Recomiendo:
0

Washington gruñe, París se somete

Tel Aviv pisotea a sus aliados

Fuentes: Le Monde Diplomatique

Cada vez son más las autoridades estadounidenses, sorprendidas por el trato dispensado por Bejamin Netanyahu a la relación bilateral, que afirman que la política israelí influye en el aumento del número de sus soldados muertos. En el mismo sentido, Francia sufre el desprecio de Tel Aviv pese al giro pro-israelí de su política.

En diciembre de 2009 la policía israelí rodeó el Centro Cultural Francés de Jerusalén: buscaba interpelar a los responsables palestinos que se encontraban allí. El 22 de junio de 2009, militares israelíes sacaron de su vehículo diplomático a la directora del Centro Cultural Francés de Naplusa, la arrojaron al suelo y la apalearon; uno de ellos le gritó: «Puedo matarte». Durante la ofensiva contra Gaza, en enero de 2009, el domicilio del agente consular francés Majdi Chakkoura fue saqueado por soldados israelíes que robaron dinero y joyas. Ese mismo mes, el automóvil del Cónsul General de Francia sufrió disparos de «advertencia». El 11 de junio de 2008, Catherine Hyver, Cónsul Adjunta de Francia en Jerusalén, fue retenida durante diecisiete horas en condiciones degradantes en un puesto de control de la Franja de Gaza.

Para su «amigo» Nicolas Sarkozy, el primer ministro Benjamin Netanyahu se había comprometido a facilitar la reconstrucción del hospital Al-Qods en Gaza: ahora bien, Israel continúa bloqueando la entrada de los materiales necesarios en nombre de la seguridad, por supuesto, y está paralizada la construcción de un nuevo centro cultural. Quizás haya que alegrarse: ese edificio no será destruido por el ejército israelí durante su próxima ofensiva, como pudo hacerlo con decenas de construcciones e infraestructuras erigidas con la ayuda de la Unión Europea. Un ejemplo es el aeropuerto internacional de Gaza, cuya destrucción en 2001 fue condenada por la UE, quien, a pesar de haber anunciado que le demandaría compensaciones a Israel, aún no lo ha hecho.

Ninguna de esas humillaciones infligidas a representantes de Francia dio lugar a una reacción especial por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país (1). Fue necesario que el 19 de enero de 2010 el Mossad utilizara en Dubai pasaportes franceses en el asesinato de un dirigente de Hamas para suscitar una tímida invitación del encargado de Relaciones Exteriores israelí a París. ¿ Osarán acaso, como los ingleses, expulsar a los diplomáticos israelíes?

Apoyo sin condiciones

Aparentemente, el gobierno francés se acostumbró a tragarse muchos sapos israelíes. En su visita a Israel en noviembre de 2009, el ministro de Asuntos Exteriores y Europeos francés Bernard Kouchner aceptó reunirse con su homólogo Avigdor Lieberman -un hombre cuyas posiciones, si hubiera sido austríaco o italiano, habrían sido denunciadas como racistas y fascistas-. Kouchner declaró que la construcción de 900 viviendas en Gilo (Jerusalén) no era «política ni tenía que obstaculizar la reanudación de las negociaciones» (2). No había levantado la voz contra el bloqueo del material destinado a reconstruir el hospital de Gaza bajo la égida de Francia ni protestado contra la imposibilidad de que los becarios de este enclave fueran a estudiar Francia. También permaneció en silencio ante las dificultades de todo el personal extranjero de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que trabajan en los territorios palestinos, al aplicarse una «nueva política» israelí de visas. Para coronarlo todo, Kouchner se inclinó ante la imposición de las autoridades de ocupación y renunció a visitar Gaza.

Sometido a la misma prohibición en marzo de 2010, su homólogo irlandés Michael Martin tuvo el coraje de visitar Gaza pasando por Egipto. Luego escribió: «Es evidente que la Unión Europea y la comunidad internacional deben aumentar la presión para terminar con el bloqueo y abrir los puestos de control para normalizar las relaciones comerciales y humanitarias» (3).

«Presionar a Israel», una expresión desconocida por el presidente Sarkozy. ¿El bloqueo de Gaza continúa, la colonización se extiende, las negociaciones están en un callejón sin salida? Qué importa, sigamos adulando a Netanyahu y haremos de él un pacifista… Así, en diciembre de 2008, por iniciativa de la presidencia francesa, la Unión Europea decidió «profundizar» sus relaciones con Israel (4); menos de tres semanas después, su ejército se lanzó al asalto de Gaza. El presidente francés cubrió la operación afirmando que Hamas había roto la tregua. Sin embargo, una simple consulta del sitio del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, que inventariaba los disparos de cohetes, señalaba que se había respetado la tregua hasta el 4 de noviembre pasado, fecha en la cual el ejército israelí la había roto mediante una operación mortífera.

Mientras las escuelas de Gaza y las miles de viviendas destruidas no pueden ser reconstruidas (está prohibida la importación de cemento), el embajador de Francia en Israel, Christophe Bigot, se interroga doctamente sobre el empleo de la palabra bloqueo que, según él, debería «ponerse entre comillas dado que, después de todo, hay productos que entran a Gaza por túneles o por Israel» (5). En diciembre de 2009 Bigot, de quien nunca se sabe cuándo representa a Francia en Israel y cuándo a Israel en Francia, se lanzó al asalto de una audaz propuesta sueca de declaración de la Unión Europea. En una entrevista explicó las reservas de París: «En primer lugar, la declaración debería tomar en cuenta la decisión positiva (¡sic!) de Benjamin Netanyahu de congelar parcialmente la construcción de colonias. Deberíamos saludar la decisión, aun si no responde a todas nuestras expectativas» (6).

Ayuda indirecta a Al Qaeda

Ahora bien, la colonización en Jerusalén no sólo continúa, sino que apenas está «limitada» (por diez meses) en Cisjordania, donde Israel proseguirá con la construcción de 3.000 viviendas. En 2009, la población de colonos aumentó en 10.000 almas, superando las 300.000 personas… Más que dar instrucciones contra la entrada ilegal de productos de las colonias al mercado francés, como impone la legislación europea -y como acaba de confirmarlo la Corte de Justicia de la Unión Europea en una sentencia del 25 de febrero pasado-, París prefirió perseguir a los promotores de la Campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel: un comunicado del 12 de febrero pasado de la Dirección de Asuntos Penales y Medidas de Gracia del Ministerio de Justicia de Francia ordena a los procuradores generales de la Cámara de Apelaciones organizar una «respuesta coherente y firme frente a esas actuaciones» y dar cuenta de «la ejecución de las presentes instrucciones» (7). ¿Independencia de la justicia?

París obtendrá una «atenuación» del texto propuesto por Suecia -no se mencionará a Jerusalén-Este como capital del Estado palestino, sino a Jerusalén como capital de dos Estados-, y el concepto de «soberanía» del Estado palestino desaparecerá a favor del de «continuidad territorial».

En los años 1970, el entonces secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger definía irónicamente los principios de negociación del gobierno israelí: «Si usted está de acuerdo con ellos en un 95%, entonces es un peligroso antisemita».

No faltan acusaciones semejantes contra el presidente Barack Obama, quien no cambió la política estadounidense pero sí su discurso. La crisis que originó la visita del vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden a Israel a mediados de marzo de 2010 -un hombre a quien le gusta decir que no es necesario ser judío para ser sionista- y la bofetada que se le infligió por el anuncio de la construcción de 1.600 viviendas en Jerusalén-Este, parecen hoy olvidadas. Lo que no deja de demostrar la poca obediencia de Tel Aviv a su padrino estadounidense.

Al declarar ante el Senado el 16 de marzo pasado, el general David Petraeus, responsable del Central Command, que supervisa toda la política militar estadounidense en Medio Oriente, declaró que las hostilidades entre Israel y sus vecinos alimentan los sentimientos anti-estadounidenses, lo cual es explotado por Al Quaeda e Irán (8). El vicepresidente Biden también declaró ante Netanyahu que su política ponía en riesgo las vidas estadounidenses en Irak y en Afganistán.

Estrategias de distracción

Ni esta posición del Pentágono ni las humillaciones sufridas parecen, sin embargo, afectar la política de Estados Unidos. No hay dudas incluso de que la reanudación de las negociaciones indirectas entre palestinos e israelíes no tendrá ningún efecto concreto. Como lo subraya cínicamente Robert Satloff, director del Washington Institute for Near East Policy, un think tank vinculada al lobby pro-israelí, «ningún observador serio cree en una escalada en el corto plazo, pero esta diplomacia activa y en movimiento permite acallar las críticas y a los escépticos que buscan crear problemas. Más aun, le permite a la administración priorizar la emergencia internacional por sobre la cuestión iraní» (9). Dicho con mayor simplicidad, distraigamos al público con un «proceso de paz» y preparemos la guerra contra Irán; tan sólo después se podrá llegar a un acuerdo con los palestinos. Un discurso que los dirigentes israelíes sostienen desde hace décadas, cambiando únicamente el nombre del enemigo -Egipo, Irak y ahora Irán-. Es indudable que Obama quiere encontrar una solución al drama palestino, más aun que el propio gobierno israelí. La pregunta que se le plantea a Francia y a la Unión Europea es cómo contribuir.

En junio de 1980, la Comunidad Económica Europea adoptó la famosa declaración de Venecia. Ratificada especialmente gracias a los esfuerzos de Francia, pedía el legítimo reconocimiento de los derechos palestinos, confirmaba el rechazo europeo a la colonización y a cualquier iniciativa tendiente a cambiar el estatus de Jerusalén, y llamaba a asociar a la Organización de Liberación Palestina (OLP) a la negociación. Ese texto fue inmediatamente rechazado por el gobierno de Estados Unidos y el gobierno israelí, que denunciaba la inclusión de los «SS árabes» en el proceso de paz. Trece años más tarde, en 1993, el gobierno israelí reconocía la OLP; Europa había abierto la vía. Pero se trataba de otra época, aquella en la que Francia todavía osaba tener una política exterior…

Notas:

1 Véase, entre otros: Claude Angeli, «Kouchner fait profil bas en Israel», Le Canard enchaîné, París, 25-6-08; Jean-Pierre Perrin, «La France humiliée par Tsahal», Libération, París, 25-6-09; Gilles Paris, «Le 15 juillet à Gaza», Le Monde, París, 17-7-09.

2 Véase el blog Nouvelles d’Orient, 19-11-09, http://blog.mondediplo.net

3 «Gaza a year later», International Herald Tribune, París, 5-4-10.

4 «L’Union européenne capitule devant Israël», Nouvelles d’Orient, Op. Cit ., 10-12-08.

5 Citado por Claude Angeli, «Le ‘porte-voix’ de l’Elysée à Tel-Aviv», Le Canard Enchaïné, 21-10-09.

6 «Paris comes out against Swedish plan», The Jerusalem Post, 3-12-09.

7 Leer el texto integral de la carta en Nouvelles d’Orient, Op. Cit. , 18-3-10.

8 Véase, por ejemplo, Paul Woodward, «Israel is putting American lives at risk», blog War in context, 16-3-10. Véase también Mark Perry en el sitio de Foreign Policy, 13-3-10.

9 «Biden’s Israel Visit and Its Aftermath», Policy Watch, The Washington Institute for Near East Policy, Nº 1.642, Washington, 15-3-10.

Alain Gresh. Director Adjunto de Le Monde diplomatique S.A., París.

Fuente: Le Monde diplomatique, Abril 2010, edición Cono Sur.

Traducción: Teresa Garufi