Jawhar y Adam, de 19 y 17 años, no podrán volver a jugar al fútbol. Mientras regresaban a casa tras su entrenamiento, fueron disparados en los pies y golpeados por el ejército israelí en el checkpoint que deben atravesar. La FIFA y el COI deben tomar medidas ante un régimen que imposibilita sistemáticamente cualquier desarrollo […]
Jawhar y Adam, de 19 y 17 años, no podrán volver a jugar al fútbol. Mientras regresaban a casa tras su entrenamiento, fueron disparados en los pies y golpeados por el ejército israelí en el checkpoint que deben atravesar. La FIFA y el COI deben tomar medidas ante un régimen que imposibilita sistemáticamente cualquier desarrollo del deporte palestino. La campaña Tarjeta Roja Contra el Racismo Israelí lanzó una recogida de firmas para suspender la afiliación de Israel a la FIFA.
Se llaman Jawhar Nasser Jawhar, de 19 años y Adam Abd al-Raouf Halabiya, de 17. Una vez fueron jugadores de fútbol en Cisjordania. Nunca volverán a practicar deporte de nuevo. El 31 de enero, Jawhar y Adam estaban regresando a su casa después de un entrenamiento en el estadio Faisal al-Husseini cuando fueron disparados por fuerzas israelíes al aproximarse a un checkpoint. Después de que se les disparara varias veces, fueron atacados por perros del checkpoint y golpeados. Jawhar recibió diez balazos en el pie. Adam, uno en cada pie. Tras ser trasladados desde un hospital de Ramallah al King Hussein Medical Center en Ammán, recibieron la noticia de que el fútbol ya no formaría parte de su futuro (la patrulla de fronteras israelí sostiene que los dos jóvenes iban a lanzar una bomba).
Éste es solo el último caso de persecución de futbolistas palestinos por parte del ejército y las fuerzas de seguridad israelíes. A lo largo de los últimos cinco años, la realidad a la que se han tenido que enfrentar varios miembros de la selección palestina ha sido la muerte, las heridas o el encarcelamiento. Imagina simplemente lo que pasaría si alguno de los jugadores de élite de la selección española del mundial hubiera sido encarcelado, disparado o asesinado por otro país, ¿hasta dónde habría llegado la indignación de los medios de comunicación internacionales? O si algún país disparara en los pies a jóvenes futuras promesas del fútbol de Brasil. Sin embargo, desgraciadamente, estos hechos acaecidos en los checkpoints no han recibido mucha atención en la sección de deportes ni en otras.
Se ha escrito mucho sobre los efectos psicológicos de este tipo de persecución sobre la población de los territorios ocupados. El deporte representa una vía de escape, alegría y comunidad y la selección palestina constituye una importante fuente de orgullo para un pueblo al que no se le reconoce su nación. Atacar a los jugadores es atacar la esperanza de que la selección nacional tenga alguna vez un hogar.
La selección nacional palestina, formada en 1998, ocupa el puesto 144 del mundo según la clasificación de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). Nunca han estado por encima del 115. Según las contundentes declaraciones del presidente de la Asociación de Fútbol Palestino, los problemas tienen su origen en «el empeño de la ocupación en destruir el deporte palestino«.
Durante el último año, y respondiendo a la persecución sistemática en contra del fútbol palestino, al-Rajoub ha tratado de unir fuerzas para imponer a Israel una sanción definitiva y, según sus palabras, «pedir que se expulse a Israel de la FIFA y del Comité Olímpico Internacional». Al-Rajoub afirma que ya cuenta con el apoyo de Jordania, Qatar, Irán, Omán, Argelia y Túnez y promete que se unirán más países. Tiene la oportunidad de aprovechar la reunión regional del 14 de marzo de estados árabes para recabar más apoyos. También se ha comprometido a formalizar su resolución cuando todos los miembros de la FIFA se reúnan en Brasil.
El papel de Qatar, sede del mundial de fútbol del 2022, merece una especial atención. Siendo el primer Estado árabe en alojar el campeonato, está en el punto de mira por la muerte de cientos de trabajadores de la construcción nepalíes en sus manos. Con el aumento de este tipo de críticas, Qatar necesita todo el apoyo que pueda reunir en la FIFA. El que decida finalmente si el camino para lograr ese apoyo pasa por enfrentarse o acercarse a Israel será algo fascinante.
Por su parte, Sepp Blatter reconoce claramente el hecho de que hay un problema en la forma en la que el Estado de Israel trata a los atletas palestinos. A lo largo del año pasado, ha tratado de mediar en este tema convocando un comité de autoridades israelíes y palestinas para ver si se podía llegar a algún tipo de acuerdo sobre los checkpoints y las restricciones que impiden a los atletas palestinos la salida (y a los entrenadores, asesores e instructores la entrada) de y hacia Cisjordania y Gaza. Al-Rajoub no ve que se haya producido ningún progreso. Según sus declaraciones, «así es como se comportan los israelíes y no veo ningún indicio de que estén recargando sus baterías mentales. No hay ningún cambio real. Somos miembros de la FIFA y tenemos los mismos derechos que el resto de miembros».
Los disparos en los pies de Jawhar y Adam han provocado una situación delicada e imposible. Las instituciones deportivas como la FIFA o el COI siempre se muestras cautelosas a la hora de estableces líneas rojas respecto a la conducta de las naciones miembro. Sin embargo, la persecución deliberada a jugadores es algo que, incluso en los pasillos del poder, se considera imposible de ignorar. Mientras Israel siga sometiendo a los atletas palestinos a detenciones y violencia, su sitio en la mesa del deporte internacional no dejará de ser inestable.
Fuente: After Latest Incident, Israel’s Future in FIFA Is Uncertain.
Traducción de BDS Madrid.