En el cambio cuantitativo en la represión y el ahogo sionista a los palestinos, cuantitativo y no cualitativo, porque esta modalidad en el trato; estrangulamiento de la sociedad palestina, desconocimiento de su dimensión social, afectiva, material, intención genocida no es nueva sino, en todo caso, intensificada.
Ante tan sombrío, mortuorio panorama, han proliferado las invocaciones a una cita de Albert Einstein, en cierto sentido conmovedora:
«Sería mi mayor desazón ver a los sionistas (judíos) hacerle a los árabes palestinos mucho de lo que los nazis le hicieron a los judíos.»
Tengamos en cuenta que Einstein murió en 1955. Alcanzó entonces a vivir en el tiempo de los enfrentamientos mortales de palestinos con sionistas en los ’20 y las matanzas más generalizadas de sionistas (junto con el poder colonial británico) a palestinos en los ’30. Y sobre todo, la Nakba, de 1948, con miles de fusilados en un operativo de destierro violento y generalizado.
Por otra parte, Einstein, judío y con simpatía con el sionismo primigenio, se fue haciendo pacifista y otra de sus citas, es: “No puedes simultáneamente prepararte para evitar y para hacer la guerra”, con lo cual se divorcia radicalmente del sionismo.
La cita en cuestión viene siendo utilizada en relación con la peripecia palestina, al menos desde 2014, cuando el Estado de Israel mató a miles de palestinos civiles, hombres, mujeres, infantes, con bombardeos sobre ciudades, barrios enteros en la Franja de Gaza con el argumento de que allí se escondían milicianos violentos. Y en medio del silencio sepulcral del mundo alrededor, y no tan alrededor.
Siempre munidos, los israelíes, de un “permiso para matar”.
El rastreo-e de la cita comprueba múltiples usos, aunque también aparece una entrada cuestionando su autenticidad. El argumento en este caso es, empero, endeble: que Einstein era sionista. Justamente su sionismo, hasta por su edad, está matrizado en tiempos del más temprano sionismo, todavía, como dijimos, con pacifistas en su seno.
Desechando las meras transcripciones como fuente de autenticidad; queda únicamente esa entrada-e que la niega y otra que la reafirma, que por su fecha me resulta más confiable y definitoria.
Me voy a permitir, empero, barajar las dos posibilidades. Si se tratara de una cita apócrifa, se contextualizaría adecuadamente con el pensamiento pacifista de Einstein, y aunque yo la he encontrado en escritos desde 2014, el recopilador A. A. Douglas la menciona ante la muerte de Einstein, en 1955, cuando la violencia sionista era ya “muy mayor de edad”.
Si estamos, como mucho parece señalarlo, ante una cita auténtica, hay que sacarse el sombrero por la independencia ideológica de Einstein, que le ha sido tan reconocida.
Que la cita sobre hacerle a los palestinos lo que los nazis le hicieran a los judíos haya aparecido al menos desde 1955, me hace pensar en su autenticidad (puesto que Einstein murió justamente ese año) y ubica perfectamente el temor fuerte, y la repulsión, el desencanto de su parte, pero sobre todo, su conciencia clara del carácter genocida del sionismo.
No fue el único en percibir ese rasgo. Yeshayahu Leibovitz (1903-1994), un pensador judío formidable, venía tipificando a Israel como engendro colonial y (necesariamente asesino) desde por lo menos la década de los ’60, es decir, grosso modo, contemporáneamente o casi a Einstein. Leibovitz había caracterizado ese sionismo agresivo como el de “nazisionistas”.
No hay nada de qué extrañarse. Benzion Netanyahu, el padre del mandamás del Israel actual, era un ferviente fascista, admirador de Benito Mussolini; el Duce les había ofrecido a los sionistas llamados revisionistas un campo de entrenamiento militar en las afueras de Roma.
Pero Zeev Jabotinski, el líder del sionismo fascista entonces, que santificaba la violencia que sacrificaba hombres, mujeres y niños palestinos, porque se trataba de una violencia terrorista, tenía el descaro de asumir su violencia opresiva, aclarando, con honestidad intelectual, que si él fuera palestino enfrentaría violentamente al sionismo… (solo que para un pueblo que no había consolidado un estado propio era muy difícil estructurar una fuerza armada que pudiera enfrentar ejércitos invasores…).
Esta percepción del sionismo genocida no es sólo del pasado “remoto” de los ’50 o ’60, ni recomenzó ahora con el capítulo de bestialización pos 7 octubre. En una de las descargas su violencia brutal sobre el campo de concentración que construyeron encerrando a la Franja de Gaza, en 2012 hacen una de sus incursiones mortales, y Kiswani, una joven palestina señala, por ejemplo, que “la mayoría de los judíos israelíes han olvidado lo que han pasado en el llamado ‘holocausto’ y agrega: ‘la inmensa mayoría de los judíos israelíes tratan de justificar lo que están haciendo, apelando a lo que ellos han pasado con el holocausto’.
Por si todo lo que acabo de recorrer no alcanzara, a confesión de parte, relevo de prueba. En un excelente artículo, Renán Vega Cantor cita a un aviador israelí: “Al principio piensas que eres un soldado nazi […] y después […] olvidas esa idea, porque, ¿cuánto tiempo puedes sentir que eres un nazi?” y a otro: ”Los colonos son los peores nazis judíos que he conocido […].
Así que al día de hoy, noviembre 2023, aun sin haberse precisado el carácter, las causas, y la trágica cadena de acontecimientos del 7 de octubre, sin conocer la razón por la cual un numeroso comando palestino pudo campear durante por lo menos 6 horas en el supercustodiado territorio israelí, sin saber siquiera el alcance de la violencia ejercida (si fueron matados miles, centenares o decenas), lo que sí ya sabemos es que lo acaecido entonces ha sido continuado por bombardeos y artillería, desde tierra, mar y aire sobre las viviendas civiles de las ciudades de la Franja de Gaza, arrasando edificios enteros y matando incontables habitantes, sepultados vivos, ataques que se han concentrado en la red hospitalaria, bombardeada hasta lograr deshacer todas sus funciones de auxilio bajo el pretexto de que allí se escondían milicianos de Hamas. Y eso ha significado la muerte, por ejemplo, de centenares de bebes que no han recibido más la protección de incubadoras por falta de electricidad, ni alimentos por desmantelamiento radical de suministros y tendal de muertos alrededor y dentro de los hospitales.
Tengo para mí que las dimensiones de la violencia y el terror desatados por Israel tras lo del 7 de octubre 2023 son inéditos, aunque son apenas peldaños, siempre peores, en la construcción de un campo de concentración y de exterminio de las dimensiones de la Franja de Gaza.
Y que en diversos países y sitios, con altibajos, con la generalización de las comunicaciones instantáneas, se ha sentido el sacudón y empieza a haber población que quiere decirle “¡Basta!” al abuso israelí; el taparrabos del antisemitismo empieza a descubrir la desnudez de la escamoteada voluntad genocida; hacer desaparecer (de la tierra palestina de mínima, de la vida misma, de máxima) a los molestos palestinos.
¿Tendremos la dignidad y el vigor, como sociedades, para rechazar esa “lucha contra el terrorismo y el antisemitismo” y defender la vida de una sociedad, la palestina, contra un destino como el que en su momento les tocó vivir a vietnamitas, mapuches, argelinos, mayas, pieles rojas, zulúes y tantas otras poblaciones despojadas, expulsadas, reducidas por el colonialismo y su hermano siamés, el racismo?
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