«8 Horas para trabajar, 8 horas para descansar, 8 horas para vivir». Ese era el lema de de la histórica movilización que hace 130 años dio origen al Día del Trabajo, que celebramos el pasado domingo. Hoy, quienes apostamos por una sociedad justa, igualitaria y plenamente democrática, no debemos sólo preocuparnos por la dignificación del […]
«8 Horas para trabajar, 8 horas para descansar, 8 horas para vivir». Ese era el lema de de la histórica movilización que hace 130 años dio origen al Día del Trabajo, que celebramos el pasado domingo. Hoy, quienes apostamos por una sociedad justa, igualitaria y plenamente democrática, no debemos sólo preocuparnos por la dignificación del trabajo remunerado, sino también por ese otro trabajo invisible, pero fundamental para el sostenimiento de las familias, de la sociedad y, en definitiva, de la vida misma, que son los cuidados. El trabajo que hacían las madres, hijas, hermanas y parejas de aquellos obreros fabriles que a finales del siglo XIX reivindicaban mejores condiciones para una vida que difícilmente podrían haber mantenido si no fuera por quienes limpiaban, fregaban, cocinaban y en definitiva cuidaban de sus familias y hogares.
Hoy, 130 años después, existen 67 millones de trabajadoras domésticas en el mundo de las cuales un 90% están excluidas de la seguridad social. El trabajo doméstico y de cuidados continúa siendo una actividad tremendamente feminizada (el 88% en Europa son mujeres) y tremendamente invisible, que padece además una gran vulnerabilidad, desprotección y precariedad, por no hablar de las situaciones de esclavitud y trata de personas que siguen existiendo en Europa. Sin embargo, imaginemos un mundo en el que nadie cuidase de nuestros ancianos, de nuestras hijas o nuestros enfermos, un mundo en el que nadie cuidara del hogar: sería insostenible. Directamente, el mundo se detendría.
Parece no tener la misma opinión al respecto el señor Óscar Bermán, concejal del Partido Popular en Palafolls, quien trató de insultar a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau diciendo que «…en una sociedad seria y sana estaría limpiando suelos y no de alcaldesa de Barcelona». Al señor Bermán le presentaría a una compañera de la que tendría que aprender grandes lecciones de dignidad: Konstadinka Kuneva, que pasó de limpiadora y sindicalista (agredida con ácido por matones de la empresa para la que trabajaba en Atenas) a eurodiputada de Syriza, y con quien he elaborado el Informe sobre Trabajadoras Domésticas y Cuidadoras en la UE que el Parlamento Europeo aprobó el pasado jueves, a pesar de la abstención del Partido Popular. Se ve que no es sólo una opinión del señor Bermán, sino todo un imaginario político del Partido Popular, español y europeo, marcadamente machista y absolutamente inconsciente: sacar a millones de personas de la economía informal en el sector del trabajo doméstico y de cuidados es también una oportunidad para crear millones de puestos de trabajo decente.
Con esta iniciativa, que plantea entre otras medidas la Ratificación del Convenio 189 de la OIT que contiene los mínimos para la profesionalización de este sector, aspiramos a dar un primer un primer paso para hacer visibles a las invisibles que limpian las casas y cuidan de nuestra gente. A que ellas, también, disfruten de los derechos y conquistas que dieron origen hace más de un siglo al 1 de Mayo como una fecha imborrable en el calendario.
Tania González Peñas es portavoz de Podemos en el Parlamento Europeo y secretaria de Rescate Ciudadano