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Seres humanos, no conejillos de Indias

Fuentes:

«Los hombres convertidos en conejillos de Indias. Estrechando contra sí a los niños, las madres vigilan el cielo con terror a que aparezcan en él los descubrimientos de los sabios». -Bertolt Brecht El ser humano globalizado ha sobrepasado los límites de la crueldad. Ha institucionalizado la tortura bajo supervisión médica en nombre de la humanidad […]

«Los hombres convertidos en conejillos de Indias. Estrechando contra sí a los niños, las madres vigilan el cielo con terror a que aparezcan en él los descubrimientos de los sabios». -Bertolt Brecht

El ser humano globalizado ha sobrepasado los límites de la crueldad. Ha institucionalizado la tortura bajo supervisión médica en nombre de la humanidad y democracia, aniquilando cínicamente los preceptos de ambos. Convirtió a cada ser humano en un posible conejillo de Indias bajo la ‘premisa científica’ de encontrar curas eficientes para enfermedades. Nadie se salva, ni siquiera los bebés.

De acuerdo a Andrew Friedman (Counterpunch, el 19 de mayo, 2005), los niños y los bebes huérfanos bajo el cuidado del estado en Illinois, New York, Maryland y Texas fueron utilizados para experimentar con las nuevas medicinas contra el SIDA, con el permiso del Instituto Nacional de Salud, lo cual depende del departamento estatal de los Health and Human Services.

Durante los años 1990 el estado otorgó el permiso a los científicos, según Counterpunch, para seleccionar niños con H.I.V. positivo y administrarles medicina experimentada. Si los resultados eran positivos, entonces la medicina fue recomendada para el uso general; en el caso que la salud de niños empeoraba o morían, se descartaba el uso y se declaraba «neumonía» o «envenenamiento de la sangre» como causantes de la muerte. Por supuesto que la mayoría de ellos eran latinos, afro-americanos o blancos de familias pobres. Es decir la raza, el color y el estatuto social se convirtieron en determinantes para seleccionar los conejillos humanos.

Estos niños son elegidos para el calvario en nombre de la ciencia y la humanidad. Los doctores esgrimían el mismo argumento que usaban los científicos nazis para justificar sus experimentos. El primero hacía pruebas con niños y adultos judíos, mientras que el segundo hacía su investigación «científica» con los chinos y coreanos llegando inclusive a disecarlos, estando vivos y sin anestesia, a más de 3,000 seres humanos.

Ahora, el Perú la noticia sobre la utilización de niños como experimento ha causado conmoción. El vocero de la Asociación Médica, Herbert Cuba García, denunció a Telesur, que la corporación farmacéutoca norteamericana Ventria Bioscience está experimentando con 140 niños lactantes en hospitales públicos de Lima y Trujillo para evaluar la efectividad de un tipo de arroz transgénico para parar la diarrea.

«Todo esto se está realizando sin ningún conocimiento del Ministerio de la Salud», aclaró la ministra Pilar Mazzeti, pero el Instituto de Investigación Nutricional que hizo el experimento dijo que el «estudio se realizó respetando la normativa internacional y nacional sobre investigación en humanos y bioética».

Si no hay piedad para los niños, ya podemos imaginar lo que pasa con los adultos. Europa sigue el mismo camino, teniendo para sus pruebas a los inmigrantes pobres. El caso de la pintora chilena Magdalena Escudillo es digno de una película de terror. Ella salió de su país en los convulsionados años 70 para refugiarse en Suecia. De acuerdo a su denuncia a un diario chileno, en 1994 fue elegida sin previo aviso por los médicos suecos del hospital estatal en Estocolmo, a donde acudió para un chequeo médico.

Los médicos la convencieron que tenía una alergia fuerte a Nikel-Cobalto y necesitaba una intervención quirúrgica. Sin ella saber, allí le insertaron 38 grapas de cobalto de 5 cm de grosor. Desde aquel instante se convirtió en una enferma crónica con gran sufrimiento. Ella se enteró lo de los metales gracias al descuido de una enfermera sueca que creyó que se los habían implantado en Chile.

Aunque Magdalena, ya acudió a diferentes organizaciones y autoridades, nadie hace nada por ella. Espera la muerte pero denunciando con a sus torturadores. Su correo electrónico es [email protected]

[email protected]