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Sigue la masacre en Palestina: ¿Qué podemos hacer?

Fuentes: Rebelión

Como debe estar ocurriendo en decenas de países donde hay gente sensible ( las hay todavía, a pesar de todo lo que ocurre), me llamó una compañera para decirme angustiada: «Están quemando con fósforo a los niños palestinos, están bombardeando a mansalva las escuelas-refugios, ¿qué podemos hacer, cómo vencer esta impotencia que nos apabulla día […]

Como debe estar ocurriendo en decenas de países donde hay gente sensible ( las hay todavía, a pesar de todo lo que ocurre), me llamó una compañera para decirme angustiada: «Están quemando con fósforo a los niños palestinos, están bombardeando a mansalva las escuelas-refugios, ¿qué podemos hacer, cómo vencer esta impotencia que nos apabulla día a día. No puedo dormir tranquila sabiendo que esto sigue ocurriendo minuto a minuto…»

Y es así nomás. La pregunta nos machaca la cabeza continuamente, y porque somos sensibles no podemos disfrutar de lo que comemos, de lo que charlamos en una tarde de verano o de invierno, de ver esa película que tanto nos atraía hasta ayer. NO, no se puede seguir viviendo como si no pasara nada, cuando este monstruo nazi del siglo XXI llamado Israel sigue masacrando a jóvenes, a niños, niñas, ancianas y ancianos, a la naturaleza, a la vida, en la Palestina ocupada.

Y en ese ¿qué hacer?, que nos apabulla, están contenidas todas las dudas de lo que nuestra propia impotencia impone. Salimos a la calle por miles, por millones y el monstruo no para de bombardear. Golpeamos todas las puertas habidas y por haber: las de los diarios y televisoras, pero no dejan de emitir mensajes falsos, hipócritas, siniestros, en los que muestran a palestinos y palestinas como agresores, en los que para explicar una matanza dicen sueltos de cuerpo frases como esta: «la ofensiva israelí cobra vidas de niños», para no comprometerse con expresiones como «genocidio»,  «masacre», «holocausto». Títulos lavados, comentarios inocuos para no ofender al agresor sionista, no sea cosa que después el lobby (poderoso como siempre) les recorte la publicidad.

Si apelamos a las instituciones de cada país, nos encontramos con discursos vacíos de contenido y de sensibilidad (es difícil que esa cualidad atraiga a funcionarios o a los politiqueros). Casi todos, diciendo la misma sarta de imbecilidades que muestran su complicidad con el agresor de Palestina. No sea cosa que …el lobby opere en el próximo período electoral y les congele las ayudas que tan bien les vienen tanto a unos como a otros.

Si convocamos a los judíos de la diáspora a que pierdan el miedo y denuncien la ideología asesina de ese Estado ficticio que muchos de ellos ayudaron y ayudan a sostener con sus envíos monetarios, nos encontramos con comportamientos elusivos, explicaciones poco convincentes o en muchos casos, con un claro discurso de apoyo a los asesinos del pueblo palestino, bajo la excusa de que «tenemos que defender nuestro territorio de los terroristas». Parece increíble, a esta altura de las circunstancias, que en países como Argentina o Francia (por sólo nombrar algunos) se permita que los sionistas convoquen a manifestaciones para reivindicar la masacre que su ejército asesino está cometiendo en Gaza.

Y así, sufrimos una larga lista de choques con la realidad, de comprobaciones que mostrarían que por más que se intente, el sionismo tiene la sartén por el mango, y la cadena de complicidades que ha sabido tejer le facilita seguir asesinando con total impunidad.

Pero no podemos quedarnos con esta mala sensación de que NADA SE PUEDE HACER, porque mientras nosotros discutimos, dudamos o nos abochornamos por lo poco y nada que producen nuestras acciones, el monstruo sigue masacrando la vida en Gaza.

Y en este sentido, de no darnos por vencidos, alli está la toma de decisión del presidente Hugo Chávez al expulsar sin contemplaciones al embajador israelí en Venezuela. Mientras Cristina Kirchner y su canciller, o Tabaré Vázquez, o la Bachelet, o el presidente mexicano Calderón, o el fascista Tony Saca, de El Salvador, y la lista es muy larga, no sólo pactan con el sionismo y hablan de «terminar con la violencia de ambos sectores», Chávez procede como lo hacen los auténticos revolucionarios y éstos, se sabe, no especulan con el «qué dirán» los enemigos de nuestros pueblos.
Esa actitud de Chávez, o la del gobierno de Cuba que desde el primer momento juzgó como criminal a la invasión sionista, nos muestran que no debemos cesar con la presión en cada país. Movilizando cada vez más ciudadanos y ciudadanas sensibles a este holocausto, generando redes de solidaridad para romper la presión sionista contra cada gobierno, mostrando con nuestras movilizaciones que no somos pocos los que nos rebelamos contra esta nueva experiencia de terror nazi representada por Israel, perdiendo el miedo que impone el sionismo en los medios, en los trabajos, en las universidades, en los centros sociales,  donde operan generando el fantasma del «antisemitismo» para romper cualquier acción que los deje expuestos como artífices del genocidio.

Si no hacemos todo esto, si no seguimos saliendo a la calle para apoyar a la resistencia palestina, si no nos damos cuenta que esos jóvenes y niños que luchan y mueren por centenares para mostrar que con su valentía y dignidad  están dispuestos a defender a su tierra, no sólo nos sentiremos cada vez peor sino que estaremos expuestos a que el monstruo sionista y su padre tutelar, el imperialismo yanqui, nos pasen por encima de esta o de otra manera, y cuando intentemos reaccionar será indefectiblemente tarde.

Una última impresión para compartir:  podrán asesinar a cientos de palestinos y palestinas, podrán convertir ese territorio en un lugar arrasado con sus bombas de fósforo y uranio empobrecido, pero aquel niño que sobreviva, esa niña que logre salir debajo de los escombros de su casa derrumbada, no lo dudemos, será el o la combatiente que en un mañana muy, pero muy cercano, volverá a levantar la piedra, engrasará su fusil, se atará nuevamente el cinturón con explosivos y saldrá a mostrarle al mundo que Palestina no está vencida, que no han podido con ella, que para bien de la humanidad, allí, hay coraje y sensibilidad suficiente como para seguir la lucha y derrotar definitivamente a quienes hoy generan esta barbarie de sangre y terror.

Carlos Aznares es director de Resumen Latinoamericano.