados Sabra y Shatila el 16 de Septiembre de 1982, seis años después del genocidio de Tel al-Zaatar, (https://redh-cuba.org/2019/04/sabra-y-shatila-masacre-criminalpor-ramon-pedregal-casanova/ https://www.rebelion.org/noticia.php?id=220429) las fuerzas sionistas y falangistas libanesas realizaron la masacre de la que ahora se cumplen 37 años sin que se haya perseguido y juzgado a los responsables, tan sólo ha habido condenas verbales.
El escritor Samer Mana, (periodista investigador en asuntos palestinos, nacido en Beirut en 1979 el 22 de Febrero, de padres refugiados de Haifa, sociólogo de la Universidad Libanesa) en su libro Ser palestino en el Líbano expone la amargura de vivir en los callejones de los campos de refugiados, donde los componedores de paraguas tienen que hacerlos a la medida de los estrechos callejones, o cuenta como cuando a una niña palestina de siete años que vive en Shatila le preguntan por qué en tus dibujos no aparecen ni el sol ni la luna, responde: desde mi cuarto pequeño por la ventana no veo ni el sol ni la luna. Este escritor joven en sus ensayos comenta las muchas historias sobre la situación de la sanidad para la población palestina, los hospitales no te reciben si no tienes seguro médico. Ser Palestino en Líbano quiere decir que siempre estás preocupado por si te falta un documento, por si te para la policía o el ejército en un control de seguridad y te llevan al calabozo. Ser Palestino en Líbano es vivir años y años en chabolas de lata, calor en verano y frío en invierno, o, en garajes esperando la vuelta al campamento destruido por los ataques. Ser Palestino en Líbano es la preocupación constante de que te paren en la puerta del campamento en un control militar y te lleven preso. Ser Palestino en Líbano es estar siempre esperando las ayudas de la UMRWA en materia de enseñanza, en auxilio económico, en sanidad, en alimentación.
Sabemos lo que es ser Palestino en Líbano.
Ahora se plantean problemas que nos remiten a las masacres aquí recordadas. En estos momentos en Líbano hay un ministro de trabajo que es falangista y articula leyes con las que pretende cumplir con los intereses del ente israelí, que los refugiados Palestinos no tengan derecho a trabajar, a recibir ayuda, a disponer de vivienda, a establecerse, … El pasado criminal alcanza al presente, lo que exige el Acuerdo del siglo estadounidense-sionista para que el Pueblo Palestino se disuelva en el aire. Si ha escuchado o leído que los refugiados palestinos se manifiestan, ya sabe usted el por qué.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: «Gaza 51 días», «Palestina. Crónicas de vida y Resistencia», «Dietario de Crisis», «Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero», y «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios». Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos. Miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI).
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