La escritura surge por la necesidad de intercomunicación entre la gente reemplazando al habla.
Entre los quechuas del Tahuantinsuyo había varias formas de representar percepciones, pensamientos y conocimientos. Hasta nuestra época han llegado dos: los khipu y los tukapu. La raíz de khipu, (khi) significa “hacer hebras de hilo”; a esta raíz se suma la partícula pu que quiere decir «representar a otro»; de este modo es muy posible que signifique “hacer hebras de hilos para representar otra cosa.”
A su vez, la raíz de tukapu, que etimológicamente viene del verbo tukay (surgir) está relacionada con el nombre de los reyes ayarmaca “Tukay Kapaq”, que reinaron en el Cuzco antes de los Incas, de los cuales fueran vecinos y rivales. Tukapu designaría una clase de tejido utilizado por la nobleza ayarmaca. Asimismo, a la raíz de tuka se añade la partícula pu, y así, tal vez se refiera a “grafismos que representan un modelo del mundo”, modelo adoptado por incas y ayarmacas.
Los khipu son nudos de diferente tamaño y color que informaban, de que se conoce hasta hoy, sobre situaciones concretas, cuentas y distribución de productos. Corresponden a una escritura “objetual”, basada en cosas tangibles.
Más adecuados a la comunicación, son los tukapu, conjunto de cuadrados, polícromos; ordenados por filas y columnas, tejidos o bordados en las vestimentas regias, que encerraban símbolos geométricos y estructuraban un código gráfico de figuras mitopoéticas sobre el cosmos, de acuerdo a una particular simbología generalizada. Así, por ejemplo, el cuadrado especificaría geométricamente al mundo, ordenado y organizado; la escalera, a la oposición de cielo e inframundo; la cruz, el centro y las direcciones del espacio; el triángulo; los valores divinos y humanos; los cuadrados blancos y negros tendrían como referente a la dinastía Inca; la cruz con los extremos doblados ha sido interpretada como símbolo solar, etc.
Los tukapu han despertado la atención de muchos científicos, pero poco o nada se ha dicho sobre dos aspectos importantes: el primero se refiere a que las figuras de los tukapu no siempre están en un solo orden; estos cambios tendrían la intención de dar nuevos sentidos al mensaje. Otro aspecto: algunos símbolos se transforman en otros, se duplican o se dividen, abriendo la posibilidad a la formación de números o sílabas. La escritura de las vestimentas reales eran ideogramas complejos que informaban acerca de todo un conjunto de ideas unidas por un determinado sentido.
Ni ayamarcas ni incas llegaron a articular la escritura en elementos gramaticales, pero transmitían la articulación del pensamiento. Las figuras que hacían no son simples dibujos sino representaciones de conceptos que reproducen el lazo objetivo entre los objetos y los fenómenos reproducidos.
Viracocha Inca, según Martín de Murúa, había ordenado que los maestros enseñasen “por figuras”, reconociendo así la función comunicativa de los tukapu.
Bibliografía consultada:
-Árbol del Mundo, Diccionario de Imágenes, símbolos y términos mitológicos. Colección Criterios. Rusia en el pensamiento actual. Casa de las Américas Ueac, La Habana, 2002
-Cabill, David. El rostro del inca perdido. La virgen de Loreto, Tukay Capac y los ayarmacas en el Cuzco colonial. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 2005
-De Murúa, Martín, en Historia del Perú Antiguo, de Luis Valcárcel. Tomo III, Editorial Juan -Maria Baca. Lima, 1964, pag.164
-Espinosa Soriano, Waldemar. Los Incas. Ediciones Inkamaru. Lima, Perú, pag., pg.35-36
-Guamán Poma de Ayala, Phelipe. El Primer Nueva Crónica y Buen Gobierno. México, Siglo XXI. México [1613] 1980, pag. 63
-Gentile, Margarita. Tucapu: unidad de sentido en el lenguaje grafico andino. Museo de la Plata, 2010 .
-Spirkin, A. El origen de la conciencia humana. Editoriales Platina/Stilograf. Buenos Aires, 1965
Ileana Almeida: Filóloga, profesora universitaria y escritora. Entre sus libros figura Mitos cosmogónicos de los pueblos indígenas del Ecuador.
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