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Tel Aviv, la colonial

Fuentes: International Solidarity Movement

Traducido del francés para Rebelión por Jorge Aldao y revisado por Caty R.

 

El Museo del Irgun reúne una instructiva colección sobre la organización terrorista, sus medios, sus estrategias y sus resultados. El propio edificio es una declaración sin ambigüedades: un Israel moderno y empresarial, en cristal y acero, se levanta dentro de las paredes huecas de una casa árabe, allí donde estuvo el barrio Manshiyeh.

Una carta abierta (1) al Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) firmada, entre otros, por Jane Fonda, Ken Loach y Naomi Klein, dice:

» En 2009, el TIFF anunció que el Festival pondría en marcha su nuevo programa » City to City» poniendo todos los focos sobre Tel Aviv. Según las notas de la programación escritas por Cameron Baile, codirector del Festival y programador del evento City to City: » las diez películas de la edición de 2009 del programa City to City ponen de manifiesto las complejas corrientes que en la actualidad se cruzan en Tel Aviv. Mientras festeja su centenario en 2009, Tel Aviv es una ciudad joven y dinámica que, como Toronto, celebra su diversidad».

El énfasis que se pone sobre la «diversidad» en » City to City » no tiene sentido, dada la ausencia de cineastas palestinos en el programa. Además, esta descripción no pone de manifiesto que Tel Aviv se construyó sobre los pueblos palestinos destruidos y que la ciudad de Jaffa, que era el corazón de la vida cultural palestina hasta 1948, se anexó a Tel Aviv después del éxodo masivo de su población palestina.

El programa oculta el sufrimiento de miles de antiguos residentes y sus descendientes de la región Tel Aviv-Jaffa,  que en la actualidad viven en campos de refugiados en los Territorios Ocupados o dispersos por otros países, entre ellos Canadá.

La presentación selectiva de la fachada moderna y sofisticada de Tel Aviv, sin tener en cuenta el pasado y las realidad es de la ocupación israelí de los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza, es como si hubieran celebrado la belleza y la vida elegante en las comunidades exclusivamente blancas de Ciudad del Cabo o Johannesburgo durante el apartheid, sin reconocer los cantones negros de Khayelitsha y Soweto » .

Estas palabras dan en el clavo, pero hay más. La reputación internacional de Tel Aviv se basa en los mitos que ella misma relata sobre su propia identidad y su historia. Tel Aviv es la antítesis de las colonias, de la «chiflada» Jerusalén, de los fanáticos de Hebrón, es un oasis de razón y tolerancia. Meir Wieselthier, poeta israelí, para expresar la moral «antibelicista» de Tel Aviv, dijo una vez que sólo tomaría las armas si un ejército extranjero estuviera a punto de atravesar el Yarkon (un río a l norte de Tel Aviv).

La idea estrafalaria más de moda con respecto a Tel Aviv es que es inocente. No es una tierra ocupada (habría sido construida sobre dunas ). No tiene nada que ver con el fanatismo que impulsa la violencia de la ocupación. Es laica, joven, hedonista, cosmopolita y diversa. Quizá un poco demasiado materialista. Pero cuando la alternativa es la espiritualidad de alguien como Baruch Goldstein, hasta el materialismo más grosero parece maravillosamente benigno.

Es una buena fábula de rasgos seductores. Pero es falsa. Tomemos primero la cuestión de la diversidad. Aunque el 20% de los ciudadanos israelíes son palestinos, sólo representan el 4,2% de los habitantes de Tel Aviv. Para una gran ciudad, es una falta de diversidad impresionante. Además, la gran mayoría de esos palestinos vive en algunos barrios se gregados en el otro extremo de Jaffa, principalmente en Ajame. A excepción de estos barrios marginados y pobres en los confines de la ciudad, no hay prácticamente ningún árabe en Tel Aviv. Sólo este hecho constituye, sin ninguna duda, un » milagro demográfico » . El porcentaje de árabes, inferior al margen de error, de esta metrópoli mediterránea » diversa » y bulliciosa es más bajo que en París, Ginebra, Londres o Brooklyn.

Esta «diversidad» convierte a Tel Aviv en un raro ejemplo de exitosa limpieza étnica . Hasta su destrucción, Jaffa era un importante centro urbano del Mediterráneo árabe. Actualmente acoge menos de un 1% de palestinos con ciudadanía israelí, es una comunidad marginal y aislada.

Jaffa fue conquistada por las organizaciones paramilitares judías en 1948, y más de 60.000 habitantes se vieron obligados a huir a causa de los bombardeos. Literalmente, los «arrojaron al mar» y obligaron a la mayoría a navegar has ta la Franja de Gaza. Entonces, los conquistadores destruyeron con excavadoras el 75% de la ciudad. Sólo los barrios Ajame y Jebaliah se libraron, con menos de 4.000 palestinos autorizados a quedarse en barrios dejados en el abandono y convertidos en vertederos municipales que se transformaron en zonas de crímenes y tráfico de drogas.

Además confiscaron las viviendas y convirtieron a los palestinos en inquilinos de la agencia inmobiliaria del Estado, Amidar, la cual descuidó las propiedades e incluso impidió que los habitantes las reparasen con su propio dinero. La última vuelta de tuerca de esta historia cruel llegó con nuevo milenio. Como Tel Aviv disfrutaba de un boom inmobiliario especulativo, Ajame comenzó a interesar al sector inmobiliario. El problema era, por supuesto, cómo desembarazarse de los inquilinos.

La ingeniosa solución de Amidar fue imponer multas a dichos inquilinos por haber mejorado sus hogares, proponiéndoles luego olvidar dichas multas a cambio del abandono de sus viviendas. (Leer, de Jonathan Cook: Le «projet de rénovation» de Jaffa vise l’expulsion des Palestiniens (El «proyecto de renovación» de Jaffa tiene como objetivo la expulsión de los palestinos).

Otra parte de la ciudad, la Ciudad Vieja, que sufrió una limpieza étnica total y en la que se destruyeron la mayoría de los espacios urbanos, con la única excepción de la muralla exterior y algunos sitios cristianos, se ha transformado en un lugar de atracción turística y vida nocturna.

Los nombres originales árabes de las calles se han borrado, y el gobierno municipal de Tel Aviv se siente feliz informándonos de que «los callejones de la antigua Jaffa se han bautizado con los signos del zodíaco y en ellos podemos encontrar galerías de arte y tiendas judías, talleres de joyeros y de artistas famosos» .

En esa propaganda turística, usted buscará en vano la más mínima mención al pasado de Jaffa y a su desaparición. La visita de Napoleón es el único acontecimiento histórico que merece señalar a los turistas; el rastro del paso fugaz de un blanco célebre es más importante que toda la historia local. Tampoco se menciona que la estancia de Napoleón incluyó treinta horas de c arnicería y violaciones a la población civil local, seguidas de la matanza de 4.500 prisioneros de guerra. Esto, por lo visto, no forma parte de la historia, ya que no les ocurrió a los judíos europeos.

Las galerías de arte, propiedad es de los palestinos desposeídos, fueron distribuidas por el Estado entre los artistas israelíes. Bastaba con rellenar un formulario para obtener una . Así se instalaron los intelectuales y los «bobos» (2) de Tel Aviv, cómplices de la limpieza étnica de Palestina e inconmovibles partes interesadas en la preservación del Estado judío.

Tarde o temprano, alguien hará la lista de esos ejemplos de moralidad, la mayor parte pertenecientes al » campo de la paz «, que aceptaron estos regalos. Pero me gustaría mencionar aquí un nombre célebre que es un emblema.

Dan Ben-Amotz fue un «bobo» de primera generación y escritor (miembro de la unidad de élite Palmach en 1948), que personificó de muchas maneras la identidad de la rama laica de Tel Aviv, e incluso desempeñó un papel importante en su creación .

Era un hombre apuesto, una celebridad, estuvo en Hollywood, se hizo amigo de Marlon Brando, participó en películas israelíes, entre ellas una de las más críticas que se han filmado nunca en Israel sobre el sionismo (A hole in the Moon, de Uri Zohar), escribió largas novelas sobre sus hazañas sexuales, fue un pionero de la vida nocturna de Tel Aviv, estudió la jerga y las groserías hebreas, fue un «antiguerra» antes de que se pusiera de moda, ridiculizó la Shibboleth (3) de Israel en nombre de la libertad de expresión y encarnó la fórmula «haz el amor, no la guerra» .

El nacionalismo y el fanatismo religioso también estaban tan lejos de su forma de pensar como la nuez de coco de la dieta esquimal. La vestimenta preferida de su primera mujer, cristiana, era la galabieh árabe. Además de ser una personalidad inevitable de Tel Aviv y un símbolo de su corriente anarquista e individualista, Ben-Amotz también participó en la creación del mito de Tel Aviv. En 1980, fue coautor de una obra de teatro que conmemoraba el establecimiento de la primera «ciudad hebrea» .

Yosef Rachelski, crítico cultural israelí, dijo de él que era uno de los dos iconos culturales más influyentes en el Israel de los años 60; el otro era Moshe Dayan.

Ben-Amotz vivía en una casa árabe, en la Ciudad Vieja de Jaffa, con vistas al Mediterráneo; también era propietario de un inmueble comercial de gran valor en el sector que los conquistadores habían destruido. Después de su muerte estalló un escándalo de rumores acerca de sus costumbres sexuales, no siempre consensuadas . Pero nunca hubo escándalos sobre sus transacciones inmobiliarias, también, aparentemente, no siempre consensuadas. El disfrute insolente y despreocupado del sistema racista que ridiculizaba es un símbolo de la relación laica y hedonista de Tel Aviv con el sistema de apartheid de Israel.

Como afirma el arquitecto Sharon Rotbard, autor de un libro magistral que hurga en la historia escondida de Tel Aviv, y del que usted tendrá una idea por el párrafo que plagio aquí sin problemas:

«Tel Aviv no nació de la arena. Nació de Jaffa. Sin embargo, su actitud frente a Jaffa recuerda la actitud cristiana frente al judaísmo, incluidos los elementos violentos y contradictorios de nacimiento y matricidio, de continuidad y separación, de herencia y apropiación, de borrado y enmascaramiento, de culpabilidad y disculpas .

Desde que nació el primer barrio judío de Neve Tzedel de las entrañas de la «Novia del Mar» (sobrenombre que dan los israelíes a Jaffa, N. de T.), en los años 80 del siglo XIX, Tel Aviv jamás ha dejado de huir de Jaffa y de perseguirla .

La guerra de [creación de la] «ciudad blanca» para conquistar el espacio histórico y simbólico de la metrópoli, es la guerra de Tel Aviv contra Jaffa y su hija biológica y nuera… Para crear esta Tel Aviv de calles y tiendas e inventar la normalidad de una casa, de un patio y de una escalera, Tel Aviv e rradicó todo un espacio [urbano].

Conquistó Jaffa y a sus hijas, las vació de sus habitantes, aniquiló sus barrios, sus pueblos, sus caminos y sus paisajes, destruyó lugares, casas, calles, monumentos públicos… Al hacerlo, Tel Aviv borró la memoria de Jaffa. La guerra no acabó con la conquista de 1948 y el exilio de los habitantes. Continúa hasta hoy. Aunque Jaffa sea una ciudad muerta, Tel Aviv sigue torturando su cadáver

Desde sus comienzos como ciudad separada de Jaffa, y en su construcción cultural, étnica y ahora histórica de «ciudad blanca», Tel Aviv se construyó en oposición a Jaffa, como una separación de Jaffa, como una negación dialéctica de Jaffa.

Para Jaffa, esta relación dialéctica no fue menos catastrófica. Mientras Tel Aviv se construía también destruía y borraba Jaffa, configurándola como su p ropia negación -una ciudad en la noche, abandonada, criminal, sucia, en ruinas y negra (4) » .

Finalmente, tenemos la cuestión de las fechas y los orígenes. ¿Dónde empieza? ¿Cómo elegir su año cero? ¿Qué significa, por ejemplo, contar la historia de los americanos a partir de 1492? ¿Que significa la fecha de 1909 como «fundación» de Tel Aviv? ¿Por qué es exactamente 1909 su año de nacimiento? ¿Es el comienzo del hábitat urbano que actualmente es Tel Aviv- Yafo?

No, porque Jaffa sigue ahí y porque Jaffa fue absorbida por Tel Aviv- Yafo, la historia del urbanismo en este sector no comienza en 1909.

¿Es la celebración de la presencia judía? No. Dejando a un lado la cuestión de por qué la moderna ciudad » diversa » debería ser aclamada sobre la base de una sola identidad étnica, los judíos siempre han vivido en Jaffa.

Entonces, ¿se trata de la primera colonia judía organizada en el sector? No. Neve Tzedek fue fundada en 1887 por los palestinos judíos de Jaffa. Kerem Hateimanim se estableció en 1905. Los judíos de Jaffa y del Yemen crearon los barrios judíos cerca de J affa porque Jaffa estaba superpoblada. Esos barrios judíos de Jaffa se incorporaron después a Tel Aviv y dejaron que se convirtieran en tugurios, como un castigo simbólico por su culpable proximidad a Jaffa, tanto desde el punto de vista geográfico como cultural.

Durante el mismo período, los m usulmanes crearon un gran barrio esencialmente musulmán en el norte de Jaffa, Manshiyeh, que fue totalmente arrasado en 1947 (en la actualidad, sólo queda una mezquita, cerca de un aparcamiento llamado » Los conquistadores «).

 

1909 es una fecha arbitraria, elegida principalmente, según Sharon Rotbard, con la excusa fácil de la existencia de una fotografía conmemorativa de la entrega de tierras para la creación del barrio Ahuzat-Bait .

Lo que distingue a este barrio, no sólo de Jaffa y de los pueblos palestinos, sino también de los viejos barrios judíos, es que fue creado por judíos europeos blancos. Sobre la base de esta distinción se ha escrito la historia de Tel Aviv y se la ha convertido en el mito de la ciudad creada sobre las dunas, separada de los nativos y, por lo tanto, paradójicamente pura e inocente de la sangrienta historia del apartheid.

Los principios de segregación que condujeron al régimen de apartheid se convierten así en el fundamento de una afirmación de inocencia con respecto a dicho apartheid. ¡Tel Aviv es inocente porque es una ciudad europea pura!

Los acontecimientos que celebran el nacimiento de Tel Aviv en 1909 no son únicamente un homenaje inoportuno a la capital financiera del Estado de apartheid. Tampoco son un intento de blanquear la masacre de la franja de Gaza. Porque también son la ocasión para legitimar el colonialismo por medio de la conmemoración de la llegada de los europeos blancos a Oriente.

Al festejar a Tel Aviv, especialmente afirmando el derecho a separar la ciudad del conflicto, y confirmando de esta manera su imagen de inocencia y «diversidad», los tutores europeos pueden rendir un homenaje al colonialismo y justificar su papel en sus propias sociedades.

(1)

Carta abierta al festival internacional del film de Toronto , 2-9-2009 (en francés) .

La carta abierta, en inglés, con la lista de firmantes .

(2) Bobo: Contracción de bourgeois-bohème, es decir, burgués-bohemio

(3) Shiboleth: Palabra hebrea que designa una frase o una palabra que sólo puede ser utilizada o pronunciada correctamente por los miembros de un grupo. Por extensión se aplica a una jerga especializada. En todos los casos señala la pertenencia de una persona a un grupo. Dicho de otra manera, un shiboleth representa un signo de reconocimiento verbal (diccionario en línea Babylon) .

(4) » White City, Black City «, publicado en 2005, en hebreo, p. 126.

Nota del ISM ( Int ernacional Solidarity Movement) 

La alcaldía de París, que nunca se queda corta cuando se trata de mostrar su indefectible adhesión a la criminal entidad sionista, se prepara también para «celebrar el Centenario de Tel Aviv, del 4 de noviembre al 6 de diciembre de 2009» . Brinda su apoyo, entre otras cosas, con una exposición que se celebrará en la Cité Internationale d es Arts , del 13 de octubre al 17 de noviembre, titulada: «La Ciudad Blanca, el movimiento moderno en Tel Aviv», en el marco de la temporada «100% Tel Aviv» del centenario de la creación de la ciudad. Seguramente tendremos la oportunidad de volver sobre esta «celebración» del colonialismo, de la limpieza étnica, del apartheid y del crimen de guerra impune .

Traducido del inglés al francés por MR para ISM.

En inglés: http://jewssansfrontieres.blogspot.com/2009/09/colonial-tel-aviv.html

En francés:  http://ism-france.org/news/article.php?id=12668&type=analyse&lesujet=Sionisme