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Entrevista a Jónatham F. Moriche

«Solo una desobediencia masiva puede ahora salvar la democracia»

Fuentes: Rebelión

-¿Cómo describirías la situación que se está viviendo en España? -La estructura económica española, apuntalada sobre ladrillos-basura e hipotecas-basura, convirtió rápidamente la crisis económica en desempleo, pobreza y exclusión, agravada primero por las durísimas políticas de ajuste del gobierno de PSOE, y luego por las aún más duras del PP. Y ahora, después de cuatro […]


-¿Cómo describirías la situación que se está viviendo en España?

-La estructura económica española, apuntalada sobre ladrillos-basura e hipotecas-basura, convirtió rápidamente la crisis económica en desempleo, pobreza y exclusión, agravada primero por las durísimas políticas de ajuste del gobierno de PSOE, y luego por las aún más duras del PP. Y ahora, después de cuatro años en caída libre y sin ninguna luz en el horizonte, la crisis social desemboca en crisis política, que se intensifica cada día con la impunidad de los especuladores, los recortes de derechos sociales y la represión de las protestas. Estas crisis concéntricas, económica, social y política, se retroalimentan en una especie de círculo vicioso.

– ¿Hay culpables? ¿Solo «políticos y banqueros», como se grita en las manifestaciones de los indignados?

-Son culpables los banqueros y especuladores en general, que la han hecho, casi todos los políticos, que como poco se la han consentido, bastantes medios de comunicación y periodistas, que les han reído el chiste a ambos, y en general ese 0,1% de la población en cuyas manos, gracias a este modelo económico y político neoliberal, se ha concentrado muchísimo dinero y poder. El resto no ha «vivido por encima de sus posibilidades», como pretenden hacernos creer. La mayoría de las familias trabajadoras españolas no han conocido más lujos que tener una vivienda, mandar a los hijos a la universidad y cogerse unas vacaciones quince días al año. Y eso no son lujos, son derechos.

-Sin embargo, sólo un pequeño porcentaje de la población participa activamente en las protestas, ¿por qué?

-Durante 35 años se ha fomentado en España una «democracia de baja intensidad» basada en votar cada cuatro años y desentenderse de todo hasta las siguientes elecciones. La cultura de participación ha sido concienzudamente desmantelada, las asociaciones de vecinos casi han desaparecido, los partidos y sindicatos se han profesionalizado y burocratizado, el periodismo y la cultura en general se han descomprometido. Ahora muchísima gente se siente estafada e insultada por la situación que vivimos, pero no tiene experiencias ni referentes que le sirvan para movilizarse, así que ha tenido que inventarse sobre la marcha su propia forma de hacer política, al margen de instituciones que son formalmente democráticas, pero que han sido vaciadas de capacidad real para oponerse al poder de los mercados y el chantaje de la deuda. Eso es el 15-M, y en ese proceso seguimos. «Vamos despacio, porque vamos muy lejos», como dicen los indignados

-¿Qué te parecen actos de desobediencia civil como los practicados por Sánchez Gordillo en Andalucía y Manuel Cañada en Extremadura?

-Sin desobediencia civil, las mujeres inglesas todavía no podrían votar y los negros seguirían viajando al final del autobús en Estados Unidos. Como dice Manuel Cañada, «la desobediencia de hoy es el derecho de mañana». La desobediencia es una forma de resolución no violenta de conflictos que emplea gente desarmada para enfrentarse al Estado, que sí está armado. Y cuando el Estado responde de modo violento, la desobediencia no responde con violencia a la violencia, sino que trata de neutralizarla con la fuerza del ejemplo y las buenas razones. Ahora, en España, Grecia o Portugal, con las instituciones representativas secuestradas por el poder económico, solo una desobediencia masiva puede salvar la democracia.

-Pero, ¿hay alternativas reales? ¿Hay margen de maniobra para cambiar de rumbo?

-Hay alternativas económicas y el margen de maniobra se conquista con la política, enfrentando la fuerza de la democracia a la fuerza de los mercados. Después de la insurrección popular de 2001, Argentina reestructuró unilateralmente el pago de la deuda, se reindustrializó y reforzó su soberanía respecto de los mercados financieros internacionales, con excelentes resultados: crecimiento económico, reducción de la desigualdad y empoderamiento democrático. Islandia reformó su Constitución para que las deudas de los especuladores no recayeran sobre toda la población, y así han salvado a su país de hundirse en la espiral de recortes y represión en que hemos caído nosotros. Y hay más ejemplos. Si se quiere, se puede.

– ¿No es contradictorio militar en un partido político y participar del 15-M?

-No debería serlo, y si lo es, son los partidos políticos y sus militantes los que tienen que ser humildes y corregir errores y vicios, aprendiendo de lo que está pasando en la calle. El 15-M es el movimiento social más amplio, inteligente y esperanzador nacido en este país desde la Transición. Se equivocan quienes, desde la derecha o desde la izquierda, siguen mirando por encima del hombro a los indignados de las plazas.

-¿Qué opinas de las protestas convocadas para «rodear el Congreso»?

-Una manifestación desarmada ante un Congreso que desde hace cuatro años solo sanciona órdenes llegadas desde Berlín no es una amenaza sino una reivindicación de la democracia. Lo que sucedió después fue una operación de castigo para aterrorizar y desmovilizar a la sociedad civil. Los políticos que dieron las órdenes y los policías que las acataron han delinquido, y muy gravemente, contra derechos fundamentales, y deben ser procesados penalmente por ello. Lo más peligroso es que la represión violenta se está sistematizando y normalizando, como respuesta cotidiana del poder contra cualquier tipo de disidencia por pacífica que esta sea. Y ya sabemos a qué tipo de sociedad conduce eso.

-¿Cómo ves que parlamentarios que están en el Congreso salgan a solidarizarse con manifestantes?

-Si hay coherencia entre lo que esos parlamentarios defienden dentro y lo que la gente está pidiendo fuera, me parece legítimo. Y en una situación de represión violenta, los diputados como autoridad pública pueden ayudar a salvaguardar derechos civiles y dar testimonio de su violación. En realidad, los diputados que me preocupan son los que el 25-S se quedaron en el Congreso y no salieron a intentar impedir que semejante barbarie se consumase.

-¿Gobernará Rajoy cuatro años?

-No. En realidad, ni siquiera ha empezado a hacerlo, se está limitando a escriturar España a nombre de sus acreedores financieros. Gobierna con un programa distinto al que presentó a las elecciones y está pisoteando sistemáticamente derechos sociales y libertades civiles sujetas a protección constitucional. Este gobierno ha violentado su contrato con los electores y ha sobrepasado sus competencias. Debe dimitir. Pero eso no basta. Hay que abrir un proceso constituyente que refuerce nuestra democracia para impedir que algo así, gobierne quien gobierne, pueda volver a suceder.

-¿Y Monago?

-Tampoco. Monago es a Rajoy lo que Rajoy es a Merkel, y al final Extremadura también se gobierna desde Berlín. Si alguna vez Monago tuvo la aspiración de marcar la diferencia, la perdió por el camino. También está gobernando contra su propio programa electoral, y también debe dimitir.

[Una versión ligeramente resumida de esta entrevista se publicó en El Periódico Extremadura, 30/09/2012. Edición digital disponible en http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/vegasaltas/jonatham-moriche-activista-del-15-m-y-militante-de-base-de-iu-en-don-benito-solo-una-desobediencia-masiva-puede-salvar-en-estos-momentos-democracia-_683895.html]

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.