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Tres breves (no tan breves) nada veraniegos, un pensa-miento de Gustavo Duch y un anexo urgente de urgencias

Fuentes: Rebelión

1. Mientras leo, con sensaciones y sentimientos ciertamente contrapuestos, «El hombre que amaba a los perros» de Leonardo Panura [un ejemplo, entre muchos otros posibles, de mis incertidumbres: «El sueño estrictamente teórico y tan atractivo de la igualdad se había trocado en la mayor pesadilla autoritaria de la historia cuando se aplicó a la realidad, […]


1. Mientras leo, con sensaciones y sentimientos ciertamente contrapuestos, «El hombre que amaba a los perros» de Leonardo Panura [un ejemplo, entre muchos otros posibles, de mis incertidumbres: «El sueño estrictamente teórico y tan atractivo de la igualdad se había trocado en la mayor pesadilla autoritaria de la historia cuando se aplicó a la realidad, entendida, con razón (más en este caso), como el único criterio de verdad. Marx dixit» (p. 410), las cursivas son mías], llega la noticia a través de la Fundación Andreu Nin del fallecimiento de Ira Ketley, la hija del revolucionario comunista catalán.

Ira Ketley murió el pasado 26 de julio en Estados Unidos, a los 88 años de edad. El secuestro, tortura y asesinato de su padre durante nuestra guerra civil sigue siendo una página trágica (imborrable, imperecedera, imperdonable, inadmisible), envuelta todavía en oscuridades, de la historia del movimiento comunista internacional.

2. En Mataró, una población cercana a Barcelona, un anuncio denuncia en una valla los neoliberales recortes, presentados como inevitables, en la sanidad pública catalana. Casi ochocientos ciudadanos, 784 para ser exactos, han financiado el anuncio. Reza así en sus letras mayúsculas: «En Mataró no te pongas enfermo». Se oponen a los recortes en el Hospital de Mataró y a la supresión de los CAPS en la comarca del Maresme. Los recortes en sanidad, concluyen con razón, perjudican por igual a pacientes y trabajadores.

Por su parte, los l@s trabajador@s del Hospital de Bellvitge de Barcelona-Hospitalet, uno de los grandes hospitales catalanes, piden que se difunda este comunicado: «[…] llevamos 3 meses luchando en Defensa de la Sanidad Pública, y contra los descabellados recortes que el Gobierno de CIU está imponiendo en todo el sector. Durante 16 semanas los miércoles el personal del Hospital hemos salido en manifestación y hemos cortado la Gran Vía».

En Bellvitge, prosiguen, se han cerrado 300 camas y quirófanos y se han dejado de realizar alrededor de unos 700 contratos para cubrir vacaciones y jubilaciones. «La dinámica del Hospital se está deteriorando desde la Dirección a marchas forzadas no respetando protocolos de infecciones intrahospitalarias ni los protocolos de confort (pacientes que están en sus últimas horas)». Temen, este es uno de los nudos cada vez más visibles de la situación de la sanidad catalana dirigida por un conseller ex jefe de la patronal privada de las mutuas, «una puesta en marcha de un plan de desprestigio del Hospital, para en breve (en cuanto aprueben la Ley Omnibus) tener argumento para que desde la Gestión Privada vengan a «rescatar el Hospital».

Temen también que las camas que se han cerrado no se vuelvan a abrir. Recuerdan que «a las compañeras de limpieza de la empresa Clece les han hecho un ERE». La tercera semana de julio, en el corte de la Gran Vía barcelonesa, los mossos (¡ay los mossos!), grisáceos, amenazaron con contundencia: si eran tan poca gente, ¡300 personas!, empezarían a abrir expedientes.

Se necesita por ello «mantener las concentraciones todo el verano, puesto que los ataques se mantienen, la ofensiva por parte de la Dirección del centro y de CIU no se toman vacaciones». Por otra parte, se necesita seguir «porque hay intereses varios de dejar morir las concentraciones y que cualquier día no se pueda cortar la Gran Vía por parte de l@s trabajador@s». Por todo lo anterior, hacen un llamamiento URGENTE a «tod@s l@s usuari@s de la Sanidad Pública a unirse a las concentraciones de los miércoles en el Hospital de Bellvitge, a las 13h en la puerta».

3. Una carta abierta que vale la pena leer. Está escrita por el trabajador de un ambulatorio y está dirigida al senyor Prat, el Director General de los Mossos D’Esquadra de Catalunya. Está fechada el 27 de julio de 2007. Se insiste en lo evidente, y no por ello menos necesario y verdadero, en la confluencia de intereses y finalidades entre usuarios y trabajadores de la sanidad.

«Estimado Sr. Prat,

Me sabe mal molestarle porque imagino que debe estar muy ocupado estos días con todo lo que está suponiendo el control, perdone el lapsus, gestión, de los problemas que se están generando últimamente en la sociedad catalana. Entre desahucios, huelgas, acampadas, sanitarios descontrolados, inmigrantes que ya no permanecen pasivos ante los requerimientos del cuerpo que usted dirige y demás, debe tener mucho trabajo. Aunque supongo que como persona de inteligencia que se le supone habrá sabido delegar sus tareas a todos los carguitos que tiene a su mando.

El motivo de mi carta es llamarle la atención por una nota que ha llegado a mis manos con la siguiente cabecera ‘Consejos de seguridad ante concentraciones de protesta en Centros de Asistencia Primaria (CAP) o Áreas Básicas de Salud (ABS)’. En ella se insta a los trabajadores y al coordinador del centro a colaborar con la policía sacando información ‘por las buenas’ a los manifestantes, avisar de posibles movilizaciones a otros centros cercanos y delegar posibles acciones a la policía. En otros tiempos esto hubiera sido una actitud delatora de lo más servil.

Sin embargo, hoy día parece asumible puesto que gracias a sus jefes, los políticos, el cuerpo que usted dirige se ha ido implantando como mediador habitual de cualquier problema. Quizás sus empleados se hayan quejado del exceso de trabajo que eso supone, pero eso no supondrá problema pues las dotaciones de efectivos cada vez se verán más incrementadas. Si algo sabemos todos, es que si recortan en derechos sociales, lo destinarán (tarde o temprano) a seguridad interior.

Como trabajador de ambulatorio que soy, tengo que decirle que su papel de mediador, en esta ocasión va a tener poco o ningún éxito. Pues en esta ocasión los intereses de usuarios y trabajadores son los mismos. Y a pesar de que uno de sus jefes, el portavoz del Govern, el Sr. Homs, intente dividir y separar usuarios de trabajadores con sus declaraciones (le recuerdo que recientemente reprochaba a los trabajadores que explicasen los efectos en el sistema sanitario que provocan los recortes que están imponiendo por provocar alarma innecesaria), en este caso es cierto que todos somos usuarios y el sistema en el que trabajamos también nos interesa cuidarlo en tanto también nos servimos de él. Por todo esto, le quiero hacer notar que los trabajadores nos vamos a unir con los usuarios en muchas de las reivindicaciones que se vienen haciendo. Y además vamos a informar con pelos y señales de todo cuanto suceda en nuestros centros de trabajo para que lo que están haciendo sus jefes, y usted y el cuerpo que dirige sosteniendo por la fuerza bruta, no quede relegado al olvido, como sé que les gustaría.

Cada suceso relacionado con la disminución de plantilla que ocurra será debidamente publicitado, deseando que cada vez sean más las ‘peligrosas’ concentraciones delante de los centros de asistencia sanitaria. Y a las que alegremente nos uniremos.

Así que, sin más, me despido. Le deseo que pueda seguir bien de salud para no tener que notar el deterioro progresivo del sistema de salud. Si no fuese así, espero y deseo que con el salario que le pagan pueda pagarse una buena mutua que le asegure y trate sus dolencias futuras.

Cordialmente, Un trabajador más de la sanidad»

Pensamientos: El «pensa-miento 69» de Gustavo Duch señala una paradoja imperial altamente significativa: «El periodista Xavier Montanyà, durante su estancia en Nigeria, cuenta de una de las filtraciones diplomáticas que Wikileaks dio a conocer. Representantes del gobierno de los EEUU en Nigeria mandaron a sus superiores la siguiente información: «estamos tan infiltrados en el gobierno, y desde hace tanto tiempo, que se han olvidado que estamos infiltrados». -Buen trabajo chicos, seguir así -contestaron desde Washington los administradores del petróleo nigeriano».

PS. Un anexo de urgencias sobre Urgencias. Va de «Rebajas en la sanidad» y está firmado por Manuel Navas: contra las agresiones a la sanidad pública catalana.

«La decisión de la Generalitat de cerrar los sábados la práctica totalidad CAPs de la ciudad y el horario nocturno del CAP de Ca n’Oriac y que ese tipo de medidas se apliquen en las poblaciones del entorno de Sabadell, provocará un inevitable colapso en el CUAP Sant Fèlix y el Hospital Taulí, durante los fines de semana y urgencias nocturnas. Un despropósito cuyas consecuencias pagaremos los usuarios tal y como ya han denunciando las diversas plataformas ciudadanas de la comarca en defensa de una sanidad pública.

Si nos atenemos a los hechos, vemos que llueve sobre mojado. Desde antes de la crisis, las decisiones políticas de los gobiernos de todos los colores, (autonómico o estatal), han sido un incesante goteo de medidas dirigidas a minar y privatizar los elementos esenciales del Estado de Bienestar (sanidad, educación, servicios sociales, pensiones,…), y hoy, cuatro años después del estallido de la crisis, asistimos, ya sin ningún tipo de tapujo, a un auténtico despojo de los derechos sociales.

Y ese es el marco en el que deben situarse los recortes actuales de CiU en sanidad: a menos recursos (humanos, económicos y materiales), peor será la prestación del servicio, lo que empujará a los particulares que puedan permitírselo, a contratar mutuas y seguros privados, al tiempo que la privatización aportará pingues beneficios a las empresas privadas, porque, en definitiva de eso se trata si se entiende la salud como una mercancía y no como un derecho. Será por coherencia con tales postulados que hayan designado como Conseller de Salut, al ex Presidente de la patronal del sector sanitario concertado.

Se puede decir que, los auténticos causantes de la crisis, además de su victoria material en esta guerra de clases (en estos años, que millones de personas han engrosado las estadísticas de la pobreza y varios estados están al borde de la quiebra, ellos han aumentado sus riquezas), han vencido ideológicamente al conseguir que socialmente se interiorice la necesidad de recortes encaminados a que la crisis la paguen los de abajo.

No es necesario insistir en la falsedad del discurso oficial sobre las bondades de aplicar la recetas de «los expertos neoliberales en nómina», que acaba dejando al descubierto la patética sumisión de la política a los dictados de quienes dominan la economía, ni insistir en que las urnas no otorgan «per se» autoridad moral para exigir que nos «apretemos el cinturón» cuando son incapaces de atajar un fraude fiscal estimado en unos 20.000 millones de euros; o de nacionalizar la banca en lugar de «recatarla», con dineros públicos de sus bacanales especulativas; o penalizar la corrupción política; o de dejar de atribuirse sueldos indecentes o de que los ricos paguen de acuerdo con sus ingresos y responsabilidades.

Por contra, como existe conciencia de que entre todos nos toman el pelo, es comprensible que cada vez se alcen más voces cabreadas ante tanta tropelía, denunciando la imposibilidad de que el actual sistema económico sea capaz de satisfacer las necesidades sociales y acusando a un sistema de partidos dirigidos por una casta política incapaz de gestionar eficiente y eficazmente los recursos económicos y que no posibilita la integración transparente y adecuada de las distintas sensibilidades.

Las rebajas de sanidad no son para el verano sino recortes con vocación de permanencia. Que se impongan o no, dependerá en gran medida de la indignación que provoque en la ciudadanía. Pero en todo esto, conviene no olvidar, más allá del oportunismo político, la corresponsabilidad de quienes, en el ámbito local, han permitido y permiten esas salvajadas, al no oponerse con firmeza a las decisiones impuestas desde Barcelona o desde Madrid por sus jerarcas políticos, anteponiendo los intereses partidistas a los de la ciudadanía y a los de sus propios votantes».

El artículo de Manuel Navas fue publicado en el Diari de Sabadell, el 19 de julio de 2011… Me olvidaba. Según parece, la fundación Barcelona GSE, vinculada al conseller Mas-Colell, ha recibido 8.858.000 de euros a cargo del erario público.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.